Expresidente de Honduras extraditado a EEUU bajo acusación de narcotráfico
Tribunal Supremo Planetario –que son los tribunales de los EEUU arrogándose poderes que nadie les ha cedido-
Sistema de Justicia de los EEUU, ¿tribunal supremo planetario? Logró extraditar desde Tegucigalpa a expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández, acusándolo de realizar importación de drogas al país del norte
Arturo Alejandro Muñoz
La pregunta de la bajada de título que encabeza esta nota no es un exabrupto ni tiene nada de sorprendente.
Ya lo habíamos visto en casos como el de Irak (las inexistentes armas de destrucción masiva, ¿lo recuerdan?), y el de Siria, y el de Libia, y el de los altos dirigentes de FIFA y Conmebol, y etc., etc.
Además, desde el derrocamiento y traslado del presidente panameño de facto Manuel Antonio Noriega hasta Estados Unidos -donde fue juzgado y condenado a 40 años-, la extradición del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, resulta ser la segunda vez que un jefe de Estado latinoamericano es llevado ante la justicia estadounidense por expresa decisión y solicitud de esa misma justicia.
El fiscal Damian Williams, del tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York., dijo que Hernández es sospechoso de aliarse “con algunos de los más prolíficos narcotraficantes para levantar un imperio corrupto y brutal”, y de “usar sus vastos poderes para proteger y asistir a los líderes de cárteles del narco alertándolos de posibles prohibiciones, así como bendiciendo la violencia fuertemente armada para apoyar ese tráfico de droga”.
Es así que el tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York acusa a Hernández. de 53 años, por delitos que van desde el 2004 a 2022, en esencia, por “participar en una conspiración de corrupción y tráfico violento de drogas y propiciar la importación de miles de kilos de cocaína a los Estados Unidos”.
Agrega ese tribunal: “Hernández supuestamente recibió millones de dólares para utilizar su cargo público, las fuerzas del orden y el Ejército para respaldar organizaciones de narcotráfico en Honduras, México y otros lugares”.
Y sobre este mismo caso se pronunció también la Agencia Antidroga de EE.UU. (DEA, en inglés), cuya administradora, Anne Milgram, destacó que “esta extradición deja claro que la DEA no va a parar ante nada en su persecución de los actores políticos más poderosos que se implican en narcotráfico, violencia y corrupción”.
En tanto, la familia del expresidente hondureño emitió un comunicado público, el cual señala en una de sus partes:
<<Reiteramos a la comunidad nacional e internacional la inocencia de Juan Orlando Hernández, víctima de la venganza de los narcotraficantes que él mismo extraditó o que obligó a huir a Estados Unidos a buscar acuerdos con la fiscalía norteamericana para reducir sus penas a cambio de, y en base a mentiras, acusar al expresidente de cometer actos reñidos con la ley de ese país, mentiras que pronto van a ser desvanecidas por el equipo de defensa.
<<Confiamos en la justicia norteamericana y que cuando se nos dé la oportunidad de contrastar declaraciones falsas de narcotraficantes con evidencia tangible, se va a poder demostrar como Juan Orlando al frente del gobierno de Honduras enfrentó y logró desmantelar bandas delincuenciales y combatió el crimen organizado en todas sus formas de manera valiente, logrando reducir como ninguno los índices de violencia en nuestro país, y que sus ciudades ya no fueran consideradas entre las más peligrosas del mundo, como estaban cuando él ascendió al poder de la nación>>
Los dados están echados.
El juicio ya comenzó –a cargo del juez federal Stewart D. Aaron, del Tribunal Federal del Distrito Sur de Nueva York. ¿A quién creerle? Deberíamos inclinarnos por lo que investigue y determine la justicia, pero ya sabemos que tratándose de
El sistema de “testigos protegidos” que negocian sus casos mediante el soplonaje cargándole a otros cualquier delito, torna poco confiable la administración de ‘justicia-justa’.
Los chilenos tenemos ejemplos de ello. ¿Recuerda usted a Michael Townley, el bombardero’ que asesinó al excanciller Orlando Letelier en Washington D.C.? El gringo asesino negoció su caso, y por ahí anda ahora caminando las calles de alguna ciudad del país del norte, libre como un zorzal.
¿Y el exteniente DINA Fernández Larios? Lo mismo, pues, testigo protegido. Entregó datos, nombres y cargos al por mayor a la justicia de EEUU y rebajó su pena a estándares mínimos. Quedó libre, al igual que su socio Townley y la pareja de este, Mariana Callejas.
No obstante, en el asunto de Juan Orlando Hernández debe ser considerada también la opinión de la justicia hondureña, que rápidamente accedió a dar curso a la solicitud de extradición expedida por el mentado tribunal de Nueva York.
Además, Juan Antonio Hernández, hermano del expresidente, ya había caído en manos de la policía de EEUU el año2018 debido al tráfico de drogas. La página bbc.com/mundo, en noviembre de 2018, publicó lo siguiente:
<< Juan Antonio Hernández, hermano del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue acusado por fiscales federales en Estados Unidos de traficar toneladas de cocaína, utilizar armas para proteger sus cargamentos y brindar información falsa a agentes federales, según informó el Departamento de Justicia estadounidense.
<<Los cargos contra «Tony» Hernández fueron anunciados después de que las autoridades lo detuviesen en el aeropuerto de Miami.
<<Según señaló el Fiscal General de Manhattan, Geoffrey S. Berman, el excongresista «estuvo involucrado en todas las áreas del tráfico de toneladas de cocaína a través de Honduras, que estaban destinadas a EE.UU.».>>
Entonces es lícito preguntarse dónde estaba y qué hacía la Justicia de Honduras al respecto, ya que hubo de intermediar esa especie de
Tribunal Supremo Planetario –que
son los tribunales de los EEUU
arrogándose poderes que nadie les
ha cedido- para arrojar luz y algo de justicia sobre estos casos.
Además (me resulta imposible no preguntar), ¿dónde estaba esa misma Justicia estadounidense respecto de los asesinatos, robos y atentados múltiples a los derechos humanos, realizados durante la dictadura y llevados a cabo por órdenes de siniestros personajes, como “Mamo” Contreras y Augusto Pinochet? ¿Dónde estaba ese mentado Tribunal Supremo Planetario cuando la justicia chilena se orinaba en los zapatos cada vez que alguno de los escasos abogados que se atrevieron a demandar a Pinochet ingresaban documentos en algunos de los tribunales de Santiago?
Lo dicho. Respecto de ilícitos –graves y gravísimos- cometidos por peces gordos (políticos, empresariales, militares), la Justicia de naciones pequeñas como la de Honduras, como la nuestra también, jamás dan el ancho para juzgarlos oportuna y debidamente.
No tienen el temple ni la voluntad para hacerlo…no pueden hacerlo porque son parte del mismo entramado.
Y a los hechos me remito.
Pero, la Justicia de los EEUU también actúa con un ojo cerrado cuando el asunto se trata de política, es decir, de preservar los intereses que los mandantes megaempresariales y militares tienen –o pueden llegar a tener- en aquellas pequeñas y débiles repúblicas sitas en su patio trasero, y que Hitler en 1942 llamó “pueblos de estiércol” debido a la total e indignante dependencia que estas mantenían con los gobiernos de EEUU.
Entonces, en el caso del presidente hondureño, ¿a quién creerle?
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