¿COMO EN “JUEGO DE TRONOS”?: REALIDAD
POSTELECTORAL TANTO EN EL CHAVISMO COMO EN LA OPOSICIÓN
L Lunes, 14
Diciembre 2015
El reconocido periodista José Vicente Rangél (JVR) publicó
un incisivo análisis sobre la realidad postelectoral del país en su
columna “El Espejo” publicada en el diario Últimas Noticias
este lunes 14 de diciembre.
En el escrito, JVR inicia con una cita de Pablo Iglesias,
que explica la situación de agotamiento político de las élites españolas en el
poder, lo que el periodista venezolano relaciona con el actual cuadro político
del país, donde el chavismo recibió una contundente derrota y debe
reorganizarse desde la crítica sin autoflagelación.
“No planteo la
autoflagelación, sino el análisis descarnado de lo que sucedió. Sus efectos y
consecuencias que para el proceso bolivariano tiene esta derrota”, afirma con claridad.
Al profundizar en el análisis, JVR hace un balance sobre la actitud impopular de
los líderes de oposición que se desentendieron de sus promesas electorales tras
conocer la gran cantidad de diputados que terminaron colocando en la Asamblea
Nacional.
Es por ello que, lejos de plantear una confrontación, Rangél
apela a la posibilidad del encuentro y el diálogo, sin que ello signifique
ceder del todo el terreno ya ganado: “siempre he sido partidario del diálogo
-lo saben mis lectores y la audiencia de televisión- y constantemente lo
sugiero. Más en las actuales circunstancias. Diálogo no significa -lo aclaro a
quienes tienen reservas con el término- maniobra, blandenguería, hacer
concesiones al otro y renunciar a las posiciones propias. Es civilizar el
debate. Deslastrarse de visiones sectarias”.
Finalmente, el periodista lanzó su análisis sobre los
posibles escenarios: el conflicto o el diálogo.
A continuación la columna completa de José Vicente Rangel,
que se publica todos los lunes en el diario Últimas Noticias.
¿Como en “Juego de tronos”?
Releo en estos tensos momentos poselectorales el libro
coordinado por Pablo Iglesias -líder de Podemos, partido que irrumpió en la
política española haciendo crujir el establecimiento bipartidista
1.- Releo en estos tensos momentos poselectorales el libro
coordinado por Pablo Iglesias -líder de Podemos, partido que irrumpió en la
política española haciendo crujir el establecimiento bipartidista.
En la presentación de la obra, donde participa un conjunto
de politólogos, filósofos, profesores universitarios, doctores en ciencias
políticas, hallé un fragmento que me llamó la atención. Escribe Iglesias: “Como en Juego de tronos, nosotros
mismos enfrentamos una situación de una complejidad política incomparable, y
especialmente sentimos la imperiosa urgencia de tener que hacer algo para
cambiar este desastre y empezar a hacerlo ya.
Por cada segundo que pasa
sin que aspiremos a democratizar los lugares donde se decide lo importante,
aumenta sin cesar el enriquecimiento privado ilegítimo y el sufrimiento
gratuito de la gente corriente. Democratizar es sencillamente devolver a las personas la
capacidad para decidir sobre sus propias vidas, una capacidad que nos ha sido
robada y que debe ser restituida”. Hasta
aquí la cita.
2.- Para mí lo ocurrido en las elecciones parlamentarias del
pasado 6 de diciembre, en el marco de la actual crisis, tiene un extraño
parecido con lo que se plantea en el mencionado libro. El fondo tiene rasgos
similares. Un ambiente en el que ocurre un enfrentamiento entre un proceso
revolucionario que adelanta cambios sustanciales -en España el conflicto recién
comienza-, que asumió un modelo donde el protagonismo del pueblo es evidente,
acechado por fuerzas que representan el pasado, que reivindican una política de
signo contrario, cuyo trasfondo es el neoliberalismo. Hasta el 6-D, fecha en que se produce una derrota
electoral con desarrollos impredecibles, el proceso bolivariano avanzaba en
medio de dificultades con relativo éxito y logros indudables.
3.- ¿Qué determinó la derrota, precisamente en el terreno
donde el proceso revolucionario alcanzó sus victorias más importantes? El
chavismo y el Gobierno tienen que profundizar en el análisis de las causas del
duro revés. Dejar de lado
explicaciones banales y la repetición, hasta el cansancio, de excusas sobre los
efectos de políticas fracasadas y no de las causas reales.
Hay dos maneras de eludir responsabilidades. Una es achacando los fracasos a los demás y otra
silenciando los verdaderos motivos.
No planteo la autoflagelación, sino el análisis descarnado
de lo que sucedió. Sus efectos y consecuencias que para el proceso bolivariano
tiene esta derrota.
4.- En este ambiente poselectoral importa aclarar por qué se
dieron los hechos tal y como se sucedieron. La oposición, por ejemplo, está
exultante con el resultado que le da mayoría calificada en la Asamblea
Nacional. Y está en su derecho.
Pero en las primeras de
cambio se observa la tendencia a negar cuanto prometió en la campaña. Sobre
todo preocupa el carácter que le atribuye a la Asamblea Nacional.
De un suprapoder que puede erigirse en instancia que
controla a la institucionalidad del país. Semejante
propósito se convierte en fuente de conflicto.
La experiencia, cuando se da una situación como la de ahora,
por la cual el factor que ejerce el gobierno es distinto al que controla el
Parlamento, se impone una política de diálogo, de respeto a las atribuciones de
cada Poder.
Tal situación la vivió Venezuela en la IV República cuando
la alianza AD/Copei perdió el dominio de la Cámara de Diputados, cuya
presidencia la ejercieron figuras de la oposición de entonces.
5.- Siempre he sido partidario del diálogo -lo saben mis
lectores y la audiencia de televisión- y constantemente lo sugiero.
Más en las actuales circunstancias. Diálogo no significa -lo
aclaro a quienes tienen reservas con el término- maniobra, blandenguería, hacer
concesiones al otro y renunciar a las posiciones propias.
Es civilizar el debate. Deslastrarse de visiones sectarias. Darle un corte a políticas impregnadas de odio.
En una situación como la que vive Venezuela, cuando
caminamos sobre un piso de cristal y cualquier exceso o torpes cálculos
políticos pueden desatar la violencia y llevarnos a un conflicto fratricida, la
recomendación para todos los que tienen algún tipo de poder es prudencia.
Renunciar a la provocación y tomar conciencia de las
consecuencias de actitudes irracionales, y sobre los daños que se le pueden
hacer al país. A un país que
acaba de dar una demostración contundente de madurez, de civismo, de espíritu
ciudadano y respeto a la Constitución. Solo la prudencia y el sentido de
responsabilidad puede alejarnos del peligro que acecha: el caos y el derramamiento de sangre.
Escenarios posibles. Vislumbro dos escenarios. Uno, el enfrentamiento a fondo, implacable, casi en términos
bélicos. Que subyace en el lenguaje panfletario y estimula, irresponsablemente,
la confrontación salvaje.
En este escenario corren grave riesgo las instituciones y
nadie puede hacerse ilusiones con imponerse. Ya que si uno de los factores que
participan en la contienda llegara a triunfar totalmente, lo haría sobre los
restos de la democracia, del Estado de derecho y de la vida de muchos
compatriotas.
Otro es la opción diálogo. El respeto a las reglas del juego.
Apoyado en un ejercicio sincero de la democracia. Que implica respeto al otro y
excluye cualquier propósito de desaparecer al adversario. Esta vía no entraña
abandono de programas o desdibujar perfiles propios. Significa, sí, asumir el
debate en términos civilizado, donde cada quien participe con garantías
suficientes.
No necesito recordar -y enfatizar- que todos los estudios de
opinión que se hicieron durante la campaña electoral confirmaron que el
sentimiento de la mayoría determinante de los venezolanos apoya esta vía.
Quiere diálogo para garantizar la paz, y rechaza con
vehemencia todo cuanto conduzca a la violencia. Más aún, teme y recomienda al
liderazgo nacional seriedad, ponderación, sentido de la realidad. Entender que
la sociedad exige normalidad, tranquilidad, para sacar adelante a Venezuela. Ya que el futuro está en la paz, no en la guerra.
(LaIguana.TV)
TOMADO DE: http://laiguana.tv/
No hay comentarios:
Publicar un comentario