¿Cuál es el origen
de las vestimentas tradicionales de las cholitas?
Las ropas
tradicionales de las mujeres andinas fueron impuestas por la Corona española,
siglos atrás.
¿Cómo estás
prendas hoy se convirtieron en símbolo de resistencia cultural? Sputnik
consultó a especialistas en el tema para rearmar esta apasionante historia.
La mujer de pollera o falda, popularmente
conocida como la cholita, es un ícono de Bolivia en el mundo.
En todas las
poblaciones y ciudades de los Andes se puede ver a las señoras aymaras o
quechuas en sus múltiples ocupaciones, generalmente cargadas de un inmenso
aguayo, luciendo sus trenzas resguardadas por un sombrero borsalino.
Pero ¿de dónde provienen estas prendas?
¿Cómo la
pollera se convirtió en un símbolo cultural tan fuerte para los pueblos
andinos?
El golpe
de Estado de 2019 conllevó una cadena de agresiones contra
cholitas en todo el país, justamente porque representan la raíz indígena
que no pueden ocultar las ciudades.
Sputnik conversó con especialistas en el tema, quienes
ofrecieron sus miradas sobre la historia y la actualidad de las prendas típicas
de las señoras indígenas de los Andes.
Lo primero que se debe tomar en cuenta es que
las vestimentas tradicionales andinas fueron impuestas por la Corona
española, en el siglo XVI.
Pero antes de que las prendas ibéricas fueran de uso
obligatorio, «cuando todavía no existían leyes referidas al tema, los indígenas
adoptaron rápidamente —de manera muy abierta y voluntaria— las vestimentas que
traían los españoles», contó a Sputnik la historiadora Sayuri Loza.
Los españoles «llegaron con una carga muy fuerte de
moda relacionada con el mundo árabe, donde se creaban las sedas, los damascos,
los tejidos complejos, brillantes, que a los indígenas les encantaron.
Rápidamente
se adueñaron de eso», afirmó.
Por este motivo, Loza comentó que el rey Felipe
II (1556-1598) dictó una ordenanza sobre la vestimenta que debían llevar
las y los originarios de América, debido a que «en la Corte no podían
distinguir la proveniencia social de la gente.
No te
olvides de que la vestimenta no solo era moda en esos tiempos.
También
indicaba de dónde venían: si eran esclavos, si eran judíos, árabes, cristianos,
españoles, franceses», explicó la historiadora.
Según la ordenanza de Felipe II, «los indígenas debían
usar su ropa de indígena.
Los
mestizos, ropa de mestizos. Inclusive, curiosamente se hablaba de cómo debían
vestir las prostitutas, que no debían salir con joyas a la calle».
Quienes no obedecían,
eran castigados con azotes y con multas monetarias.
Fátima Molina es artista y diseñadora de modas.
En sus prendas procura fusionar el pasado originario con el presente
globalizado: «Si hablamos de descolonizar, debería desaparecer esa indumentaria.
Pero eso es
imposible, porque ya es un ícono nacional».

Vestimenta
diseñada por Fátima Molina.
Para Molina, en las vestimentas tradicionales andinas «es donde más fusión
ha habido.
Ha habido una asimilación cultural tremenda desde que llegó la cholita.
Ahora hay un sincretismo tan grande entre materiales, pero acá
ves la cholita cargando el aguayo (un tejido de lana de oveja), que era previo
a la colonia.
Entonces ya es todo fusión», dijo a Sputnik.
«Las cholitas ya son icónicas, porque ves una cholita y piensas en Bolivia.
Pero en realidad, al principio, no era así», advirtió.
La moda en el siglo XVIII

Vestimenta de las
mujeres andinas antes de la llegada de los españoles.
En 1780 se
desató la rebelión de Tupac Amaru II en Cusco, ciudad del entonces
Virreinato de Perú, que también abarcaba a las tierras altas de Bolivia.
El 1781,
Tupac Katari lideró una revuelta contra la ciudad de La Paz que casi terminó
con los residentes españoles, luego de un formidable cerco a la actual capital
que se extendió por varios meses y mató de hambre a cientos de colonizadores.
«Cuando se
levantó Tupac Katari, su planteamiento era claro: no más extranjeros, no
más Colonia, no más España.
Volvemos a
nuestras vestimentas, a nuestros dioses, a nuestros usos y costumbres», relató
Loza.
El
resurgimiento de la moda incaica incomodó a los españoles.
Entonces
sacaron una nueva ordenanza.
Según la
nueva normativa, «todos los indígenas estaban obligados a vestirse con los
trajes de los españoles.
Del lado
andino, se tenían que vestir como los campesinos españoles de Extremadura.
Del lado
valluno [centro del país], debían usar el traje de Andalucía».
La
historiadora contó que quienes vivían en ayllus, como se
conoce a las comunidades indígenas, siguieron usando sus prendas tradicionales.
Pero los
aymaras y quechuas que habitaban centros urbanos tuvieron que someterse a la
moda impuesta.
«Los
indígenas que estaban del lado de los españoles, que eran muchos, pues muy
felices se vistieron, no se hicieron problema.
Aunque hubo
algunos que pusieron resistencia», describió Loza.
Esta
coexistencia entre la moda originaria y la colonizadora se extendió
durante varias décadas, hasta que en Bolivia se iniciaron las batallas para
liberarse del yugo español, transcurridas entre 1809 y 1825.
Cuando la independencia se
puso de moda

Vestimenta de la chola durante inicios
de la república.
«Durante la
guerra de la Independencia hay una confusión, ya que nadie seguía las reglas.
Realmente se dio un cambio a inicio del siglo XX, con el ascenso del Gobierno
liberal, porque los liberales buscaban ser modernos en el contexto mundial»,
indicó Loza.
Era 1900 y
en se imponían tendencias como el art déco o
el art
nouveau.
«Eran los
tiempos de la generación perdida, de los libros de Francis Scott Fitzgerald.
Las mujeres
también comenzaron a liberarse.
Eso también
se reflejó en Bolivia, donde buscaban ser modernos».
El surgimiento de la chola

Cholas de finales del siglo XIX.
Los
gobernantes de 1900 «quisieron cambiar el pasado.
Para ellos,
el pasado era símbolo de vulgaridad, de atraso.
Entonces las
autoridades liberales de Bolivia emitieron leyes municipales en las que
mandaban que todos los indígenas se vistan con el traje occidental, y que las
mujeres se vistan con polleras como las mestizas que vivían en la ciudad».
De esta
manera, «se cambió totalmente la vestimenta.
Las
indígenas obligatoriamente se pusieron la pollera.
Los varones
hicieron resistencia, porque les mandaron a sacarse el lluchu [gorro tradicional andino] y que se pongan sombrero.
Los hombres
se ponían sombrero, pero por debajo seguían usando lluchu«, describió Loza.
En
comparación con la resistencia masculina, «la resistencia femenina ha sido
mucho más interesante.
Ellas
decidieron dejar de lado totalmente sus trajes indígenas», que consistían
básicamente «en un traje entero tejido con chumpi, que es un cinturón con símbolos
indígenas».

Remedios Loza,
primera parlamentaria de pollera en Bolivia (1988).
Las mujeres
andinas abandonaron estas prendas «y se pusieron pollera, enaguas, se hicieron
las trenzas.
La
resistencia consistió en eso: lo hicieron tan suyo, que a estas alturas del
siglo XXI todo el mundo identifica a la pollera con los indígenas
bolivianos, antes que con Europa».
Por este
motivo, durante los días previos y posteriores al golpe de 2019 decenas de
mujeres de pollera en todo el país fueron agredidas por policías y civiles que
desprecian las raíces originarias del Estado Plurinacional.
En la ciudad
de El Alto, fundamentalmente, en esos días tuvieron lugar «movimientos
fuertes que querían que se valore la dignidad de la mujer de pollera, que no es
española, sino indígena», remarcó la historiadora.
«La pollera se respeta»
«¡La pollera se respeta, carajo!», corearon miles de alteños en
movilizaciones posteriores al golpe de noviembre de 2019.
Lucian de Silenttio, escritor y gestor cultural del pueblo Aymara, indicó
dónde está el origen de este fenómeno.
«El conflicto por defender a la chola tiene que ver con una reivindicación
de algo impuesto, pero que ha sido apropiado por la sociedad de tal manera, que
lo asume como propio», dijo a Sputnik.
Y agregó: «Ya no se cuestiona el origen o de dónde viene o cómo se producen
sus prendas, porque se han apropiado.
Eso es, para mí, algo bueno que destacar».
Recordó que, en la ciudad de El Alto, donde vive, «la chola es parte de la
identidad aymara.
No he visto que se haga conflicto de si su ropa es una imposición.
No hay esa revisión.
Se la ha asumido como parte de su identidad y de su construcción histórica.
Eso también es rescatable».
Rompiendo mandatos
Años
atrás, para las mujeres indígenas andinas era imperativo usar
pollera y otras prendas tradicionales.
Si usaban
ropas de citadina, como traje y pantalón, se las criticaba por no seguir estas
imposiciones.
«La
vestimenta era muy difícil de contravenir.
Si había una
mujer de pollera, sus hijas tenían que ser de pollera, también sus nietas.
Pero llegado
un momento, a mediados del siglo XX, las hijas de las mujeres de pollera
decidieron no usar más pollera», comentó Loza.
«Mucha gente
lo ve mal.
Pero yo,
como hija de una mujer de pollera que no usa pollera, entiendo que lo hicieron
por varias razones», destacó la historiadora.
«Había
una discriminación muy fuerte contra mujer de pollera.
Para acceder
a universidades o trabajos de oficina, necesitabas usar vestido y traje.
Si no usabas
traje y no te ponías una falda corta, no te empleaban», explicó.
Además, a
las hijas de las cholitas «la moda les llama la atención, como a todo el mundo.
Ellas
quieren usar jeans, escotes, porque nos llega muy fuerte la globalización.
Las jóvenes
quieren verse guapas, quieren verse sexis.
Hay un
despliegue del erotismo y la sensualidad», iniciado a mediados de los 50 y que
continúa hasta estos días.
Cuando la
hija de una cholita no quiere seguir las imposiciones de indumentaria, la
llaman birlocha.
Este término generalmente «se usa de manera
despectiva, porque te dicen que no estás siguiendo la costumbre de tu madre o
tus abuelos.
Pero tampoco
es una costumbre muy propia», objetó Loza.
Otras
organizaciones, como el colectivo feminista Mujeres Creando, reivindican el
concepto de birlocha, porque «la consideran un personaje que se ha sabido
inventar, reinventar, y hoy se ha convertido en el empuje de la sociedad
boliviana», según la historiadora.
Las cholitas ‘transformer’

Loza comentó que una parada tiene un costo de entre 150 y 200 dólares.
El sombrero,
que llega a costar mil dólares, se vende por separado.
«Aunque las
desprecien, las transformer son las que actualmente dictan la moda que va a
llevar la mujer de pollera a futuro», evidenció Loza.
Y agregó:
«Me parece hermoso que las mujeres decidan ponerse la pollera, que en un tiempo
había sido tan vilipendiada y mal vista.
Ahora la
consideran parte de sus raíces.
Es como una
reconciliación con el pasado».
Sputnik
Tomado de: https://elcomunista.net/
Y Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En Fecebook: adolfo Leon libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario