jueves, 12 de marzo de 2015

12 mar. 2015

Sanciones de Obama a Venezuela quizás no sean por su “profunda preocupación” acerca de derechos políticos


La Casa Blanca, anunció el lunes la imposición de nuevas sanciones sobre varios funcionarios venezolanos, pronunciándose “profundamente preocupados por los esfuerzos del gobierno venezolano por escalar la intimidación a sus opositores políticos”: profundamente preocupados. El presidente Obama también, según informes con cara seria, declaró oficialmente que Venezuela presenta “una amenaza extraordinaria a la seguridad nacional” de los EEUU -una declaración necesaria para justificar legalmente las sanciones.
Hoy, uno de los aliados más cercanos en el planeta del gobierno de Obama, Arabia Saudita, sentenció a uno de los pocos activistas de derechos humanos independientes del país, Mohammed al-Bajad, a 10 años en prisión bajo cargos de “terrorismo”. Esto es completamente consistente con la represión sistemática y extrema de ese régimen que incluye espantosas decapitaciones estatales a un índice récord, flagelaciones y encarcelamientos largos en contra de blogueros antirrégimen, ejecuciones de aquellos con creencias religiosas minoritarias y la explotación de las leyes sobre el terror para apresar hasta a los críticos más moderados del régimen.
Absolutamente nadie espera que el “profundamente preocupado” presidente Obama imponga sanciones sobre los sauditas –ni sobre ninguno de los otros aliados fieles de EEUU, de Egipto a los EAU cuya represión es mucho peor que la de Venezuela. Quizás aquellos que de verdad creen en que las proclamas estadounidenses sobre imponer sanciones a Venezuela en rechazo a la supresión de la oposición política puedan dedicar un poco de tiempo a pensar sobre a qué se debe esa disparidad.
Que nada es menos sincero que la pretendida preocupación de EEUU sobre la represión política es demasiado evidente para debatir. Apoyar a los regímenes más represivos del planeta con el fin de oprimir y controlar a sus poblaciones es y ha sido desde hace mucho tiempo un elemento de la política exterior estadounidense (y británica). Los “derechos humanos” es el arma invocada por el Gobierno estadounidense y sus medios de comunicación leales para demonizar cínicamente a los regímenes que se niegan a seguir los dictámenes de EEUU, mientras que tiranías mucho peores son constantemente ignoradas, o alabadas expresivamente, cuando son llevadas a cabo por regímenes complacientes tales como aquellos en Riyad o El Cairo (vea este artículo de USA Today, uno de tantos, recientemente alabando a los sauditas como uno de los países “moderados” de la región). Esta es exactamente la táctica que conduce a los neoconservadores a fingir preocupación por las mujeres afganas o el suplicio de los homosexuales iraníes cuando hacerlo ayuda a generar rabia de guerra en contra de esos regímenes, mientras se acurrucan a regímenes de lejos mucho peores pero de lejos mucho más complacientes.
Cualquier persona racional que vio a todo el más alto eslabón del gobierno estadounidense dejar caer lo que estaban haciendo para hacer una peregrinación a Riyad para rendir tributo a los monarcas sauditas (Obama recortó una visita de Estado a la India para hacerlo), o que ha visto la montaña de armas y de dinero fluir hacia el régimen en El Cairo, no harían sino carcajear al oír a funcionarios estadounidenses anunciar que están imponiendo sanciones para castigar la represión contra la oposición política. Y de hecho, eso es lo que la mayoría del mundo, más allá de EEUU y Europa hace cuando escucha ese tipo de afirmaciones. Pero desde la perspectiva de funcionarios de EEUU, eso está bien, porque esas pretendidas nobles intenciones tienen la intención de ser consumidas en lo doméstico.
En relación al decreto de Obama de que Venezuela ahora presenta una “extraordinaria amenaza a la seguridad nacional” de los Estados Unidos, ¿hay alguien en algún lugar que quiera defender el raciocinio de esa afirmación? Piense en lo que dice sobre nuestro discurso que funcionarios de Obama sepan que pueden emitir semejante tontería insultante sin consecuencias.
Pero lo que no es muy obvio para señalar es lo que EEUU está en verdad haciendo en Venezuela. Es verdaderamente impresionante cómo la misma gente que pide acciones estadounidenses en contra del gobierno democráticamente electo en Caracas son los que de manera más agresiva se burlan de los líderes venezolanos cuando señalan que EEUU está trabajando para socavar su gobierno.
El peor delincuente mediático en este aspecto es el New York Times, el cual explícitamente celebró el golpe apoyado por los EEUU de 2002 contra Hugo Chávez como una victoria para la democracia, pero que ahora con regularidad minimiza la noción de que EEUU podría hacer alguna cosa tan retrógrada como socavar al gobierno venezolano. Asista este video corto del lunes donde el siempre excelente Matt Lee de Prensa Asociada cuestiona a la portavoz del Departamento de Estado esta semana luego de decir que era una “locura” pensar que los EEUU podrían hacer semejante cosa.
La verdadera pregunta es esta: si la preocupación sobre la opresión de los derechos políticos no es la verdadera razón por la cual EEUU está imponiendo sanciones sobre Venezuela (¡Dios nos libre!), ¿cuál es? Entre los más perspicaces comentaristas sobre la política estadounidense en América Latina está Mark Weisbrot de Just Foreign Policy. Lea su excelente artículo para Al Yazira sobre el reciente decreto de Obama sobre Venezuela.
En esencia, Venezuela es uno de los pocos países con reservas petroleras significativas que no se somete a los dictados de los EEUU y que esto simplemente no puede permitirse (este tipo de países siempre encabezan la lista de Países a ser Demonizados por el gobierno estadounidense y los medios). Más allá de eso, la popularidad de Chávez y la mejora relativa de los pobres de Venezuela durante sus políticas redistributivas petrifica a las instituciones neoliberales por su capacidad de servir como un ejemplo; así como la economía cubana fue ahorcada por décadas de sanciones estadounidenses y luego exhibida por los EEUU como un fracaso del Comunismo, subvertir la economía venezolana es fundamental para destruir este éxito.
Como nota Weisbrot, cada país en el hemisferio excepto por los EEUU y Canadá, se han unido para oponerse a las sanciones estadounidenses contra Venezuela. El jefe de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) emitió un comunicado en febrero señalando que “Unasur rechaza cualquier intento externo o interno de interferencia que busque interrumpir el proceso democrático en Venezuela”. Weisbrot compara el decreto de Obama esta semana sobre Venezuela con un decreto bastante similar del presidente Reagan en 1985 de que Nicaragua era una amenaza a la seguridad nacional de EEUU y destaca que: “El gobierno de Obama está más aislado hoy en América Latina de lo que siquiera el gobierno de George W. Bush lo estuvo”.
Si Obama y seguidores quieren castigar y/o derrocar al gobierno de Venezuela porque se rehúsan a cumplir con los dictámenes de EEUU, debería al menos ser honestos sobre sus posiciones para que se pueda ver su verdadero carácter. Hacer creer que algo de esto tiene que ver con la molestia del Gobierno estadounidense sobre la opresión de opositores políticos –cuando sus aliados más cercanos en el mundo son los campeones en eso –debería ser demasiado insultante hacia la inteligencia de todos para ser considerada una opción.
Glenn Greenwald
TOMADO DE: http://hoyvenezuela.info/

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