¿Despertará ahora la izquierda que se tragó el cuento del “Papa progre”?
Casi se ha llegado a convertir en una suerte de “dogma de fe” el carácter supuestamente progresista del Papa Francisco I. Sus manifestaciones públicas contra los “injusticias” o los “excesos del capitalismo” son amplificadas por todos los medios de comunicación.
Pero también una buena parte de la izquierda mundial ha asumido la presunta autenticidad del perfil que se le atribuye al argentino Jorge Bergoglio.
Mientras tanto, todas las decisiones y actuaciones de Francisco que ponen de manifiesto cuál es su auténtico posicionamiento político, así como su oscuro pasado, son sistemáticamente silenciados (…).
Cada frase, cada acción “renovadora” protagonizada por el Papa Francisco desde que iniciara su pontificado, es catalputada a los medios, recibiendo de éstos un atento seguimiento y un tratamiento marcadamente propagandístico.
Frecuentemente, su retórica es glosada también elogiosamente por una parte de aquellos medios de comunicacion que se reconocen como alternativos.
En esa línea, por ejemplo, recientemente el conocido filósofo Santiago Alba Rico escribía una encomiástica apología sobre la figura del Papa, que rompía las líneas rojas de la mesura que debe caracterizar el rigor de cualquier análisis intelectual y político.
Lo cierto es , en cualquier caso, que más allá de lo afirmado por este cuestionado filósofo, una buena parte de la izquierda mundial, y particularmente en América Latina, se ha sumado a la corriente dominante, que presenta Jorge Mario Bergoglio como un Papa“progresista” y “comprometido” con las causas sociales justas e, incluso, con la rebelión de los pobres.
Mientras tanto, las decisiones y actuaciones del Papa Francisco que podrían servir para poner de relieve cual es su auténtico posicionamiento en relación con múltiples aspectos políticos, sociales y sexuales son sistemáticamente acallados.
Algo similar sucede con otras facetas concretas de su trayectoria biográfica y eclesial en su país natal, Argentina.
De acuerdo con la información que este principio de semana han proporcionado diversos medios venezolanos, Francisco I anunció el pasado domingo el nombramiento del actual arzobispo de la diócesis venezolana de Mérida, Enrique Porras Cardozo, como nuevo cardenal de Venezuela UN CARDENAL DE ARMAS TOMAR
Arzobispo Baltazar Porras califica de "parásitos" a los beneficiarios de las misiones sociales
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Quienes no hayan seguido la historia política reciente de Venezuela, posiblemente desconozcan el significado que entraña tal nombramiento.
En una situación como la que está viviendo Venezuela, elevar a la categoría de purpurado a Enrique Porras Cardozo no es baladí ni, tampoco, un puro asunto y interno de la Iglesia católica.
El Papa Francisco, al que determinados medios y líderes políticos se empeñan en destacar como un clérigo ‘progresista”, ha situado al frente de la Iglesia venezolana nada menos que a un ruidoso y activo opositor al proceso político bolivariano desde sus primeros momentos.
El hoy purpurado Enrique Porras Cardozo participó explícitamente, como Presidente de la Conferencia Episcopal venezolana en el golpe de Estado contra el presidente Chávez, en abril del año 2002.
El testimonio de su expresa colaboración con aquella tentativa de golpe de Estado que frustró la movilización popular, quedó patente en múltiples documentales de vídeo, en los que puede verse al hoy cardenal Porras festejando el triunfo de la derecha venezolana sobre un gobierno elegido abrumadoramente por el pueblo venezolano (1).
BALTAZAR PORRAS, CON LOS GENERALES Y ALMIRANTES QUE MANTENÍAN SECUESTRADO AL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ DURANTE EL GOLPE DE ESTADO DE ABRIL DE 2002
Pero el fulminante fracaso de aquella intentona reaccionaria no desanimó a este “príncipe de la Iglesia”.
Documentos desvelados por WikiLeaks ponen de manifiesto que Porras solicitó el 6 de enero de 2005, del entonces embajador de Estados Unidos en Venezuela una “mayor prontitud en la intervención norteamericana en Venezuela para terminar cuanto antes con Hugo Chávez“.
A lo largo de más de una década gobiernos bolivarianos, Enrique Porras Cardozo no ha cesado en su campaña de hostilidad hacia el proceso político que vive su país. En mayo de 2007, el entonces arzobispo comparó a Hugo Chávez y Fidel Castro con los líderes del nazismo y el fascismo Adolfo Hitler y Benito Mussolini.
Apenas dos años después, Porras no tuvo pelos en la lengua al hora de justificar el golpe de Estado de 2009 contra el presidente constitucional de Honduras Manuel Zelaya y la consiguiente matanza de opositores. Como “argumento político” el hoy cardenal consistió arguyó que, según él, Zelaya intentaba “perpetuarse en el poder”.
En el 2014, el primer Vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, hizo público un audio en el que se escuchaba a monseñor Baltazar Porras oficiando una misa en Panamá, en la que realizaba “rogativas” de carácter político contra el gobierno venezolano, y que nuestros lectores pueden ver en el vídeo que adjuntamos a este artículo (2).
¿UNA IMPOSICIÓN DE LA CURIA VATICANA O UN NOMBRAMIENTO COHERENTE CON UNA TRAYECTORIA? Contrariamente a lo que muchos mantienen, la decisión del Papa Francisco no supone ninguna contradicción con su trayectoria política. La biografía política de Jorge Mario Bergoglio está llena de áreas oscuras, que hoy pocos se atreven a recordar, pero que constan de manera fehaciente y acusadora en el conocido libro del periodista Horacio Verbitsky “El silencio”. Verbistsky denuncia en las páginas de su libro el secuestro, durante la dictadura argentina, de los jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics. Ambos sacerdotes realizaban su labor pastoral y tareas sociales en un paupérrimo barrio de chabolas en el Sur de Buenos Aires. Los jesuitas fueron confinados en el centro de tortura creado en la Escuela de Mecánica de la Armada.
En aquellos momentos, Bergoglio ostentaba la autoridad máxima de la Compañía de Jesús en la capital argentina.
De acuerdo con el testimonio de los sacerdotes, Bergoglio los delató y les retiró toda protección por parte de la orden religiosa a la que pertenecían, abandonándolos a la voluntad de sus victimarios.
Algún tiempo después, ambos párrocos aparecieron drogados y semidesnudos en un campo de las afueras de Buenos Aires.
Pero el libro Verbistsky no es ni mucho menos el único testimonio sobre papel que el hoy Papa de Roma desempeñó durante la dictadura argentina.
El periodista Sergio Rubín, en su libro “El jesuita, conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio”, refiere también como los sacerdotes secuestrados por los militares consideraban que el jerarca Bergoglio “los tachaba de subversivos y ejercía una actitud persecutoria hacia ellos por su condición de progresistas”.
Estas denuncias de los sacerdotes jesuitas llegaron a los tribunales, lo que obligó a Bergoglio a comparecer y responder por el secuestro de los dos religiosos.
El periodista y escritor Horacio Verbitsky denunció como en aquella comparecencia “Bergoglio tuvo el privilegio de eludir la declaración pública en el tribunal que juzga los crímenes de la dictadura”.
Fue esa la razón por la que el abogado de los querellantes del caso dijo acusadoramente en relación con la actitud de Bergoglio : “Cuando alguien es reticente está mintiendo, está ocultando parte de la verdad.
El cardenal no pudo justificar por qué esos dos sacerdotes quedaron en una situación de desamparo y expuestos… con su testimonio ha quedado demostrado en forma muy contundente el rol tan siniestro de la Iglesia católica durante la última dictadura militar”.
Ni que decir tiene que el Papa Francisco no solo ha negado en bloque todas estas acusaciones, sino que mantiene con firmeza que él protegió a numerosos perseguidos por la sangrienta dictadura argentina.
Los hechos y los testimonios dicen, en cambio, todo lo contrario. Sea como fuere, lo que no puede negarse a estas alturas es que las acusaciones contra Bergoglio son perfectamente congruentes con el apoyo que la cúpula institucional de la Iglesia Catálica argentina proporcionó a la dictadura de los militares .
VÍDEOS RELACIONADOS:
(1) Baltazar Porras reunido con el presidente de FEDECÁMARA Pedro Carmona, y el resto de golpistas, en abril de 2002.
TOMADO DE: https://www.youtube.com
y
en Libertad Bermeja//Facebook
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