¿Quién diseñó este mundo? Reflexiones en torno a los atentados en París
GREGORIO J. PÉREZ ALMEIDA/OPINIÓN
I INTROITO
Duele de verdad el vil asesinato de esas personas, jóvenes la mayoría, en los atentados “terroristas” en París. Personas, como nosotros, ni más ni menos en su corporalidad, pero cuya “dicha” y “ventaja”, sobre nosotros, era vivir en la capital de un país imperial que aún disfruta de los privilegios económicos y culturales que le dejó en herencia el colonialismo ejercido por varios siglos sobre algunos pueblos del mundo no occidental, y que aún ejerce indirectamente asociado a corporaciones económicas y militares, de hechura estadounidense, como el FMI, el BM, la OMC, la OTAN, etc.
Pareciera que la globalización de la economía capitalista va acompañada, cada vez más íntimamente, por la violencia criminal asociada a dicha globalización, y las cifras de las víctimas de la violencia llamada “terrorismo” en el Norte Global comienzan a asemejarse a las del Sur Global.
En lo que se refiere al terrorismo como violencia con fines políticos, claramente hay una simbiosis entre terrorismo de Estado y terrorismo no estadal, de manera que estos atentados en París ya no se pueden explicar simplemente como una venganza de un grupo determinado, el Estado Islámico (ISIS), contra el Estado (y su pueblo) francés. La realidad es más compleja, porque es público y
notorio, esto es: un dato histórico, que quien propició y
prohijó, financió y armó al Isis fueron los países
imperiales de Europa, liderizados por Estados Unidos,
en su plan de cerrarle el camino hacia el Oriente Medio a
la Federación Rusa y a China, y de crear una nueva
geopolítica en la zona favorable a sus propósitos
expansivos neoliberales.
notorio, esto es: un dato histórico, que quien propició y
prohijó, financió y armó al Isis fueron los países
imperiales de Europa, liderizados por Estados Unidos,
en su plan de cerrarle el camino hacia el Oriente Medio a
la Federación Rusa y a China, y de crear una nueva
geopolítica en la zona favorable a sus propósitos
expansivos neoliberales.
Y existen preguntas que aclaran esta simbiosis: ¿No fue terrorismo de
Estado, y del más cruel y sanguinario, bombardear
poblaciones civiles como las de Dresde (1945), Tokio
(1942, 1944-45), Hiroshima y Nagasaki (1945) y Vietnam
(1966-69)? ¿No es terrorismo de Estado la desaparición
forzada de los 43 jóvenes de Ayotzinapa? ¿No fue
terrorismo de Estado la matanza indiscriminada de
venezolanas y venezolanos entre febrero y marzo de
1989?
Estado, y del más cruel y sanguinario, bombardear
poblaciones civiles como las de Dresde (1945), Tokio
(1942, 1944-45), Hiroshima y Nagasaki (1945) y Vietnam
(1966-69)? ¿No es terrorismo de Estado la desaparición
forzada de los 43 jóvenes de Ayotzinapa? ¿No fue
terrorismo de Estado la matanza indiscriminada de
venezolanas y venezolanos entre febrero y marzo de
1989?
Cuando analizamos los casos de violencia contra civiles que llamamos terrorismo, aparece una culebra, cuya cabeza es un Estado, que se muerde la cola formada por grupos organizados a expensas del mismo o de otro
Estado.
Estado.
II.- EN UN MUNDO PATAS ARRIBA LA VERDAD SE
DISFRAZA DE MENTIRA
DISFRAZA DE MENTIRA
Distintas son las hipótesis que se barajan para explicar y comprender tan horribles atentados, las más patas arriba son:
1ª) Es parte de una estrategia de los súper poderosos del consorcio financiero-militar francés para justificar su intervención directa en Siria, estilo 11 de septiembre de 2001, que sirvió para justificar la invasión estadounidense a Afganistán e Irak, además de conculcar derechos y libertades ciudadanas en el ámbito político.
2ª) Conectada a la anterior, es una salida rápida al problema de las migraciones masivas de no europeos que, cual bárbaros de la antigüedad, avanzan de nuevo sobre Europa, por lo que cerrar las fronteras de Francia no resultará chocante a ningún francés que se precie de tener tal gentilicio.
3ª) Es una acción terrorista planificada, monitoreada y ejecutada por el Estado Islámico en represalia por la participación de Francia en los ataques contra él.
Debe haber otras hipótesis, pero estas son las que más hemos escuchado. Las dos primeras son producto del descrédito que caracteriza a los gobiernos de Estados Unidos y Europa en su “guerra contra el terrorismo”. Ya el presidente Hollande habló de hacer una guerra implacable e inmisericorde al terrorismo islámico.
La tercera es tan “lógica” que amerita un poco más de reflexión, porque los
enemigos del ISIS, así como los de Al Qaeda, son
quienes propiciaron sus nacimientos como
organizaciones “terroristas”, pero no de cualquier terrorismo, sino uno con voluntad, práctica, de poder. Los talibanes en Afganistán y Al Qaeda en Yemen, e ISIS entre Iraq, Siria y Turquía, son engendros occidentales que desfiguran por completo la cultura musulmana y sirven para consolidar en los imaginarios occidentalizados la idea del “choque entre civilizaciones”, que debe culminar con un triunfo del Occidente, cristiano y civilizado, sobre el Oriente, musulmán y bárbaro.
Por cierto, ¿qué ha pasado con Boko Haram, el otro engendro islámico-occidental en Nigeria? ¿Ya no es enemigo de la humanidad?
III.- ¿QUIÉN DISEÑÓ ESTE MUNDO?
“Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también”, por lo que si algunas personas están sospechando
del Gobierno francés como autor de los atentados del
viernes 13 de noviembre, es algo que ya no nos
sorprende, porque la experiencia del 11 de septiembre
de 2001, en Estados Unidos, nos advirtió acerca del
comportamiento de los poderes imperiales al momento
de defender sus intereses y su necesidad de expansión
territorial.
Lo que debemos preguntarnos es cómo llegamos hasta aquí ¿Qué ocurrió
para que la vida de las personas no valga nada en las
luchas por el dinero y el poder? O, en palabras más crudas, ¿qué ocurrió para que la muerte violenta sea la que valorice, mediáticamente, la vida de las personas?
No hay que buscar en la historia lejana los rasgos de este comportamiento. No es una invariante cultural de la humanidad, tan propia del ser humano como el metabolismo sanguíneo, algo así como decir: “es que siempre el ser humano se ha matado por el poder”. No, este comportamiento criminal es muy
“moderno” y podemos rastrear su origen en el inicio de
la “modernidad” con la invasión y conquista, en el siglo
16, de los territorios que hoy llamamos América. Pero no vamos a alargar estas notas hasta aquellos tiempos, sino que podemos ubicar otro momento determinante de dicha modernidad a mediados del siglo XX , durante la guerra interimperialista que se conoce como Segunda Guerra Mundial.
Fue durante esa guerra que se instaló en la ideología bélica imperial ese rasgo aberrante que hoy identifica al “terrorismo”, estadal y no estadal, y que consiste en borrar las diferencias entre población civil y efectivos militares. La clásica distinción entre civiles y militares fue borrada a bombazos y metralla por los países “aliados”, encabezados por Estados Unidos, durante la llamada Segunda Guerra Mundial.
Todo comenzó con el bombardeo a Guernica (y Durango), el 26 de abril de 1936, que se considera el primer episodio de la “Guerra Total”, que pretende arrasar y exterminar todo, población, tierra e infraestructura, que se considere enemigo activo o potencial del capitalismo imperial y colonial, sean militares, con sus instalaciones bélicas y sus sistemas agresivos, o civiles: con sus casas de habitación y sus sistemas culturales y productivos. En menos palabras: ante un enemigo total, guerra total. Quien no sepa de Guernica porque ocurrió en la “prehistoria” o duda porque no fueron los “aliados” sino los nazis en complicidad con sus cofrades fascistas españoles, entonces que pregunte por Dresde, Tokio, Hiroshima, Nagasaki, Vietnam, Irak, Afganistán, Libia, y entenderá que el concepto de Guerra Total es un engendro occidental moderno. Luego de la guerra total, viene la reconstrucción total para beneficio de las potencias destructoras. Todo un portento de la planificación capitalista.
Hoy, siglo XXI, las naciones imperiales que idearon y pusieron en práctica el concepto de guerra total, condenan el “terrorismo” por seguir aferrado a dicho concepto. A veces la culebra se muerde la cola por obstinación.
IV.-¿POR QUÉ A MÍ?
Al igual que muchos estadounidenses en 2001, muchos franceses se estarán preguntando por qué los odian tanto si ellos solo han llevado civilización y progreso al mundo. Nada más ni nada menos que las ideas fuerzas de
la modernidad capitalista fueron paridas por ellas
(mujeres revolucionarias invisibilizadas y guillotinadas)
y ellos en el siglo XIX: propiedad privada, libertad,
igualdad y fraternidad. Hombres, blancos y cristianos:
pura civilización.
Recordemos algunos “inconvenientes” que ha tenido Francia al momento de expandir esas ideas fuerzas allende sus fronteras. La historia de Haití está muy lejana, pero vale la pena recordar que la Revolución haitiana ocurre en 1804, a escasos 15 años de la primera revolución política, económica y social en Europa que reconoce derechos a todos sus ciudadanos, pero la respuesta imperial fue enviar un ejército de 16 mil soldados para acabar con aquel reclamo de derechos que hacían las y los haitianos, negros y esclavos, que mantenían a los ciudadanos franceses con el sudor y la sangre de sus cuerpos mancilladlos. Negros, esclavos y paganos: pura barbarie.
¿Qué Haití es la prehistoria? pues, las historias de Indochina y de Argelia (para nombrar solo dos) están muy cerca en el tiempo, entre 1946 y 1962, como para olvidarlas. Fue Francia la que llevó a esos pueblos el terrorismo de Estado con el secuestro y la tortura como instrumentos de “persuasión”, pero cuando dichos pueblos decidieron liberarse del yugo colonial y utilizaron las mismas armas francesas para defenderse y echar a los invasores, surgió en Occidente el expediente de la “violencia terrorista” como arma de los que no tienen razón, de los salvajes, de los fundamentalistas. ¿Qué en Indochina y Argelia, Francia no estaba sola? Entonces vayamos a Ruanda antes, durante y después del genocidio tutsi (más de un millón de muertos en tres meses) ejecutado por los hutus, en 1994: fue la Francia
socialista de Mitterrand la cómplice silenciosa que armó
y apoyó técnicamente al ejército ruandés coautor del
genocidio. La culebra a veces se muerde la cola con
indignación y desespero.
Por cierto,
¿alguien recuerda el terrorismo utilizado por los sionistas para lograr instalarse y permanecer en los territorios palestinos que consideraban propios?
¿O no era terrorismo sino defensa propia?
Aquella culebra tenía dos cabezas,
una en Estados Unidos y otra en Europa, por lo que no le costó crearse no una sino varias colas.
V.- EXCURSO
Quienes han leído hasta aquí, tienen algunos argumentos y datos históricos que les ayudan a responder la pregunta de nuestro título y, seguramente, le estimularán a responder sus propias preguntas.
GREGORIO J. PÉREZ ALMEIDA
ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO/CIUDAD CCS
ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO/CIUDAD CCS
TOMADO DE: http://ciudadccs.info/
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