20 mayo 2021
Menos, es más, una estrategia que nuestro
cerebro pasa por alto
Se nos llena la
boca proclamando que “menos
es más”, pero por
mucho que nos empeñemos en repetirlo como un mantra, la realidad es que la
mayoría de nosotros pensamos justamente (y por defecto) lo contrario.
Cuando tenemos
que solucionar un problema o un desafío, apostamos por soluciones que implican sumar elementos
en lugar de eliminarlos, aunque esto último sea más eficaz.
Así lo ha
puesto de manifiesto un estudio en
el que más de 1500 participantes tuvieron que plantear soluciones a una serie
de problemas prácticos y cotidianos.
Por ejemplo,
mejorar la estabilidad de esta estructura hecha con piezas de Lego y, más
concretamente, la estabilidad del tejado, sostenido por un solo pilar
localizado en una esquina; con el condicionante de que cada bloque que se
incorporase a la estructura tendría un coste adicional.
Prácticamente
el 90% de los voluntarios optaron por incorporar uno o más pilares en las
restantes esquinas, en lugar, simplemente de retirar el existente y apoyar el
tejado directamente sobre la base, la mejor opción desde un punto de vista
ingenieril y económico.
UN PROCESO MENTAL MÁS INTUITIVO
A través de
éste y otros experimentos similares, el estudio evidencia que nuestra
mentalidad adicionadora limita y condiciona la capacidad para tomar las mejores
decisiones en la vida real.
Y, asimismo,
que el problema no es que no veamos las ventajas de la solución sustractiva una
vez que nos la presentan, sino que nos cuesta mucho considerarlas a
priori.
Incluso cuando
en las instrucciones se recoge de forma explícita esta posibilidad y hasta se
incentiva —o se grava la aditiva.
Los
responsables del estudio justifican esta tendencia a pensar primero en aumentar
y/o adicionar, en lugar de suprimir y/o minimizar atendiendo a varios factores.
El más
importante tiene que ver con cómo funciona nuestro cerebro: adicionar es un
proceso mental más intuitivo y rápido; requiere menos esfuerzo y ofrece una
solución y una recompensa más inmediata.
Para acabar de
entender que esta limitación nos viene de serie basta con reparar en cómo
procesamos mentalmente una resta, por ejemplo 10 – 7.
La resolvemos
“diciendo” del 7 al 10 van 3 (es decir 7 + 3 = 10).
De hecho,
cuando aprendemos a restar nos ayudamos de los dedos adicionando —levantando— 3
dígitos a la hora de realizar la cuenta.
Tanto es así
que incluso se ha desarrollado un matemático “método de los complementos” que permite resolver
una resta a través de la suma del número complementario del sustraendo; bajo la
premisa de que es más fácil sumar que restar.
Juego 1: Elimina dos de los círculos o bolas de cada una de
las siguientes ecuaciones para conseguir que sean correctas.
Ejemplo:
RESTAR SE PERCIBE MENOS IMAGINATIVO
Pero además de
este factor inherente, también se apunta a otros condicionantes “externos” o
“sociales” que provocan que las soluciones sustractivas estén peor consideradas
y con ello el temor de perder prestigio y credibilidad al que las propone: se
asume que son menos creativas; restrictivas (que imponen limitaciones); y que conllevan una
crítica hacia las soluciones ya existentes.
En otro de los experimentos del estudio se les pidió a
los voluntarios que sugiriesen soluciones para mejorar el diseño de este hoyo
de minigolf.
Como era de
esperar, la mayoría de los participantes propuso soluciones aditivas, como
incorporar más obstáculos y dificultades.
Ello se debe a que las soluciones que implican
eliminar elementos se consideraban más aburridas, menos atractivas, poco
imaginativas y poco exigentes al simplificar el recorrido… (¿también reducir el
número de golpes para completarlo?)
Y a lo
anterior aún hay que añadir el “peso del pasado” que nos lleva a asumir que, si
algo está puesto ahí, debe haber un buen motivo para ello.
Este factor se
constató en un experimento en el que se propuso a los voluntarios mejorar
distintas recetas de cocina.
Los
participantes se mostraron más proclives a proponer soluciones que implicaban
eliminar ingredientes en las recetas menos tradicionales para incorporar
ingredientes atípicos, exóticos o poco conocidos.
EN CONTRA DE LA SOSTENIBILIDAD
La combinación
de todos estos condicionantes y limitaciones se traduce en una pérdida de
oportunidades a la hora de enfrentarnos a los problemas reales: desde corregir
un texto o mejorar una receta de cocina, hasta construir un puente.
Y, más grave
aún, juega en contra de la cada vez más acuciante —para la supervivencia del planeta—
sostenibilidad.
Tal como
señalan expertos en marketing de la universidad de Nueva York “nuestra
incapacidad para considerar que muchas situaciones se pueden mejorar eliminando
en lugar de adicionando aumenta la presión sobre el medioambiente”.
En efecto,
nuestra naturaleza (y nuestra sociedad) adicionadora dificulta enormemente la
búsqueda de las alternativas más sostenibles, que en el actual mundo
superpoblado y sobreexplotado pasan de forma inevitable por recortar y
limitar.
De hecho,
atenta directamente contra el primer principio o “r” del reciclaje: reducir.
De este modo,
a la hora de buscar soluciones frente a la creciente contaminación por
plásticos se investigan nuevos polímeros más biodegradables y nuevos
tratamientos para procesarlos antes que apostar de forma
decidida por limitar su uso; del mismo modo, se persiguen nuevas fuentes de energía en lugar de
rebajar el consumo energético; se introducen nuevas especies animales y vegetales como potenciales fuentes de
proteínas en lugar de reducir nuestro consumo proteico; o…
sobran los ejemplos.
Juego 2: Elimina
algunas columnas para conseguir que en cada fila haya únicamente 1 círculo
Ejemplo:
Soluciones:
Juego 1:
Juego 2:
Miguel Barral
Tomado de: https://www.bbvaopenmind.com/
Y Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En Fecebook: adolfo
Leon libertad
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