Estados Unidos y la conexión
narcótica:
Diosdado Cabello en la mira de las
mentiras que matan
Por: Francisco
Cedeño Lugo |
I
La
CIA, “la conexión narcótica” y el general que intentó asesinar al Comandante
Chávez.
Durante
más de una década, la CIA moviliza desde Venezuela, con la cobertura de un
programa anti-drogas, más de 22 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos.
Descubierto
el operativo del envío de una tonelada (01) de cocaína que coloca al descubierto
las andanzas de la conexión narcótica: los voceros de la Casa Blanca declaran
que “ese grave accidente no podía ser confundido con una operación planificada
e intencional”. No obstante, tal como puntualizaron varios periodistas
norteamericanos, más de 20 toneladas de cocaína es vendida en las calles de
Estados Unidos, y especialmente en Miami.
Multiplíquese
y sáquese la cuenta (a los precios de ahora o de entonces) y tenemos un
indicador de cómo la conexión narcótica financia operaciones encubiertas de los
servicios de inteligencia norteamericanos. A precios actuales, el kilo de
cocaína pura se vende en Estados Unidos entre 20.000 y 30.000 dólares, si es en
Nueva York y otras ciudades de la llamada “Costa Este”. La cocaína que se
menudea es la “rebajada”, y la regla es que de cada kilo de la pura obtienen 4
para la venta. Y a 20.000 dólares tenemos: 440. 000.000 millones de dólares.
Las operaciones de la conexión narcótica, son coordinadas, en
Venezuela, por el mismito General que luego conspira contra la Revolución
Bolivariana y urde planes para asesinar al Comandante Chávez:
El
general Ramón Guillén Dávila, ex jefe de la División Anti-drogas de la Guardia
Nacional de Venezuela (integrado al presupuesto destinado a la compra de
militares, a escala mundial, de la CIA), es acusado, en 1990, por el “Gran
Jurado” de Miami de introducir, en USA, 22 toneladas de drogas: “En noviembre
de 1991, tras recibir una promesa escrita de inmunidad de la oficina del fiscal
federal en Miami, Guillén viajó a E.U. a testificar. Al cabo de cuatro días de
interrogatorio en un cuarto del hotel Hilton del aeropuerto, Guillen perdió su
compostura y confesó.” Acepta y refiere detalles de los envíos de cocaína
controlados por la CIA.
La
conexión narcótica, se moviliza y el General empleado de la CIA no es
enjuiciado. Sin embargo se evidencias suficientemente cómo el imperialismo usa
sistemáticamente el control del negocio de la droga, en tanto elemento central
del financiamiento de sus operaciones desestabilizadora, conspirativas y de
inteligencia, y para criminalizar. Como parte esencial de su maquinaria de
guerra:
“Peter
Dale Scott: Permítame, ante todo, definir lo que yo entiendo por «conexión narcótica».
Las drogas no entran en Estados Unidos por arte de magia.
Importantes cargamentos de droga son enviados a veces a ese país con el
consentimiento y/o la complicidad directa de la CIA. Le voy a poner un ejemplo
que yo mismo cito en. En ese libro “La
maquinaria de la guerra” yo menciono al general Ramón Guillén
Dávila, director de una unidad antidroga creada por la CIA en Venezuela, quien
fue inculpado en Miami por haber introducido clandestinamente una tonelada de
cocaína en Estados Unidos…. En total, según el Wall Street Journal,
el general Guillén posiblemente envió ilegalmente más de 22 toneladas de
droga a Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades estadounidenses
nunca solicitaron a Venezuela la extradición de Guillén… el acta de
acusación contra ese individuo todavía estaba sellada en Miami.”
II
Gary
Webb, el mensajero que asesinaron y lo que el informe de John Kerry ya no puede
ocultar.
Gary
Webb es el periodista estado-unidense suicidado (exactamente asesinado), que
con sus investigaciones acerca de la “Alianza Oscura”, revela un conjunto de
casos del negocio de la droga por la CIA, y en especial las operaciones
contra-revolucionarias en Nicaragua dirigidas por el narco-terrorista Posada
Carriles. Un detalle que no puede pasar inadvertido, en Alianza oscura, “Webb revela a partir
de documentos desclasificados de la CIA que, en enero de 1974, la Agencia
rechazó una solicitud de Posada para proveer a un socio suyo «un pasaporte
venezolano…”
Diez
años más tarde, Nick Schou escribe “Kill the Messenger” (Muerte al mensajero),
un libro testimonial en torno al trabajo de Webb, y demostrativo de la
veracidad de sus denuncias acerca el alcance de las relaciones de los negocios
de la droga protegidos y realizados por la CIA. Schou, en una entrevista
precisa que: “Si hubieras tratado
de escribir una historia de hace diez años el argumento de que la CIA estaba
promoviendo o practicando la tortura, estarías mirado como una especie de
reconstrucción de marxista o algo así. Y ahora usted puede leer en los
periódicos, todos los días, acerca del uso de la tortura.”
Puntualizando
que: “…la CIA publicó un informe admitiendo que había ocultado su relación con
los traficantes de drogas de la Contra desde hace más de una década… La CIA terminó admitiendo lazos con decenas
de organizaciones de tráfico que participaron en Nicaragua.”
Para
Gary Webb se trata de encontrar fuertes evidencias de lo que no es un secreto,
para los periodista (ni para nadie), la existencia de la conexión narcótica, y
particularmente de sus operaciones en la Nicaragua sandinista. Empero, en
tanto, periodista de investigación no fue ese el mayor desafío que confronta,
sino el hueso en la garganta que significa el gremio de los poderosos dueños de
periódicos. Como demuestra Nick Schou, y Webb aclara en su libro, los editores
de los artículos enfatizan una idea difícil de demostrar, y que Webb nunca
sostuvo: que las operaciones de la CIA desencadenaron el consumo de Crack en
Estados Unidos. Y ese énfasis de los editores, da lugar a que los principales
periódicos desacrediten a Webb hasta expulsarlo del periodismo para así
legitimar su asesinato. Y puesta al descubierto las verdades del periodismo de
investigación de Webb, por la mismísima CIA: el poder mediático guarda un
impúdico y cínico silencio.
La
complicidad de la CIA y el poder mediático, en este punto, es más que obvia:
periodistas de la gran prensa estado-unidense, sabían de qué Webb escribía, y
también elaboraban reportajes al respecto de la conexión narcótica: pero, para
el poder mediático siempre fue información caliche y de segunda o tercera página, “…La gente como Bob Parry, que escribió la
primera historia sobre el conocimiento de la CIA del narcotráfico Contra,
terminaron perdiendo su trabajo en la Associated Press…”
Destapado
los casos “Irán contra” y la ventas de crack en EEUU (especialmente en Los
Ángeles), John Kerry constituye una “Comisión en el Senado, para investigar el
“Irán-Contra”, y emite el Informe “Drogas, ley y política exterior”
(abril-1989). No obstante, Nick Schou está absolutamente equivocado cuando
escribe que: “Cuando en diciembre de 1985, Brian Barger y yo escribimos la
primicia para Associated Press sobre cómo los rebeldes de la contrarrevolución
en Nicaragua trasegaban cocaína a Estados Unidos, un senador norteamericano se
jugó su carrera política para dar seguimiento a nuestras inquietantes
revelaciones. Esa persona era John Kerry”.
John
Kerry jamás fue el “investigador imprudente” que desafía a Ronald Reagan y
George Bush: simplemente es un alfil en una pelea bastarda entre republicanos y
demócratas. Lo cierto, es que desde finales de la década de los ochenta, el
actual Secretario de Estados Unidos, sabe, perfecta y absolutamente, de las
relaciones estrechas y vinculantes entre la política exterior de los Estados
Unidos y el uso político del tráfico de droga, del desempeño de la conexión
narcótica. Él conoce de los detalles, acerca de cómo:
El
negocio de la droga es una de las fuentes principales de financiamiento ilícito
de los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Su informe no deja dudas,
lo que sigue es de su puño y letra: “En
base a la evidencia, es obvio que los individuos que brindaron apoyo a la
Contra estaban involucrados en el tráfico de drogas, que la red de suministro
de la Contra fue utilizada por las organizaciones que trafican droga, y que a
sabiendas, algunos elementos de la Contra recibieron ayuda financiera y
material de parte de traficantes de drogas. En cada caso, una u otra agencia
del gobierno de los Estados Unidos conocía de estas actividades, ya fuera
mientras ocurrían o inmediatamente después”.
De
ninguna manera, se trataba de un hecho eventual o episódico, como insinúa
Kerry, a lo largo del documento: Oliver North, el coronel que dirige las
operaciones contra la revolución nicaragüense (y jefe de coordinar el apoyo
logístico a los “contra”) “rendía cuentas directas a George Bush padre,
“responsable directo del programa íntegro de operaciones encubiertas en América
Central del gobierno de Reagan". Y tampoco, estamos ante un hecho novedoso
de la política exterior del imperialismo: el financiamiento de operaciones
encubiertas (militares y de inteligencia) con dinero del negocio de la droga:
como Secretario de Estado de la Administración, sabe exactamente como bate el
cobre la conexión narcótica en la política exterior de la Casa Blanca.
III
Hay que hacerse cargo del ataque a Diosdado Cabello: reflexión
determinada y determinación reflexiva
La
sostenida proliferación, rabiosa y masiva, de operaciones de inteligencia
encubiertas como “ollas mediáticas” tiene una finalidad básica: determinar la
reflexión política del pueblo venezolano, y de los chavistas. Se trata,
estrictamente, de eso que podemos registrar como la producción política
de la “reflexión determinada”. La alternativa
política de los chavistas, es tomar nota del desacuerdo radical con
la eficacia del marketing político de la derecha. Marketing que es
efectivo, si los chavistas somos sujetos reactivos, sujetos
enganchados, por la red mediática del poder imperial y oligárquico.
La
elección forzada es hacer efectiva la determinación de la reflexión contra la
reflexión determinada que intentan fijar los operativos de inteligencia del
imperio y los “laboratorios” del poder mediático. Operativos y laboratorios que
funcionan con base de un rastreo y vigilancia masiva e intensiva de los acontecimientos
políticos (y en especial de la dinámica, desempeño y evolución de la Revolución
Bolivariana).
La
determinación de la reflexión, es ese momento puntual de los seres humanos,
momento en el cual suspendemos o nos retiramos de la autoridad del amo. Marcuse
apunta una idea clave e invalorable: la liberación de los seres humanos no
produce la libertad. Es la libertad, el requisito previo de asumirse
libres, lo que produce o asegura nuestra liberación.
Y
la lucha de clases es una manera precisa de decir que no estamos solos en el
campo de batalla, que confrontamos, como bien sabemos, una fuerza
política-ideológica, socio-económica y militar que moviliza un arsenal de
estrategias. Y en ese tope, el factor subjetivo de los chavistas es clave: esa
es nuestra responsabilidad, y en esta perspectiva no hay nada de lo que no
seamos responsables.
El
dirigente de la Revolución bolivariana está en la mira: las fuerzas del imperio
saben lo que hacen y aun lo hacen. Entonces, toca la defensa irrestricta y
absoluta del camarada Diosdado Cabello, hay que derrotar las mentiras que
matan.
IV
Las mentiras que matan
Ilustro
esta cuestión con un dialogo de la película “Mentiras que matan
Roberto
de Niro le pregunta a Dustin Hoffmann; “¿Qué es lo mejor que recuerda la gente de la Guerra del Golfo?” Hoffman
responde: “una bomba cayendo por
una chimenea”.
Y
Robert de Niro, como decimos por estas tierras, se da bomba; y
ronca con: “Déjame decirte algo,
yo estaba en el edificio donde firmamos eso con un modelo de 25 centímetros
hecho en legos”.
Sorprendido,
Hoffman pregunta: “¿De verdad?”
Y
recibe de, De Niro, no una respuesta irónica, sino extremadamente
cínica: “¿Quién diablos puede
saberlo?”. Cuando De Niro se despide de Hoffman y de la secretaria, ella
(estupefacta y escandalizada), le pregunta: “¿es verdad o mentira lo que dice sobre el montaje de legos en la guerra
de Irak?” De Niro refuerza el cinismo “de quien puede saberlo”, con una frase enfatizada con un
dejo de desprecio: “Que importa si
es verdad o es mentira.”
La
verdadera veracidad, es que todas y todos somos objetivos políticos,
ideológicos y militares de la elite imperial. No hay de otra, se impone
pensar y actuar a contrapelo de ese modelo de control y producción de la vida,
que ya no distingue entre la veracidad y la mentira, entre la ley y la
transgresión de la ley.
TOMADO DE: http://www.aporrea.org/
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