Hoy se cumplen 190 años del fallecimiento de Simón Bolívar.
Simón Bolívar legó a Latinoamérica el ideal de unión como consigna histórica.
La unión de los pueblos como valor fundamental para preservar la independencia fue asumida por el Libertador Simón Bolívar en todas sus luchas, tanto en la guerra como en su propuesta política para una América emancipada, y finalmente, en su última proclama días antes del 17 de diciembre de 1830, fecha de su fallecimiento de la que hoy se celebran 184 años.
El sueño de la unidad siempre estuvo presente en la mente de Bolívar, sea como estrategia contra el enemigo o como forma de organización política, como se evidenció durante la Campaña Admirable, en la cual convocó al pueblo de Nueva Granada (hoy Colombia) a reconquistar Caracas, ciudad en la que logró instaurar el gobierno militar y civil.
Mientras ocurría este triunfo progresivo que devino en la Segunda República, Santiago Mariño se autoproclamaba Jefe Máximo de Oriente luego de ocupar Barcelona el 19 de agosto, ante lo cual Bolívar decidió unificar las fuerzas del Centro con Oriente para atacar a los españoles, que desorganizados, continuaban en el territorio.
“Divididos, seremos más débiles, menos respetados de los enemigos y neutrales.
La unión bajo un solo gobierno supremo hará nuestra fuerza y nos hará formidables a todos”, le escribe a Mariño en una misiva fechada el 16 de diciembre de 1813.
Años más tarde, previamente al Congreso de Angostura, Bolívar le advirtió a José Antonio Páez, el 16 de enero de 1819, en Apure, que cualquier insurrección tendría como perdedora a la República, por lo que era necesario mantener la unión, idea que le manifiesta luego a los representantes de las provincias de Caracas, Barcelona, Casanare, Cumaná, Barinas, Guayana y Margarita en dicho Congreso.
“Para sacar de este caos nuestra naciente República, todas nuestras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un todo, la legislación en un todo; y el espíritu nacional en un todo.
Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa”, dijo el 15 de febrero de 1819 en Angostura.
Ante el mismo Congreso el 14 de diciembre de 1819 expuso sus ideas sobre la creación de un nuevo Estado, germen de un proyecto continental, que llevará como nombre República de Colombia.
“La reunión de Nueva Granada y Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras armas: es el voto de los ciudadanos de ambos países y es la garantía de la libertad de América del Sur”, expresó en su propuesta aprobada el día 17 en Angostura.
Luego de la Batalla de Junín, en 1824, Bolívar aseguró la victoria de la causa independentista que quedaría sellada en Ayacucho, sin embargo, se anticipó a lo que consideró como devenir histórico de los pueblos liberados y le escribió a los gobiernos de Colombia, México, Río de la Plata (hoy Argentina), Chile y Guatemala, sobre el planteamiento de una Confederación Americana, que se instalaría con un Congreso en el istmo de Panamá el 22 de junio de 1826.
“Es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, su es posible, la duración de estos gobiernos”, expresó 7 de diciembre de 1824 para emprender un proyecto que rompiera con la división heredada del imperio español y que desde el inicio sería atacado por Estados Unidos.
Para 1830 Bolívar enfrentaba las disputas internas promovidas por las oligarquías criollas en cada país, especialmente porque sus aspiraciones no coincidieron nunca con las ideas constitucionales del Libertador.
En Venezuela, los separatistas ya habían decidido no reconocer al gobierno de Bogotá, mientras que en esta ciudad Bolívar había presidido el Congreso Admirable (20 de enero), en el que transmitió su descontento por las acusaciones de tiranía en su contra y la decisión de renunciar al cargo de presidente.
“Disponed de la presidencia que respetuosamente abdico en vuestras manos. Desde hoy no soy más que un ciudadano armado para defender la patria y obedecer al gobierno; cesaron mis funciones públicas para siempre”, expresó.
Aunque sabía que la creación de una Liga de Naciones Suramericanas o una Federación de Los Andes era imposible en dicho momento, su principal objetivo era detener las guerras intestinas que sacudían a los países recién libertados, pero tiene poco margen de maniobra, puesto que su presencia en Colombia es incómoda y decide partir a Europa.
Dos despedidas son el preludio del precipitado empeoramiento de la salud del Libertador.
La primera es el 7 de mayo cuando se verá por última vez con Manuela Sáenz, y la segunda sería la noticia del asesinato de Antonio José de Sucre ocurrido el 4 de junio en Berruecos.
Bolívar fue proscrito de Venezuela.
No lo querían en Nueva Granada.
Carente de recursos económicos y enfermo se animó para una nueva expedición a territorio venezolano, sin embargo, en su viaje a Santa Marta fue afectado por el clima, que lo detuvo en Villa de Soledad, de donde se trasladó al ingenio San Pedro Alejandrino.
El 10 de diciembre dictó su última proclama, animado por su sueño de unidad. “Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria.
Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
A la una de la tarde del día 17 de diciembre, expiró el Libertador. “!Ya murió el Sol de Colombia!”, exclamó el general Ignacio Luque, luego de que Bolívar exhalara su último suspiro, el mismo con el que libertó a Venezuela, Nueva Granada, Quito, Perú, Bolivia y por extensión, Panamá, con la unidad como estrategia y propósito, cuya mayor realización es, entonces y ahora, lograr la integración de Latinoamérica y El Caribe.
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