Parar el zarpazo yanqui
Contra Venezuela
3 abril 2015
Ángel Guerra Blog
Estados
Unidos ha demostrado a lo largo de casi dos siglos la naturaleza expansionista,
agresiva, intervencionista, guerrerista y xenófoba de su política exterior.
El
arrogante y belicoso decreto presidencial firmado por Obama el 9 de marzo
contra la soberanía e integridad territorial de Venezuela es, además de
demencial, el anuncio de que se alista una agresión de gran magnitud contra la
patria de Bolívar y Chávez.
Únicamente
alguien que ha perdido la capacidad, o el poder, de regular su conducta puede
afirmar que Venezuela representa una “amenaza inusual y extraordinaria a la
seguridad nacional y política exterior” de Estados Unidos, a tal grado que lo
obliga a decretar estado de “emergencia nacional”.
No en
balde el presidente Rafael Correa ironizó si se trataba de un chiste de mal
gusto. Lo mismo con Bush que con Obama, Estados Unidos lleva 15 años de guerra
no declarada contra Venezuela mediante acciones que violan flagrantemente el
derecho internacional.
Pero
Obama y el Congreso de Estados Unidos se volaron la cerca en noviembre pasado e
iniciaron un camino muy peligroso al atribuirse la ilegal facultad de sancionar
a funcionarios venezolanos, cuyo único delito ha sido proteger al pueblo y al
Estado de los criminales planes golpistas y desestabilizadores de la
contrarrevolución, comandada precisamente por Estados Unidos.
Es falso
que los funcionarios citados por sus nombres en el decreto presidencial sean
responsables de la muerte de 43 “estudiantes” y la violación de derechos
humanos.
Esa
acusación es infundada, creada por la CIA y difundida por los vomitivos medios
de prensa locales e internacionales, destacadamente esa enemiga jurada de
la independencia de Nuestra América llamada CNN en español.
Sí hubo
43 muertos pero en su mayoría chavistas, miembros de los cuerpos de seguridad y
transeúntes; no estudiantes.
En estos
días la Asociación de Familiares de las Víctimas de las Guarimbas lo ha
denunciado en una gira por Europa.
Tampoco
es cierto que en Venezuela se persiga a la disidencia ni existan presos
políticos.
Leopoldo López está preso por su
responsabilidad en esa masacre, que pudo haber llevado a un espantoso baño de
sangre de no ser por la firmeza y la prudencia con que actuaron las autoridades
y la militancia chavistas.
Antonio
Ledezma también lo está debido a la enorme responsabilidad en el plan golpista
denunciado por el presidente Maduro en febrero que le imputan militares en él
implicados.
En el
seno de la elite estadunidense hay un fuerte sector que se resiste a aceptar la
crisis de hegemonía que les plantea el creciente poderío de China y Rusia,
ambas camino a una sólida alianza que acelera el tránsito hacia la
multipolaridad.
Mucho
menos el cambio de época en la relación de nuestra región con Estados Unidos.
Inspirada por la Revolución Cubana y su heroica resistencia y logros, fue
convertida en una tendencia imparable durante la etapa inaugurada por Hugo
Chávez, junto a Fidel, como arquitectos de un entramado de dignidad, unidad e
integración regional.
Rápidamente
empujaron junto a ellos Kirchner, Lula, Evo, Correa, Daniel.
El
decreto de Obama le ha dado una bofetada en pleno rostro a nuestros pueblos
justo en el momento en que el proceso hacia el restablecimiento de relaciones
con Cuba puesto en marcha de común acuerdo con La Habana había hecho vaticinar
a algunos que el premio Nobel, por fin, iba a cumplir la promesa hecho al
inicio de su mandato de un “nuevo comienzo” en la relación de Washington con
América Latina y el Caribe.
Lo que ha
ocurrido revela al mismo Estados Unidos de siempre, enemigo pertinaz de la
independencia, la libertad, la democracia y los derechos humanos al sur del río
Bravo.
Obama ha
minado severamente la esperanza en una eventual relación medianamente
constructiva entre el vecino del norte y los pueblos latino-caribeños, aunque
fuera movida por cálculos convenencieros ajenos a la ética política.
¿Con qué
cara se puede presentar después de esto en abril a la Cumbre de las Américas de
Panamá? El presidente Maduro ha reaccionado con aplomo e inteligencia y una
prudencia que le falta a Obama.
Ha
planteado que Venezuela buscará siempre una solución pacífica de los conflictos
y tratará de evitar por todos los medios que corra la sangre.
Ha
recibido un contundente apoyo de Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua y demás
miembros del Alba, así como de Unasur, la Celac, el G77+ China y los pueblos
del mundo.
Maduro
llegará Panamá con 10 millones de firmas exigiendo a Obama que revoque el
agresivo decreto contra la independencia y la paz, no solo de Venezuela sino de
América Latina.
Esta
solidaridad es indispensable para detener el zarpazo yanqui.
Más
temprano que tarde Obama tendrá que derogar el decreto y sentarse a dialogar
civilizadamente con Maduro.
Twitter:@aguerraguerra
Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección:
http://www.telesurtv.net/bloggers/Parar-el-zarpazo-yanqui-contra-Venezuela-20150403-0004.html.
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