viernes, 19 de julio de 2019

Una asistenta de Trump le pregunta a un reportero judío: “¿Cuál es su origen étnico?”

El discurso fascista del presidente 

Trump no es simplemente un asunto de su psicología individual, por más odiosa que sea, sino que expresa los sentimientos de una agrupación política definida que comparte estos sentimientos y, cuando se la desafía en público, automáticamente busca los garrotes del racismo y el autoritarismo para tomar represalias.

por Patrick Martin 

19 julio 2019
En un incidente televisado que dio un momento de comprensión de la atmósfera fascista dentro de la Casa Blanca de Trump, la consejera presidencial Kellyanne Conway reaccionó ante la pregunta de un reportero sobre la denostación racista de Trump a cuatro congresistas demócratas exigiendo conocer su etnia.
Video de la confrontación [crédito: PBS]
Conway conversó con reporteros fuera de la Casa Blanca el martes por la mañana, cuando Andrew Feinberg, un reportero de Breakfast Media en la Casa Blanca, le hizo una pregunta de seguimiento sobre un comentario anterior que había hecho sobre los tuits de Trump contra las mujeres congresistas. Conway había negado que Trump les estuviera diciendo que regresaran a sus países de origen cuando les dijo que “dejaran el país”.
“Si el presidente no les estaba diciendo a estas cuatro mujeres congresistas que regresen a sus supuestos países de origen, ¿a qué países se refería?”, preguntó Feinberg.
Conway respondió: “¿Cuál es su origen étnico?”.
Los reporteros estaban visiblemente asombrados por las implicaciones de la pregunta, y Feinberg, que es judío, le preguntó por qué su origen étnico era relevante para su pregunta.
“Porque le estoy haciendo una pregunta”, dijo Conway, sin ningún esfuerzo visible por explicarse. Ella continuó: “Mis antepasados eran de Irlanda e Italia”.
Este comentario pareció sugerir que una funcionaria cuya ascendencia es europea tiene una ventaja sobre un reportero, o cuatro congresistas, cuya ascendencia podría no serlo. Pero el puro carácter absurdo de las respuestas pareció dejar a los reporteros buscando palabras torpemente.
No hubo ningún intento por parte de otros reporteros por continuar con el asunto, y Conway comenzó a despotricar sobre las razones de Trump para atacar a las cuatro congresistas y dijo: “Está cansado, muchos de nosotros estamos hartos de este país —de que Estados Unidos sea lo último, para personas que juraron un cargo”.
El intercambio que involucra a Conway ha sido aclamado por grupos neonazis en los Estados Unidos, incluyendo el fascista Daily Stormer, que declaró que sus comentarios, que vinculaba directamente con el antisemitismo, eran “casi demasiado gloriosos para ser verdaderos”.
En una aparición posterior en Fox News, Conway emitió un veneno más racista y describió a las cuatro congresistas, todas pertenecientes a minorías raciales o étnicas, como “un punto débil de la gente de este país”. 
Agregó, en una sugerencia adicional, que
 la oposición a Trump era equivalente a 
una traición: 
“Estamos hartos de que las personas denigren la bandera estadounidense, el ejército estadounidense, los veteranos y a Estados Unidos”.
Más tarde, Andrew Feinberg escribió en su Twitter: “Al preguntarme sobre mi origen étnico ... en respuesta a mi pregunta, @KellyannePolls confirmó sin darse cuenta que @realDonaldTrump les estaba diciendo a @IlhanMN@RashidaTlaib@AOC, y @AyannaPressley que regresaran a Somalia, Gaza, Puerto Rico y a algún lugar de África”.
Entrevistado en la CNN, Feinberg agregó: “Soy periodista en Washington desde hace aproximadamente 10 años, y nunca me ha pasado que ningún funcionario del gobierno me hable de esa manera o que me haga una pregunta tan inapropiada”.
Indudablemente hay múltiples factores detrás de este arrebato. El propio esposo de Conway, George, un prominente abogado que fue considerado para ocupar un puesto importante en el Departamento de Justicia en la administración de Trump, se ha convertido en un opositor público vociferante de Trump, a pesar de su política de derecha. 
En una columna de opinión publicada el martes en el Washington Post, solo unas horas antes del arrebato de su esposa, Conway describió cómo su madre, nacida en Filipinas, había sido abordada ocasionalmente por racistas que exigían que ella “volviera a su país de origen”.
Puede que Conway tenga problemas con el mismo Feinberg. Ha escrito varios artículos puntuales sobre la flagrante violación de la Ley Hatch por parte de Conway, que prohíbe a los empleados federales participar en políticas partidistas. Un informe emitido el mes pasado por la Oficina del Fiscal Especial, la agencia de la rama ejecutiva que examina las designaciones políticas, recomendó que Conway fuera despedida por múltiples violaciones de la Ley Hatch.
Conway era libre de continuar sus ataques públicos contra los demócratas, dijo la OSC, pero debería ser empleada en la campaña de la reelección de Trump o en el Partido Republicano, no en la Casa Blanca.
 La Casa Blanca se ha negado a permitir que Conway testifique sobre este tema ante un comité de la Cámara, desafiando una citación del Congreso.
Pero cualesquiera que sean las peculiaridades de su situación personal, la extraña respuesta de Conway a una pregunta predecible de la prensa da una idea del estado de ánimo dentro del círculo interno de Trump.
El discurso fascista del presidente no es 
simplemente un asunto de su psicología 
individual, por más odiosa que sea, sino 
que expresa los sentimientos de una 
agrupación política definida que comparte
 estos sentimientos y, cuando se la 
desafía en público, automáticamente 
busca los garrotes del racismo y el 
autoritarismo para tomar represalias.

(Publicado originalmente en inglés el 18 de julio, 2019)
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