Las conquistadoras desconocidas de América
- Juan José Robledo
- BBC Mundo
Después de meses de surcar el océano, de esquivar piratas y de sobrevivir al hambre y al escorbuto, 80 mujeres llegaron al nuevo continente en una endeble embarcación.
Era el siglo XVI y las crónicas sólo hablaban de Colón y de hombres temerarios que se lanzaban al mar.
Nadie hablaba de las primeras conquistadoras.
Su historia como la de otras mujeres que se embarcaron rumbo a América lleva siglos oculta en documentos y referencias, en historias que parecen imposibles como la de la vasca Catalina de Erauso, una monja adolescente que huyó del convento disfrazada de hombre para cruzar el Atlántico.
Del otro lado del océano se hacía llamar Francisco de Loyola o Alonso Díaz bajo su armadura y su secreto.
"Las mujeres de la época estaban en un segundo plano.
No podían sentarse en la misma mesa con un hombre.
Eran una propiedad que pasaba de mano de los padres a los maridos o a los hermanos.
No podían salir.
En América eran más libres del encorsetamiento que había en la Península Ibérica", comenta a BBC Mundo Elvira Menéndez, autora del libro "El corazón del océano" que reconstruye la historia de esas 80 mujeres.
La escritora encontró el rastro en los miles de documentos que se conservan en el Archivo de Indias de Sevilla.
La cadena de televisión Antena 3 de España acaba de producir una serie inspirada en su investigación.
En 1550 la corona española envió un barco con 80 doncellas al Río de la Plata con la misión de casarse con los colonizadores y evitar así el amancebamiento que ya tenían con las indígenas.
"Fueron enviadas para poblar la región, para evitar el avance de los portugueses y para frenar el mestizaje.
Los mestizos, según la legislación española de la época, heredaban todos los derechos y a la corona y a las familias en España no les interesaba.
Pero el mestizaje ya no se podía detener", comenta la escritora.
Las doncellas no sólo fracasaron en su misión sino que quedaron varadas en una tierra desconocida.
Entre piratas y selvas
La mayoría de las doncellas no superaba los 15 años de edad.
Provenían de Extremadura, de las mismas tierras ajadas y secas de donde saldrían personajes como Hernán Cortés, conquistador de México, o Francisco Pizarro, conquistador de Perú.
"Eran mujeres muy jóvenes y sin recursos.
Para casarte o incluso para entrar en el convento necesitabas tener una dote.
A algunas les impulsaría la curiosidad por el nuevo continente, la libertad", detalla Menéndez.
El viaje, no obstante, se transformó en una odisea.
El barco fue atacado por piratas franceses, luego se perdió cerca de las costas africanas mientras una pandemia de escorbuto les iba arrancando el cabello y la piel.
Al llegar a América un grupo de indígenas las hizo prisioneras.
"Al frente de la expedición estaba una viuda, Mencía de Calderón.
Ella las guió entre la selva con sus corsés y sus largos vestidos hasta Asunción (Paraguay).
En España no se sabía nada de ellas, pensaban que estaban muertas", describe la escritora.
Llegaron a su destino cinco años después.
Ya no había conquistadores para desposar, la situación política había cambiado y ellas se habían transformado.
Después del mestizaje
"En el camino se fueron despojando de sus creencias.
Cuando llegaron muchas se casaron con mestizos y otras se desperdigaron.
Sus descendientes formaron parte de las élites de Brasil, Uruguay y Paraguay durante años", agrega la investigadora.
"Estas historias nos hablan de los muchos matices y datos desconocidos que hubo en la conquista.
Se mataron indígenas pero también se les defendía.
Hay casos de españoles que se consideraban indios.
En el caso de las mujeres su papel fue determinante para el intercambio cultural, para la transformación que hubo en Europa en temas tan diversos como la alimentación", detalla la experta.
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