sábado, 12 de diciembre de 2020

La economía... su dimensión social, humana y solidaria

La economía... su dimensión social, humana y solidaria


10/12/2020




Foto: https://economiasocialnavarra.com




















Disertación social de la economía para una filosofía del desarrollo 

de la sociedad socio comunitaria.

 

La violencia perturba las necesidades.

Marx decía que la doctrina predominante ha sido que la producción determina las necesidades. ...

La calidad de vida depende de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales al decir del pensador.

 

 El consumismo conlleva a desfasar el diálogo social, a desconocer el sentido solidario que por ende conduce a prácticas egoístas donde se desarrollan las más nefastas contradicciones humanas dentro de un marco de tolerancias represivas.

 

La Economía es una parte vital en la vida del hombre que como tal será su huella permanente independiente de los modelos económicos que se presenten, que, de otra parte, asume ciertas posiciones pues la economía se debe mover dentro de escala de valores, dentro de la escala humana y los sistemas de capital social haciendo presencia en el ordenamiento de una comunidad, para hacerla crecer, para mejorar su estilo de vida, jamás para explotarla.

 

Como ciencia, la economía, sin ser exacta, se nutre a través de leyes y principios muy propios.

La economía responde a la génesis humana como elemento base para atender la necesidad del hombre de transformar, desarrollar y mantener los bienes que nos han sido proporcionados. Humana y acorde a los principios sociales la economía no debe monopolizar o concentrar la propiedad de tal manera que cree un desplazamiento o desestimulo sobre los bienes y servicios.

Entonces una sociedad con sentido humano se caracteriza por la unión de fuerzas sociales para el bien común pero muy distintas a la perversidad de las fuerzas de la globalización, cuyo común denominador es el crecimiento de la pobreza del lado débil y de la riqueza del lado fuerte.

 

Se ha criticado que las crisis económicas se deben a los sistemas imperantes del momento, hecho que es motivo de revisión pues no son las teorías o los sistemas los causantes de las barbaries sino la falta de ética de los dirigentes de esos sistemas y del sentido humano de los capitales.

Los distintos rasgos económicos por los que ha atravesado la humanidad no han dejado huellas saludables.

Unos y otros han desestabilizado el orden social generando procesos individualistas concentradores de riquezas.

Ninguna posición económica ha sido capaz de responder ante las necesidades sociales y los derechos del hombre a sabiendas que es el hombre su generador.

 

La doctrina económica solidaria reconoce derechos de propiedad siempre y cuando esos derechos no desemboquen en abusos, en inadecuados usos de los recursos y la búsqueda de alternativas con orientación responsable.

El derecho de propiedad para generar compromiso social debe convertirse en un deber de solidaridad, de responsabilidad social que de valor a la dignidad y al trabajo humano.

El mundo en su totalidad está dado por el equilibrio tanto de la naturaleza como de su composición social, pero el hombre ha roto ese equilibrio generando un descontrol con sus conductas agresivas que han llegado hasta el desgreño de la naturaleza.

 

Hoy se habla de una globalización más centrada en lo económico, pero no tiene sentido tal magnitud pues sus bases no se hallan circunscritas a un pacto social para el bien común.

Una globalización si busca que todos los pueblos sean parte de procesos solidarios no puede aceptar que se releguen unos para favorecer otros.

La globalización debe buscar fuentes globales de trabajo que combata cualquier economía de mercado que amenace la libertad al trabajo, a la propiedad, a los recursos a los valores humanos, a toda desigualdad.

 

La economía ve una expresión social en el hombre, una gestión de relación, de confianza, del compartir necesario para hacer frente a las necesidades sociales y espirituales.

Así mismo, la economía está en la búsqueda del valor del trabajo humano pues sin éste ella no sería nada.

La economía propende la ganancia justa que, en términos sociales, es humanista considerando de otra parte la existencia empresarial como comunidad de producción y trabajo al servicio del hombre.

Y la economía solidaria se enmarca en ese espíritu de fuerzas sociales, uniendo capital agrícola e industrial en una sólida entidad cooperativa que democratice la economía, como propuesta sostenible y transformadora donde el eje es la persona humana.

 

La participación de la economía en el desarrollo social se considerará en la medida de políticas responsables integradas donde la participación ciudadana esté involucrada abriéndose espacios culturales, sociales, políticos, religiosos para una convivencia sana y digna.

El consumo aliado de la perversa economía de hoy es un modelo del vivir contemporáneo que se ha venido desarrollando excesiva y peligrosamente con grandes desfases, acompañado de enormes desigualdades, erigiéndose como un dios de los economistas, que despersonifica, que descalifica la escala de valores, pues el consumo señala que eres persona si estás al día en determinadas modas, o vives en ciertos lugares, o posees cierta clase de vehículos y bienes, o, en general si estás a tono de lo que ofrece el mercado global, la producción exótica y la tecnología transhumanista.

 

El consumo crea entonces necesidades donde no las hay, pero si quieres ser superficial debes unirte a esa línea comercial dentro de una cultura disque de la libertad del amor por lo que tienes o usas y no por lo que eres como persona.

La sociedad ha olvidado la ley natural que es precepto por el cual el hombre no debe hacer aquello que le sea destructivo o elimine los medios para conservarla.

Si tiene en cuenta la ley natural el hombre en su proceso de transformación hará más alto el objetivo económico del cooperativismo y le dará más sentido humano a su vida.

 

Una economía humanista, solidaria, hace eco a un sistema financiero de principios éticos donde la usura y el desgreño del mercado financiero no deben tener espacios, donde ningún método de producción y comercialización desigual se alce triunfante y por el contrario sea combatido.

Una economía humana y solidaria se conduce por el respeto al trabajo y éste se sublime como un medio para progresar y dignificar al hombre, y se respete el derecho de asociación.

 

Una economía humana y solidaria protege el derecho al trabajo de la mujer y a las tareas del hogar y a toda reivindicación de sus derechos. Una economía humana y solidaria abandera la abolición del desempleo y la lucha para que se mantengan condiciones dignas, seguras, salubres para el trabajo donde la seguridad social no se lesione y se deponga toda acción corrupta imperante hoy, que maltrata y divide el tejido social empezando por la familia.

 

Las riquezas económicas no obstante la posesión en pocas manos y con protección legal está para realizar una función social al servicio del hombre. Hoy en día vivimos una economía del consumo, de una parte, de la crisis de otra parte dada por el afán egoísta del hombre. La economía del consumo está haciendo estragos en nuestra sociedad y en el mundo entero generando más riquezas para unos y más miseria para otros., que se apodera de filosofías solidarias como elemento distractor bajo portafolios engañosos donde incautos caen en la red.

 

El consumismo es una forma cómo se distorsiona la realidad pues hace que las necesidades vitales se cambien por necesidades efímeras. El universo está dado por un equilibrio integral de naturaleza, clima y orden social pero el hombre se ha encargado de desequilibrar ese orden violando leyes naturales y sociales estableciendo procesos y políticas destructoras que se ven en las contiendas electorales. Ya nos lo recuerda el Papa en su social documento encíclica de la FRATELLI TUTTI, donde fluye la política que hoy se necesita. La obra es de obligada lectura y análisis.... si queremos un mundo sin fronteras, donde se conviva en común, sin un mundo en sombras, con un pensamiento libre, justo y crítico, abierto al mundo en diálogo social, con gobiernos donde se viva la praxis del servir y el amar como arte de gobernar.

 

La empresa solidaria es una sociedad de capital humano y material donde ambos conjugan responsabilidades para el bien común, para generar trabajo y en su proceso considera un abanico de vínculos o vasos comunicantes como la tecnología, las finanzas, la cultura, el medio ambiente, el comercio, las comunicaciones, y otros conexos. La doctrina social nos enseña que.... Acrecentar el sentido transformador del universo constituye la base de todo desarrollo humano y se afirma además que “El hombre está dado para comprender cada vez más su vocación solidaria. Vocación que como otros aspectos de su vida se circunscribe a la moralidad de su conciencia”.

 

Pero la vocación solidaria se pierde en la oleada de la economía salvaje que aniquila la sociedad en un torbellino de desigualdades. En la lucha global contra la economía predominante que invade sin clemencia surgen aliados o factores desmoralizantes en lo político, lo social. Lo religioso, lo laboral. Lo familiar. La solidaridad social se hace inminente para contrarrestar el desafío del pensar monopolista. La unidad económica está ligada al orden espiritual, orden que no puede ser desconocido y dejar al hombre aislado donde él es actor principal.

 

La espiritualidad hace trascender para lograr su carácter. La espiritualidad en sus dos dimensiones afianza la conciencia para que ella transite por sendas de transformación al servicio del hombre atajando las desviaciones sociales generadas por el egoísmo y los afanes de riqueza.

 

El mundo necesita socializar la economía. El sistema económico perversamente imperante debe cambiar, debe ceder para que la humanidad pueda convivir armónica y saludablemente relegando la economía de la riqueza y la explotación cambiándola por un sistema solidario ya que el hombre se realiza en lo colectivo y no en el capitalismo salvaje que es sistema individualista tal como hoy se concibe, pues si revisamos, sus estructuras jerárquicas están dimensionadas.

 

No cabe duda de que el capitalismo exige una revisión a fondo en todos sus contextos individualistas, neoliberalismo, expansionismo fomentador de poderes minoritarios y de la globalización concentradora y exportadora de riquezas, de ideas, de pensamientos, de sistemas que impiden la colectivización. La economía como ciencia social integra al hombre por su contexto de llevar a cabo actividades productivas donde el hombre se enfrenta a sí mismo, y con el otro en un diálogo integrador para obtener un mismo fin. Desafortunadamente, la economía compite de manera egoísta, pues los sectores productivos y financieros como integrantes de un sistema desigual agrede el bien común frente a sus propios intereses.

 

La economía junto con el poder gubernamental y político deben ser instrumentos para fundamentar un equilibrio y un orden social, pero estas dos fuerzas en la actual y compleja civilización juntamente con otros instrumentos sociales son agresivos al bienestar social y repudian toda acción humanista que propicie procesos colectivos de unidad y convivencia. Un freno a estos despotismos lo será un derecho social en un estado social que libere y controle las inversiones y los mecanismos arbitrarios, basados en la solidaridad.

 

Urge acelerar ese compromiso social que viene diciéndonos como propiciar acciones conjuntas para solucionar los problemas que el hombre mismo ha creado como la violencia, la corrupción, el desgreño de los gobiernos y de otros organismos sociales, el inadecuado uso de los recursos naturales, la falta de control y el ejercicio de una justicia acordes con los principios, los valores y los derechos fundamentales. Digitar la economía con sentido solidario compromete reflexionar sobre la moral y la ética de los que tienen el control económico y financiero para encausar el ejercicio de la responsabilidad social soporte para una excelente gestión pública.

 

Lo colectivo es la suma de esfuerzos humanos y de recursos naturales para el bien común. Todos los seres estamos sometidos a procesos de socialización. Desde la familia se aprende el ejercicio solidario haciendo posible la realización de las condiciones dinámicas de la vida social. Esta característica hace posible construir instituciones sociales donde se hace efectivo el trabajo para la transformación, con una economía que no controle la gobernanza como hoy se practica. Economía, sociedad y política engloban procesos sociales para equilibrar la catastrófica globalización. La economía es una obsesión en el mundo y por ello su vínculo humano engendra una amenaza social determinante para propiciar desigualdades, hilos conductores para que unos poderes incrementen sus riquezas y sus dominios violando derechos con ayuda estatal.

 

Es un deber moral y civil luchar contra métodos económicos y políticos que vayan a consolidar dominios o abusos y monopolios de los medios productivos. Es necesario impedir los procesos anclados en la explotación del hombre por el hombre. Esta práctica hay que combatirla con una ética social y una cultura política que integre equilibrio social. Equilibrio que se expresa en sistemas de desarrollo sostenible, gestión y control de la economía llamada por algunos como el capitalismo social con conciencia social que rompa toda esquema incoherente entre lo que se dice, se hace y lo que debe ser. Hay necesidad de cambiar los paradigmas con base en una gestión económica y política presionando nuevos procesos globales transparentes con leyes sociales que promulguen orden y respeto y un amplio sentido de valoración humana estableciendo relaciones armónicas con todos los órdenes sociales y políticos para una gobernabilidad consensual.

 

Frente a los hechos despóticos que sacuden al mundo, a nuestro país (caos, crisis, corrupción) siempre estamos observando su generalidad con tal forma que nos conformamos siendo indiferentes sin hacer nada por rebelarnos o denunciar. ¿Por qué no nos adentramos a conocer las causas en profundidad generadoras de esos hechos? ¿Por qué esas causas son ocultadas mediante sofismas de distracción por quienes ejercen el poder político, económico y social?

 

Acompañemos este discurso con un planteamiento agudo del asunto que nos dice…Vivimos una época trascendental, lo cual significa que los cambios de paradigma no solo son necesarios, sino imprescindibles…y no hay que olvidar que América Latina ha aprendido a costa de mucho dolor, que, si en el país de los ciegos el tuerto es rey, en las sociedades enfermas son los necrófilos los que detentan el poder.... con la anuencia de una fuerte masa crítica.

 

Conque visión social vislumbró Bolívar lo que nos sucede hoy señalando que “un verdadero sistema político es el que genera mayor felicidad, mayor seguridad social y mayor suma de estabilidad política “.

El pensamiento Bolivariano no era otro que encausar el cambio social en beneficio del país y la formación de nuevos procesos colectivos para crear una sociedad comunitaria donde el trabajo es el capital de esa comunidad que se explota perversamente.

https://www.alainet.org/es/articulo/210135


Tomado de: https://www.alainet.org/

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