viernes, 6 de mayo de 2022

Identidad, memoria y razón




Identidad, memoria y razón



El enredo buscado y en gran parte logrado por esos medios estadounidenses que imponen sus mentiras al mundo, no hace más que crecer, aumentando día tras día y hora tras hora la gigantesca montaña de inmundicias que producen y que ya compite en tamaño y altitud con el Everest o Chomolungma.

 Parece increíble la capacidad de esos medios para difundir mentiras que la mayor parte del mundo cree y repite como loros sin pensar ni tener idea de nada. 

Y es que la gran mayoría de la humanidad de hoy, no solo de los jóvenes sino también de los viejos, se ha dejado robar la identidad, el sentido de la historia que le permitía ubicar, retener y comprender procesos, y la capacidad misma de pensar. 

Y es con la ignorancia, pasividad y servilismo que la dominan, que el capitalismo de hoy, productor de niveles increíbles de desigualdad, hambre y miseria toleradas, puede seguir gobernando y destruyendo con escasa resistencia nuestro impotente planeta. 

Triste resultado de haber convertido a los pueblos que antes luchaban por sus derechos en una masa dócil y deplorable de borregos. 

Y aunque siempre hay esperanza de que un despertar se produzca y la lucha sea capaz de empezar a cambiar las cosas, lo cierto es que la humanidad de hoy, su gran mayoría, vive en un presente eterno que se reinicia a diario y se renueva sin cambiar nada, porque en él no hay pasado ni futuro, y porque con las banalidades y fake news de cada día, esos medios le embasuran el cerebro y le ablandan las neuronas para que siga tragándose sin pausa la basura que ellos producen. 

Y hasta ahora lo que hacen con la actual guerra de Ucrania, inevitable y necesario centro de atención de todos, es el peor y más aplastante ejemplo de todo ello.

 En reciente artículo anterior califiqué esa guerra de Guerra al revés o Guerra patas arriba y di ejemplos de cómo y por qué lo es, o qué hace posible leerla de ese modo.  

Resumo lo esencial. 

Es guerra al revés (cuyos protagonistas no son los que se dicen pues no es Guerra de Rusia contra Ucrania sino de Estados Unidos (EU) contra Rusia) porque los papeles se encuentran invertidos y la “invasora” Rusia no está ocupando el país “invadido” sino tratando de forzarlo a dejar de ser una amenaza militar nazi, armada por EU para destruirla a ella con las armas que le proporciona junto con su servil Unión Europea (UE). Esto para que ambos puedan hacerse pasar por promotores de la “paz” que siempre ha propugnado ese dulce corro de angelitos que es la OTAN. 

Y en esa peculiar guerra vemos a Rusia mostrando que no intenta apoderarse de Ucrania, a la que le garantiza su derecho a ser miembro de la UE, mostrando que no ataca al pueblo ucraniano y facilita a diario caminos de salida protegidos por sus tropas para que los que quieren huir de la guerra lo hagan con seguridad. 

Mientras que son los nazis ucranianos, dueños del gobierno y ejército del país, los que agreden al pueblo, su pueblo, que solo quiere huir de sus amenazas asesinas. 

Y son también ellos, los asesinos nazis, los que mientras Rusia da el trato correcto y humano que se debe a los soldados capturados o rendidos, en cambio torturan, castran o dejan inválidos a los soldados rusos que capturan. 

Rusia ha propuesto reuniones para lograr un acuerdo de paz, pero el presidente ucraniano, títere de EU, las sabotea negando hoy lo que propuso ayer porque hacer eso es lo que le ordena su jefe, Biden, interesado en prolongar la guerra para seguir vendiendo armas a Ucrania, y porque prolongando la guerra empantana a Rusia y puede exhibir a diario cadáveres de cuya muerte, obra de los nazis, puede con ayuda de sus medios acusar también a Rusia.

  Doy más ejemplos recientes de esa Guerra patas arriba. 

Dos noticias más, de fecha 24 de abril. 

Una, los rusos llevan 22.000 toneladas de alimentos y medicinas al pueblo de Ucrania y las distribuyen. 

Y dos, el ejército ruso encuentra a un soldado ucraniano herido, en tierra, abandonado tres días antes por los suyos con una pierna podrida por una herida gangrenada, lo rescatan, lo tratan, lo someten a una inevitable y urgente cirugía, le cortan la pierna y le salvan la vida. 

El soldado reconoce todo, lo agradece y contacta a su familia.

 Pero son noticias que no existen porque las ignora la gran prensa mentirosa, que prepara otra Bucha o está inventando unos falsos e inexistentes laboratorios biológicos rusos para voltear la fundamentada denuncia rusa de que los laboratorios, los reales y únicos, son obra criminal de EU y de Ucrania para infestarla a ella.

Lo que quiero añadir ahora a esta guerra al revés o patas arriba que algunos analistas han calificado de híbrida porque es a un tiempo militar, política, económica y mediática, es justamente lo que le aporta a ella el control absoluto de los medios que EU ha puesto en manos de Ucrania. 

Son más de 150 organismos altamente especializados en forjar mentiras e imponerlas en los medios. 

Son organismos conectados con la CIA, la USAID y otros amos de las redes. 

Esos organismos redactan las noticias, deciden qué va y qué no va, y simplifican las cosas para facilitar que el dócil público al que van dirigidas, se las trague. 

Y es importante que hayan sacado antes de circulación a todo portal capaz de desmontar esas mentiras, lo que han hecho con RT y Sputnik.

El alcance de los medios de EU que hoy sirven a Ucrania para mentir está dirigido a buscar voltear la realidad que no la favorece en el terreno. 

Como se controla todo lo relativo a los medios, se pone a ganar la guerra en ellos a quien la está perdiendo en la realidad de los combates y viceversa. 

Así los medios muestran que Ucrania está ganando la guerra mientras Rusia la pierde. 

Eso ayuda a Ucrania a mantener una idea falsa de la realidad, pero ¿hasta qué punto es capaz de mantenerse a lo largo de la guerra y cambiar su resultado? Parece que no, la mentira siempre tiene las piernas cortas, y al cabo la realidad se impone.

 Lo vimos antes en Vietnam y hace poco en Afganistán. 

Y las mentiras que ese poder mediático elabora y difunde son tan exageradas y repetitivas que eso está empezando a pasar también en este caso.

Termino comentando 3 noticias menos importantes pero que merecen atención.

  1. El chileno Lira ¿estaba o no en la pomada? Después de provocar un alboroto anunciando su desaparición y segura muerte en poder del gobierno de Ucrania, aparece vivo y sano, lo reconoce y no dice más nada. 
  2. ¿Es esto normal? ¿Y los muertos que denunció con sus cargos, nombres y apellidos? ¿No importan? ¿Están bien muertos? ¿Es este otro montaje para beneficiar a Ucrania? ¿Cuál fue su papel en ese show? ¿Por qué la prensa que se preocupó por él no se ocupa ahora de esos muertos?
  3. Alemania acaba de darnos un último ejemplo del nauseabundo racismo que los países europeos practican y proclaman. 
  4. Al producirse la derrota de EU en Afganistán, en agosto pasado, Alemania aceptó recibir familias de refugiados afganos a los que alojó en apartamentos en Berlín. 
  5. Pero ahora, con el flujo de refugiados ucranianos, “que sí son como nosotros”, es decir, arios, rubios, de ojos azules, el gobierno berlinés informa a los afganos, que tienen 24 horas para desalojar los apartamentos y devolver las llaves de los mismos para que los ocupen los ucranianos.
  6. Y para terminar, un toque ridículo y grotesco que nunca falta. Un ministro alemán dice a la revista Bild que, con la escasez y precio del gas, los alemanes deben bañarse poco, o no bañarse. Pero, eso sí, sin preocuparse, ya que el país está tranquilo esperando la llegada de unos simpáticos bacilos come sucio que borran la hediondez de los que no se bañan. 
  7. El ministro además informa que hay orden de que cada vez que haya que cerrar el gas, golpeen al tubo gritándole: –¡Toma, Putin! Igual que la imbecilidad, el ridículo tampoco tiene límites.

Tomado de: https://ultimasnoticias.com.ve/

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