Opio
y coca convierten a CIA en la mayor trasnacional de la droga
Publicada: viernes, 29 de enero de 2016 11:30
Actualizada: martes, 26 de abril de 2016 3:12
Tras tres décadas de guerras, Afganistán sería un estado
fallido y corrupto que apenas rebasa los límites de su capital, Kabul.
En
este país, la inseguridad generalizada ha dado alas al negocio de la seguridad
privada que emplearía a unos 43.000 hombres (casi 9.000 civiles
habrían muerto entre el 2007 y el 2010 según refleja el informe anual de la
Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, (Unama).
Además, de los
más de 60.000 millones de euros de ayuda económica llegados del exterior desde
2002, sólo un 12 % se habría invertido en mejorar la
vida de una población (con un 42% por debajo del umbral de la pobreza y un 33%
en serio riesgo de hambruna), sirviendo el resto
para alimentar la corrupción o financiar los ejércitos privados (según una
información de The
Wall Street Journal que cita como fuente a funcionarios
afganos y estadounidenses anónimos, “funcionarios afganos de
alta jerarquía habrían evadido desde 2006 más de 3.000 millones de dólares a
refugios financieros en el exterior").
Respecto
al cultivo del opio, según el Bureau de Drogas y Crímenes de la ONU, con la llegada de EEUU
se habría incrementado de forma considerable el cultivo de la adormidera, pues
en el 2007, el 93% de los opiáceos del mercado mundial procedían de Afganistán y
en la actualidad, la superficie de tierra
dedicada a la producción de opio en territorio afgano superaría al del cultivo
de la coca en América Latina, siendo el opio y la coca
las principales fuentes de financiación de una CIA convertida en la mayor trasnacional de la droga.
Así, desde 2004 un billón de dólares del tráfico de opio habría
sido utilizado para financiar la guerra en todos los frentes,
aunque hay que resaltar que los ingresos por opio de los talibanes sólo
representan el 5% del montante total que genera el negocio, siendo en su
mayoría blanqueado en Wall Street por organizaciones pantalla vinculadas a la
CIA y al expresidente afgano Karzai, devenido en “Capo del opio”.
Sin
embargo, tras el final de la era Karzai luego de las elecciones presidenciales
afganas del 2014, asistiremos a la formación de un Gobierno de Coalición
entre pastunes y talibanes que contaría con la tutela y supervisión de
EEUU para así asegurar su presencia en un país
considerado por el Alto Mando de EEUU "como pieza geoestratégica vital en
el rompecabezas del Oriente Medio”, (reconvertida ahora
en misión de entrenamiento y asesoramiento de las Fuerzas de Seguridad afganas
y adelgazada hasta los 12.000 integrantes), dentro de la estrategia de EEUU de
implementar la teoría del “caos constructivo” en
Oriente Medio y terminar por desestabilizar el gobierno paquistaní de Hussain.
¿Golpe
de mano contra Hussain?
Aunque
los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur de
Afganistán, los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los
talibán), siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases
paquistaníes situadas en la frontera oriental con Afganistán.
Así,
según un.org, Sirajuddin Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más
prominentes e influyentes, de la red Haqqani, (grupo
de combatientes con estrecha cooperación tanto con los talibanes como con
Al-Qaida) y habría sido uno de los principales comandantes de la red
desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre, Jalaluddin
Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen talibán.
Por
su parte, el actual Presidente de Paquistán,
Mamnoon Hussain habría sido acusado por EEUU de “tibieza
en la lucha contra Al-Qaeda para lograr
desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier
habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas
internacionales", lo que aunado con su escaso entusiasmo por “fortalecer las
capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su peligroso acercamiento a
China hacen predecir un incierto futuro para él, por lo que no sería
descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización
de Paquistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para
lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo
episodio local entre un Paquistán aliado de China y una India apoyada por
Rusia, con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos
nucleares.
El
cóctel explosivo de Cahemira
Cachemira
sería el paradigma perfecto de la implementación de la teoría brzezinskiniana
del “caos constructivo” en la región,
concepto que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio
César “divide et impera”, para lograr la
instauración de un campo de inestabilidad y violencia (balcanización) y originar un caos que se extendería desde Líbano,
Palestina y Siria a Irak y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán , Cachemira y
Anatolia (Asia Menor) y según Fundació Solidaritat UB, Cachemira se
habría convertido “en un cóctel explosivo al aunar ingredientes tan inestables
como el contencioso religioso hindú-musulmán, el contencioso territorial y la
guinda de los independentistas cachemires, tradicionalmente oprimidos por un
Ejército Indio que tendría desplegados cerca de 300.000 soldados en
Cachemira (1 soldado por cada 10 habitantes) y
apoyados por ex-combatientes terroristas de Sudán, Paquistán y Afganistán, que
serán liderados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Cachemira
ha supuesto un enfrentamiento endémico entre Paquistán e India que la han
reclamado como suya desde la independencia de los dos Estados en 1947, (los
británicos prefirieron la integración de Cachemira en la India porque
les ofrecía más garantías que Pakistán para salvaguardar la frontera norte de
posibles ataques soviéticos o chinos), pues la región es un punto estratégico
para el control de los ríos y de los pasos fronterizos además de suponer un
símbolo para la construcción de las identidades nacionales de cada Estado.
Por
otra parte, en 1962 estalló un enfrentamiento entre India y China por el
desacuerdo chino con la línea fronteriza establecida en 1914 (Línea McMahon),
tras el cual China consiguió el control de la meseta de Aksai Chin amén del
Glaciar de Siachen, (territorios que la India sigue reclamando como suyos), por
lo que la India mantiene desde hace años una carrera armamentística con su
rival y vecino Pakistán con el objetivo inequívoco de prepararse para un nuevo
enfrentamiento armado.
Así,
India dispondría del misil nuclear de última generación Agni V que puede
transportar una ojiva nuclear a una distancia de 5.000 kilómetros mientras
Paquistán contaría con el misil balístico Hatf IV, desarrollado con la ayuda de
China y capaz de transportar una ojiva nuclear y alcanzar los 900 Kilómetros ,
con lo que en el supuesto de un nuevo enfrentamiento armado asistiríamos al
primer pulso militar Rusia-China en forma de colisión nuclear restringida al
aérea geográfica indio-paquistaní, no siendo descartable la posterior extensión
del “caos constructivo” al territorio chino,
pues el objetivo final de EEUU sería la confrontación con la Organización de
Cooperación de Shanghai (OCS), (fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai
(China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán) y
convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la
resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran
Bretaña, teniendo a Xinjiang como escenario para sus operaciones
desestabilizadoras.
El
Turquestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado al imperio
chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie terrestre del país
y el 2% de su población) y la etnia uigur de Xinjiang (de origen turco-mongol y
con un total de 8.5 millones de habitantes), conserva características étnicas e
islámicas que les situarían muy próxima a sus parientes de Asia central y
Turquía, por lo que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la
estrategia brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente
en lograr la balcanización de China y su confrontación con el Islam (cerca de
1.500 millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los
países islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes gasoductos
de China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán, Turkmenistán,
Uzbekistán y Rusia, lo que explicaría la importancia estratégica de dicha
provincia dentro de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total
rusodependencia energética china para en una fase posterior acabar
enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e
implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense.
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