¿A quiénes molesta la “Unión de Naciones Suramericana”?
“Si en realidad quieren que compartamos nuestras riquezas, ¿por qué no empiezan ellos en traer sus riquezas y comparten con nosotros?”.
Dice con firmeza, el anciano Don Fausto, quien vivió toda su vida cerca de Rio Plátano.
Como cualquier originario que ha heredado un pedacito de tierra de sus ancestros, el viejito hondureño lo tiene muy claro.
“Llegan a mi casa a decirme que no debo cortar ni un árbol, no debo sembrar en algunas zonas, sólo en otras y lo más increíble es que me dicen que me van a medir el lugar donde vivo y me van a dar un contrato de arrendamiento de mis tierras, mis árboles, mis lagunas, mis animales, que mis ancestros los han cuidado y nos han heredado.
Imagínense, yo qué voy a dejar de herencia a mis nietos, ahora que me dicen que ya no tengo nada.
Me dicen que lo que mis ancestros y yo protegimos, ahora le pertenece al mundo y que los europeos también tienen derecho sobre ellos”.
Dice con melancolía.
Para Don Fausto, la práctica ha sido el intercambio de productos de su cosecha, un proceso común al pasado de los pueblos indígenas.
Pero de lo que le hablan ahora es de neoliberalismo, fagocitad sin límite de la economía de mercado, que ha vendido al mejor postor las tierras y el sustento de los nativos.
Es la economía de mercado donde los individuos, ambiciosos y corruptos, más las empresas privadas, toman las principales decisiones relacionadas con la propiedad, la producción y el consumo.
Un sistema de precios, de beneficios y pérdidas, de incentivos y premios, determina qué, cómo y para quién. Donde prima la oferta y la demanda a favor de una minoría enriquecida.
Así o más simple, puede entenderse lo que prevalece en este mundo y a lo que iniciativas como UNASUR, intentan subvertir.
Proceso histórico
Tras décadas de neoliberalismo, concentración del gran poder y la riqueza.
También después de desastres medioambientales, del aumento de los desempleados, de la corrupción y de la pobreza, algunos países de América Latina y el Caribe insisten en construir alternativas de desarrollo diferentes.
En ese sentido, la integración es también una apuesta pragmática de conveniencia mutua.
Tiene que ver con un proceso histórico, con la aspiración de superar los límites impuestos por usureros intereses coloniales.
Se trata de priorizar la colaboración creativa entre culturas, un proceso diferente a la globalización servil del capital financiero.
Esa integración ocupa a los países signatarios de UNASUR, que priorizan el mercado interno y el papel del Estado, como estrategia de cambio de las desigualdades profundas de la distribución del ingreso, la atención educativa y de salud, en una economía sustentable.
Para ello, en primer plano se ocupan de los temas sociales, la construcción y el desarrollo de proyectos de infraestructura, de seguridad y energía.
Se privilegia la integración “sur-sur”, en aspectos económicos, de Derechos Humanos, la paz y la seguridad de toda el área geográfica.
Todo lo que asegura el propósito de la integración regional.
Como surge
Las nuevas alianzas progresistas fundaron UNASUR.
El 23 de Mayo de 2008, con vigor en 2011, una vez que los gobiernos de los doce firmantes la hubieron ratificado.
La Unión de Naciones Suramericanas, conocida por sus siglas UNASUR, es una comunidad política y económica que integra a los países independientes de Sudamérica.
Su antecedente está en la III Cumbre Suramericana celebrada en Cuzco, Perú, donde quedó acordada la fundación de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN).
En abril de 2007, los mandatarios suramericanos reunidos en la I Cumbre Energética Suramericana, celebrada en el balneario de Isla Margarita, Venezuela, acordaron denominar del bloque como: Unión de Naciones Suramericanas.
Convertido en un foro alternativo en la defensa de los intereses de las naciones del Cono Sur, UNASUR también ha mediado en conflictos de la región. Como interlocutora ante la Organización de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, además ha asumido la solución de diferendos entre Venezuela-Colombia, Colombia-Ecuador, así como el conflicto por el acceso al mar, entre Bolivia-Chile.
Su estandarte fundamental es el respeto soberano a los países del sur, por lo que repudia contundentemente los intentos de Golpe de Estado. No sólo los ocurridos en la región, como en Bolivia en 2007 y en Ecuador en 2010, sino a los de carácter regional como el de Honduras en 2009.
El 27 junio de 2012, UNASUR decidió suspender la participación de Paraguay en la cumbre, como medida de presión a las autoridades golpistas de ese país que habían despojado de la presidencia al mandatario Fernando Lugo.
Objetivos
La entidad de coordinación diplomática en la región, sirve como puente entre el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), para la creación de una zona de comercio en la región. Contribuye a la integración física, energética y de comunicaciones en América del Sur, así como fortalece la Iniciativa de Integración Suramericana (IIRSA).
También tiene como propósito, la transferencia de tecnología y la cooperación en la ciencia, la cultura y la educación.
Armonizar el desarrollo rural y fomento agroalimentario, así como promover la combinación de las empresas, con la sociedad civil.
Entre las numerosas proyecciones, enunciados en 21 incisos del artículo 3º, se establece en primer lugar el del “fortalecimiento del diálogo político entre los Estados Miembros, que asegure un espacio de concertación para reforzar la integración suramericana y la participación de UNASUR en el escenario internacional”.
La integración pertenece a los pueblos, ni siquiera a los estados, aunque en parte pueda articularse institucionalmente a través de ellos y para este fin crece UNASUR.
Sin descanso, los pueblos continuarán afirmando ese derecho, mal que les pese a otros.
Más que palabras
Los hechos dicen más que cualquier palabra.
La Cancillería de Bolivia informó recientemente en un comunicado, la decisión gubernamental de reintegrarse a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), a los cuales renunció el gobierno golpista el año pasado.
“La decisión asumida por el gobierno de transición de suspender la participación de Bolivia en los mencionados espacios de integración, respondió a intereses meramente políticos, que poco tienen que ver con la vocación integradora del pueblo boliviano.
Los instrumentos constitutivos de estos procesos de integración regional y subregional fueron aprobados con rango de ley, tal como lo establece la Constitución Política del Estado.
Por tanto, los derechos y obligaciones de Bolivia, derivados de estos instrumentos se mantuvieron inalterables durante los últimos años”.
El documento cita el Artículo 265 de la Constitución del país, para resaltar el compromiso con la integración latinoamericana como única vía para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y ambiental que atraviesa actualmente nuestra región.
El 15 de abril de 2019, Bolivia le entregó a Brasil la presidencia protempore de la UNASUR, tras los intentos que hizo en vano, por reunir a los cancilleres de los países miembros.
Ese mismo día el Gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, anunció su decisión de abandonarla.
El derechista gobernante, considerado por algunos como el «Trump del sur», aseguró que dicho tratado era un «invento de Chávez», en alusión al fallecido Comandante Presidente de Venezuela y desde Twitter, Bolsonaro recordó el nacimiento de Prosur (Foro para el Progreso de América del Sur), integrado por naciones como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Paraguay, cuyo fin es el «retorno de la democracia liberal» al cono sur americano.
Varios intereses intentaron volver atrás el reloj. Previamente, el presidente de Colombia, Iván Duque, había asegurado en una entrevista a mediados de enero de 2019, que en conjunto con el gobierno chileno estaban trabajando en esta línea.
“Con el presidente de Chile, Sebastián Piñera, hemos venido avanzando en ese final de UNASUR y la creación de Prosur,...un mecanismo de coordinación suramericano”, manifestó Duque a la emisora local Oye Cali.
Quisieron borrar años de convergencia de diversos gobiernos, con acentuada autodeterminación.
Pretendieron revivir las primeras cumbres, con mayorías neoliberales y de acentuado énfasis en el libre mercado: Brasilia (2000) y Guayaquil (2002).
Después insistieron en 2005, con la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, donde sobrevino la derrota del ALCA, intento anexionista estadounidense.
El presidente pro tempore de UNASUR, es el representante en eventos internacionales, y lleva a estos las opiniones concertadas del organismo supranacional.
El último titular en el cargo fue Evo Morales, entonces presidente de Bolivia.
Días después de asumir Bolivia la presidencia del bloque, a inicios de 2018-2019, seis de sus países miembros (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú) hicieron pública su decisión de suspender toda actividad en el organismo regional.
La crisis se inició en 2017 cuando los doce Estados miembros no lograron fijar una posición común sobre el tema del respeto a la soberanía venezolana.
Sin ambages, se hizo ver la pretendida ideologización hacia la derecha de la organización.
En un comunicado posterior el canciller paraguayo, Eladio Loizaga Caballero, confirmaba: “Vamos a tener que redireccionar los objetivos de la UNASUR; vamos a sustraerle esa tendencia que tuvo en los últimos años, de ideologizar nuestro organismo subregional, algo que no cuenta con nuestro acompañamiento”.
Entre tanto insistieron en una “suspensión de actividades”, como med
ida coercitiva, sujeta a las condiciones expuestas.
Una medida de esta naturaleza fue legitimada formalmente, al ser ratificada por los parlamentos de los distintos países, no siempre alineados automáticamente con el poder ejecutivo.
A corto plazo, la amenaza de la suspensión fue elegir un candidato funcional a los intereses de sus proponentes e imponer la desaparición del énfasis social y soberanista de UNASUR.
Visto con mayor profundidad, señala el especialista Javier Tolcachier, con esta crisis en UNASUR, se reveló “uno de los conflictos centrales en el trasfondo sicosocial de América Latina: la tendencia a la dominación del
supremacismo blanco eurocentrista por sobre las
identidades culturales mestiza, originaria o negra.
Ese es uno de los significados de darle la espalda a UNASUR
para “abrirse al mundo”. Significado que queda simbolizado al
máximo con el boicot fáctico a la PPT del país -Brasil- cuyo
gobernante proviene justamente de sectores indígenas y
populares”.
En 2019, el tristemente llamado Grupo de Lima, marcó pautas del conservadurismo de derecha.
Argentina con Mauricio Macri; Brasil con Jair Bolsonaro; Ecuador con Lenin Moreno; Guatemala con Jimmy Morales; Honduras con Juan Orlando Hernández; Panamá con Juan Carlos Varela; Paraguay con Mario Abdo Benítez y Perú con Martín Vizcarra, Chile con Sebastián Piñera; Colombia con Iván Duque; Costa Rica con Carlos Alvarado Quezada, bajo la tutela del gobierno de Donald Trump.
2020
A inicios del 2020, el nuevo Gobierno de Uruguay anunció su retiro de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el regreso al bélico Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Se hizo mediante una nota dirigida al canciller de Ecuador, José Valencia, país depositario del Tratado de la UNASUR, alejando como claro motivo, el “carácter político ideológico de la alianza”.
El Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou había dicho antes de asumir el mandato, que ese país había decidido retirarse del TIAR.
A su llegada al poder, cambió la política exterior y se comprometió con propósitos hostiles contra Nicaragua, Cuba y Venezuela.
El Gobierno uruguayo dijo, que esta medida refleja “los ejes de la nueva gestión”.
Fortalecer a la Organización de Estados Americanos, como el lugar donde primariamente deben dilucidarse los conflictos y retos de la región de América Latina, en alineación con la política regional del Gobierno de Estados Unidos.
En igual sentido apoyaron la reelección del
Ministro de colonias, Luis Almagro.
Hacer por América
En un año de pandemia, donde Latinoamérica ha profundizado todos los niveles de sus desigualdades, podríamos pensar en José Martí con su visión heredada de Simón Bolívar: “ahí está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía” (José Martí, Patria, Nueva York, 4 de noviembre de 1893).
O en Don Fausto, indígena hondureño que no ha tenido ni la suerte de conocer que cosa es UNASUR, ni de tener un Gobierno que le interese aligerarle la vida.
Aun así, su sabiduría ancestral le hace repetir con firmeza: “si en realidad quieren que compartamos nuestras riquezas, ¿por qué no empiezan ellos en traer sus riquezas y comparten con nosotros?”.
“Riquezas como ser: las universidades, las tecnologías y sobre todo el respeto. ¿Creen ustedes que realmente les interesamos nosotros? No lo creo.
Hace más de quinientos años nos asesinaron, nos robaron, nos saquearon y lo único que no les interesó fueron nuestros bosques.
Ahora vienen a decirnos que somos malos administradores aun viendo que lo conservamos por siglos y por milenios”
“Nos dicen que ellos son los “expertos” y que nos lo van a quitar para ellos cuidar y conservar.
Como indígena no nos interesa tanto quien tiene el control sobre nuestro recurso, si supieran ellos lo que es el amor a la tierra, lo que es interpretar sus mensajes para convivir, que estos recursos son realmente lo más valeroso en el mundo y no el oro y la plata como creen los desarrollados”.
“Si le entregamos nuestras tierras, éstas serán convertidas en desiertos antes que mueran mis hijos.
Esa es mi preocupación.
¿Pero saben qué es lo que realmente me duele más? Que van a regresar a mis nietos y bisnietos a decirles que ellos no saben cuidar lo que les van a dejar y van a querer quitarlos nuevamente, como siempre los han hecho en toda su vida”.
“Por favor, alguien puede dar clases o educar a estos expertos que ¡ellos nunca aprendieron a vivir con la naturaleza!, ellos ¡nunca van a aprender a tener amor a la vida!
¿Saben por qué? Porque ellos aman al dinero, idolatran al poder económico.
¿Por qué creen ustedes que realmente vienen a nuestros territorios?,
¡¡¡PORQUE ES UNA FUENTE DE INGRESO, PORQUE PUEDEN GANAR MUCHOS DÓLARES pretendiendo ser expertos en nuestros recursos!!!”, enfatiza.
Son los sueños todavía, Don Fausto.
Tomado de: https://www.telesurtv.net/
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