La
estrategia de EEUU
Entrevista
con Jorge Beinstein:
Resumen Latinoamericano / Hemisferio Izquierdo/
18.
Jun.16 .-
“Tanto Clinton como Trump oscilarán entre el belicismo, cada vez más enloquecido, y la búsqueda de acuerdos provisorios con sus rivales”
Cuando
ganó Obama en 2008 se construyó un relato que poco más señalaba el fin de las pretensiones
hegemónicas y belicistas de los EEUU, al punto que en 2009 le entregaron el
Nobel de la Paz ¿Qué balance haría de estos 8 años de gestión Obama? ¿Se modificaron en algo sus objetivos y su estrategia con respecto a la
gestión Bush?
Respecto de América Latina la gestión de
Obama “comenzó” con el golpe de estado en Honduras y continuó con una
ofensiva general tendiente a la recolonización de la región. Luego de los
repliegues imperiales, de la perdida de influencia que caracterizó a la
presidencia Bush (recordemos el fracaso del ALCA) la presidencia Obama lanzó
una vasta operación de conquista que se desplegó de manera compleja, flexible
pero sistemática.
A nivel global la
estrategia guerrerista de Bush fue enriquecida con un vasto abanico de
intervenciones imperialistas como el golpe de estado en Ucrania, la destrucción
de Libia y la guerra contra Siria, incluida la creación y puesta en marcha del
llamado “Estado Islámico”. Todo ello en un contexto de decadencia económica,
social e institucional de los EEUU que se había iniciado mucho antes pero que
se fue agravando durante la era Obama.
Todo indica que EEUU va hacia una elección entre Trump y Clinton,
más allá de la pirotecnia y las declaraciones altisonantes ¿hay que esperar
alguna diferencia entre ambos candidatos con respecto a la estrategia de EEUU
hacia el mundo?
En primer lugar
considero que por encima de los candidatos existe lo que suele llamarse la
“política de Estado”, es decir las estrategias y decisiones del poder real que
en el caso de los EEUU está constituido por una reducida cúpula que articula, o
trata de articular, a una red parasitaria de intereses financieros y militares
que operan como una masa inestable de camarillas mafiosas, es lo que yo defino
como lumpenburguesia imperial o según lo ha definido Isa Conde:
lumpenimperialismo.
En segundo lugar es
necesario tomar en cuenta que los EEUU atraviesan actualmente un fuerte crisis
de representatividad de su estructura política coincidente con la degradación
general del sistema social. La victoria de Trump es la expresión de la
declinación del Partido Republicano, un energúmeno completamente inescrupuloso
ha conseguido desplazar a los elencos tradicionales de ese partido. La
candidatura de Clinton, a diferencia del caso republicano, muestra a los
políticos tradicionales bloqueando toda posibilidad de renovación, como fue en
su momento la candidatura de Obama que permitió rejuvenecer el rostro del
Partido Demócrata.
En tercer lugar hay
que prestar atención al hecho de que la economía norteamericana se encuentra al
borde de la recesión luego de varios años de crecimiento anémico. Si llega la
recesión, con Trump o Clinton en la presidencia, se agravarán las tendencias
entrópicas, el descontento social, la pérdida de legitimidad de las
instituciones, etc. Dicha recesión altamente posible forma parte de un proceso
recesivo global que actualmente abarca a Europa, Japón y buena parte de América
Latina empezando con Brasil, siguiendo con Argentina.
En los últimos años
los EEUU ha venido acentuando su perfil militarista, empujando a la OTAN contra
Rusia, tratando de crear un cerco agresivo contra China, multiplicando sus
intervenciones directas e indirectas en numerosos países. Ello no le ha servido
para resolver su crisis sino todo lo contrario: la ha agravado. Si sigue
avanzando por el camino belicista trazado por Bill Clinton, Bush (hijo) y Obama
tarde o temprano llegará a un punto de inflexión sumamente grave. Eso no
excluye el hecho de que la élite dominante norteamericana en cierto momento
podría tratar de llegar a algún tipo de acuerdo de coexistencia con Rusia y
China, aunque parece difícil que lo intente (pero no imposible), además no es
fácil pronosticar cuanto tiempo podría llegar a durar ese apaciguamiento. El
problema central es que la supervivencia de la casta parasitaria estadounidense
es imposible sin la extensión del saqueo imperialista sobre el resto del mundo
y que al mismo tiempo ese esfuerzo saqueador, político-militar-financiero
acentúa su desorden interno.
Considero que tanto
Clinton como Trump oscilarán entre el belicismo, cada vez más enloquecido, y la
búsqueda de acuerdos provisorios con sus rivales. Cada uno de ellos lo hará
siguiendo su estilo: Trump a los gritos y Clinton con buenos modales.
Luego de la llamada “primavera árabe” se inició una suerte de
guerra permanente en Medio Oriente con foco en Siria pero que afecta a toda la
región ¿cuáles son las claves para entender esta guerra? ¿qué intereses
persigue EEUU en este conflicto y cómo podemos interpretar la re-aparición de
Rusia como “global player” en este contexto?
La guerra contra
Siria es la continuidad de la ofensiva militar estadounidense en Medio Oriente
y Asia Central que comenzó con los autoatentados del 11 de Septiembre de 2001 y
las invasiones de Afganistán e Irak y el intento fracasado de liquidar a Irán.
Fracasó la
estrategia norteamericana para apoderarse de esa vasta región y así tomar el
control del 70 % de los recursos petroleros del planeta y luego estrangular a
Rusia y China. En ese sentido la tentativa de liquidar a Siria, transformarla
en una no-sociedad (como lo hicieron con Libia), en un “avispero”
desestabilizador (como le llamaron sus estrategas) puede ser entendida como un
intento desesperado, altamente irracional, por contrarrestar la sucesión de
fracasos que van desde la interminable guerra en Afganistán (ellos creían que
iba a ser una “limpieza” fácil de ese territorio) hasta su incapacidad para
destruir a Irán que amplió su influencia en la zona.
Los estrategas del Imperio
seguramente estaban convencidos de que la caotización de Siria, sumado a la
exitosa conquista de Ucrania agravaría el cerco en torno de Rusia e Irán lo que
le habría permitido desplegar una ofensiva aplastante en esa zona. Pero se
encontraron con una ejercito sirio con un gran potencial de combate y fuerte
apoyo popular, la intervención rusa y la de Irán. Sobre todo la intervención de
Rusia con una capacidad militar y una audacia política inesperadas.
Este fue el enésimo
error, la enésima subestimación de Rusia por parte de los EEUU, demostración de
la decadencia intelectual de sus dirigentes. Ellos creían que, a partir de
Yelsin, Rusia sufriría una dislocación irreversible, prolongación del derrumbe
soviético.
Por el contrario se produjo una reacción de la identidad rusa
recomponiendo su Estado, el centro histórico de dicha identidad apoyado en
raíces culturales muy profundas, su economía y luego su complejo
industrial-científico-militar. Ello favorecido por el aumento del precio del
petróleo y del gas (baluartes del comercio exterior ruso), la alianza
estratégica con China y el empantanamiento estadounidense en Asia Central.
También se
equivocaron los estrategas norteamericanos cuando creyeron que a partir del
golpe de estado en Ucrania atraerían a Rusia hacia un pantano de guerra
prolongada (como había ocurrido con la URSS en Afganistán), los rusos
respondieron de manera inteligente eludiendo la provocación y ayudando a
convertir a Ucrania en una suerte de hijo idiota de sus padrinos occidentales,
sumergido a una interminable guerra étnica.
Y volvieron a
equivocarse cuando creyeron que lo de Siria sería una especie de Libia-bis, que
Rusia no se atrevería a intervenir, que las bandas de mercenarios
“islámicos”(?) se adueñarían completamente de ese país. Rusia intervino y los
que no fueron capaces de intervenir contra Rusia fueron los occidentales. Lo
que ahora está ocurriendo es que la alianza estratégica entre Rusia y China
emerge como el mayor desafío a la supremacía occidental.
[NdeLH: El tío Sam dice “Los veo en mi próxima aventura militar”;
Europa dice “Veo allí un dolor de cabeza”; el rico dice “Yo veo mano de obra
barata”]
Pasando a América Latina, ¿cuáles han sido los ejes de la
estrategia de EEUU hacia nuestro continente durante estos más de 15 años de
progresismo? ¿estamos ante una pérdida de hegemonía o ante un cambio de
estrategia?
Podemos hablar de
las dos estrategias sucesivas más recientes. La primera de ellas trató de
llevar a la región hacia la integración económica y en consecuencia geopolítica
con los EEUU, se trató de la prolongación (finalmente anacrónica) de las
maniobras desplegadas a partir del llamado Consenso de Washington.
Pero América
Latina había cambiado, caían los regímenes neoliberales y emergían las
experiencias progresistas, el fracaso de la imposición del ALCA fue un golpe
muy duro para la diplomacia imperial.
A partir de la presidencia de Obama los
EEUU implementó una nueva estrategia de reconquista que desplegó todo el arte
de la Guerra de Cuarta Generación, desde los golpes blandos exitosos en
Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil hasta el cocktail intervencionista
contra Venezuela y otras operaciones de control. Para ello utilizan entre otras
cosas a las lumpenburguesías locales y sus prolongaciones sociales internas.
Considerando tres elementos recientes que están re-configurando el
escenario: las negociaciones de paz en Colombia, el descongelamiento de las
relaciones Cuba- EEUU y la profunda crisis que están atravesando los gobiernos
progresistas ¿Qué podemos esperar de las políticas de EEUU hacia la región?
¿Cuáles serían hoy sus principales objetivos?
Los gobiernos
progresistas llegaron a su límite histórico, pretendían reformar al capitalismo
colonial haciéndolo productivo, autónomo y socialmente inclusivo sin liquidar
los fundamentos del sistema, pero esos fundamentos económicos, mediáticos,
culturales pudieron reproducirse para finalmente arremeter y en varios casos
derrocar a esos gobiernos. Desde ya el calificativo “progresista” es ambiguo y
a veces confuso, abarca desde experiencias neoliberales rosadas como la de
Bachelet en Chile hasta otras con pretensiones “socialistas” como en Venezuela
o Bolivia.
Los EEUU aprovecharon las debilidades del progresismo acentuadas por
el desarrollo de la crisis global para avanzar en su estrategia de reconquista
de la región.
Los diálogos de paz
en Colombia forman parte de la estrategia imperial, no pudieron derrotar
militarmente a la insurgencia, tratan entonces de destruirla mediante una
compleja maraña que incluye aprietes y concesiones, agresiones descaradas y
gestos amistosos, todo ello destinado a atraparla en una gelatinosa red que la
iría arrastrando hacia un callejón sin salida.
A partir del golpe
blando en Argentina los EEUU apuntaron hacia tres objetivos prioritarios, el
primero acaba de ser conseguido: la reconquista de Brasil, en los próximos
meses tratarán de liquidar los obstáculos venezolano y colombiano.
En fin, el
descongelamiento de las relaciones de los EEUU con Cuba busca realizar un gran
abrazo-de-oso que sumerja a la isla en una ola empresaria-mediática destinada a
lograr un “cambio de régimen”. Pero ese juego no lo juega un solo protagonista:
el Imperio, sino varios, en especial Cuba que trata de aprovechar dicho
deshielo para fortalecer su economía en plena transición entre modelos y que
obviamente trata de preservar su autonomía.
El objetivo final
de la estrategia imperial es convertir a la región en un espacio desarticulado,
con estados mafiosos y sociedades caóticas necesario para la realización de
grandes saqueos financieros y de recursos naturales.
Desde Hemisferio Izquierdo nos proponemos aportar al debate sobre
las perspectivas estratégicas en América Latina, considerando el escenario que
nos planteas ¿hay hoy un esbozo estratégico claro para orientar la lucha?
¿cuáles deberían ser los ejes centrales de una estrategia socialista hoy?
Existen esbozos,
reflexiones, prácticas sociales prometedoras, resistencias de diverso tipo,
grandes movimientos populares… se está terminando la “era progresista” pero su
remplazo reaccionario no abre una etapa de gobernabilidad derechista, elitista,
sino un horizonte caótico de saqueos, de regímenes inestables, hipercorruptos.
¿Que otra cosa podemos esperar de los nuevos “gobiernos” de Brasil y Argentina
o de lo que podría llegar a ser un régimen post-chavista en Venezuela? De todos
modos la ola progresista no ha sido una experiencia inútil, irrumpió sobre la
base del desgaste y en ciertos casos del desmoronamiento neolioberal pero
también gracias a la impotencia popular para convertir a esos fenómenos en
disparadores de revoluciones populares que eliminen de raíz las estructuras
coloniales y sus complementos mediáticos e institucionales. No se produjeron
revoluciones sino procesos de recomposición con inclusión social al sistema más
o menos reformado. Eso por supuesto permitió la supervivencia de las élites
pero también despertó la autoestima de masas populares sumergidas, se
multiplicaron las organizaciones de base, se conquistaron derechos, mejoras
sociales que los gobiernos derechistas tratan ahora o tratarán de eliminar. Su
accionar retrógrado genera, generará anticuerpos, resistencias, militancias, es
decir una contracultura de los de abajo que gracias al desquicio de los de
arriba tiene la posibilidad de convertir sus luchas, su prácticas variadas en
una concientización profunda, en la percepción de las causas de la tragedia.
Existe un proverbio en India que dice que cuanto más alto suba el mono más
fácil será verle el culo, bueno, el revanchismo, las tropelías, los robos
descarados de las élites dominantes danzando en lo alto del poder nos permite
ver su verdadera naturaleza, sus mecanismos de opresión, en suma la estructura
del capitalismo colonial, transnacionalizado, percibir claramente su
decadencia, su cuerpo repugnante.
Estas élites no son
los motores de reconversiones capitalistas sino la expresión de la degradación
del sistema global. Esto significa que en América Latina la rebelión contra el
sistema está a la orden del día y que “la estrategia” es la de la construcción
de avalanchas populares, de movimientos insurgentes de amplio espectro social,
respondiendo a las culturas específicas de cada pueblo, a sus identidades, sus
memorias, sus potencialidades creativas. Seguramente se cruzarán en el camino
dirigentes, manipuladores de distinto rango tratando de domesticar a las masas,
ofreciendo alternativas aparentemente “posibles”, habrá que pasarles por
encima. La profundización de la crisis dejará abierta la puerta a las
revoluciones populares.
Jorge Beinstein es Doctor de Estado en Ciencias Económicas
(Francia), especialista en pronósticos económicos. Fue consultor de organismos
internacionales y gobiernos, dirigió numerosos programas de investigación y fue
titular de cátedras de economía internacional y prospectiva tanto en Europa
como en América Latina. Es profesor titular de las cátedras libres
“Globalización y Crisis” en las Universidades de Buenos Aires y Córdoba
(Argentina) y de La Habana (Cuba), y Director del Centro de Prospectiva y
Gestión de Sistemas (Cepros). Su página web es http://beinstein.lahaine. org/
TOMADO DE: http://www.resumenlatinoamericano.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario