La guerra de Israel contra Al Aksa
El Noble Santuario, Al Haram al Charif, considerado por los
musulmanes el tercer lugar más sagrado del islam.
Más de 14 hectáreas con
fuentes, jardines, edificios y cúpulas.
En uno de sus extremos
está la mezquita Al Aksa. En el centro se sitúa
la Cúpula de la Roca. Todo el
área es considerada una mezquita, un
lugar sagrado para los musulmanes,
libremente profanada por fanáticos
sionistas, que irrumpen en el recinto una y
otra vez, protegidos por las
fuerzas de seguridad israelíes que ocupan el
lugar.
Atacan a los fieles
musulmanes, disparan nocivos gases lacrimógenos,
balas de goma, granadas
aturdidoras… lo hicieron este domingo, tras
la violencia y el caos de los días
previos, causando numerosos heridos
deliberadamente entre unos palestinos que
no amenazan a nadie.
Rezar en Al Aksa es peligroso. Israel la ha convertido en una zona de
Rezar en Al Aksa es peligroso. Israel la ha convertido en una zona de
tiro al palestino. Ni una palabra de Washington o de
otras capitales
occidentales denunciando esta guerra en tierra santa, esta
política
despiadada de un estado racista.
El domingo, la agencia
de noticias Maan informó que fuerzas israelíes “irrumpieron en el recinto de la
mezquita Al Aksa” una vez más, ahora
en “el último día de la festividad musulmana
del Sacrificio (Eid)”,
atacando con saña a pacíficos fieles palestinos,
aterrorizándoles como
en tantas ocasiones anteriores, forzándoles a defenderse
con sus
propias manos de unos soldados y policías fuertemente armados.
Un comunicado de la
policía mintió, alegando que las fuerzas de
seguridad fueron atacadas con
“piedras y cohetes”, a las que
respondieron empleando “medios antidisturbios”.
Pero los palestinos
solo respondieron después de ser atacados, no antes.
Colonos extremistas
fuertemente protegidos entraron provocativamente
en la explanada realizando
oraciones, con el pretexto de celebrar la
fiesta judía de los Tabernáculos
(Sukkot), que dura siete días a partir
del domingo, una festividad no
especialmente honrada.
Muchos judíos la ignoran
completamente. Algunos la conocen poco o
nada. La política racista israelí la
utilizó de forma provocativa,
aterrorizando al mismo tiempo a los fieles
musulmanes en la importante
festividad del Eid, impidiéndoles rezar en paz.
Yusef Mujaimar,
dirigente del movimiento Murabitún Al Aksa, dijo que
“la estrategia de
Netanyahu es cumplir las promesas hechas a su ala
derecha y a los extremistas,
llegando eventualmente a demoler Al Aksa
para construir, en su lugar, el tercer
templo”.
El parlamentario árabe
del Knesset Aymán Odeh dijo que “con el fin de
contrarrestar el complot israelí
dirigido a dividir la mezquita Al Aksa
entre musulmanes y judíos”, los
ciudadanos árabes israelíes van a venir
en masa a la explanada. “Ahora hay
multitudes en la mezquita Al Aksa
y mañana serán más, y pasado mañana más aún”,
añadió.
El objetivo “es derrotar
la idea de dividir Al Aksa y sus patios”, que es
un objetivo anhelado desde
hace tiempo por los fanáticos sionistas,
que quieren levantar un nuevo templo
judío en el lugar, toda una receta
para una guerra religiosa.
El intolerante Instituto
del Templo tiene planes detallados para construir
un nuevo templo judío. Para
ello, quieren controlar el lugar sagrado
musulmán.
Una política tradicional
permite a los judíos rezar solo en el Muro de las
Lamentaciones, adyacente a la
mezquita Al Aksa. Las fuerzas israelíes
irrumpen regularmente en el recinto y
atacan a los fieles musulmanes,
restringen o prohíben la entrada a la mezquita
y permiten que judíos
extremistas recen en un lugar que no les pertenece,
profanando el
tercer sitio más sagrado del islam.
Stephen Lendman vive en Chicago. Puedes contactarle en lendmanstephen@sbcglobal.net.
Fuente: Israel’s War on Al-Aqsa, CounterPunch, 28/09/2015
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
TOMADO DE: http://blog.disenso.net/
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