Malcorra y Zeid bin Ra’ad investigados por ocultar abusos a menores
>La actual canciller de Macri Susana Malcorra y el alto
comisionado de la ONU para los DDHH concertaron para
acusar a un funcionario que denunció los delitos
sexuales contra niños en la República Centroafricana,
según la revista Foreing Policy
Susana Malcorra
De acuerdo a un reporte de la revista estadounidense Foreing Policy, la actual canciller del gobierno de Mauricio Macri, Susana Malcorra, quien hasta hace semanas se desempeñó como jefa del Gabinete de Ban Ki-moon, y el alto comisionado para los DDHH en la ONU, el jordano Zeid Ra’ad Al-Hussein, son motivo de investigación interna en la ONU por pretender ocultar una denuncia de otro funcionario, Anders Kompass, sobre abusos sexuales contra menores en un campamento para refugiados en República Centroafricana, a cargo de los Cascos Azules.
En vez de apoyar a Kompass en su denuncia, Malcorra y Zeid bin Ra’ad optaron por ponerse de acuerdo para acusar a Kompass de revelar a Francia información sensible, en vez de actuar para que se investigara la denuncia y detener los abusos, lo que también sirvió para destituir a Kompass, ahora reivindicado.
Foreing Policy (cuyo escrito original en inglés puede leerse online en http://foreignpolicy.com) dice que un panel de jueces, designado por el propio Ban Ki-moon, “elaboró un informe crítico sobre cómo los altos líderes de la ONU no pudieron responder apropiadamente cuando se les presentaron las pruebas sobre abusos sexuales en la RCA y cómo apoyaron al alto comisionado de la ONU para los derechos humanos en su esfuerzo de sancionar a Kompass”.
“En dicho informe se cita un par de reuniones de alto nivel celebradas en marzo de 2015, entre Susana Malcorra –exjefa de Gabinete de Ban Ki-moon– y Zeid, así como los jefes de las oficinas de Supervisión Interna y de Ética (las cuales se suponen que son independientes), para coordinar la respuesta de la organización a las acusaciones contra Kompass”.
“El panel concluyó que Malcorra, Zeid y otros altos funcionarios, incluido Herve Ladsous –jefe del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de Paz de la ONU– y Joan Dubinsky –jefe de la Oficina de Ética de la ONU– habían manejado de manera inapropiada el asunto, pero se abstuvo de iniciarles un procedimiento por abuso de autoridad”.
Agrega la revista que “las conclusiones también constituyen un revés para el príncipe Zeid Raad alHussein, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, quien inició un par de investigaciones sobre la conducta de Kompass y trató de obligarlo a renunciar”. Zeid Ra’ad Al-Hussein, quien tiene vínculos de amistad con el venezolano Diego Arria, se ha dedicado en los últimos meses a atacar a Venezuela haciendo uso personal de su cargo para acusar al Gobierno.
LA DENUNCIA DE ANDERS KOMPASS
A continuación se transcriben extractos del reporte de Foreing Policy que relatan el escabroso caso denunciado por Anders Kompass y la suerte que este corriera por formular la denuncia y su posterior reivindicación: “(…) La controversia de abuso sexual se deriva de las denuncias que se realizaron en diciembre de 2013, según las cuales soldados que estaban en una misión de intervención francesa llamada Operación Sangaris, así como las fuerzas de la Unión Africana de Chad y Guinea Ecuatorial, acosaron sexualmente en repetidas ocasiones a menores de edad en un campamento para civiles desplazados cerca del Aeropuerto Internacional de Bangui M’Poko. Una investigación interna de la ONU sobre las acusaciones determinó que las tropas intercambiaban raciones militares por favores sexuales de niños indigentes de tan solo ocho años de edad. En al menos un caso, los soldados chadianos presuntamente violaron a una niña.
Dicho informe interno de la ONU, conocido oficialmente como “Consideraciones Sangaris”, no se dirigía a las fuerzas de paz de la ONU, quienes no llegaron al país sino hasta abril de 2014. Sin embargo, el escándalo de la RCA empañó la reputación de la ONU, que fue vista como un movimiento demasiado lento para actuar con la suficiente fuerza para asegurar que los perpetradores rindieran cuentas. Por su parte, Kompass había insistido previamente que al dar el informe Sangaris a los funcionarios franceses “actuó con la única preocupación de detener las violaciones tan pronto como fuera posible”. Según lo reportado, lo entregó a funcionarios de la ONU a principios de este año.
Los altos líderes de la ONU, por su parte, enfrentaron las críticas de Estados Unidos y otros Estados Miembros por interesarse más en generar una respuesta enérgica contra Kompass, por revelar los abusos, que en hacer que los abusadores sexuales rindieran cuenta por sus crímenes.
En respuesta a estos problemas, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, designó en junio un panel formado por tres jueces para revisar la respuesta de la ONU al escándalo.
“El panel considera que la transmisión de las Consideraciones Sangaris a las autoridades francesas, así fuese un borrador, no constituye un uso indebido de la posición de autoridad”, concluyó el informe “ya que no está presente el primer criterio de abuso de autoridad, ninguna constatación adversa se hace contra el director en este particular”.
(…) Al llegar a su conclusión, el panel determinó que había puntos de vista “muy divergentes” dentro de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU sobre si Kompass, el tercer rango oficial más alto, había estado autorizado para entregarle al Gobierno francés un informe interno de la ONU. El panel también determinó que las políticas de la ONU les permiten a los funcionarios, especialmente los que tienen altos cargos como Kompass, tener una amplia latitud para consultar tranquilamente sobre asuntos confidenciales con los Estados Miembros (…).
“Tal ‘diplomacia silenciosa’ es totalmente coherente con la propia descripción del trabajo del director”, lo cual se indicaba en el informe. “Hay una base bien establecida en las políticas de las Naciones Unidas para el personal de esta organización, y de hecho para el director de la OACNUDH, en particular, para compartir la información sobre abusos de los derechos humanos con los gobiernos pertinentes”.
El panel ligeramente reprendió a Kompass, diciendo que podía haber actuado con mayor respeto hacia la privacidad de los individuos nombrados en el informe Sangaris. Pero indicó que las sugerencias de que había expuesto testigos al riesgo fueron “exageradas”. Si la ONU tenía tales preocupaciones, el panel señaló que se debió haber esperado para tomar “medidas urgentes” con el fin de proteger a las víctimas de una posible reacción violenta. “Nadie tomó ninguna medida en absoluto para localizar a los ni- ños o para reubicarlos fuera del campamento M›Poko en el otoño de 2014”, según el informe del panel.
El informe apoya desde hace mucho tiempo la afirmación de que Kompass había informado a sus superiores sobre su decisión de comunicarle al Gobierno francés sobre los abusos de sus tropas. El 7 de agosto de 2014, más de una semana después de entregar las notas de investigación a los franceses, Kompass informó a Flavia Pansieri, de nacionalidad italiana, quien sirvió luego como directora adjunta del alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, que les había enviado el informe a los franceses. (…)
Al final, el panel concluyó que la decisión de Kompass de informar a los franceses tuvo un “efecto positivo y significativo”, instando a las autoridades francesas a que tomaran “medidas estrictas e inmediatas para investigar las acusaciones”.
“La respuesta mantiene su carácter opuesto al aparente fracaso de las autoridades francesas de reaccionar luego de que (un funcionario de la ONU para los derechos humanos) pusiera al tanto de las acusaciones a los altos funcionarios de la operación Sangaris”, en mayo de 2014, según el panel”.
CIUDAD CCS
TOMADO DE: http://ciudadccs.info/
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