Putin
salva a Asad pero no acaba con la amenaza yihadista
EFE
Moscú29 sep 2016
Rusia ha logrado
mantener en el poder a su aliado Bachar al Asad, que hace un año estaba a punto
de ser derrocado, pero su operación militar ha encallado debido a los continuos
encontronazos con EEUU sobre la oposición armada siria.
"Rusia cumplió su
misión. No dejó que el terrorismo destruyera un país soberano como Siria.
Los yihadistas han
sufrido importantes bajas y se han batido en retirada", dijo hoy a Efe
Leonid Ivashov, antiguo general soviético y jefe de la Academia de Asuntos
Geopolíticos de Rusia.
El jefe del Kremlin,
Vladímir Putin, nunca escondió que el principal objetivo de la intervención
militar rusa en el país árabe era "estabilizar" el régimen de Asad,
al que considera "legítimo" representante del pueblo sirio.
Moscú sólo ve posible un proceso de paz en el que Damasco se
siente a la mesa de negociaciones desde una posición de fuerza, ya que lo
contrario sería aceptar como inevitable la desintegración de Siria a manos de
los terroristas.
Putin regresó especialmente hace un año a la Asamblea General
de la ONU tras una década de ausencia para pedir a Occidente una amplia
coalición internacional contra el terrorismo en Siria e Irak, aunque la
decisión de intervenir en Siria ya estaba tomada.
La aviación rusa dio un giro copernicano a la situación en
el frente, ya que obligó al Estado Islámico a replegarse y permitió al Ejército
sirio reforzar sus posiciones en provincias estratégicas como Damasco, Homs y
Latakia.
"Lo que nadie imaginaba era que el estado del Ejército
sirio fuera tan deplorable.
Rusia se encontró con
apenas unas pocas unidades de combate aisladas.
La aviación rusa cargó
durante varios meses con casi toda la responsabilidad", señaló a Efe
Vladislav Shuriguin, experto militar.
Un vez las Fuerzas Armadas sirias recuperaron su capacidad de
combate y pudieron lanzar su primera contraofensiva contra las posiciones
yihadistas, Putin ordenó en marzo retirar el grueso de las tropas y aviones
rusos desplegados en la base de Latakia.
La simbólica reconquista de la histórica ciudad grecorromana
de Palmira demostró que el régimen de Asad había tomado la iniciativa, pero el
avance imparable de las tropas sirias se encalló en abril en la segunda ciudad
siria, Alepo.
Tanto el Kremlin como
los analistas culpan a Estados Unidos de ralentizar la campaña aérea rusa
contra Alepo con la excusa de que la oposición moderada se había convertido en
víctima colateral de los bombardeos rusos contra objetivos yihadistas.
Rusia aceptó suspender
los bombardeos a cambio de que EEUU persuadiera a la oposición armada para que
abandonara las posiciones del Frente al Nusra (Frente de la Conquista del
Levante) pero Washington no cumplió con su parte del trato.
Esos tres meses de negociaciones entre Moscú y Washington
permitieron a los yihadistas recuperarse de los bombardeos rusos, hacer acopio
de munición y reclutar más efectivos en toda la región, incluido Asia Central.
"Lo que rusos y
sirios no esperaban era que el Estado Islámico recibiera ingente financiación y
armamento de Arabia Saudí y Catar, y el Frente al Nusra, de los servicios
secretos turcos", resaltó Ivashov.
Mientras los yihadistas siguen controlando más de la mitad
del territorio, el Ejército sirio anda escaso de recursos humanos, ya que los
cristianos y los kurdos les han dado la espalda, y está lastrado por la falta
de mandos profesionales y una rampante corrupción que le ha granjeado la
animadversión de la población local.
Con todo, los expertos creen que Putin no desplegará más
tropas sobre el terreno, ya que, si EEUU y Turquía no se entrometen, considera
que la aviación rusa y las tropas sirias se las bastarán a corto plazo para
mantener a raya a los yihadistas.
A lo máximo que ha llegado el Kremlin es a reforzar la
flotilla rusa en el Mediterráneo oriental con el buque insignia de su Armada,
el portaaviones "Almirante Kuznetsov", equipado con una escuadrilla
de cazas y que llegará a la zona a finales de octubre.
Rusia también podría atraer a otros países como Irán, que
apoya a Asad pero no se ha decidido a emplazar tropas regulares en el país
árabe, y a China, que se ha mantenido en un segundo plano, aunque es una
acérrima defensora de la integridad territorial de Siria.
"El aumento de
la presencia militar rusa es posible, pero no sólo con aviones, sino con
comandos especiales que se dedicarían a liquidar a los principales comandantes
yihadistas con el fin de descabezar al EI y al Frente al Nusra", propone Ivashov.
No obstante, Putin aún no ha renunciado a lograr un acuerdo
con EEUU, pese a la
escalada de la tensión tras la muerte de casi un centenar de soldados sirios a
manos de la coalición norteamericana y el ataque contra un convoy de la
ONU, del que Moscú y Washington se acusan mutuamente.
De hecho, según informaron ayer la Cancillería y el Estado
Mayor del Ejército ruso, el Kremlin les ha encargado reiniciar las consultas en
Ginebra para reanudar el suministro de ayuda humanitaria e impulsar las
negociaciones de paz.
Mientras algunos líderes occidentales ya hablan de que Rusia
está implicada en crímenes de guerra en el país árabe, Putin no quiere verse empujado
a un segundo Afganistán y granjearse definitivamente la enemistad de los
suníes.
Ignacio Ortega
TOMADO DE: http://www.efe.com/
y
en Libertad Bermeja//Facebook
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