Roger Garcés
8.OCT.2020
Ya lo sabemos, en época preelectoral la guerra económica se acentúa.
En el pueblo una idea fantasmal y catastrófica recorre las mentes y se escucha en las conversaciones: “Van a hacer lo de la otra vez, van a llevar el dólar hasta un millón. Ya tú vas a ver, de aquí a diciembre ya está en un millón”. En ese momento todas los posibles nefastas consecuencias de este terrible hecho golpean el alma del venezolano que paciente aguarda el leñazo.
Ya en los años de la década del 70 del siglo pasado se hablaba abiertamente en los círculos académicos de la “desesperanza aprendida”.
Martin Seligman realizó muchos experimentos al respecto.
En uno de ellos, disponía una caja experimental que tenía por piso una rejilla que transmitía choques eléctricos.
En esa caja experimental ponía ratas de laboratorio que recibían un choque eléctrico hicieran lo que hicieran.
Si la rata se movía a la derecha recibía un choque eléctrico, si se movía a la izquierda, también; si se quedaba en un solo sitio, también.
Hiciera lo que hiciera, siempre la blanca rata de laboratorio recibía un corrientazo que no podía evitar.
El resultado del experimento era que la rata se acurrucaba en un rincón y decidía no comer ni beber agua más nunca, y al poco tiempo moría de hambre.
En el lenguaje de la Teoría de la Conducta se habían “castigado” todas las “Conductas operantes” del animal de experimentación y, por tanto, sencillamente el animal no ejecutaba ninguna conducta.
En esto consiste el “Paradigma Experimental de la Desesperanza Aprendida”.
Se trata de castigar todas y cada una de las conductas del sujeto experimental y al ser castigadas, las conductas disminuyen su tasa de ejecución, o lo que es lo mismo, el animal no hace nada y “decide” echarse a morir.
Con este paradigma se han intentado describir algunas condiciones como la depresión y se ha tratado de llevar también al ámbito social.
El venezolano ha sido sometido a un castigo sistemático y continuo desde 2015.
Este cruel tratamiento persigue dos objetivos:
•Una explosión social, según el Paradigma Frustración-Agresión.
•La instauración de una desesperanza aprendida a nivel social en donde el pueblo, golpeado en su moral, ya no tenga iniciativa y pueda ser manejado por los laboratorios de guerra sucia del imperialismo y sus lacayos.
Con la proximidad de las elecciones parlamentarias, es de esperase que el Imperio golpeará de manera inmisericorde a nuestro pueblo.
Resulta muy sencillo prever qué significa en el perverso diccionario opositor una “consulta popular” que implique dos preguntas como las que se ha sugerido para esa acción la oposición fascista:
•¿Apoya usted todos los mecanismos de presión nacional e internacional para que, en el marco de la Constitución, se realicen elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables, se ponga fin al régimen usurpador de Nicolás Maduro Moros, se salvaguarde al pueblo de Venezuela de la crisis humanitaria, la migración forzosa y los crímenes de lesa humanidad, y así se garanticen la paz, el bienestar y el progreso de los venezolanos?
•¿Rechaza usted el evento convocado por la dictadura de Nicolás Maduro Moros para el 6D, o para cualquier otra fecha, mientras no existan condiciones para elecciones libres, justas y verificables, y solicita a la comunidad internacional el desconocimiento de sus resultados?
Con el “¿Apoya usted todos los mecanismos de presión nacional e internacional…?” lo que se trata es de dar carácter de aprobación por parte del pueblo a una intervención militar de Estados Unidos.
Esta “aprobación” obviamente estaría al margen de la ley y de los mecanismos que establece la constitución para conocer la voluntad de pueblo.
Con el “¿Rechaza usted el evento convocado por la dictadura de Nicolás Maduro Moros para el 6D…? se cierra cualquier posibilidad de conocer la voluntad del pueblo por vías constitucionales.
Como vemos, es una navaja de doble filo que se empuña a partir del castigo continuado al pueblo.
De nosotros depende mantener la moral del pueblo en alto.
COROLARIO
No colaboremos indirectamente con la desesperanza aprendida que ha tratado de instaurar el Imperio.
Nosotros como vanguardia del pueblo, colaboramos con la desesperanza aprendida cuando por indolencia o impotencia, no damos respuesta a las necesidades del pueblo.
Detalles tan mínimos como dejar un mensaje de WhatsApp en visto y nunca contestar al solicitante, puede golpear muy fuerte la moral del pueblo.
Algunos funcionarios aducirán que “No tienen tiempo para contestar mensajes porque están MUY OCUPADOS”.
A ellos habrá que recordarles que “Dejar de amar a Dios, por amar a Dios, no es amar a Dios” (San Agustín).
Si dejan de atender al pueblo que es el objeto de esta revolución ¿Qué sentido tiene la Revolución?
Tomado de: http://www.psuv.org.ve/
- En: Twtter@victorianoysocialistaEn: Facebook; //Adolfo León Libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario