lunes, 9 de marzo de 2015

Estados Unidos podría destapar un avispero en América Latina 

LUNES, MARZO 09, 2015



Los tiempos han cambiado lo suficiente en América Latina como para que las 

sanciones de Estados Unidos puedan causar el efecto no deseado por la 

respuesta de los países de la región latinoamericana.


El siguiente artículo de Carlos Aznárez justifica el título de este post.

No se trata de una bravata más, que nadie se equivoque. Esta vez, el peón 


obediente de los diferentes lobbies que componen el gobierno norteamericano 

ha lanzado una advertencia gravísima contra el proceso revolucionario 

venezolano. El señor Obama lo dice con todas las letras: “Venezuela es una 

amenaza extraordinaria para la seguridad de EEUU”, y tras cartón anuncia más 

sanciones a las que ya venía aplicando el gobierno del norte. Esto quiere decir

 que no les basta con alimentar con millones de dólares a la oposición golpista,

 que no puede hacer pie en las urnas y genera -cada tanto- acciones violentas y

 desestabilizadoras. Tampoco parece alcanzarles con la descomunal guerra 

económica descargada durante todo el año 2014 y lo que va de este período, 

generando desabastecimiento, desfase descomunal entre el dólar y el bolívar, 

incentivando el contrabando mayúsculo con la ayuda de sus cómplices 

colombianos, y tantos otros artilugios para asfixiar a la población venezolana.



Esta vez, quienes manejan el establishment estadounidense le hacen decir a “su”


 Presidente que como Venezuela es una amenaza, Estados Unidos deberá 

defenderse de la misma. No hace falta ser muy imaginativo para leer entrelíneas 

lo que están dictaminando: en función del “peligro chavista” podría producirse

 un ataque de gran escala contra los que EEUU considera sus “enemigos 

peligrosos”.


Sabemos muy bien cómo mienten los gringos para impulsar invasiones brutales 


contra otros países. Pero además, ante la falta de excusas, son activos 

“generadores de climas” destituyentes que terminan en el desarrollo de

 acciones invasivas de gran escala contra naciones que desentonan con su

 forma imperial de pensar. Ya lo hemos visto en los últimos años en el Medio 

Oriente y ahora lo estamos observando en las maniobras desarrolladas en 

Ucrania para acosar a Rusia. Arman mercenarios como el Estado Islámico, 

cooptan gobiernos para que colaboren con estos últimos, construyen más y más

 cárceles clandestinas para torturar a sus prisioneros, acuden por último a

 atentados de “falsa bandera” cuando los creen necesario para sembrar el

 terror en determinadas circunstancias. Todo eso y mucho más es producto de

 la avaricia imperialista.



Por lo cual, estos dichos actuales de Obama no deben ser tomados a la ligera. 


Están apurando la carrera, saben que si no lo hacen, poco y nada podrán 

esperar de una oposición a la que ayudan monetariamente pero en el fondo 

desprecian por su inutilidad. Además perciben que a nivel de sus aventuras 

golpistas, han topado con el muro construido por la Inteligencia bolivariana y 

la férrea unidad de sus Fuerzas Armadas. Es en función de esa realidad que el 

dueño del circo parecería estar dispuesto a dar licencia a sus payasos y pasar 

a actuar como protagonista.


Por lo tanto, si Obama dice que la Revolución que reivindicamos todos los


 latinoamericanos y caribeños es una “amenaza”, nosotros no nos podemos 

quedar de brazos cruzados observando cómo, cualquier día de estos, Venezuela 

se convierte en las últimas horas de la Panamá de Torrijos. Toda prevención es 

poca, toda solidaridad es indispensable. La de la UNASUR, el ALBA y la CELAC, 

pero también la de los pueblos. Tener conciencia que si lo intentan, si un buen 

día de estos, como ya hicieron con Iraq, Afganistán, Somalia, Libia, Siria y tantos 

otros rincones del Tercer Mundo, los yanquis deciden inventarse un escenario 

para “verse obligados” a intervenir con sus marines, o a generar una situación 

de crisis tal, que desestabilice superlativamente al gobierno legítimo de 

Nicolás 


Maduro, debemos exigir a nuestros gobiernos romper relaciones de inmediato 

con los Estados Unidos. Es hora de terminar con las hipocresías de que si lo 

hacemos se viene el Apocalípsis.


Ser solidarios con Venezuela hoy no se resuelve con declaraciones, sino con


 hechos concretos. Boicoteando los productos norteamericanos, paralizando -a

 través de la acción sindical conjunta latinoamericana-, sus barcos allí donde 

estén, de la misma manera que se hizo con la Sudáfrica racista. Generando un

 clima regional en que el territorio que ellos piensan mancillar se les puede 

convertir en un tembladeral.


Con Venezuela nos la jugamos todos y todas, porque quienes hoy han utilizado a 


Obama como vocero para amenazarnos, no dudarán en aplastar nuestras 

frágiles democracias. Si dudamos en que ante un ataque de envergadura no 

caben paños tibios, sino mostrar los dientes y proceder con patriotismo para 

defender cada una de nuestras agredidas soberanías, estaremos en graves 

problemas.


Las cartas están echadas. De un lado, el Imperio y sus aliados locales. Del otro,


 el pueblo de Venezuela Bolivariana y su Revolución, que es decir, los pueblos de

 Cuba, Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Nicaragua, y todos aquellos que se 

animen a no dejarse pisotear por la bota prepotente de quienes gobiernan en 

Estados Unidos.



TOMADO DE:  http://islamiacu.blogspot.com/

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