domingo, 19 de julio de 2015

En estos tiempos en que el Esequibo asume, como tema, un lugar en la opinión pública nacional, necesario es despojarlo de hipocresías politiqueras. Leopoldo López y María Corina Machado, hijos de la burguesía, tienen una funesta herencia política e histórica a cuestas.
El entreguismo de la derecha venezolana no es nada nuevo, su actuación histórica en la política y en el ejercicio del poder ha consistido en la conjura de herederos de los conservadores oligarcas de Venezuela desde 1830. Hay que decirlo: hay verdaderos ricos de cuna, privilegiados durante generaciones, que hoy están en la política (o más bien en la politiquería) intentando recuperar el poder que perdieron con el advenimiento de la Revolución Bolivariana.
Un domingo cualquiera, en el Country Club, las familias más acaudaladas del país se asumieron en franca guerra contra el país y contra el pueblo, fijando como uno de sus objetivos concretos la Revolución Bolivariana. Pero esta expresión de la lucha de clases tuvo un antecedente importante en la Guerra Federal, un contexto de guerra generalizada donde las clases populares se fueron contra el mantuanaje burgués y la godarria que poseía en esa época el poder político y económico.
Hoy, fragmentado el poder en Venezuela con la llegada de Chávez, la clase política que aún conserva el poder económico ha colocado a sus propios hijos al frente para ser abanderados en la recaptura de este, tanto por vías golpistas como por vías electorales. Henrique Capriles Radonski, María Corina Machado y Leopoldo López son expresión de esa “deuda histórica” que la burguesía quiere saldar; tomar el poder al cual ellos se asumen “predestinados”.
La Guerra Federal, la herencia de López y Machado y el Esequibo, se conjugan en un antecedente histórico muy importante que es necesario recordar. No se trata de adjudicarle a López y a Machado lo que hicieron sus ancestros. La cuestión es, que queriendo entregar Venezuela a Estados Unidos de acuerdo a la tendencia histórica de la derecha contemporánea, su entreguismo propio de oligarcas privilegiados guarda una tendencia histórica. Para ellos es una cuestión de herencia ideológica y legado político familiar: preservar el poder, preservar privilegios y entregar el país si es necesario para tales fines.
Entregar el 70% del territorio venezolano a Gran Bretaña
 para conservar el poder
La Guerra Federal tenía consigo la expresión cruenta y justa de la revancha. Las clases populares al mando de Zamora se fueron contra la alta clase política y económica oligarca, empleando todo el contundente peso de la guerra generalizada. Haciendas, plantaciones, hatos, casonas, quintas, todo lo que fuera expresión de la clase privilegiada era avasallado y confiscado, puesto al servicio de los federalistas. Los oligarcas ponían de su lado ejércitos profesionales y todo su poder económico, terrateniente y esclavista, para preservar su poder.
Pero ante los giros de la guerra, la coyuntura sirvió también para crear un marco de oportunidades para una parte de la clase privilegiada. El gobierno conservador de la época se vio abordado por una aristocracia (también conservadora) que le conminaba a ganar la contienda, solicitando la intervención de Gran Bretaña en Venezuela y entregándole a cambio a la corona la Guayana venezolana.
El 21 de noviembre de 1861, en plena Guerra Federal, se conoce una carta titulada Exposición que muchos habitantes de Venezuela dirigen al Gobierno de S.M. la Reina de Gran Bretaña, emitida desde Caracas. Dicho documento fue firmado por Manuel Felipe de Tovar, Pedro Gual, Francisco La Madriz, Pacífico Gual, Federico Núñez de Aguilar, Aureliano Otáñez y los ancestros familiares de Leopoldo López y María Corina Machado: Juan José Mendoza y Nicómedes Zuloaga respectivamente, todos ellos herederos y patriarcas de grandes negocios y privilegios, que venían desde la Compañía Guipuzcoana hasta el latifundio de la época. Acaudalados señores allegados al gobierno, militares y manejadores de la cosa pública.
Además de solicitar la intervención de Gran Bretaña en la guerra, lo cual no podría “menos que producir los mejores resultados”, en esta carta los acaudalados señores cuestionan la postura de su propio gobierno conservador de no ceder, ante una creciente opinión de los “pensadores” de la época, la cual consistía en entregar a Gran Bretaña la Guayana entera, entiéndase: todo el territorio al sur del Orinoco, es decir, toda nuestra actual Zona en Reclamación y los actuales estados Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas.
También reseñaron los refinados oligarcas en la mencionada carta: “Esta opinión es mayor cada día, pero la multitud, el populacho y los demagogos se oponen a este traspaso de territorio o por lo menos no manifiestan buena voluntad a que se realice tal idea. 
Es esta la causa que hay para que nunca proponga esta negociación el gobierno de Venezuela, por el temor que le inspira el desenfreno de las masas”. Además de insistir en que el gobierno de la época no haría la solicitud de intervención, señalan casi al final que Gran Bretaña, por propia iniciativa, debía intervenir por cuenta propia y tomar a la Guayana como pago.
Pero el documento revisado a fondo puede ser más pernicioso. Solicitan la “intervención de las naciones civilizadas de Europa” en lo que ellos señalan como un lugar “desierto”, desconociendo los miles de habitantes indígenas que en esa época y que hasta hoy día han vivido en el sur del Orinoco. Señalaron también las ventajas de ese vasto territorio, reseñando sus reservas auríferas y declarando que su extensión es superior a la de Francia.
La carta, como la intención de quienes la redactaron, son quizás algunas de las expresiones más miserables de la oligarquía inescrupulosa que históricamente ha demostrado la tendencia de hipotecar a Venezuela. 
Es la oligarquía, tanto la vieja como la vigente, la que apoltronada en los valles privilegiados de Caracas o desde Miami o Nueva York, ha negociado las riquezas, el territorio y la dignidad venezolanas. 
Para las oligarquías es una cuestión de “principios” y de pragmatismo atornillarse en el poder empleando sus influencias económicas y políticas, arrodillándose al mismo tiempo a las expresiones del poder imperial. 
Se asumen “predestinados” a regir este país, así tengan que entregarlo a factores poderosos por encima de ellos.
t_mapa_venezuela__151
A continuación, la nefasta carta
Si usted desea leer en líneas una expresión concreta de clasismo, entreguismo y sed desmedida de poder, lea lo que sigue y tome un poco de la doctrina goda, mantuana y oligarca en sus expresiones más puras. 
Esta es la mentalidad que es heredada de padres a hijos rigurosamente en cada familia oligarca venezolana.
Fragmentos de la Exposición que muchos habitantes de Venezuela Dirigen al Gobierno de S.M la Reina de Gran Bretaña, Caracas, 21 de noviembre de 1861:
Los que hacemos esta manifestación somos habitantes de Venezuela, hablamos por la experiencia que actualmente nos está suministrando este país, entregado a todo género de excesos y a la guerra social de que hemos hablado, la que no tendrá término sino con su completa ruina, y dentro de poco estará perdido para sus habitantes y para las demás naciones que pudiera reportar inmensas ventajas con su comercio y relaciones amistosas, si estas comarcas pudieran estar en paz y seguir su marcha regular. Es un deber que tienen las naciones civilizadas de Europa de tender la vista a estos países e intervenir en ellos de una manera directa, cuya intervención no podrá menos que producir los mejores resultados. […]
Ninguna de las naciones de Europa puede con más ventaja poseer a Venezuela como la Gran Bretaña, y creemos que le sea más ventajosa esta posesión que la que tiene en la India Oriental.
El paso que en esta materia debe darse está muy indicado, y aun es de extrañarse que hasta ahora nada se haya hecho en esto. 
Hay en Venezuela, entre los hombres pensadores, la opinión de que conviene a ésta desprenderse del territorio de La Guayana y negociarlo con la Gran Bretaña pagando con él la deuda extranjera contraída con súbditos ingleses, y además la deuda externa de la República que reconocerá o pagará en los términos que se estipule, que ambas deudas no montan a diez millones de libras esterlinas. 
Esta opinión es mayor cada día, pero la multitud, el populacho y los demagogos se oponen a este traspaso de territorio o por lo menos no manifiestan buena voluntad a que se realice tal idea. Es esta la causa que hay para que nunca proponga esta negociación el gobierno de Venezuela, por el temor que le inspira el desenfreno de las masas. 
Toca al gobierno inglés dar principio a esta negociación de la que sacará felices resultados. […] La Guayana venezolana es un país más extenso que Francia, […] Este vasto territorio, que linda con la Guayana Inglesa, y que puede decirse que está desierto, está llamado a tener una gran importancia en la América del Sur. […]
Aquel suelo es también aurífero, diversas minas de este metal se han descubierto recientemente […] La posesión de este territorio tiene inmensas ventajas para la Nación que lo ocupe. 
Por el Orinoco llevará su comercio a la mayor parte de la América Meridional; penetrando por las arterias de este río se irá al interior del resto de Venezuela, a la Nueva Granada, al Ecuador, y por el canal del Casiquiare, que lleva las aguas al majestuoso Amazonas, se irá al Perú, Bolivia y al Centro del Imperio del Brasil. 
Flameando el poderoso pabellón inglés en La Guayana, no solamente mostrará ésta su riqueza hasta ahora desconocida, sino que será un centro civilizador que repartirá su influencia benéfica a todas estas repúblicas enseñándoles las ventajas positivas que trae al hombre el trabajo aplicado con inteligencia a todas las industrias, e impedirá que continúen en esta guerra devastadora que los consume y embrutece. […]
Es este un deber que tienen que llenar las naciones europeas para con las repúblicas americanas que necesitan su intervención tutelar sin esperar a que directamente se les llame de estas naciones, porque los propietarios y hombres de inteligencia no tienen libertad para hacerlo y sufren la presión del desenfreno popular, hasta el caso de no atrevernos a firmar esta exposición la que hemos concebido, por el justo temor de que puedan difamarse nuestros nombres. 
Antes de terminar debemos manifestar y encarecidamente pedir al Gobierno Británico la más pronta resolución de esta materia, ya sea que se acojan nuestras ideas respecto de la negociación de la Guayana, o bien que se decida y lleve a cabo la intervención de una manera igual a la que las tres potencias Occidentales de la Europa emplean respecto a México, que es el medio más pronto y expedito que puede atajar los infinitos males que sufren estos pueblos”.
Nombres de los redactores: Manuel Felipe de Tovar, Pedro Gual, Pacífico Gual, Nicomedes Zuloaga, Juan José Mendoza, Francisco La Madriz, Federico Núñez de Aguilar y Aureliano Otáñez [1].
[1]En: Brito Figueroa, Federico: Tiempo de Ezequiel Zamora, Ediciones de la Biblioteca, Ministerio del Poder Popular para la Cultura (Sexta Edición), Caracas, 2009. Pág. 644-645.
MISIÓN VERDAD/Franco Vielma
TOMADO DE: http://www.conelmazodando.com.ve/

No hay comentarios:

Publicar un comentario