Palestina: Un
nombre que nos estremece
5 noviembre 2020
Desde el 14 de mayo del año 1948, cuando nace
este consorcio israelí, que conjuga los intereses políticos, económicos,
hegemónicos de un holding de países occidentales, han transcurrido siete
décadas de crímenes.
Como también 72 años de saqueo,
usurpación, destrucción de áreas de cultivo, demolición de viviendas,
segregación, construcción de un muro de apartheid, los intentos de
invisibilizar la historia, la arqueología, la cultura palestina, enmarcado todo
esto, en un proceso de colonización por parte de extranjeros ateos muchos de
ellos y otro tanto de creencia judía.
Hablo
de hombres y mujeres ajenos a Oriente Medio, que comenzaron a instalarse en
tierras de Palestina a partir de fines del siglo XIX.
Ello,
en el marco de una
operación estratégica, de carácter geopolítico diseñada por un grupo de europeos, gran parte de ellos
multimillonarios, alentados por el imperio británico y su afán de controlar la región de Asia Occidental.
Mitos Fundacionales
Esa alianza estaba destinada a reconfigurar el mapa de Oriente
Medio, donde se conjugaron intereses de otras potencias, para así concretar el
reparto de influencias a través del llamado Acuerdo Sykes-Picot (del
año 1916, entre Gran Bretaña y Francia.
Un Acuerdo
que hace su aparición en el escenario internacional gracias a la denuncia del
naciente Gobierno soviético en pleno desarrollo de la primera guerra mundial y
con clara visión (en correspondencia con sus intereses), donde estas potencias
occidentales europeas dibujaron sus áreas de influencia, establecieron sus
límites fronterizos donde desarrollar su ejercicio de la rapiña, definiendo
donde se establecerían en la zona tras el derrumbe del imperio otomano.
Un reparto
territorial donde el recurso petróleo y el control de futuros corredores
energéticos se mostraban como elementos centrales y dentro del cual, las
aspiraciones del mito
sionista de
dotarse de un territorio se engarzaban en esta idea de dominio regional,
alentados, por la llamada Declaración Balfour, que
demuestra la conjunción de intereses imperiales británicos junto al proyecto
colonizador sionista.
Una mezcla explosiva dominada por la
ambición y
donde los derechos de millones
de seres humanos, habitantes de la región, simplemente representaban un
obstáculo, sin importancia frente a esta concepción imperial.
Una declaración propia de mentalidades y prácticas imperiales,
que prometía algo (la tierra palestina para conformar un hogar nacional judío) que los ingleses no poseían y a la cual no tenían derecho
bajo ninguna ley internacional.
En ella
se solicitó, al multimillonario Rothschild, el encargo de transmitir el apoyo
imperial al sionismo
“Estimado Lord Rothschild.
Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno
de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de
los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.
El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el
establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de
sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando
bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y
religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos
y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país.
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta
declaración en conocimiento de la Federación Sionista.
Sinceramente suyo, Arthur James Balfour".
El objetivo sionista de construir este ficticio “hogar nacional judío” se concretaría el año 1948.
Hablo de un establecimiento artificial,
a costa de los intereses y derechos del pueblo palestino, pues se diseñó y se concretó bajo
líneas políticas internacionales derivadas del acuerdo de las grandes potencias
de hacer la vista gorda de los afanes de colonización y ocupación por
extranjeros de ideología sionista y creencia religiosa judía, cuyo máximo
argumento para instalarse en aquellas tierras se fundaba en dos mitos tan infantiles como irreales:
primero, la idea que Palestina era una tierra prometida y
segundo
esa tierra prometida sería para un pueblo elegido.
Es decir, una
divinidad con dominio en vastas áreas del planeta, que le otorga a un puñado de seres
humanos, creyentes en una religión monoteísta y auto considerados predilectos
sobre toda la humanidad (creencia
de por si megalómana) una
porción del planeta que ya estaba habitada por una comunidad establecida por
generaciones.
Palestinos
que verán truncado su presente y su futuro, además de
invisibilizados su pasado a manos de extranjeros codiciosos y sedientos de
sangre y de territorios.
Expansión
sustentada en falsificaciones, según el trabajo de intelectuales como el
historiador israelí Shlomo Sand, quien sostiene en su libro When and how was
the land of Israel invented que “el
sionismo robó” el
término religioso Eretz Israel (tierra de
Israel) y lo convirtió en un
término geopolítico.
En un
trabajo anterior, “La
Invención del pueblo judío” ya Sand
había generado enorme polémica al afirmar que no existía un pueblo judío que se hubiese exiliado hacía
dos milenios y que hubiese sobrevivido a ese transtierro.
Para
Shlomo Sand, “la mayoría
de los judíos de Europa del Este son descendientes de sociedades o personas que
se convirtieron al judaísmo en suelo
europeo”.
Libros, Música, BDS: Parte de
la Lucha
Para
conocer de este proceso colonialismo y ocupación el autor de esta crónica nos
invita a leer un libro de su autoría “Palestina:
Crónica de la Ocupación Sionista” que ha tenido una gran recepción allí donde
ha sido presentado y que producto de la pandemia del Covid 19 ha utilizado
masivamente las redes sociales, para que vía conferencias virtuales sea
conocido por una gran variedad de público, interesados en saber de buena tinta
sobre la lucha del pueblo palestino.
Esta creación, fuera de cualquier
consideración autorreferencial, es un libro necesario de leer.
Fundamental en
momentos que Palestina está sometida a enormes presiones por parte de Israel y su padre putativo (Estados Unidos), decididos
a llevar adelante una política de sometimiento total, a partir de lo que este
contubernio denomina “El Acuerdo del siglo” que
de convenio tiene lo mismo
que el sionismo de humanista.
Una
falsedad cuyo nombre exacto debe ser el de “La
Imposición del siglo” sin participación alguna de Palestina y al cual se
ha obligado a dar su apoyo y aval a gobiernos y monarquías reaccionarias
mediante el llamado proceso de normalización, establecido entre algunos estados
árabes como Sudán, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, con la entidad sionista.
Esto, en una conducta
de clara traición a los
intereses del pueblo palestino, sometidos al chantaje y la presión
imperial y alejándose de los acuerdos del mundo árabe respecto a mantener la
presión sobre la entidad infanticida hasta lograr la autodeterminación del
pueblo palestino.
Estados árabes que se
han puesto, a través de la acción de sometimiento de sus gobiernos, al lado de los criminales, los victimarios, aquellos que desean concretar el exterminio del pueblo palestino.
Monarquías
totalitarias cuyas dinastías remontan el dominio sobre sus pueblos desde
mediados del siglo XVIII coaptados por el imperialismo
y el sionismo, que les garantizan protección y seguridad frente a las
demandas de sus propios pueblos por mayores niveles de participación y apertura
política.
O, como en el caso de
Sudán, se le ofrece a cambio de la traición al pueblo palestino, sacar a ese
país de la lista de estados terroristas y así darles algo de respiro frente a
años de bloqueo, sanciones, embargos.
Es el precio por
pagar para que Washington, obsequiosamente, les
permita respirar.
Es la oferta del
imperio “o mueres o
te sometes a lo que te ordeno”
En este
libro sobre Palestina, el autor afirma, con convicción, que ofrece su
solidaridad y su apoyo irrestricto a Palestina y a su pueblo, con base en
hechos concretos en una historia de lucha y resistencia tejida a lo largo de
décadas, llevada a cabo por hombres y mujeres que han poblado esas tierras
milenarias, donde la han regado con sus sangre y esfuerzo, contra una sociedad
enmarcada en una mitología victimista y falsaria.
El libro Palestina: Crónica de la Ocupación Sionista, brinda una visión del conflicto que se nutre, además,
con la experiencia directa en terreno, experimentando de primera mano el dolor
frente a la ocupación, la demolición de los hogares de familias palestinas, la
destrucción de sus cultivos, la limitación de sus desplazamientos.
Una
barbarie que destruye a las familias palestinas demuele sus hogares hasta los
cimientos, con una perversidad difícil de igualar, que
ha erigido un muro de vergüenza y oprobio que separa familias, aldeas, pueblos,
que fragmenta el territorio de Cisjordania, que hace inviable pensar en una
Palestina con autodeterminación.
Una de las ideas, que
es dada a conocer permanentemente en el texto citado, es consignar que la
lucha, tanto en Palestina como en el exterior, es contra el sionismo y su política colonizadora.
Aseverando que la
violencia que se vive en Palestina es producto de la invasión y de la expansión
de los asentamientos ilegales de colonos.
No es posible entender la violencia en Palestina y en
Oriente Medio en general sin que esté asociada a la existencia del sionismo, que ha hecho de la agresión, la desestabilización, las
presiones ejecutadas por orden de su padre putativo, el eje de su política
exterior.
No habrá paz en Oriente Medio y en el mundo en general
sin que signifique la desaparición del sionismo.
Señalaba,
en un artículo escrito para segundopaso.es que “cualquier
acusación provocadora que trate de equiparar la denuncia contra el sionismo con
la incitación al odio racial, religioso o étnico, es falsa.
Ser
antisionista no es ser antijudío ni antisemita.
Plantear que
cualquier crítica contra la política sionista es
una demostración de antisemitismo es influir para que se promulguen
legislaciones que criminalicen a quienes critican a Israel
y su política de colonialismo, ocupación y Apartheid contra el pueblo
palestino.
Cuestión absurda, pues
las críticas a la ideología sionista es una
censura política, y acusar de antisemitismo a quien emite estas opiniones es
una falacia, pues en esta
lucha, los únicos semitas son precisamente los palestinos”
Palestina
está sufriendo hoy una serie de maniobras, destinadas a intensificar la
colonización y la ocupación de su territorio, además de sumar a monarquías y
gobiernos árabes corruptos en la política de “normalización”
política y de relaciones más amplias entre algunos países árabes con la
entidad infanticida israelí.
Los planes por parte
de Israel de anexar los Territorios Ocupados Palestinos de Cisjordania y el
Valle del Jordán son medidas unilaterales.
Un nuevo
crimen de guerra que comete el sionismo internacional en contra del pueblo
palestino y que al contar con
el silencio cómplice de Sudán, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y en general una
Liga árabe que sucumbe a las coacciones y apremios del imperialismo, se
convierten en cómplices
del régimen criminal, racista e infanticida israelí.
El régimen israelí es un grupo de
mafiosos, de ladrones, que roba las tierras de los palestinos y
desprecia sus derechos y frente a esta realidad resulta aún más escandaloso e
indigno el silencio obsequioso de la mal llamada comunidad internacional.
Sobre todo, ante la
nueva aprobación del gobierno corrupto del procesado Benjamín
Netanyahu, para seguir construyendo asentamientos ilegales en los
territorios palestinos.
Poblados por colonos extranjeros, los más violentos y extremistas
de un colectivo, que per se representan una sociedad enferma.
El régimen
israelí es simplemente un grupo de mafiosos, una sociedad salteadora de tierras
palestinas.
La oenegé israelí
Peace Now (Paz Ahora) ha denunciado que, en lo que va del año 2020, se ha
registrado un número récord de autorizaciones para construir viviendas ilegales
en los asentamientos israelíes: un total de 12.000 unidades en la Palestina
ocupada.
Los planes expansionistas del régimen israelí se han intensificado durante el
mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, lo que demuestra el peligro para Palestina,
Asia Occidental y el mundo de esta alianza entre el imperialismo y el sionismo.
¿Cómo enfrentar a esta entidad criminal, infanticida, racista, supremacista que es
el régimen sionista?
¿Cuáles son
las formas de lucha contra una entidad que goza de la impunidad y protección de
Estados Unidos y sus aliados?
Las formas, a mi
entender, deben ser diversas, clásicas y también novedosas, incluso con la
música como la que nos ofrece el cantautor chileno Francisco Villa como
presentación musical al inicio de este texto cuya letra y notas de amor por
palestina pero también notas como balas al centro del corazón del enemigo
sionista.
Pasan por la legítima
defensa armada, la resistencia civil, el apoyo internacional para derrotar a
esta sociedad enferma, ladrona, asesina.
Uno de los mecanismos
de presión que ha mostrado su eficacia es intensificar la ya establecida
campaña mundial del Boicot, Desinversión y
Sanciones (BDS)
“Cuantos más países
se sumen a la campaña (del BDS) más temprano que tarde se podrá terminar con el
sionismo como potencia ocupante colonizadora de
Palestina”
Sostuve,
hace unas semanas cuando los Emiratos Árabes Unidos (EAU) decretó el fin del
boicot al régimen de Israel, que la campaña del BDS se podría ver afectada por
estas monarquías traidoras pues de inmediato, la dinastía gobernante señaló,
que ya no seguiría el boicot contra el sionismo establecido
desde el año 1967.
A pesar de estas
medidas de “normalización” traidoras, de las
leyes que criminalizan el BDS, donde los grupos de presión sionistas andan desesperados por las cancillerías del
mundo reuniendo apoyos a su decisión de forzarnos a detener esta campaña
pacífica, pero efectiva contra la entidad infanticida,
la campaña del BDS seguirá su curso.
Esto, pues es una
manera de enfrentar a los criminales autoproclamados
“pueblo elegido”, que está
inspirado en el movimiento contra el apartheid en Sudáfrica, que logró el fin
de ese régimen segregacionista y criminal generando un apoyo internacional
fuerte y vigoroso.
Impidiendo que
deportistas, músicos, académicos, científicos, entre otros, que son parte de
una sociedad regida por un régimen racista,
anden maquillando por el mundo la imagen del racismo, el crimen y la
segregación.
En
Palestina, con relación a los extranjeros ocupantes debe suceder lo mismo.
No más
sionismo, no más ejército ocupante, no más colonos extremistas, no más
ladrones, no más una entidad infanticida.
En Palestina, la
lucha victoriosa contra el opresor será realidad.
Y, será acompañado
del apoyo del eje de la resistencia, que significará ver arrancar como cobardes
a aquellos que se han especializado en asesinar a inocentes y desarmados.
Bien sabemos y hemos
sido testigos, que cuando el sionismo debe
enfrentar a combatientes armados suele terminar llorando sus muertos, pues
saben que plantar cara a un contrincante que devuelve las balas no es lo mismo
que asesinar niños o dispararles, a manos de un francotirador, a hombres,
mujeres y niños desarmados.
La
lucha sostenida del pueblo palestino y la expulsión definitiva de todos
aquellos que sustentan una ideología asesina como es el sionismo será una
realidad, más temprano que tarde.
Eso lo sabe Netanyahu y los suyos.
Lo sabe el ejército
ocupante, lo tiene muy claro el lobby sionista en
Estados unidos, Francia y Gran Bretaña, al igual que las monarquías y
gobiernos árabes corruptos, que caerán en el mismo basurero que el sionismo.
Palestina está,
permanentemente, en la mente y corazón de nuestros pueblos, es un nombre que
nos estremece y eso es más fuerte que cualquier bala o bomba sionista.
Tomado de: https://www.telesurtv.net/
Y Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google;libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En: Facebook; //Adolfo León Libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario