jueves, 27 de agosto de 2020

La ausencia de conciencia de clase permite la aceptación del sistema y la no confrontación con sus responsables

La ausencia de conciencia de clase permite la aceptación del sistema y la no confrontación con sus responsables

¿Qué es la conciencia de clase? ¿Es espontánea?  A menudo la gente la nombra, la reclama e increpa, pero pocos parecen conocer más allá de lo que su sentido común le indica sobre este primordial elemento para la emancipación del proletariado






Dicha significación se suele confundir con la conciencia individual o una media de las conciencias de los individuos de una clase en una situación determinada, esto para nada lo explica, sólo lo enmaraña. 
Peor aún, el espotaneísmo no pierde oportunidad para reclamar que la conciencia de clase es inherente al ser, o que en el mejor de los casos repiten fruslerías como: “se aprende haciendo” o “se inventa en el camino”. Por ello, más que nunca, la Conciencia de clase, debe estudiarse y discutirse, para luego desarrollarla en la más profunda de las praxis.

La conciencia de clase se entiende como un saber objetivo en una situación concreta, que se vincula a la posición que cada clase ocupa en la producción y apropiación de la riqueza en un momento determinado de la historia. 
Dicha expresión para el proletariado, constituye el interés más claro en cuanto a la necesidad de entenderse a sí como sujeto histórico víctima de la explotación y la alienación económica que separa al proletariado de los medios de producción necesarios para su subsistencia y los obliga a vender su fuerza de trabajo en condiciones desventajosas a la clase que los oprime, la burguesía.

La burguesía también tiene conciencia de clase, y en la historia ha demostrado la capacidad de entenderse a sí, como sujeto histórico del cambio social (como lo hizo al hacer revolución y enterrar aquel sistema feudal vetusto y contrario al desarrollo de las fuerzas productivas) y como constructor y dirigente de una sociedad que gira en torno a sus necesidades de producción, generación de plusvalía y abatimiento de la clase que los sostiene con su trabajo expropiado, el proletariado.

La conciencia de clase no surge espontáneamente, los esquemas inconscientes de reacción y actividad representan una base subjetiva y espontánea que permite expresar ciertos intereses inmediatos de clase, lo que se puede considerar como un básico instinto de clase. 
Esta aproximación a la conciencia no evoluciona de manera mecánica, y no es desarrollada con facilidad en el seno del proletariado. 
Entre ambos estados del ser consciente, se erige la ideología dominante, la burguesa-liberal. 
Esta falsa conciencia distorsiona y encarrila la evolución del instinto de clase a la mera aceptación pasiva del sistema y a la no confrontación directa y definitiva con los responsables de las calamidades que devienen del mismo.

La clase empresarial está bien organizada y junto a los gobiernos títeres como el nuestro aplica sus recetas, como la nueva reforma laboral, gobierno a su vez títere de las recetas neoliberales. 
Saben perfectamente lo que deben hacer para enriquecerse más y saben que lo tienen que hacer a costa de los trabajadores. Ellos si que tienen claro que no son iguales a los trabajadores y que tienen intereses contrapuestosEn cambio muchos trabajadores en tiempos de vacas gordas se han creído el cuento de que eran clase media, hipotecándonos hasta el cuello por una casa y algunos por un coche de alta gamma.

Con la llegada de la crisis y el fin del “paraíso” del ladrillo y del hacer dinero rápido, se han quedado sin trabajo y con la hipoteca por pagar, sufriendo por llegar a fin de mes o directamente deshauciados y teniendo que pagar igualmente la hipoteca. 
Al menos espero que esta crisis haya servido para abrir los ojos a una buena parte de ellos, y hacer ver que la clase media era una cortina de humo para enriquecer a unos pocos y que los trabajadores no tenemos el mismo poder aquisitivo de la clase empresarial y además tenemos intereses contrapuestos.








                                                                                                 


Ellos quieren hacernos trabajar más horas, quieren reducirnos el derecho a paro, las pensiones y aumentarnos la edad de jubilación, además de que seamos flexibles, es decir, que trabajemos cuando a ellos les de la gana, cambiandonos de puesto de trabajo cuando a ellos les de la gana,y para los jovénes la patronal y el gobierno nos venden como única solución los minijobs de 450 euros al mes. 
Nosotros queremos trabajar menos, tener más tiempo libre para nosotros y los nuestros, cobrar más, tener unas condiciones laborales dignas, etc. La lucha de clases existe, los empresarios si que tienen conciencia de clase, y nos están ganando por goleada.

Como dijo un compañero del sindicato, para hacer huelga lo primero que se tiene que hacer es trabajar. Quienes pueden parar el país y quienes se arriesgan a ser despedidos, son los trabajadores. 
Y sin conciencia de clase y organización no habrá ninguna revolución, y ni tan sólo ninguna mejora laboral ni social, sino retrocesos en nuestros derechos conseguidos, como hasta ahora
Recuerdo las huelgas de estudiantes donde mucha gente hacia huelga para no ir a clase y los que hacíamos piquetes y íbamos a las manifestaciones éramos cuatro. Con eso no estoy diciendo que los estudiantes no puedan protestar y que todos sean niños de papa, no, muchos se están sacando sus estudios trabajando o almenos han trabajado son de familias humildes y saben de que va la cosa.

Los trabajadores somos los que debemos decidir como afrontamos nuestras problemáticas. Por mucho que una persona hable de la clase obrera, de revoluciones,etc poco o nada empatizara sino ha sufrido el trabajo precario, si su familia no lo ha pasado mal para llegar a final de mes, etc. 
Algunos me dirán que grandes pensadores marxistas o anarquistas han empatizado con los problemas de clase trabajadora, en todo caso los han analizado y han propuesto soluciones (eran los que tenian acceso a la cultura y tiempo libre), pero pocos de ellos han estado en primera fila de una revolución.

Es más las personas que no han sufrido ni el trabajo precario, y vienen de buenas familias, normalmente se les ve por sus actitudes de desprecio o egoismo ante los trabajadores, precarios, parados, etc. 
Hasta en las relaciones personales, acostumbran a comportarse mirando sólo por sus intereses sin importarles a quien hacen daño, ya que al haberlo tenido todo tan fácil, no valoran nada. 
El problema es que entre los trabajadores también han conseguido inculcarnos este egoismo. Yo no me hice anarquista (aunque decir que soy anarquista me queda muy grande y no me gusta), porque se me apareció Bakunin en forma de pajarito, sino por las experiencias vividas, y a partir de estas en pensar que la solución a nuestros males no pasa ni por la dictadura del proletariado, ni por la socialdemocracia, y ni mucho menos por el neoliberalismo.

A los trabajadores sólo nos queda un camino para invertir la situación, recuperar la conciencia de clase y organizarnos entre iguales (trabajadores en activo o en paro, estudiantes, jubilados, explotados) independendientes del estado y de los partidos políticos
No delegamos en “profesionales” del sindicalismo que viven de nosostros, las decisiones las tomamos en asambleas y todos tenemos la misma voz. Cada cual que elija el sindicato y organización que crea más adecuado, pero sobre todo que se organize, luche, y rompa la cultura de la delegación, esta cultura tan extendida que cree que los problemas nos los solucionaran otros.

Tomado de:  https://www.gamba.cl/
En: Twtter@victorianoysocialista
En: Facebook; //Adolfo León Libertad

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