Siete Mujeres Extraordinarias

Autor

Jessie Wender

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Jessie Wender

Qué hacer fotografías de mujeres, tomadas por las mujeres, se parecen? En honor al Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, le pregunté a siete fotógrafos de National Geographic femeninas para compartir una imagen que tomaron que revela la experiencia de una mujer. En un mundo donde la igualdad de género sigue siendo difícil de alcanzar, estas fotografías cuentan historias de esperanza, la valentía, la dificultad y la supervivencia. Quiero dar las gracias a los fotógrafos increíbles por su visión y dedicación para compartir historias de experiencias de las mujeres en todo el mundo.

***Nota: Comparto este impactante trabajo de Jessie Wender, me explico;  Me sentí tan Golpeado por los comentarios al pie de cada foto, hechos por las Autoras  que las tomaron, que en si les dan los verdaderos  significado a cada una de las mismas; convirtiendo este magnífico trabajo en la información del drama que viven nuestras mujeres en el mundo, no siendo una historia más conmovedora que la otra, todas son de gran impacto, algo que debieran ver, analizar y tratar de remediar las autoridades a nivel mundial y no digo saber, pues estos son dramas del día a día en cada país donde,  las mujeres se siguen vejando y lo triste, que lo  saben  los hipócritas gobernantes de cada región mencionada en este Articulo; Y lo peor es, que se tengan conciencia, y no hagan nada para remediarlo, que todavía el pleno siglo 21, existan y se vivan estas historias.

Y para darle mayor peso a mis comentarios les agrego, los hechos por los lectores de este trabajo, verán que no soy el único impactado por el mismo. 

Filomena, Haití, 1988
Fotografía de Maggie Steber

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Filomena era una colegiala en un pequeño pueblo llamado Beauchamps en el noroeste estéril de Haití, donde no crece nada, excepto árboles de mezquite cortos.Es una de las áreas más grandes de carbón que producen, y la deforestación abrumadora crea un paisaje empobrecido que late a la gente. Fotografié Filomena en 1988. Por ahora ella es una mujer adulta. En esta fotografía de ella veo el gran espíritu y fortaleza del pueblo haitiano. En el rostro de Filomena brilla el orgullo en la historia singular de su país en la primera república negro en el mundo que nace de una rebelión exitosa de esclavos. Le encantaba la escuela y tenía la determinación de aprender. Me encantó el vestido, el mechón de su cabello, y un aire de posibilidad que la rodeaba.

Las mujeres haitianas son los que hacen correr Haití. Ellos son el pegamento de esta pequeña nación, ya sean mujeres del mercado de venta de verduras, carbón y ropa usada, o de clase media y las mujeres más ricas que ejecutan sus propios negocios o trabajan como profesores o políticos. Cuando una mujer mercado camina por la calle con una gran canasta o un cubo de agua en equilibrio sobre su cabeza, ella camina como una reina. Vi esta misma cosa en Filomena, una reina en la fabricación.

La esperanza del futuro de Haití está en los niños. Una vida hardscrabble o bien se les aplasta o los hace más fuertes, y en este caso, se hizo más fuerte Filomena. Ella mantuvo la cabeza en alto, incluso si ella era pobre. Por lo menos que podía leer, escribir y sumar números. Cuando le muestro mi trabajo en Haití, siempre termino con Filomena ya que en su cara se representa toda la esperanza y los sueños de una nación. Y de las mujeres everywhere.- Maggie Steber

Safeya Sayed Shedeed, 2012
Fotografía de Laura El-Tantawy

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En algún lugar entre el miedo y el dolor a menudo hay lágrimas. He visto charcos de ellos. Normalmente, me puse mi cámara hacia abajo. Se siente como que estoy imponiendo en un momento profundamente íntimo y privado. Safeya Sayed Shedeed es madre egipcia cuyo hijo fue asesinado por la policía el 28 de enero de 2011, un día lugareños llamaron el "Viernes de la Ira". Fue tres días después del inicio de las protestas que eventualmente no asentada ex hombre fuerte de Hosni Mubarak. Safeya estaba sentado contra el asfalto abrasador del verano, vestido de negro de pies a cabeza, como es costumbre en Egipto, cuando uno está de luto. A veces, el negro nunca es reemplazado por otro color, una señal de que el corazón todavía está en una profunda tristeza a pesar de que el alma está tratando de recuperarse. "Quiero vengar a mi hijo", me dijo. "¿Quién va a obtener los derechos de mi hijo de vuelta?" Safeya estaba entre un grupo de mujeres que perdieron a seres queridos durante las protestas violentas.

Fotografiar los disturbios en Egipto fue una experiencia profunda para mí como un egipcio. Vi crecido hombres lloran como niños y mujeres de edad avanzada gritar en la parte superior de sus pulmones como guerreros. También conocí a la mujer como Safeya cuyas lágrimas se han filtrado profundamente en la tierra. Vuelvo a esta fotografía a menudo. Me pregunto acerca de su expresión, que siempre me llamó la atención como un lugar entre la paz y la tristeza. Me pregunto cómo se puede reunir la fuerza. Conocí a otras madres cuyos hijos fueron asesinados en la revolución.Uno de ellos me dijo que a menudo sale a la calle en busca de su hijo entre sus amigos. Otro me dijo que ella capta a sí misma tener conversaciones con su hijo mientras está en la cocina, cocinando o sentado en la sala de estar. Me pregunto si Safeya pasa por esto también. ¿Todavía visten de negro? Me pregunto cómo será el futuro de Egipto será mirar hacia atrás a cientos, si no miles, de personas como Safeya cuyas vidas cambiaron para siempre en el curso de la lucha por alcanzar la dignidad y el respeto por all.- Laura El-Tantawy

Cynthia (22) y Vivian (4 meses) en casa, 19 de octubre 2013
Fotografía de Kitra Cahana

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Conocí a Cynthia Santana y su hijo de cuatro meses de edad del bebé, Vivian, en una mañana fría en el suburbio de Houston de la primavera. Yo estaba caminando por una línea de vehículos que esperan en un estacionamiento de la iglesia para la despensa de alimentos dirigida por voluntarios para abrir. Me acerqué a cada ventanilla bajada con una solicitud para seguir a la casa del conductor para una fotografía. Mi misión era pintar una imagen de lo que la inseguridad alimentaria en un suburbio americano se parece hoy para el National Geographic artículo de la revista explorar el hambre en América .

Cynthia y su familia fueron lo suficientemente valientes como para ponerse de acuerdo. En casa me dijo lo difícil que fue su embarazo. "Cuando estaba embarazada todo lo que tenía para comer era cereal. Cereal, cereal, cereales. No había nada más en la casa. "Reunión Cynthia y su familia, y ser testigo de cerca la extrema disparidad entre los que tienen y los que menos tienen en un suburbio de Houston en expansión, era inquietante. Cynthia trajo a su feto a término en calorías vacías. ¿Por qué? Es su salud y la salud de su bebé sea menos importante que cualquier otra madre? Para mí, la persistencia de la inseguridad alimentaria en un país rico como Estados Unidos refleja una sociedad que elige a valorar ciertas vidas sobre otros. En el Día Internacional de la Mujer que vamos a resolver para luchar por todas las vidas que lo valoren equally.- Kitra Cahana

Trabajador de fábrica, Ciudad Juárez, 1998
Fotografía por Nina Berman , NOOR

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Yo estaba en Ciudad Juárez en agosto de 1998, fotografiando una historia sobre las mujeres y las niñas que habían desaparecido y fueron asesinados en lo que ahora comúnmente se llama feminicidio. Una chica que trabajaba en una maquiladora o fábrica, dentro de una zona de libre comercio había estado esperando el autobús cuando fue secuestrada. Me gustaría pasar el rato en esa estación de autobuses a ver qué podía encontrar, y una noche vi a esta chica. Ella tenía 16 años ganó $ 50 a la semana de trabajo del turno de noche en una maquiladora en las afueras de la ciudad. Ella estaba esperando solo el autobús para llevarla allí. Ella no me dio su nombre, pero ella me dejó entrar en su espacio, y me hizo esta foto, muy cerca mientras se quedaba fuera en sus pensamientos.

Ella estaba en un lugar público. Ciertamente, un fotógrafo de sexo masculino podría haber hecho una fotografía. Pero como mujer pienso que ella se sentía segura conmigo, lo suficientemente seguro para permanecer en sus pensamientos y me permitiera ver por un momento sus cargas y sueños sin girar away.- Nina Berman

Dr. Árbitro bis Malaha Haqmal, 39, Khost, Afganistán, 2013
Fotografía por Andrea Bruce , NOOR

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En la última década, a menudo he fotografiado la guerra y sus secuelas. Pero nunca antes había visto la sangre y la muerte se encuentran en los hospitales de maternidad de Afganistán. Yo estaba asombrado de las pocas mujeres afganas que luchan para salvar las vidas de madres y bebés de su país. La primera generación de parteras y médicos afganos entrenados y educados son guerreros invisibles del país, luchando contra una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo.Después de años de escolaridad o formación médica, estas mujeres están trayendo saneamiento simple, entendimientos básicos de medicina y atención de emergencia a los hospitales maternos que están en necesidad desesperada. Caminos rotos, puestos de control y la violencia, las drogas no regulados, y una cultura que les priva de poder ha creado una tormenta de problemas en Afganistán, donde las mujeres y los niños están muriendo en cantidades récord durante el parto. Porque la sociedad rara vez permite a los médicos de sexo masculino para trabajar en pacientes de sexo femenino, las mujeres, como el Dr. Hagmal han vuelto más crítico lifesavers.- de Afganistán Andrea Bruce

Phyllis Blanca, Instituto Correccional de Mujeres, Pewee Valley, Kentucky, 1978
Fotografía por Melissa Farlow

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Me convertí en un fotógrafo en un momento en que se alienta a las mujeres a seguir sus sueños en menos profesiones tradicionales. Me preocupaba profundamente por la justicia social y los derechos de las mujeres. Mientras que en una misión conocí a Phyllis White, que había sido violada a las cinco, violada a los 13 años, y encarcelado por disparar a su novio en defensa propia. Ella había pasado nueve años de confinamiento, lo cual era alrededor de un tercio de su vida. Acerca de su trabajo interno, dijo, "Creo que hice mi peor error diciendo que quería ir a la lavandería. La ropa estaba tan caliente. Me tomaría 15 minutos para planchar uno estatales de vestir-15 centavos de dólar por día ".

Durante los próximos cuatro años, ya que fotografié, nos hicimos amigos. Mi presencia en una audiencia judicial le impidió una tercera condena por delito que habría repudiarla por vida. Observé su ascenso por encima de su pasado violento a cambiar su vida. Las mujeres que son víctimas de la violencia y el abuso doméstico tienen un camino difícil de recorrer. Mi historia no cambió su vida, pero creo que yo le daba esperanza. Sé que soy más sabio haber sabido ella.- Melissa Farlow

Naima, Portland, Maine, 01 de junio 2004
Fotografía por Amy Toensing

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Hace diez años, cuando vivía en Portland, Maine, una gran población de refugiados somalíes se asentaron en la zona y el paisaje cultural estaba cambiando rápidamente. Las partes de la comunidad se abrazaron a los recién llegados y otras partes luchaban con el cambio. Quería saber más acerca de mis nuevos vecinos, y como mujer, yo estaba más interesado en las chicas adolescentes. Sabía por experiencia adolescencia femenina es un momento difícil y emocionante (por decirlo suavemente), pero no me podía imaginar navegar esos años como una niña musulmana mayoría de edad en el mundo occidental.

Terminé pasando mucho tiempo con Naima, que había huido de Somalia con su familia, vivía desde hace años en un campo de refugiados en África, y fue finalmente reubicados en los Estados Unidos en 2001. Cuando la conocí tenía 17 años de edad, escuela malabares y amigos al mismo tiempo que cuidan de sus padres, que lucharon más de lo que hizo con el lenguaje y su nuevo entorno. Ellos confiaron en ella para muchas tareas de adultos y su espera de defender y representar a su cultura.

Aprendí mucho de Naima, ella era valiente y divertido y tenía un corazón gigante.En esta foto estábamos pasando por el puerto cuando el viento cogió su pañuelo en la cabeza. Ella agarró con fuerza y luchó para reunir de nuevo juntos para formar de nuevo en algo que hold.- Amy Toensing

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