Cómo EEUU ha ayudado a ISIS
David Mizner
En octubre de 2014, el vicepresidente de EEUU Joe Biden criticó
públicamente a sus aliados por apoyar al ISIS [Estado Islámico]. El mes
anterior, el general Dempsey dijo ante
el Comité de Servicios Armados del Senado que los “aliados árabes” de EEUU
estaban financiando al grupo.
Las autoridades
estadounidenses trataban de distanciarse de las acciones de sus aliados en
apoyo al ISIS sin condenarlas abiertamente. Biden sugirió que estos aliados
estaban armando al ISIS involuntariamente y les disculpó rápidamente por ello.
(Respondiendo a Dempsey, el senador Lindsey Graham les defendió claramente:
“Estaban intentando derrotar a Asad. Creo que se dieron cuenta de la locura de
sus métodos”.)
Estas dulces críticas de los aliados se produjeron cuando el
gobierno de EEUU estaba intentando vender la idea de bombardear a las fuerzas
del ISIS. Entonces el grupo se hallaba atrincherado en el este de Siria y el oeste
de Irak. Pero no hay evidencias de que en los meses y años previos, el gobierno
Obama haya hecho ningún intento para impedir que sus estados clientes ayuden al
ISIS a convertirse en una potencia regional.
Los mismos Estados Unidos siguieron enviando armas a los rebeldes sirios, a pesar de tener la certeza de que algunas terminarían en manos del ISIS. “Tenemos buenas relaciones con nuestros hermanos del Ejército Sirio Libre (ELS)”, dijo ellíder del ISIS Abu Athir en 2013. Y añadió que el ISIS había comprado misiles antiaéreos y armas anti-tanques al ELS.
Los mismos Estados Unidos siguieron enviando armas a los rebeldes sirios, a pesar de tener la certeza de que algunas terminarían en manos del ISIS. “Tenemos buenas relaciones con nuestros hermanos del Ejército Sirio Libre (ELS)”, dijo ellíder del ISIS Abu Athir en 2013. Y añadió que el ISIS había comprado misiles antiaéreos y armas anti-tanques al ELS.
Un documento de los
servicios de inteligencia militar de EEUU recientemente desclasificado aporta
nuevas pruebas de la complicidad de Washington. Clasificado Anteriormente como
“secreto”, el informe, de agosto de 2012 de la Agencia de Inteligencia Militar
(DIA), era uno de una serie de documentos obtenidos por el grupo conservador
Judicial Watch.
Los principales medios y
los políticos republicanos han centrado su atención en otros documentos de esa
colección: en concreto, en los relacionados con el ataque contra el consulado
estadounidense de Bengasi, Libia, en 2012. Pero el informe que nos ocupa ha
sido ampliamente ignorado, a pesar de que contradice la versión oficial tanto
del auge del ISIS como de la composición de la oposición siria y sus relaciones
con los gobiernos extranjeros que la apoyan.
“El informe del 5 de agosto de 2012 confirma buena parte de lo que
Asad ha estado diciendo desde el principio sobre la oposición, tanto del
interior como del exterior de Siria”, dice el analista Max Abrams.
El informe se refiere a un periodo de tiempo en el que la
violencia en Irak había dejado de ser un tema de actualidad en la prensa de
EEUU y, por otro lado, la información sobre la guerra en Siria —siguiendo el
planteamiento de la Casa Blanca— se había centrado en el gobierno de Asad, no en
las fuerzas que se unieron en contra de él. Esto puede ser difícil de imaginar
ahora que el ISIS se ha convertido en el monstruo favorito de Washington, pero
en aquellos meses el presidente Obama y su equipo dieron importantes discursos sobre Siria en los que ni siquiera se
mencionaba al ISIS.
Incluso después de que el ISIS tomara el control de Faluya, en
enero de 2014, los medios del establishment apenas se ocupaban del grupo. No fue
hasta finales de 2014 —después de una serie de victorias en el campo de batalla
y las decapitaciones de occidentales ampliamente difundidas en vídeos— que el
Estado Islámico se convirtió en el Enemigo Público Número Uno.
Las autoridades norteamericanas dijeron que el ascenso del ISIS
había cogido por sorpresa a
los servicios de inteligencia. Sin embargo, en el informe de 2012 —que había circulado ampliamente por
Washington—, la DIA contempló la posibilidad de que se creara un “principado
salafista” en el este de Siria. Y también decía que el Estado Islámico de Irak
podía “volver a sus feudos de Mosul y Ramadi” y declarar un “estado islámico”
en el oeste de Irak y el este de Siria.
No solo eso. El informe
dice que la creación de un estado islámico era, precisamente, el objetivo de
los gobiernos extranjeros que apoyaban a la oposición:
Si la situación se aclara, existe la posibilidad de que se
establezca un principado salafista, declarado o no, en el este de Siria (Hasaka
y Der Zor) y esto es, exactamente, lo que quieren las potencias que apoyan a la
oposición, con el fin de aislar al régimen sirio, que es considerado una
avanzadilla de la expansión chiíta (Irak e Irán).
El documento identifica
previamente, en un contexto ligeramente distinto, a las “potencias que apoyan”
a la oposición siria como “países occidentales, los estados del Golfo y
Turquía”. Aunque consideremos que el documento excluye a EEUU de dichas
“potencias” —después de todo, ¿por qué habría de decir la DIA al gobierno de
EEUU cuál era su política?—, revela que ya en 2012 Washington sabía que sus
aliados querían establecer un “estado islámico”. Habrían de pasar dos años más
antes de que EEUU protestara con la boca pequeña.
En resumen, EEUU ha
participado en una guerra contra el gobierno sirio que ha convertido al Estado
Islámico de Irak en una potencia regional que controla —y arrasa— grandes
extensiones de los dos países. Este resultado era predecible y, de hecho, fue
contemplado por el mismo gobierno estadounidense.
Mientras los políticos y los expertos norteamericanos han culpado
al expresidente iraquí Nuri al Maliki y al presidente sirioBachar al Asad —o
a la retirada de las tropas estadounidenses de Irak— del ascenso del ISIS, el
informe de la DIA nos recuerda que el acontecimiento clave en el auge del ISIS
fue el crecimiento concomitante de la insurgencia en Siria. Brad Hoff, del Levant
Report, el primer periodista que analizó el informe de la DIA, dice
que en este se muestra que “un naciente Estado Islámico se ha
convertido en una realidad debido al crecimiento de la insurgencia siria […] no
se menciona la retirada de las tropas estadounidenses de Irak como posible
catalizador”.
Maliki advirtió que la guerra de Siria podía hundir a Irak, pero
EEUU y sus aliados mantuvieron su apoyo a la insurgencia. Los escasos y débiles
bombardeos estadounidenses contra efectivos del ISIS no han hecho más que
consolidar la creencia de muchos iraquíes de que EEUU no quiere derrotar al
grupo.
Según la versión oficial, Washington ha buscado debilitar al ISIS
en Siria apoyando a los rebeldes “moderados”. (El presidente Obama ha recibido
muchas críticas por no armar a los grupos de oposición en Siria, a pesar del
hecho de que sí está armando a los grupos de la oposición.)
La decisión de Washington de entrenar a su propia fuerza fue un
reconocimiento de que no había encontrado grupos moderados a los que dar su
apoyo. El exembajador de EEUU Robert Ford
lo ha admitido al
decir que “durante mucho tiempo, hemos mirado para otro lado”, mientras los
grupos apoyados por EEUU trabajaban con la franquicia de Al Qaeda, el vástago
del Estado Islámico de Irak, el Frente al Nusra. Muchos rebeldes “moderados” —“todas las unidades rebeldes
apoyadas por la CIA”— se han unido al Frente al Nusra y al ISIS. A
comienzos de este año, el principal grupo apoyado por EEUU, Harakat al Hazem,
no pudiendo vencer al Frente al Nusra, se unió a él.
El documento de 2012 de la
DIA confirma que los reaccionarios dominaron la oposición desde los primeros
días. “Los salafistas, los Hermanos Musulmanes y AQI [Al Qaeda de Irak] son las
principales fuerzas que lideran la insurgencia en Siria”, dice. Y señala,
además, que “AQI apoyó a la oposición siria desde el principio”.
Esta es la verdad,
ocultada durante mucho tiempo, que el informe de la DIA ha puesto de relieve:
que después de las etapas iniciales de la guerra en Siria, apoyar la guerra
contra el gobierno sirio era ayudar al ISIS.
La complicidad de EEUU con el ascenso del ISIS no es una anomalía.
Desde la Segunda Guerra Mundial —y sobre todo, en los años 70 y 80 en
Afganistán—, EEUU ha armado, apoyado o
fortalecido, en varias ocasiones, a los yihadistas (y a sus
precursores), con el fin de debilitar a sus rivales más inmediatos.
No hace falta consultar la historia para encontrar antecedentes. En estos momentos,
Washington está animando a sus aliados en Siria a trabajar con el Frente al
Nusra y ha dado luz verde a un nuevo plan coordinado de los estados del Golfo y
Turquía para armar a una coalición opositora que incluya al Frente al Nusra y
otros grupos reaccionarios.
Si EEUU quisiera realmente
derrotar al ISIS y a Al Qaeda, dejaría de fortalecerles.
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
TOMADO DE: http://blog.disenso.net/
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