Israel: Esterilización forzosa de
mujeres judías etíopes
no nacionales” y
termina siempre agrediendo a los nacionales “impuros”. Y el
sionismo, el nacionalismo judío, no es una excepción.
El estado de Israel no solo margina a los
palestinos y viola sus derechos más elementales, sino que, gracias a un proceso de regresión nacionalista
excluyente, termina marginando y excluyendo a los judíos “impuros”, a los que no son “auténticos” judíos,
que son todos aquellos que no son ashkenazíes, judíos de origen europeo (alemanes, rusos y centroeuropeos), de cultura occidental, que son quienes
dieron origen al sionismo y al yidish.
Los
judíos sefardíes (de
origen español) y
mizrahíes (de origen oriental y norteafricano) han sido siempre marginados en
la sociedad israelí y no son considerados “auténticos” judíos.
Uno de los ejemplos más nauseabundos de esta marginación y exclusión es la esterilización forzosa de mujeres judías etíopes.
Este
hecho ha vuelto a salir a la luz recientemente, pero se remonta a los años 90,
cuando el entonces primer ministro israelí Isaac Shamir alegó que muchos
inmigrantes etíopes eran, en realidad, cristianos en secreto.
Con el
paso de los años, se ha sabido que muchos etíopes han sido obligados a convertirse al judaísmo, parejas que llevaban muchos
años casadas han sido forzadas a casarse de nuevo según el rito judío y muchos
niños etíopes han sido obligados a acudir a escuelas segregadas (Israeli
government imposition of contraception on Ethiopian Jews causes 50% drop in
birth-rate, Middle East Monitor).
El
escándalo ha vuelto a estallar con unas instrucciones de Ron Gamzu, director
general del Ministerio de Salud israelí, quien, en una carta dirigida a los
ginecólogos del país, les instaba a “no renovar las prescripciones de Depo-Provera para las mujeres de
origen etíope si, por alguna razón, existiera la preocupación de que no
comprendieran las ramificaciones del tratamiento”.
Esta
reacción oficial se ha producido después de que el periodista de investigación
israelí Gal Gabbay revelara, recientemente, que mujeres etíopes que esperaban
emigrar a Israel eran tratadas con el citado contraceptivo, muchas veces sin su
conocimiento, como condición para entrar en el país.
Muchas mujeres siguieron con el tratamiento una vez en Israel (Depo-Provera se administra cada tres meses).
La primera reacción del gobierno de Tel Aviv
fue negar los hechos.
Muchas
mujeres pensaban que se trataba de una inyección contra alguna enfermedad y,
lógicamente, ignoraban sus grandes efectos secundarios.
Uno de los más destacados es el riesgo de
osteoporosis, así
como una larga espera antes de recuperar la fertilidad.
Como resultado de todo esto, la tasa de
natalidad entre los judíos de origen etíope en Israel ha caído casi un 50 por
ciento en los diez últimos años.
En la
actualidad, hay alrededor de 120.000 judíos de origen etíope en Israel, una
tercera parte de los cuales ha nacido en el estado hebreo.
Esta brutal
violación de los derechos humanos de las mujeres etíopes responde claramente a
un patrón de exclusión y discriminación racista que, por otro lado, ha emergido igualmente con
las nuevas políticas contra los inmigrantes de origen africano.
El año pasado, el primer ministro Benjamín
Netanyahu advirtió que los inmigrantes ilegales procedentes de África “amenazan nuestra existencia como estado
judío y democrático”. No
hacen falta más comentarios.
TOMADO DE: TOMADO DE: http://www.iranews.com.br/
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