domingo, 17 de enero de 2016

Texto completo de la Carta de Jamaica


 hallada en Ecuador

 

5 septiembre, 2015


Infografía por AVN
Este es el texto completo de la Carta de Jamaica, a propósito de los 200 años de ser escrita por el Libertador Simón Bolívar como respuesta a un comerciante británico que vivía en la isla, el Sr. Henry Cullen. El documento  recoge las impresiones de Bolívar sobre lo acontecido en el continente, a partir de la llegada de los invasores europeos hasta los sucesos que condujeron al estallido de las independencias. En el texto se pueden advertir los cambios del pensamiento bolivariano desde que, joven e impetuoso, se iniciaba en la política en 1811, hasta el momento en que, luego de haber disfrutado las mieles del éxito en la Campaña Admirable, se encontraba decaído y exiliado por la pérdida de la Segunda República. Con el paso de los años, este se convirtió en un texto político fundamental para la comprensión de la doctrina bolivariana y de los complejos matices de la guerra de independencia en todo el continente americano.

Fuente:

Archivo Genera de la Nación / Centro Nacional de la

 Historia

El Centro Nacional de Historia y el Archivo General de la Nación celebran junto al pueblo venezolano el bicentenario de este luminoso escrito del Libertador Simón Bolívar. Documento que es a un mismo tiempo el examen geopolítico de la lucha independentista en 1815; la propuesta para continuar el proyecto revolucionario a pesar de sus tropiezos y derrotas; y la prueba de la visión prospectiva, la fortaleza y tenacidad de una persona, ante las circunstancias más difíciles de su vida.
Corren los últimos meses de 1815 y Simón Bolívar, el ilustre caraqueño, se encuentra refugiado en Kingston (Jamaica) tras el fracaso militar ocurrido en Nueva Granada. Sumido en la amargura, dedicó sus días a la reflexión sobre los sucesos que desencadenaron el eclipse del segundo intento republicano en Venezuela. Antes, el Libertador se había dirigido a neogranadinos y venezolanos mediante una proclama, en la cual se despedía de sus compatriotas, en un acto que él consideró como uno de los mayores sacrificios que podía realizar, para salvaguardar la vida de los hombres y mujeres sometidos bajo el yugo español.
En el transcurso de los meses subsiguientes, desde la ciudad capital los enemigos y detractores se dedicaban a despreciar públicamente los logros de quien era calificado como el Sedicioso en las páginas de la Gaceta de Caracas; sin embargo, pese a la campaña contra el movimiento independentista y la contraofensiva adelantada por el ejército expedicionario comandado por Pablo Morillo, los patriotas no deponían sus armas y continuaban en pie de lucha para alcanzar la independencia.
Ante este panorama, Bolívar decidió emplear su tiempo en la búsqueda de financiamiento para retomar su empresa libertadora, a la vez que ejercitaba su pluma en concienzudas cavilaciones sobre el estado de las provincias hispanoamericanas, analizando los aciertos y desaciertos del movimiento revolucionario, desde México hasta Argentina, para determinar cuáles serían los modelos de gobernabilidad que podrían aplicarse en las diversas naciones americanas, de acuerdo con su desarrollo histórico y las condiciones culturales, económicas, políticas y sociales.
Así escribió, con fecha de 6 de septiembre de 1815, la célebre Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla, mejor conocida como Carta de Jamaica, documento que recoge sus impresiones sobre lo acontecido en el continente, a partir de la llegada de los invasores europeos hasta los sucesos que condujeron al estallido de las independencias.
El texto presentado a continuación es una transcripción fiel del manuscrito original en castellano hallado por el historiador Amílcar Varela en el Archivo del Banco Central de Ecuador, escrito por Pedro Briceño Méndez, en su momento secretario del Libertador. Se ha mantenido la ortografía de la época y se señalan las partes rotas o ilegibles así como su foliatura. Sólo se han desarrollado las abreviaturas para facilitar la lectura.
Contestación de un Americano
Meridional á un Caballero de ésta Ysla
1
Muy Señor mío:
Me apresuro á contestar la carta de 29 del mes pasado que
usted me hizo el honor de dirijirme, y yó recibí con la mayor
satisfaccion.
Sensible como devo, al interes que usted ha querido tomar
por la suerte de mi patria, afligiendose con ella por los tormen-
tos que padese, desde su descubrimiento hasta éstos últimos
periodos, por parte de sus destructores los Españoles, no siento
ménos el comprometimiento en que me ponen las solícitas de-
mandas que usted me hace, sobre los objetos mas importantes
de la politica americana. Así, me encuentro en un conflicto
entre el deseo de corresponder á la confianza con que usted me
favorese, y el impedimento de satisfacerla, tanto por la falta de
documentos y de Libros, cuanto por los limitados conocimien-
tos que poseo de un pais tan inmenso, variado y desconocido
como el nuevo mundo.
En mi opinion, es imposible responder á las preguntas //
folio 2 // con que usted me ha honrado. El mismo Baron de
Humboldt, con su universalidad de conocimientos teóricos y
prácticos, apenas lo haria con esactitud; por que, aunque una
parte de la Estadística y revolucion de América es conocida, me
atrevo á asegurar que la mayor está cubierta de tinieblas, y por
consecuencia, solo se pueden ofrecer conjeturas mas o menos
aproximadas, sobre todo, en lo relativo á la suerte futura y á los
verdaderos proyectos de los Americanos; pues cuantas combi-
naciones suministra la Historia de las naciones, de otras tantas
és susceptible la nuestra, por sus posiciones fisicas, por las vici-
situdes de la guerra, y por los calculos de la Politica.
Como me conceptúo obligado á prestar atención á la aprecia-
ble carta de usted., no menos que á sus filantrópicas miras, me
animo á dirigir estas lineas: en las cuales ciertamente no hallará
usted las ideas luminosas que desea, mas sí, las ingenuas espre-
ciones de mis pensamientos.
“tres siglos há, dice usted, que empesaron las barbaridades
que los españoles cometieron en el grande Emisferio de Colon.
Barbaridades que la presente edad ha rechasado como favulosas,
por que paresen superiores á la perversidad humana; y jamas
serian creidas por los críticos modernos, sí constantes y repetidos
documentos no testificacen estas infaustas verdades. El filantropo
obispo de Chiapa, el Apostol de la America Las Casas, ha dejado
á la posteridad una breve relacion de éllas, estractada de las suma-
rias que siguieron [roto] Sevilla á los Conquistadores, con // folio
3 // el testimonio de cuantas personas respetables habia entonces
en el nuevo mundo, y con los procesos mismos que los tiranos se
hizieron entre sí: como consta por los mas celebres historiadores
de aquel tiempo. todos los imparciales han hecho justicia al zelo
verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que, con tanto
fervor y firmeza, denunció ante su gobierno y sus
contempora-
neos los actos mas horrorosos de un frenesí sanguinario.
Con cuanta emoción de gratitud, leo el pasaje de la carta de
usted en que me dice “ que espera que los sucesos que siguieron
entonces á las armas españolas, acompañen ahora á las de sus
contrarios los muy oprimidos americanos meridionales” Yo
tomo ésta esperanza por una prediccion, si la justicia deside las
contiendas de los hombres.- El suceso coronará nuestros esfuer-
zos; por que el destino de la America se ha fijado irrevocable-
mente; el lazo que la unia á la España está cortado; la opinion era
toda su fuerza; por ella se estrechaban mutuamente las partes
de aquella inmensa Monarquia. Lo que antes las enlazaba ya las
divide; mas grande es el odio que nos ha inspirado la penínzu-
la, que el mar que nos separa de élla; menos dificil es unir los
dos continentes que reconciliar los espíritus de ambos paices.
El hábito á la ovediencia; un comercio de intereses, de luces, de
religión, una reciproca benevolencia, una tierna solicitud por
la causa y la gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que for-
mava nuestra esperanza, nos venía de España. De aquí nacía un
principio de adeccion que parecía // folio 4 // eterno: no obs-
tante que la inconducta de nuestros dominadores relajava ésta
simpatía, ó por mejor decir éste apego forzado por el imperio
de la dominacion. Al presente sucede lo contrario: la muerte, el
deshonor, cuanto es nocivo nos amenasa y tememos, todo lo su-
frimos de ésa desnaturalizada Madrastra.. El velo se ha rasgado:
ya hemos visto la luz, y se nos quiere volver a las tinieblas; se
han roto las cadenas; ya hemos sido libres; y nuestros enemigos
pretenden de nuevo esclavisarnos. Por lo tanto, la América
combate con despecho; y rara vez la desesperacion no ha arras-
trado tras sí á
la victoria.
Por que los sucesos hayan sido parciales y alternados, no
debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los
Yndependientes, en tanto que los tiranos, en lugares diferentes
obtienen sus ventajas: ¿y cual es el resultado final ? ¿no está el
nuevo – mundo entero conmobido, armado
para su defensa ?
Echemos una ojeada, y obcervaremos una lucha simultanea en
la inmensa estencion de este hemisferio.
El belicoso estado de las provincias del rio de la Plata ha pur-
gado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto Perú;
conmobido
á Arequipa é inquietado á los realistas de Lima. Cerca
de un millón de habitantes disfrutan allí de su libertad.
El reyno de Chile, poblado de ochocientas mil almas,
está li-
diando contra sus enemigos //folio 5 // que pretenden dominarlo;
pero en vano, por que los que antes pucieron un termino a sus con-
quistas, los indomitos y libres araucanos, son sus vecinos y com-
patriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarles, que el
Pueblo que ama su Yndependencia por fin la
logra.
El Virreynato del Perú cuya poblacion asciende á millon y
medio de habitantes, es sin duda el mas sumiso,
y al que mas sa-
crificios se le han arrancado para la causa del rey; y bien que sean
varias
las relaciones concernientes á aquella hermosa
porcion de
America, es induvitable que ni está tranquila, ni es capas de opo-
nerse al torrente que amenasa á las mas de sus provincias.
La nueva Granada, que es, por decirlo así, el corazon de
Ame-
rica obedece á su gobierno jeneral eseptuando el reyno de Quito
que, con la mayor dificultad, contienen sus enemigos, por ser fuer-
temente adicto á la causa de su patria: y las provincias de Panamá y
Santa Marta que sufren, no sin dolor, la tirania de sus señores. Dos
millones y medio de habitantes estan esparcidos en aquel territorio
que actualmente defienden contra el Ejercito español bajo el Gene-
ral Morillo, que es verosímil sucumba delante de la inespugnable
Plaza de Cartajena. Mas si la tomare será a costa de grandes pérdi-
das; y desde luego carecera de fuerzas bastantes para subyugar á los
morígenos
y bravos moradores del interior.
En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontesi-
mientos han sido tan rápidos y sus desvastaciones tales, que casi la
han reducido á una absoluta indijencia, y á una soledad espantosa:
no obstante que era uno de los mas bellos paices de cuantos hacian
el orgullo de la America. Sus tiranos gobiernan // folio 6 // un de-
sierto y solo oprimen á tristes restos, que escapados de la muerte,
alimentan una precaria existencia: algunas mujeres, niños y ancia-
nos son los que quedan. Los mas de los hombres han perecido por
no ser esclavos, y los que viven combaten con furor en los campos
y en los pueblos internos hasta espirar ó arrojar al Mar á los que,
insaciables de sangre y de crimenes, ribalizan con los primeros
monstruos que hizieron desaparecer de la America á su raza primi-
tiva. Cerca de un Millon de habitantes se encontrava
en Venezuela;
y, sin exageracion, se puede asegurar que una cuarta parte ha sido
sacrificada por de tierra, la espada, el hambre, la peste, las peregri-
naciones: esepto el terremoto, todos resultados de la guerra.
En nueva España havia en 1808, segun nos refiere el Baron
de Humboldt, siete millones ochocientas mil almas con in-
clusion de Goatemala. Desde aquella epoca, la insurreccion,
que ha ajitado á casi todas sus provincias, ha hecho disminuir
sensiblemente aquel computo que parecía exacto; pues mas de
un millon de hombres han perecido como lo podra usted ver
en la esposicion de Mr. Walton que describe con fidelidad los
sanguinarios crimenes cometidos en aquel opulento Ymperio.
Allí la lucha se mantiene á fuerza de sacrificios humanos y de
todas especies, pues nada ahorran los españoles, con tal que
logren someter á los que han tenido la desgracia de nacer en
este suelo, que parece destinado á empaparse con la sangre
de sus hijos. A pesar de todo, los Mejicanos seran libres por
que han abrazado // folio 7 // el partido de la patria, con la
resignacion de vengar á sus pasados, ó seguirlos al sepulcro.
Ya ellos dicen con reynal: llegó el tiempo en fin, de pagar á
los españoles suplicios con suplicios, y de ahogar á esa raza de
esterminadores en su sangre ó en el Mar.
Las Yslas de Puerto-rico y Cuba, que entre ambas, pueden
formar una poblacion de setecientas á ochocientas mil almas, son
las que mas tranquilamente poseen los españoles, por que estan
fuera del contacto de los Yndependientes. Mas, ¿ no son america-
nos estos Ynsularez.? ¿ no son vejados.? ¿ no desean
su bien estar. ?
Este cuadro representa una escena militar de dos mil leguas
de longitud, y novecientas de latitud en su mayor estencion, en
que dies y seis millones
de Americanos defienden sus derechos,
ó estan comprimidos por la nacion Española;
que aun que fue en
algun tiempo el mas vasto Ymperio del Mundo, sus restos son
ahora impotentes para dominar al nuevo hemisferio, y hasta para
mantenerse en el antiguo. Y ¿la Europa civilizada, comerciante
y amante de la Libertad, permite que una vieja serpiente, por
solo satisfacer su saña envenenada, devore la mas bella parte de
nuestro glovo.? Que! ¿está la Europa sorda al clamor de su propio
interes? ¿ no tiene ya ojos para ver la justicia.? ¿tanto se ha en-
durecido, para ser de éste modo insensible.? Estas cuestiones,
cuanto mas las medito, mas me confunden: llego á pensar que se
aspira á que desaparesca la America; pero es imposible por que
toda la Europa no es Española. ¡ Que demencia la de nuestra ene-
miga, pretender reconquistar la America sin Marina, sin tesoros
y casí sin Soldados!,
pues los que tiene, apenas son bastantes para
retener á su propio pueblo en una biolenta ovediencia // folio 8 //
y defenderse de sus vecinos. Por otra parte, ¿ Podrá ésta nacion
hacer el Comercio esclusivo de la mitad del Mundo sin Manufac-
turas, sin producciones territoriales, sin Artes, sin Ciencias, sin
politica.?. Lograda que fuese ésta loca empresa, y, suponiendo
mas aun, lograda la pacificacion, los hijos de los actuales ame-
ricanos, unidos con los de los Europeos reconquistadores, ¿ no
volverian á formar dentro de veinte años, los mismos patríoticos
designios que ahora se están combatiendo.?
La Europa haria un bien á la España en disuadirla de su obstina-
da temeridad, por que á lo menos le ahorraria los gastos que espen-
de y la sangre que derrama; afin de que, fijando su atencion en sus
propios recursos, fundase su prosperidad y poder sobre bases mas
sólidas que de las de inciertas conquistas, un comercio precario, y
esacciones violentas en pueblos remotos, enemigos y poderosos. La
Europa misma por miras de sana politica, deberia haber preparado
y ejecutado el proyecto de la Yndependencia Americana; no solo
por que el equilibrio del mundo así lo exije, sino por que este és el
medio lejitimo y seguro de adquirirse establesimientos ultramari-
nos de comercio. La Europa que no se halla agitada por las violentas
pasiones de la venganza, ambicion y codicia, como la España,
parese que estaba autorizada por todas las Leyes de la Equidad, á
ilustrarla sobre sus bien entendidos intereses.
Cuantos escritores habian
tratado la // folio 9 // materia se
acordaban en esta parte. En concecuencia, nosotros esperaba-
mos, con razon, que todas las naciones cultas se apresurarian
á auciliarnos, para que adquiriesemos un bien cuyas ventajas
son recíprocas á entrambos hemisferios. Sin embargo, ¡ cuan
frustradas han quedado nuestras esperanzas; no solo los euro-
peos, pero hasta nuestros hermanos del norte se han mantenido
inmobiles espectadores de esta contienda; que por su esencia es
la mas justa, y por sus resultados la mas bella é importante de
cuantas se han suscitado en los siglos antiguos y modernos.! por
que, ¿ hasta donde se puede calcular la trascendencia de la liber-
tad del hemisferio de Colon ?
“La felonia con que Bonaparte, dice V., prendió á Carlos 4°
y á
Fernando 7° reyes de ésta nación, que tres siglos há, apricionó con
traicion á dos Monarcas de la América Meridional, es un acto muy
manifiesto de la retribucion divina, y al mismo tiempo, una prueba
de que dios sostiene la justa causa de los Americanos y les concede-
rá su Independencia.”
Parece que usted quiere aludir al Monarca de Mejico
Moteuhsoma,preso por Córtes y muerto según Herrera, por
el mismo, aun que Solis dice, que por el pueblo; y á Atagualpa
Ynca del Perú, destruido por Francisco Pisarro y Diego Alma-
gro. Existe tal diferencia entre los reyes Españoles y los reyes
Americanos, en su suerte, que no admite comparacion: los pri-
meros son tratados con dignidad, concervados, y al fin recobran
su libertad y trono, mientras que los ultimos sufren tormentos
inauditos y los vilipendios mas vergonzosos. Si á Guatimoc-
tzin, sucesor de Moteuhsoma, se le trata como á Emperador,
y le ponen la corona, fue por irricion y no por respeto, para
que esperimentáse éste escarnio antes que las torturas. // folio
10 // Yguales á la suerte de éste Monarca fueron las del rey de
Mechoazan, Catzontzin; el Zipa de Bogotá, y cuantos toquis,
Yncas, Zipas, ulmanes, Caziques y demas dignidades Yndianas
sucumbieron al poder español. El suceso de Fernando 7° es mas
semejante al que tubo lugar en Chile en 1535 con el ulmen de
Copiapó entonces reynante en aquella Comarca. El español
Almagro, protestó como Bonaparte tomar partido por la causa
de lejitimo Soberano; y en concecuencia, llama al usurpador,
como Fernando lo era en España: aparenta restituir al lejitimo
a sus Estados, y termina por encadenar y echar á las llamas al
infelis ulmen, sin querer ni aun oir su defensa. Este es el ejem-
plo de Fernando 7° con su usurpador: los reyes Europeos, solo
padesen destierros; el ulmen de Chile, termina su vida de un
modo atros.
“Despues de algunos meses, añade V, he hecho muchas
reflecciones sobre la situacion de los americanos y sus esperan-
zas futuras; tomo grande interes en sus sucesos pero me faltan
muchos informes, relativos á su estado actual y á lo que ellos
aspiran. Deseo infinitamente saber la politica de cada Provincia,
como tambien su poblacion; si desean republicas ó Monar-
quias, si formaran una gran república ó una gran Monarquia.
toda noticia de ésta especie que usted pueda darme, ó indicar-
me las fuentes á que deba ocurrir, la estimaré como un favor
muy particular”.
Siempre las almas generosas se interesan en la suerte de un
pueblo que se esmera por recobrar // folio 11 // los derechos con
que el criador y la naturaleza le han dotado; y es necesario estar
bien fascinado por el error ó por las paciones para no abrigar ésta
noble sensacion, usted ha pensado en mi pais, y se interesa por él:
este acto de benevolencia, inspira el mas vivo reconocimiento.
He dicho la poblacion que se calcúla por datos mas ó menos
exáctos, que mil circunstancias hacen fallidos, sin que sea facil
remediar ésta inexactitud; por que los mas de los moradores
tienen habitaciones campestres y muchas veces errantes; siendo
labradores, pastores, nomades, perdidos en medio de espesos é
inmensos bosques, llanuras solitarias y aislados entre lagos y rios
caudalosos. ¿Quien será capas de formar una estadistica comple-
ta de semejantes comarcas.? Ademas, los tributos que pagan los
Yndijenas; las penalidades de los esclavos; las primicias, diezmos
y derechos que pesan sobre los labradores, y otros accidentes,
alejan de sus hogares á los pobres americanos. Esto és sin hacer
mencion de la guerra de esterminio que ya ha cegado cerca de
un octabo de la poblacion, y ha ahuyentado una gran parte; pues
entonces las dificultades son insuperables, y el empadronamiento
vendria á reducirse á la mitad del verdadero Censo.
todavia es mas dificil presentir la suerte futura del nuevo
mundo, establecer principios sobre su politica, y casi profetizar la
naturaleza del gobierno que llegará á adoptar. toda idea relativa
al porvenir de éste pais me parese aventurada. ¿ Se pudo preveer
cuando el género humano se hallava en su infancia, rodeado de
tanta incertidumbre, ignorancia y error, cual seria el regímen que
abrazaria para // folio 12 // su concervacion. ? ¿ Quién se habría
atrevido á desir, tal nacion sera republica ó Monarquia, ésta sera
pequeña, áquella grande.?; en mi concepto, ésta és la imajen de
nuestra situacion. nosotros somos un pequeño genero humano,
poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevos
en casi todas las Artes y Ciencias, aunque en cierto modo ya viejos
en los usos de la sociedad Civil.
Yo considero el estado actual de la America como cuando
desplomado el Ymperio romano, cada desmembracion formó
un sistema politico, conforme á sus intereses y situacion, ó
siguiendo la ambicion particular de algunos Gefes, familiares
ó Corporaciones. Con esta notable diferencia, que aquellos
miembros dispersos volvian á restablecer sus antiguas na-
ciones con las alteraciones que exígian las cosas ó los sucesos.
Mas nosotros, que apenas concervamos vestigios de lo que en
otro tiempo fue, y que por otra parte no somos Yndios ni Eu-
ropeos, sino una especie media entre los lejitimos propietarios
del pais y los usurpadores Españoles; en suma, siendo nosotros
americanos por nacimiento; y nuestros derechos los de Europa,
tenemos que disputar éstos á los del pais, y que mantenernos
en él contra la opinion de los invasores; así nos hallamos en el
caso mas estraordinario y complicado. no obstante que es una
especie de adivinacion indicar cual será el resultado y la linea
de politica que la America siga; me atrevo á
aventurar algunas
conjeturas que desde luego caracteriso de arbitrarias, dictadas
por un deseo racional y no por un raciocinio probable.
La posicion de // folio 13 // los moradores del hemisferio
Americano, ha sido, por siglos, puramente paciva: su eccisten-
cia politica era nula. nosotros estabamos en un grado todavia
mas abajo de la cerbidumbre, y, por lo mismo con mas difi-
cultades para elevarnos al goce de libertad. Permitame usted
estas consideraciones para aclarar
la cuestion. Los Estados son
esclavos, por la naturaleza de su constitucion, ó por el abuso
de ella: luego un pueblo es esclavo; cuando el gobierno, por
su esencia, ó por sus vicios holla y usurpa los derechos del
ciudadano ó subdito. Aplicando estos principios, hallaremos
que la America, no solamente estaba privada de su libertad, si
no tambien de la tirania activa ó dominante. Me explicare.
En las administraciones absolutas no se reconoce limites en el
ejercicio de las facultades gubernativas: la voluntad del gran
Sultan, Kam, Dey y demas soberanos despóticos, es la ley su-
prema, y ésta es casí arbitrariamente ejecutada por los Bajaes,
Kanes, y Sátrapas subalternos de la turquia y Persia, que
tienen organizada una opresion de que participan los subditos
en razon de la autoridad que les confian. A ellos está encargada
la Administración Civil, Militar, Política, de rentas y la reli-
jion. Pero al fin son persas los Gefes de hispan, son turcos los
Vizires del gran Señor, son tártaros los Sultanes de la tartária.
La China no embio á buscar mandarines, militares, y letrados
al pais de Gengis Kan que la conquistó, á pesar de que los ac-
tuales chinos son desendientes directos de los subyugados por
los ascendientes de los presentes tártaros.
¡Cuan diferente era entre nosotros! Se nos bejava con una
conducta que, ademas de privarnos de los derechos que nos
correspondian, nos dejava en una especie de Ynfancia perma-
nente, con respecto á las transaciones publicas. Si hubiesemos
siquiera manejado nuestros // folio 14 // asuntos domesticos
en nuestra administracion interior, conoseriamos el curso de
los negocios publicos y su mecanismo. Gosariamos tambien
de la consideracion personal, que impone á los ojos del pueblo
cierto respeto maquinal, que es tan necesario concervar en las
revoluciones. He aquí por que he dicho, que estabamos priva-
dos hasta de la tirania activa, pues que no nos era permitido
ejercer sus funciones.
Los Americanos en el sistema Español, que está en vigor,
y quisá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en
la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando
mas el de simples consumidores; y aun ésta parte cohartada con
restricciones chocantes; tales son las prohibiciones del cultivo
de los frutos de Europa, el estanco de las producciones que el
rey monopoliza; el impedimento de las fabricas que la misma
Peninzula no posee; los privilejios esclusivos del comercio, hasta
de los objetos de primera necesidad; las trabas entre provincias
y provincias americanas, para que no se traten, entiendan ni ne-
gocien; en fin; ¿ quiere usted saber cual era nuestro destino.? Los
campos para cultivar el añil, la Grana, el café, la caña, el cacao y
el algodón; las llanuras solitarias para criar ganados; los desier-
tos para cazar las bestias feroces; las entrañas de la tierra para
escavar el oro que no puede saciar á esa nacion abarienta.
tan negativo era nuestro estado, que no lo encuentro seme-
jante en ninguna otra asociacion civilizada, por mas que recorro
la serie de las edades y de la politica de todas las naciones. Pre-
tender que un pais tan felismente constituido, estenso rico y //
folio 15 // populoso sea meramente pasivo, ¿no es un ultraje y
una violacion de los derechos de la humanidad.?
Estabamos como acabo de esponer, abstraidos y digamoslo
así, aucentes del universo, en cuanto es relativo á la Ciencia de
gobierno y administracion del Estado. Jamas eramos Virreyes, ni
Gobernadores, si no por causas muy estraordinarias; Arzobispos
y obispos pocas veces; Diplomáticos, nunca; Militares solo en
calidad de subalternos; nobles sin privilejios reales, no eramos
en fin, ni Magistrados ni financistas, y casí ni aun Comerciantes:
todo en contravencion directa de nuestras instituciones.
El Emperador Carlos 5° formó un pacto con los descubrido-
res, conquistadores y pobladores de America, que, como dice
Guerra, es nuestro Contrato – social. Los reyes de España con-
vinieron solemnemente con ellos que lo ejecutasen por su cuenta
y riesgo, prohibiéndoles hacerlo á costa de la real hacienda;
y por ésta razon se les concedia que fuesen señores de la tierra:
que organisasen la administracion, y ejerciesen la Judicatura en
apelacion: con otras muchas esenciones y privilegios, que seria
prolijo detallar. El rey se comprometió, á no enagenar jamas las
provincias Americanas, como que á el no tocaba otra jurisdiccion
que la del alto dominio, siendo una especie de propiedad feudal
la que allí tenian los conquistadores para sí y sus descendientes.
Al mismo tiempo existen Leyes espresas que favorecen casí es-
clusivamente á los naturales del pais originarios de España; en
cuanto á los empleos civiles, Ecleciasticos y de rentas. Por manera
que con una violacion // folio 16 // manifiesta de las leyes y de los
pactos subcistentes se han visto despojar aquellos naturales de la
autoridad Constitucional que les daba su Código.
De cuanto he referido será facil colejir, que la America no
estaba preparada para desprenderse de la Metrópoli, como
súbitamente sucedió, por el efecto de las ilegitimas leciones de
Bayona, y por la inicua guerra que la regencia nos declaró, sin
derecho alguno para ello; no solo por falta de Justicia, sino tam-
bién de lejitimidad. Sobre la naturaleza de los gobiernos Españo-
les, sus decretos conminatorios y hostíles, y el curso entero de su
desesperada conducta, hay escritos del mayor mérito en el perio-
díco el Español, cuyo autor es el señor Blanco; y estando allí ésta
parte de nuestra historia muy bien tratada, me limito á indicarlo.
Los Americanos han subido derrepente, sin los conocimien-
tos previos, y, lo que es mas sensible, sin la práctica de los nego-
cios publicos, á reprecentar en la escena del Mundo, las eminen-
tes dignidades de Legisladores, Magistrados, Administradores
del Erario, Diplomáticos, Generales, y cuantas autoridades
supremas y subalternas forman la Gerarquia de un Estado, orga-
nizado con regularidad.
Cuando las águilas Francesas solo respetaron los Muros de
la Ciudad de Cadiz, y con su vuelo arrollaron á los frájiles go-
biernos de la Peninzula, entonces quedamos en la horfandad.
Ya antes habiamos sido entregados á la merced de un usurpa-
dor estranjero. Despues, lisongeados con la justicia que se nos
debia, con esperanzas alahueñas, siempre burladas // folio 17 //
por último, inciertos sobre nuestro destino futuro, y amenasa-
dos por la Anarquia, á causa de la falta de un gobierno lejitimo
justo y liberal, nos presipitamos en el caos de la revolucion. En
el primer momento solo se cuidó de proveer á la seguridad in-
terior, contra los enemigos que encerraba nuestro seno. Luego
se estendió á la seguridad esterior: se establecieron autoridades
que sostituimos á las que acabamos de deponer, encargadas de
dirijir el curso de nuestra revolucion, y de aprobechar la coyun-
tura feliz en que nos fuese posible fundar un gobierno constitu-
cional, digno del presente siglo, y adecuado á nuestra situación.
todos los nuevos gobiernos marcaron sus primeros pasos
con el establesimiento de Juntas populares. Estas formaron en
seguida reglamentos para
la convocasion de congresos que pro-
dujeron alteraciones importantes; Venezuela exigió un Gobierno
democrático y Federal; declarando previamente los derechos del
hombre, manteniendo el Equilibrio de los poderes y estatuyendo
Leyes generalez a favor de la libertad Civil, de Ymprenta y otraz;
finalmente, se constituyó un gobierno independiente. La nueva
Granada, siguió con uniformidad los establecimientos politicoz,
y cuantas reformas hizo Venezuela; poniendo por bace funda-
mental de su constitucion el sistema federal mas exajerado que
jamas eccistió. resientemente se ha mejorado con rrespecto al
poder ejecutivo jeneral, que ha obtenido cuantas atribuciones le
corresponden – Segun entiendo, Buenos // folio 18 // Ayres, y
Chile han seguido ésta misma linea de operaciones; pero como
nos hallamos á tanta distancia los documentos son tan raros, y
las noticias tan inexáctas, no me animare ni aun á bosquejar el
cuadro de sus transacionez.
Los sucesos de Mejico han sido demaciado varios, compli-
cádos, rápidos y desgraciados, para que puedan seguir el curso
de su revolucion. Carecemos, á demas, de documentos bastante
instructivos, que nos hagan capaces de júsgarlos. Los Yndepen-
dientes de Mejico, por lo que sabemos, dieron principio á la
Ynsurrecsion en Setiembre de 810; y un año despues, ya tenian
centralizado su gobierno en Zitacuaro, instalando allí una Junta
nacional, bajo los auspicios de Fernando 7°, en cuyo nombre se
ejercian las funciones gubernativas. Por los acontecimientos de
la guerra, ésta Junta se trasladó á diferentes lugares; y es verosí-
mil que se haya concervado hasta éstos ultimos momentos, con
las modificasiones que los sucesos hayan exijido. Se dize que ha
creado un Jeneralisimo ó dictador, que lo és el Ylustre General
Morelos: otros hablan del selebre General rayon; lo cierto és
que uno de estos dos grandes hombres, ó hambos separadamen-
te ejercen la autoridad suprema en aquel pais; y recientemente
ha aparecido una constitucion para el rejimen del Estado. En
Marzo de 1812, el Gobierno recidente en Zultepec, presentó
un plan de Paz y Guerra al Virrey de Mejico, concebido con la
mas profunda sabiduria. En el se reclamó el derecho de Gentes,
estableciendo principios de una // folio 19 // esactitud incon-
testable. Propuso la Junta que la guerra se hiziese como entre
hermanos, y conciudadanos; pues que no debia ser mas cruel
que entre naciones estranjeras: que los derechos de Gentes y de
guerra inviolables para los mismos infieles y barbaros, debian
serlo mas para Cristianos sujetos a un soberano y á unas mismas
Leyes; que los pricioneros no fuesen tratados como reos de
Lesa Magestad, ní se degollasen los pricioneros que rendian las
armas, sino que se mantuviesen en rehenes para canjearlos; que
no se entráse á sangre y fuego en las poblaciones pacificas, no
los diesmácen ni quintácen, para sacrificarlas, y concluye que,
en caso de no admitirse este plan, se obcervarian rigurosamente
las represálias. Esta negociacion se trató con el mas alto despre-
cio: no se dió respuesta á la Junta nacional, las comunicaciones
originales se quemaron publicamente en la Plasa de Mejico por
mano del Verdugo; y la guerra de esterminio continuo por parte
de los Españoles con su furor acostumbrado; mientras que los
Mejicanos y las otras naciones Americanas no la hacían ni aun á
muerte, con los pricioneros de guerra, aun que fuesen Españoles
-Aquí se obcerva que, por causas de conveniencia, se concervó la
apariencia de sumision al rey, y aun á la Constitucion de la Mo-
narquia. Parese que la Junta nacional es absoluta en el ejercicio
de las funciones lejislativa, ejecutiva y judicial; y el numero de
sus miembros muy limitados.
Los acontesimientos de la tierra firme nos han provado que
las instituciones perfectamente representativas no son adecua-
das á nuestro caracter // folio 20 // costumbres y luces actuales.
En Caracas el espiritu de partido tomó su origen en las socieda-
des, Asambleas, y Elecciones populares, y éstos partidos nos tor-
naron á la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la republica
Americana que mas se ha adelantado en sus instituciones poli-
ticas, tambien ha sido el mas claro ejemplo de la ineficacia de la
forma democrata y federal para nuestros nacientes estados -. En
nueva Granada, las escesivas facultades de los Gobiernos pro-
vinciales, y la falta de centralizacion en el Jeneral, han condu-
cido aquel precioso pais al estado á que se vé reducido en el dia.
Por ésta razon sus débiles enemigos se han concervado contra
todas las probabilidades. En tanto que nuestros compatriotas no
adquieran los talentos y las virtudes politicas que distinguen á
nuestros hermanos del norte, los sistemas enteramente popu-
lares, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan á ser
nuestra ruina. Desgraciadamente éstas cualidades parecen estar
muy distantes de nosotros en el grado que se requiere; y por el
contrario, estamos dominadoz de los vicios que se contraen
bajo la direccion de una nacion como la Española, que solo ha
sobre salido en fiereza, ambicion, venganza y Codicia.
Es mas dificil dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servi-
dumbre que subyugar á uno libre. Esta verdad está comprobada
por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las mas
de las naciones libres sometidas al Yugo, y muy pocas de las es-
clavas recobran su libertad. A pesar de éste convencimiento, los
Meridionales de éste continente // folio 21 // han manifestado
el conato de conceguir Ynstituciones liberales, y aun perfectas,
sin duda por efecto del instinto que tienen todos los hombres de
aspirar á su mayor felicidad posible: la que se alcansa infalible-
mente cuando ellas estan fundadas sobre las baces de la justicia,
de la libertad y de la igualdad. Pero, ¿seremos nosotros capaces
de mantener en su verdadero equilibrio la dificil carga de una
republica.? ¿Se puede concebir que un pueblo recientemente
desencadenado se lanze á la esfera de la libertad, sin que, como
á Ycaro, se le desagan las alas y recaiga en el abismo.? tal pro-
digio es inconcebible, nunca visto. Por consiguiente no hay un
raciocinio verocímil que nos alhague con esta esperanza.
Yo deseo mas que otro alguno ver formar en America la mas
grande nacion del mundo, menos por su estencion y riquesas,
que por su libertad y gloria. Aun que aspiro á la perfeccion del
gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el nuevo –
mundo sea por el momento rejido por una gran republica; como
es impocible no me atrevo á desearlo, y menos deseo aun una
Monarquia universal de America, por que éste proyecto, sin ser
util, es tambien impocible. Los abusos que actualmente existen,
no se reformarian, y nuestra rejeneracion seria infructuosa. Los
Estados Americanos, han menester de los cuidados de gobier-
nos paternales, que curen las plagas y las heridas del despotismo
y la guerra. La Metrópoli, por ejemplo seria Mejico, que es la
unica que puede serlo por su poder intrinseco, sin el cual no hay
Metrópoli. Supongamos, que fuese el Ystmo de Panamá, punto
céntrico para todos los estremos de este vasto continente: ¿no
continuarian éstos en la languidez y aun en el desorden actual.?
Para que un solo gobierno dé vida // folio 22 // aníme, ponga
en accion todos los resortes de la prosperidad publica, corrija,
ilustre y perfeccione al nuevo mundo, seria necesario que tubie-
se las facultades de un dios, y cuando menos, las luces y virtudes
de todos los hombres.
El espiritu de partido que al presente ajita á nuestros Estados,
se ensenderia entonces con mayor encono hallandose aucente la
fuente del poder, que unicamente puede reprimirla. Ademas, los
Magnates de las capitales no sufririan la preponderancia de los Me-
tropolitanos, á quienes considerarian como á otroz tantos tiranos;
sus zelos llegarian hasta el punto de comparar á éstos con los odio-
sos Españoles. En fin, una Monarquia semejante, seria un Coloso
diforme, que su propio peso desplomaria á la menor convulcion.
Mister. de Pradt ha dividido sábiamente á la America en
quince ó dies y siete Estados, independientes entre sí, goberna-
dos por otros tantos Monarcas. Estoy de acuerdo en cuanto á lo
primero, pues la America comporta la creacion de diez y siete
naciones: en cuanto á lo segundo, aun que es mas facil conceguir-
lo, es menos util; y a sí, no soy de la opinion de las Monarquias
Americanas. He aquí mis razones. El interes bien entendido de
una republica, se circunscribe en la esfera de su concervacion,
prosperidad y Gloria. no ejerciendo la libertad el Ymperio, por
que es presisamente su opuesto, ningun estímulo escita á los re-
publicanos á estender los terminos de su nacion, en detrimento
de sus propios medios con el unico objeto de hacer participar á
sus vecinos de una Constitucion liberal. ningun derecho adquie-
ren, ninguna ventaja sacan // folio 23 // venciéndolos, á menos
que los reduscan á Colonias, Conquistas ó Aliados siguiendo el
ejemplo de roma. Maxímas y ejemplos tales estan en oposision
directa con los principios de justicia de los sistemas republicanos;
y, aun diré mas, en oposicion manifiesta con los Yntereses de sus
ciudadanos; por que un estado demaciado estenso, en sí mismo
ó por sus dependencias, al cabo biene en decadencia, y convierte
su forma libre en otra tiránica; relaja los principios que deben
concervarla, y ocurre por ultimo al despotismo. El distintivo de
las pequeñas republicas, es la permanencia; el de las grandes es
vario, pero siempre se inclina al Ymperio. Casi todas las primeras
han tenido una larga duracion: de las segundas, solo roma, se
mantuvo algunos siglos; pero fué, por que era republica la Ca-
pital, y no lo era el resto de sus dominios, que se gobernaban por
Leyes é instituciones diferentes.
Muy contraria es la politica de un rey cuya inclinacion
constante se dirije al aumento de sus poseciones, riquesas y
facultades; con razon, por que su autoridad crece con éstas ad-
quisiciones; tanto con respecto á sus vecinos, como á sus pro-
pios vasallos, que temen en él un poder tan formidable, cuanto
es su Ymperio, que se concerva por medio de la guerra y de
las conquistas. Por estas razones, pienso que los Americanos,
anciosos de paz, ciencias, artes, comercio y Agricultura prefe-
riran las republicas á loz reynos: y me parece que éstos deseos
se conforman con las miras de la Europa.
no convengo en el sistema federal entre los // folio 24 // po-
pulares y representativos, por ser demaciado perfecto, y exijir
virtudes y talentos politicoz muy superiores á los nuestros; por
igual razon rehuso la Monarquia mista de Aristocracia y demo-
cracia que tanta fortuna y esplendor ha procurado á la Ynglaterra.
no siendonos posible lograr entre las republicas y Monarquias lo
mas perfecto y acabado, evitemos caer en Anarquias demagógicas
ó en tiraniaz monocratas: busquemos un medio entre estremos
opuestos que nos conducirian á los mismos escollos, á la infelici-
dad y al deshonor. Voy á arriesgar el resultado de mis cabilacio-
nes sobre la suerte futura de la America: no la mejor, si no la que
le sea mas accequible.
Por la naturaleza de las localidadez, riquezas, poblacion y
caracter de los Mejicanos, imajino que intentaran al principio
establecer una republica representativa, en la cual tenga gran-
des atribuciones el poder ejecutivo concentrandolo en un Yn-
dividuo que, si desempeña sus funciones con acíerto y justicia,
casi naturalmente vendrá á concervar una autoridad vitalicia. Si
su incapacidad ó violenta administracion escita una conmocion
popular que triunfe, este mismo poder ejecutivo quizá se difun-
dirá en una Asamblea. Si el partido preponderante es militar ó
aristocrático exijirá probablemente una Monarquia, que al prin-
cipio será limitada y constitucional, y despues inevitablemente
// folio 25 // declinará en absoluta; pues debemos convenir en
que nada hay mas dificil en el orden politico que la concervacion
de una Monarquia mista; y tambien es presiso convenir, en que
solo un pueblo tan patriota como el Yngles, es capas de contener
la autoridad de un rey, y de sostener el espiritu de libertad bajo
un Cetro y una Corona.
Los Estados del Ystmo de Panamá hasta Goatemala formaran
quisá una asociacion. Esta magnifica posision, entre los dos gran-
des mares, podrá ser con el tiempo el emporio del universo. Sus
canales acortaran las distancias del Mundo: estrecharan los lazos
comerciales de Europa, America, y Asia, traeran á tan felis region
los tributos de las cuatro partes del Globo; ¡Acaso solo allí podra
fijarse algun dia la Capital de la tierra!; como pretendió constanti-
no [sic] que fuese Bisancio la del antiguo hemisferio.
La nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan á con-
venirse en formar una republica Central cuya Capital sea Ma-
racaybo, ó una nueva Ciudad que, con el nombre de Las Casas
(en honor de este heroe de la filantropia) se funde entre los
confines de ambos paices, en el sobervio puerto de Bahiahonda.
Esta posicion, á un que desconocida, es mas ventajosa por todos
respectos. Su acceso es facil, y su situacion tan fuerte, que puede
hacerse inespugnable. Posee un clima puro y saludable, un terri-
torio tan propio para la agricultura como para la cria de gana-
dos, y una grande abundancia de Maderas de construccion. Los
Salvajes que // folio 26 // la habitan serian civilizados, y nuestras
poseciones se aumentarian con la adquisicion de la Guagira.
Esta nacion se llamaria Colombia, como un tributo de justicia
y gratitud al criador de nuestro hemisferio. Su gobierno podrá
imitar al Yngles, con la diferencia de que en lugar de un rey,
habrá un poder ejecutivo electivo cuando mas vitalicio, y jamas
hereditario si se quiere republica, una Camara ó senado lejisla-
tivo hereditario que, en las tempestades politicas se interponga
entre las olas populares y los rayos del Gobierno; y un Cuerpo
lejislativo de libre eleccion, sin otras restricciones, que las de la
Camara baja de Ynglaterra. Esta Constitucion participaria de
todas formas; y yo deseo que no participe de todos los vicios.
Como ésta es mi patria, tengo un derecho incontestable para
desearla lo que en mi opinion es mejor. Es muy posible que la
nueva Granada, no convenga en el reconocimiento de un Go-
bierno Central , por que es en estremo adicta á la Federacion;
y entonces formará por sí sola un Estado que, si subsiste, podra
ser muy dichoso por sus grandes recursos de todos jeneros.
Poco sabemos de las opiniones que prebalecen en Buenos
Ayres, Chile, y el Perú. Jusgando por lo que se trasluce, y por
las apariencias en Buenos Ayres, habrá un Gobierno Central,
en que loz Militares se lleven la primacia // folio 27 // por
concecuencia de sus diviciones intestinas y guerras esternas.
Esta Constitucion dejenera necesariamente en una oligarquia
ó una Monocracia, con mas ó menos restricciones, y cuya de-
nominacion nadie puede adivinar. Seria doloroso que tal cosa
sucediese, por que aquellos habitantes son acredores á las mas
espléndidas glorias.
El reyno de Chile está llamado por la naturaleza de su
situacion, por las costumbres inocentes y virtuosas de sus mo-
radores, por el ejemplo de sus vecinos los fieros republicanos
del Arauco, á gozar de las bendiciones que derraman las justas
y dulces Leyes de una republica. Si alguna permanece largo
tiempo en America, me inclíno á pensar que será la Chilena.
Jamas se ha estinguido allí el espiritu de Libertad; los vicios de
la Europa y del Asia llegarán tarde ó nunca, á corromper las cos-
tumbres de aquel estremo del uniberso. Su territorio es limita-
do, estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los
hombres, no alterará sus leyes, usos y prácticas, preservará su
uniformidad en opiniones politicas y relijiosas, en una palabra,
Chile puede ser libre.
El Perú, por el contrario, encierra dos elementos enemigos de
todo regimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrom-
pe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de
un siervo, rara vez alcansa á apreciar la sana libertad: se enfurese
en los tomultos, ó se humilla en las cadenas. Aun que estas reglas
serian aplicablez á toda la // folio 28 // America, creo que con mas
justicia; las merece Lima, por los conceptos que he espuesto, y por
la cooperacion que ha prestado á sus Señores contra sus propios
hermanos los ilustres hijos de Quito, Chile y Buenos Ayres. Es
constante que el que aspira á obtener la libertad, á lo menos lo
intenta -. Supongo que en Lima no tolerarán los ricos la democrá-
cia, ni los esclavos y pardos libertos la aristocracia. Los primeros
preferiran la tirania de uno solo, por no padeser las persecuciones
tumultuarias, y por establecer un orden siquiera pacifico. Mucho
hará si concigue recobrar su independencia.
De todo lo espuesto podemos deducir éstas concecuencias: las
provincias Americanas se hallan lidiando por emanciparse, al fin
obtendrán el suceso, algunas se constituirán de un modo regular en
repúblicas federadas y centrales, se fundarán Monarquias, casi ine-
vitablemente, en las grandes seciones; y algunas serán tan infelices
que deboraran sus elementoz, ya en la actual, ya en las futuras re-
volucionez; que una gran Monarquia, no será facil consolidar, una
gran republica impocible.
Es una Ydea grandiosa pretender formar de todo el nuevo
mundo, una sola nacion con un solo vinculo que ligue sus partes
entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas
costumbrez y una religion, deberia por consiguiente tener un
solo Gobierno, que confederase los diferentes estadoz que hayan
de formarse; mas no es pocible, por que climas remotos, // folio 29
// situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres de semejan-
tes dividen á la America: ¡Que bello seria que el Ystmo de Panamá
fuese para nosotros lo que el de Corinto para los Griegos.! ¡ ojala
que algun dia tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Con-
greso de los reprecentantes de las republicas, reynos é Ymperios
á tratar y discutir sobre los altos intereses de la Paz y de la Guerra,
con las naciones de las otras tres partes del Mundo. Esta especie
de Corporacion podrá tener lugar en alguna epoca dichosa de
nuestra regeneracion: otra esperanza es infundada; semejante á la
del Abate Sanct. Pierre, que concibió el laudable delirio de reunir
un Congreso Europeo, para desidir de la suerte y de los intereses
de aquellas naciones.
“Mutaciones importantes y felices, continua usted, pueden ser
frecuentemente producidas por efectos individuales – Los america-
nos meridionales tienen una tradicion que dice, que cuando Que-
tralcohuatl, el Hérmes ó Buhda de la America del Sur, resignó su
administracion y los abandonó, les prometió que volveria despues
que los siglos destinados hubiesen pasado; y que él restableceria
su Gobierno, y renovaria su felicidad. Esta tradicion ¿ no opera y
escita una conviccion de que muy pronto debe volver.? ¿ concibe
usted cual seria el efecto que produciria, si un individuo, apare-
ciendo entre éllos, demostrace los caracteres de Quetralcohuatl el
Buhda del Bosque ó Mercurio, del cual han hablado tanto las otras
naciones.? ¿ no cree usted. que esto inclinaria todas las partes;? ¿
no es la union todo lo que se necesita para ponerlos en estado de
espulsar á los Españoles, // folio 30 // sus tropas, y á los partidarios
de la corrompida España: para hacerlos capaces de establecer un
Ymperio poderoso, con un Gobierno libre y Leyes benevolas.?”
Pienso como usted, que causas individuales pueden producir
resultados generales, sobre todo en las revoluciones. Pero no es el
Heroe, gran profeta ó Dios del Anahuac, Quetralcohuatl, el que
es capas de operar los prodigios benéficos que usted propone.
Este personaje es apenas conocido del Pueblo Mejicano y no ven-
tajosamente; por que tal es la suerte de los vencidos, aun que sean
Dioces.- Solo los historiadores y literatos, se han ocupado cuida-
dosamente en investigar su origen, verdadera ó falsa micion, sus
profecias y el término de su carrera. Se disputa si fue un Apostol
de Cristo, ó bien pagano: unos reponen que su nombre quiere
desir Santo tomas; otros que Culebra emplumajada; y otros dicen
que es el famoso Profeta de Yucatan, Chilan-Cambal. En una pa-
labra, los mas de los autores Mejicanos polemicos é historiadores
profanos, han tratado con mas ó menos estencion la cuestion sobre
el verdadero carácter de Quetralcohualt. El hecho es, según dice
Acosta, que él estableció una religion cuyos ritos dogmas, y miste-
rios tienen una admirable afinidad con la de Jesus, y que quizá es la
mas semejante á ella. no obstante ésto, muchos escritores católicos
han procurado alejar la Ydea de que éste Profeta fuese verdadero,
sin querer reconocer en el, aun Santo tomas, como lo afirman otros
celebres autores. La opinion general es que Quetralcohuatl es un Le-
gislador divino entre los pueblos paganos de // folio 31 // Anahuac,
del cual era lugar teniente el gran Moteuhsoma, derivando de el su
autoridad. De aquí se infiere que nuestros Mejicanos, no seguirian
al Gentil Quetralcohualt aun que pareciese bajo las formas mas
idénticas y favorables; pues que profesan una religion la mas intole-
rante y esclusiva de las otras.
Felizmente los directores de la Yndependencia de Megico se han
aprobechado del fanatismo con el mayor acierto, proclamando á la
famosa Vírgen de Guadalupe por reyna de los Patriotas, invocan-
dola en todos los casos arduos, y llevandola en sus Banderas. Con
ésto, el entuciasmo politico ha formado una mezcla con la relijion,
que ha producido un fervor vehemente por la sagrada causa de la
libertad. La veneracioon de ésta Ymagen en Mejico, es superior á la
mas ecsaltada que pudiera inspirar el mas diestro y dichoso
Profeta.
Por otra parte, el tiempo de las apariciones ha pasado; y aun que
fuesen los americanos mas supersticiosos de lo que son, no presta-
rian fe á las supercherias de un Ynpostor, que seria tenido por un
cismático ó por el anticristo anunciado en nuestra religion
2
.
Seguramente, la union es lo que nos falta para completar la obra
de nuestra regeneracion. Sin embargo, nuestra divicion no es estra-
ña, por que tal es el distintivo de las guerras civiles, formadas jene-
ralmente entre dos partidos: concervadores y reformadores. Los
primeros son, por lo comun, mas numerosos, por que el Ymperio
de la costumbre, produce el efecto de la obediencia á las potestades
establecidas; los ultimos son siempre menos numerosos, aun que
mas vehementes é ilustrados. De éste modo la // folio 32 // masa
fisica se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga,
2 Este párrafo se encuentra en el manuscrito original hallado en Ecuador, 




el mismo no
aparecía en las versiones en castellano conocidas hasta la fecha.
siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros la
masa ha seguido á la inteligencia.
Yo diré á usted lo que puede ponernos en aptitud de espulsar
á los Españoles y de fundar un Gobierno libre. Es la union, cierta-
mente; mas ésta union no nos vendrá por prodigios divinos, sino
por efectos sensibles y esfuerzos bien dirijidos. La America está
encontrada entre sí, por que se halla abandonada de todas las na-
ciones; aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas
ni aucilios militares, y combatida por la España, que posee mas
elementos para la Guerra, que cuantos nosotros furtivamente po-
demos adquirir.
Cuando los sucesos no estan asegurados; cuando el Estado es
debil, y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vaci-
lan, las opiniones se dividen, las paciones las agitan, y los enemigos
las animan para triunfar por éste facil medio. Luego que seamos
fuertes, bajo los auspicios de una nacion liberal que nos preste
su proteccion; se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los
talentos que conducen á la gloria; entonces seguiremos la marcha
magestuosa acía las grandes prosperidades á que está destinada la
America Meridional, entonces las ciencias y las artes, que nacieron
en el oriente, y han ilustrado á la Europa, volarán á Colombia libre
que las convidará con un asilo.
tales son, Señor, las obcervaciones y pensamientos que tengo el
honor de someter á usted, para que las rectifique ó deseche según
su mérito
3
; suplicándole se persuada de que me he atrevido a ex-
ponerlos, más por no ser descortés, que porque me crea capaz de
ilustrar a Vd. en la materia.
Soy de Vd. &. &. &.
Kingston, septiembre 6 de 1815
3 Según señala el investigador Amílcar Varela, en este punto finaliza el manuscrito original
de la Carta de Jamaica hallado en Ecuador. La frase siguiente destacada en negritas que
incluímos en esta edición, corresponde a la primera versión de la Carta de Jamaica en
castellano que fue publicada en la obra de Cristóbal Mendoza y Francisco Javier Yanes:
Colección de Documentos relativos a la Vida Pública del Libertador de Colombia y del
Perú, Simón Bolívar, para servir a la Historia de la Independencia de Suramérica. Caracas,
Imprenta Damiroy & Dupuy, 1833, volumen XXI apéndice, pp. 207-229. TOMADO DE:  




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