martes, 25 de agosto de 2020

La guerra del gas por Celina Carquez

La guerra del gas por Celina Carquez – Crónica Uno – 26 de Julio 2020


Capítulo I

La escasez nuestra de cada día

Muchas familias en todo el país han recurrido a la leña, kerosén o cocinas eléctricas para poder preparar sus alimentos. Además, hay un déficit de 12 millones de cilindros de GLP y la falta del hidrocarburo alcanza 60%. 10 kilos de este carburante cuesta en el mercado internacional $15 y el precio fijado en los distintos estados oscila entre $0,10 y $1.

Caracas. Luisa Mariño es empleada doméstica, pero con la pandemia de la COVID-19 se quedó sin trabajo. Vive en el barrio Costa Arriba, vía Caripito, en Maturín, estado Monagas. Desde hace más de dos meses no tiene gas de bombona y debe cocinar con leña, una práctica que solo le genera quebraderos de cabeza.
“Gracias a Dios tenemos morichales cerca, caminamos como 20 minutos para buscar la leña, también agarramos de los árboles cerca de nuestros vecinos, que guardan para ellos y nos regalan un poco. Cocino en un patio, que no está tan cerca de la casa, y aun así la casa se me llena de humo”.

leña por alimento/ edad media
Foto referencial: José Núñez.
Aunque Mariño tiene una bombona de gas de 10 kilogramos, el Consejo Comunal no les ha notificado cuándo vendrá el camión de Pdvsa Gas Comunal para despacharles el servicio. Mientras, tiene que aguantarse la piquiña en los ojos, las manos y la ropa ennegrecida por el humo, y encerrar a su hijo en un cuarto porque el humo que desprende la leña le produce ataques de asma.
Ella es una de las personas que compone 4 % de la población que tiene que cocinar con leña, kerosén o cocina eléctrica ante la aguda escasez de bombonas de Gas Licuado del Petróleo (GLP) que suministra Pdvsa Gas Comunal. 89 % del consumo de gas del país es a través de bombonas GLP y solo 7 % recibe gas (metano) directo en sus residencias, de acuerdo con datos de Antero Alvarado, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y director regional para Venezuela de la firma Gas Energy Latin America.
la guerra del gas
Mariño relata que si la leña está buena, la comida la hace en media hora, y que usa dos ollitas sólo para eso porque se van agrietando, ennegrecen y se les abren agujeros.

Mi hijo es asmático y el humo le hace daño; se cansa demasiado, luego hay que comprarle medicamentos y no hay dinero para eso. Esto nos afecta en todos los sentidos. Así no se puede vivir, resume con tristeza.

¿Cuándo empezó la escasez?
Aunque Venezuela es el octavo país del mundo con reservas probadas de gas natural —cuenta con 5740 miles de millones de pies cúbicos—, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), no puede satisfacer el consumo interno de GLP en el país y constantemente falla este servicio público.
La escasez de este carburante es de vieja data, sin embargo, en los últimos años se ha acentuado. Se agravó cuando en 2007 el Estado venezolano decidió expropiar a las dos empresas productoras más importantes de GLP en el país: Tropigas y Vengas, rememora Iván Freites, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos del estado Falcón (Sutpgef).
De acuerdo con Petróleos de Venezuela (Pdvsa) para ese año, el sector estaba conformado por 38 empresas operando en 82 plantas de llenado, 278 distribuidores al detal, 107 subdistribuidores y 15 empresas proveedoras de insumos y servicios.
Por instrucciones del fallecido presidente Hugo Chávez, el 27 de noviembre de 2007 se crea la filial  Pdvsa Gas Comunal, adscrita a Pdvsa. A la fecha, la empresa tiene 100 % del control de la distribución de GLP de forma directa, y quedan algunas pequeñas empresas en Anzoátegui, Carabobo y Miranda que sólo distribuyen el GLP. Además, el transporte, el almacenamiento y el llenado de GLP para los sectores comercial/industrial y doméstico son manejados también en su totalidad por Pdvsa Gas Comunal.
Una fuente del sector, que pidió mantener su nombre en reserva, afirmó que la escasez de GLP “se origina desde la producción pues en el país hay gas, el punto es que la infraestructura para procesar y distribuir el gas no funciona; por ejemplo, la planta de fraccionamiento de Jose, donde se produce actualmente todo el GLP del país, tiene múltiples problemas técnicos: turbinas, compresores y trenes dañados, etc. Venezuela producía 160.000 barriles diarios de gas metano, el que llega vía directa. Pdvsa producía tres millones de barriles de petróleo y se extraía el gas. Fuimos exportadores de propano, con lo que se produce el GLP. Desde el 2009 o 2010 empezamos a importarlo”.
Eudis Girot, director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), indicó que Venezuela tenía capacidad para producir 72.000 barriles diarios (Mbd) de GLP. “Éramos autosuficientes y nos quedaban 22 Mbd para tenerlos almacenados. Llegamos hasta ser exportadores de GLP”. Puntualizó que hoy en día la demanda diaria es de 44 Mbd y sólo se producen 20 Mbd de GLP.
Durante varios años Pdvsa importó gas propano. Pero la importación ya no es una opción debido a las sanciones petroleras al gobierno de Venezuela por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Estas medidas incluyen sanciones a compañías extranjeras que vendan combustible al país, excepto diesel. Por eso ahora la escasez del GLP es de 60 %.  “Venezuela se va a quedar sin gas doméstico para cocinar, la situación es crítica”, alertó Girot.
Sin bombonas
Carlos Rodríguez no podía salir de su asombro cuando le llegó la noticia un sábado por la mañana el pasado mes de febrero. El abogado, quien reside en el callejón Machado de El Paraíso, se enteró tempranito de que las tres bombonas que había dejado en la quinta del famoso cantante de salsa Oscar D’León habían sido robadas. En realidad, fueron cuatro las bombonas sustraídas: tres de su propiedad, y una del vigilante de la casa.
“Por donde vivo no hay ningún punto de distribución de gas porque no hay comunas ni urbanismos del Gobierno. Un día logré comprar a un camión de Pdvsa que iba al Club de la Guardia Nacional (GN), convencí al chofer de que me vendiera. Me dijo que me podía guardar unas bombonas, pues era un distribuidor especial para la GN”, recordó.
Machado dejó las bombonas en la quinta del cantante un viernes, y cuando se despertó el sábado en la mañana, un señor le dijo que lo estaban buscando para avisarle que se las habían robado. “Unos muchachos vieron en el estacionamiento las cuatro bombonas. Eso lo supimos después con los vecinos. Un motorizado amigo nos dijo que luego las vendieron en la Cota 905. Me costó mucho reponer esas bombonas. Conseguí una por 300.000 bolívares con todo y gas de 10 kilos. En los barrios las marcan y las amarran. Ahora tengo una prestada y la otra que compré”, puntualizó. Las bombonas son un bien muy preciado y también se las roban en las comunidades más carenciadas.
El sindicalista Freites advirtió que en el país hay un déficit de 12 millones de bombonas; es decir, sólo circulan a lo largo y ancho del territorio tres millones de cilindros en buenas condiciones (20 % del total).
Muchas de las bombonas que existen tienen múltiples problemas, como daños en la válvula de seguridad que se acopla en una tubería que va a la cocina; corrosión y óxido generalizado en las bombonas metálicas; daños en la base de la bombona, que es lo que le proporciona estabilidad a la misma. Además, cada cuatro o cinco años se les debe realizar la prueba hidrostática de presión de la válvula (PH), y cada revisión queda reflejada en la chapa exterior de la bombona. La vida útil de una bombona es de 10 años.
Fuentes de Pdvsa Gas Comunal, que pidieron mantener su nombre en resguardo, aseguraron que 80 % de las bombonas incumplen las especificaciones técnicas establecidas en las normas de la Comisión Venezolana de Normas Industriales (Covenin) y que la PH no se hace desde hace años. “En 2009 tocaba hacer una revisión que no se hizo”, dijeron.

Había tres empresas certificadas privadas para hacer las PH, una en Yaritagua, (Yaracuy); Maracay (Aragua) y Zulia. Pero cerraron porque el Gobierno no les envió más nunca bombonas. De acuerdo con la Resolución 290 del Ministerio para el Petróleo todas las plantas de llenado tienen que contar con una cantidad adicional de bombonas (stock) para reemplazar las que estén en mal estado, ese protocolo de manejo de cilindros de retorno no se está cumpliendo, por eso hay tantos accidentes domésticos, alertó la fuente.


Opacidad oficial
Desde que se estatizó la distribución, venta y comercialización del gas, el Estado ha realizado distintas operaciones para comprar cilindros de GLP para paliar el déficit. Las primeras que vinieron, de acuerdo con fuentes de la industria, eran de Ucrania y Portugal.
También se compraron 1,2 millones de cilindros de plástico polietileno a la empresa noruega Hexagon Ragasco entre 2007 y 2010, cuando Pdvsa era dirigida por Rafael Ramírez, también titular de la entonces cartera de Petróleo y Minería.

En el país solo hay una empresa que fabrica bombonas de plástico polietileno, se llama Gavenplast y está ubicada en el Zulia. Aunque tiene una capacidad instalada para fabricar 500.000 bombonas al año, se desconoce cuál es su producción. Esta empresa fue noticia recientemente, porque el gobernador de la entidad, Omar Prieto, les compró —según la prensa de la región—, 10.000 bombonas por un monto de $600.000 ($60 por cada bombona) y les pagó con petros que no han podido cambiar. La empresa declinó hacer comentarios para este reportaje.
Además, la ONG Transparencia Internacional, capítulo Venezuela recoge en su informe “Casos de Estudio. Sector Hidrocarburos” de 2018, que existe un “contrabando de bombonas hacia Colombia, donde los responsables reciben en ese país un pago muy elevado en comparación con el precio regulado de las mismas en Venezuela, establecido por el Ministerio del Poder Popular del Petróleo”.
Control militar, control Clap
Ángel Cacique es docente y vive en la calle Real de Altavista en Catia. Cuenta que el camión de Pdvsa pasaba cada 15 o 20 días y se llevaba las bombonas vacías y luego en la tarde las traía llenas. El consejo comunal avisaba el día anterior y se les cancelaba el monto de las bombonas más una contribución para el chofer. Podían cambiar varias bombonas. Con la llegada de la COVID-19 todo cambió. Ahora las bombonas las manejan quienes entregan las cajas y bolsas Clap.
Nosotros votamos por los consejos comunales y ganamos 60/40. Ahora quienes entregan los Clap son todos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Mi código es el 036, pues por cada código se asigna una bombona de 10 kg; la de 43 kg se vende cada 45 o 60 días. Antes podía ir a otro consejo comunal y me la cambiaban, ahora no puedo llevarla sino al mío. Cada camión tiene una ruta específica y no puede variar; viene con 383 bombonas porque son 383 códigos. Es casi un control militar: puede haber bombonas de menos, pero no de más, detalló. Todo el operativo es coordinado junto con la Alcaldía de Caracas y es el concejal del circuito quien autoriza los cupos.
Aunado a los problemas de producción, el GLP tampoco llega a las comunidades porque cada vez es más difícil transportarlo. En el sector Francisca Duarte, ubicado en la invasión 25 de marzo, en San Félix (Bolívar), tienen más de siete meses sin gas.
De acuerdo con datos de Pdvsa Gas Comunal, para 2016 la flota de transporte estaba compuesta por 434 chutos, 327 cisternas, 1990 camiones para el despacho de bombonas y granel (consiste en el llenado de los tanques estacionarios ubicados en los edificios y comercios) y tres barcos propiedad de terceros que son alquilados por Pdvsa Gas Comunal.

Trabajadores de la industria, cuyos nombres se encuentran en reserva por temor a represalias, denunciaron que 50 % de esta flota está inoperativa por falta de repuestos e insumos como cauchos y baterías; problemas con los frenos y tren delantero; tensores de correas de sistema de enfriamiento deteriorados; pin de enganche de la cisterna dañado, entre otros. Hoy en día solo un barco hace tránsito marítimo de GLP en el país (cabotaje).
El bachaqueo del gas
Hasta hace alrededor de un año, los choferes de Pdvsa Gas Comunal vendían con mayor facilidad y discrecionalidad las bombonas en las comunidades. De hecho, quien no podía hacer la cola o tenía problemas para que el consejo comunal se las vendiera, podía comprarlas “bachaqueadas” a los choferes o en la avenida Morán, en Catia. Ahora eso no es tan sencillo, y los cilindros también pueden adquirirse a través de la web Mercado Libre.

Eso cuenta Jacqueline Lara, una costurera que reside en Antímano, que tiene más de tres meses sin gas y cocina una parte de la comida a leña y otra con bombona. En las mañanas prepara las arepas y el café con gas, y el almuerzo y cena con leña. El cilindro lo compró bachaqueado en la Morán por $8, pues ahora sólo aceptan el pago en dólares. Con mucho esfuerzo reunieron el dinero y le compraron los billetes al señor de la bodega donde vive, quien les hizo el favor, porque necesitaban el gas.
Como los revendedores ya no están a la vista, quien quiera comprar bachaqueado, cuenta Lara, debe preguntar en los comercios aledaños dónde están los vendedores de gas; todo transcurre rápidamente para evitar ser vistos. Aparte de los $8 de la bombona, Lara debe pagar un mototaxi para llegar desde Antímano a Catia, que le sale en $3. El motorizado sí acepta bolívares, pago móvil y dólares. Una bombona de 10 kg comprada al consejo comunal le cuesta 30.000 bolívares, es decir, $0,14; la de 18 kg, 50.000 bolívares o $0,23 y la de 43 kg sale en 100.000 bolívares o $0,46, calculado a la tasa de cambio del Banco Central de Venezuela de 214.000 bolívares por dólar para el 9 de julio.
Marco Antonio Ponce, director del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, afirmó que sólo en el mes de mayo de este año, hubo 150 protestas por fallas en el suministro de gas en todo el país de un total de 1047 protestas por deficiencias en los servicios públicos. Las manifestaciones, realizadas en plena pandemia, consisten en el cierre de calles con las bombonas vacías, y son reprimidas por los cuerpos de seguridad del Estado.

Cada vez el índice de protestas por falta de gas es más alto, obviamente hay un déficit y desde que se centralizó la venta de gas por parte de Pdvsa Gas Comunal, lo caótico de la industria se resume allí. Se usa como un mecanismo de control social: a las comunidades que protestan no les venden bombonas, y también pasa que los consejos comunales no les venden a los opositores. Hay mucha corrupción en la venta de gas, aseguró.

El gas como negocio
A mediados del 2019, el mandatario Nicolás Maduro cedió la distribución del GLP a los gobernadores de los 23 estados del país, quienes ahora se encargan de suministrar el hidrocarburo a las comunidades a través de los consejos comunales, los vendedores de los Clap y las Empresas de Propiedad Social Directa Comunal (Epsdc). En cada estado funciona un modelo diferente y las tarifas también varían. Las gobernaciones reciben el gas a precio cero; es decir, ese gas no se factura y el precio está subsidiado, a pesar de que en las entidades están aumentándolos.
En Carabobo, el gobernador Rafael Lacava creó la empresa GasDrácula al tiempo que despidió a la mitad de la nómina de Pdvsa Gas Comunal en la entidad. En Monagas, donde se encuentra la mayor producción gasífera del país, la gobernadora Yelitza Santaella admitió en su programa radial que existen fallas en la distribución y las atribuyó a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Aunque aumentó el precio de GLP durante el confinamiento, luego suspendió la medida.
La situación no es muy diferente en el estado Sucre; en plena cuarentena, el gobernador Edwin Rojas aprobó el aumento de las tarifas del gas doméstico hasta en 230 %. Igual sucede en el resto del país, precios bajos pero escasez de gas, y quien quiera este carburante debe comprarlo bachaqueado. En Táchira, donde hay un floreciente mercado negro y el gas se desvía a Colombia, la empresa Gas Táchira anunció que venderá GLP para sectores “no vulnerables” en Bs. 27.000 el litro. O sea, una bombona de gas de 10 kg saldría en Bs. 270.000; en dólares al cambio del BCV saldría en $1,26. Mientras que en el mercado negro cuesta $11.
En las redes no falta quien se queje de los precios del gas, al tiempo que el presidente de Pdvsa Gas Comunal, Frank Coello, insta a la población a no comprar gas bachaqueado.
Mientras, el profesor Cacique, residente de Catia, resume la crisis de las bombonas GLP así:

Con la escasez de la gasolina al inicio de la cuarentena, aprendimos: mientras más control hay, sabemos que habrá racionamiento.


Ciudadano en la calle con bombonas de gas. Foto: Crónica.Uno.

Capítulo II

Una industria a mitad de camino

Pdvsa Gas Comunal nunca fue concebida como una empresa para generar ganancias. El Gas Licuado del Petróleo que distribuye está subsidiado por el Estado, y no hay recursos para importar este carburante. La única planta de fraccionamiento de gas que queda en el país trabaja a 50 % de su capacidad, debido a fallas de mantenimiento y desinversión. Ante la escasez de bombonas, la ciudadanía recurre a métodos rudimentarios para cocinar sus alimentos

Caracas. Adriana Curra es una ama de casa que vive en el barrio José Félix Ribas, en Petare, y prepara su comida con una cocinita eléctrica, porque desde febrero no llega el gas de bombona. Y eso que en junio el consejo comunal les cobró Bs. 80.000 por un cilindro de 10 kilogramos. Casi todo el 2019 a Curra le tocó madrugar para poder tener gas, se paraba a las 3:00 a. m., hacía su cola y se llevaba con seguridad su cilindro cuando el camión de Pdvsa Gas Comunal pasaba con las 100 bombonas para su calle.

Madrugábamos, es verdad, pero nadie se quedaba sin servicio. Entregábamos el vacío y nos las cambiaban por las llenas. Todo organizado, se pagaba en efectivo. Pero eso cambió cuando el consejo comunal tomó el control a partir de noviembre del año pasado, recordó.

De la escasez no se salvan ni en Anzoátegui, donde está el Complejo Petroquímico Criogénico José Antonio Anzoátegui, mejor conocido como el Criogénico de Jose, en el que se produce todo el GLP del país, con el cual se llenan las bombonas. En la zona norte de esa entidad, los conjuntos residenciales de Barcelona ya sufren la crisis del gas.
Pedro Álvarez vive en una de las residencias ubicadas en la avenida Costanera y aseguró que desde hace dos meses el camión de Pdvsa no pasa por su edificio para llenar el tanque estacionario, también llamado tanque salchicha.
La junta de condominio envió un mensaje por WhatsApp explicando que las bombonas están al mínimo de su capacidad y que la empresa que les distribuye el gas informó que están en la cola pero no dio garantías de que los surtan. Esa es de las pocas empresas privadas que operan en el país, pues 90 % de la distribución está en manos de Pdvsa y sólo 10 % en todo el país son privadas. La realidad de Álvarez y Curra la vive, en mayor y menor escala, 89 % de la ciudadanía que cocina sus alimentos con GLP debido a la dramática escasez de este hidrocarburo en todo el país. A la fecha, de tres plantas de fraccionamiento de GLP que existen en Venezuela, solo la planta de Jose está funcionando y con una capacidad mermada. Las plantas de Bajo Grande y Ulé, ambas ubicadas en el Zulia, están paralizadas desde 2007.
¿Qué es y cómo se obtiene el GLP?
El gas de bombona es una mezcla de gas propano y butano que se llama Gas Licuado del Petróleo; un carburante que en el país está compuesto en una proporción de 70 % propano y 30 % butano.

Estos gases vienen del oriente del país, de las llamadas plantas de “extracción profunda” (San Joaquín, Santa Bárbara y Jusepín), y requieren un tratamiento de separación del petróleo y humedad para obtener el Líquido de Gas Natural (LGN), que es enviado en un poliducto hasta la planta de fraccionamiento que está en Jose; y ahí se obtiene el propano, butano, pentano, y otros condensados. Antes también se extraía LGN de las plantas de occidente: Tablazo I y II, Lama Líquido, Lama Proceso, Tía Juana II y III; todas paralizadas por falta de mantenimiento desde 2007.
la guerra del gas
Antero Alvarado, director regional para Venezuela de Gas Energy Latin America, explicó que la escasez del GLP está asociada a la pérdida de riqueza del gas en la zona norte de Monagas, falta de inversión en la empresa gasífera y caída de producción en el Lago de Maracaibo (Zulia) de crudo y gas asociado desde 2008.
El tema de la riqueza del gas es explicado por Alvarado del siguiente modo: cuando sale petróleo de los pozos en la zona del oriente del país, sale agua, gas asociado y petróleo. El petróleo se manda por un oleoducto; el agua por otra vía; y el gas es enviado a las plantas de extracción: San Joaquín, Santa Bárbara y Jusepín. Los Líquidos de Gas Natural (LGN) son enviados en un poliducto hasta la planta de fraccionamiento en Jose y allí se obtiene el propano, butano, pentano y demás condensados. Esos LGN se obtienen porque el gas natural es rico, y esa riqueza se va perdiendo, eso quiere decir que cada vez sale más gas con menos contenidos de líquido para producir.
La pérdida de riqueza del gas significa que cada vez hay menos componentes de propano, pentano y butano (los componentes pesados que se vuelven LGN), y eso pasa porque los pozos y yacimientos de petróleo envejecen con el tiempo; y cuando están nuevos les extraen la parte más rica. El gas va perdiendo riqueza y es necesario tomar acciones como la llamada “gerencia de los yacimientos de petróleo”.
Sin embargo, el ingeniero químico Juan Carlos Hernández, radicado en Monagas, explicó que los pozos han sido mal gerenciados porque les sacaron las fracciones más ricas de golpe, y eso debe hacerse de manera paulatina.

Se deben perforar los yacimientos de forma controlada, con orificios en la boca del pozo que mantengan la presión del gas. Pero por las necesidades del país de aumentar la producción de petróleo, comenzó un disturbio en los yacimientos. Esto sucede a lo largo de años, y ahora es que vemos las consecuencias. Los yacimientos se van agotando, es como sacarle la presión a un caucho; luego va declinando su producción, explicó.

Esto significa que disminuye la producción de gas propano y del volumen de gas rico en las plantas de fraccionamiento, sumado a que en Monagas los pozos están paralizados. Como disminuyó la producción petrolera, disminuyó la producción de gas en la misma proporción, pues el GLP está asociado a la producción de petróleo. Una fuente de la industria que pidió la reserva de su nombre explicó que 82 % del gas está asociado al crudo, y el otro 18 % es gas libre, no asociado al petróleo.
Para el mes de junio la producción de petróleo en el país era de 350.000 barriles diarios, según datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). Cuando el mandatario Nicolás Maduro llegó al poder en 2013, la producción petrolera era de 2,7 millones de barriles diarios y había 80 taladros en funcionamiento. Hoy no hay ningún taladro perforando y hay sólo uno para extraer gas.

La escasez de GLP se debe a la desinversión que originó que Pdvsa no tuviese fondos para mantenimientos, y vino un deterioro progresivo de toda la infraestructura de la cadena física desde el yacimiento del pozo hasta el gas que llega a las comunidades y a las casas por vía directa, apuntó la fuente.

Joel Rivero vive en el sector El Cerrito de Petare, es trabajador social y ve diariamente el padecimiento de la ciudadanía por la escasez de las bombonas. Relató que ahora el proceso es ir a llevar el cilindro a los voceros de los consejos comunales. Atrás quedó la época en la cual los camiones les llevaban las bombonas a sus calles.

En muy pocos casos los consejos comunales son equitativos, si la persona es muy disidente no le venden la bombona. En esos casos, se busca una tercera persona para que haga la gestión. El consejo tiene una especie de centro de acopio en el sector. Aquí quien no tenga dos bombonas se las ve negras. En algunos casos hay que perseguir a los camiones, e ir a los cascos coloniales para buscar gas. La bombona vale un dólar; por transferencia es otro precio, y en efectivo también varía (sic), explicó.

De acuerdo con datos del Informe del Comisario de Petróleos de Venezuela de 2017 (no oficial), desde 2010 la producción de propano, el componente más importante para producir el GLP, ha caído de manera consecutiva, pasando de 67,10 miles de barriles diarios (Mbd) a 41,50 Mbd para 2017.
la guerra del gas
Para paliar el déficit de GLP, la estatal petrolera recurrió a la importación desde 2009, pues el consumo de este carburante era siempre mayor a la producción. Fue importado de países como Rusia, Argelia e Irán, según trabajadores de la empresa. Fuentes de la industria del gas aseguraron que en 2018, Pdvsa importó 23 Mbd, y el año pasado apenas cinco Mbd.
La planta de Jose en la desidia
La caída en la producción de propano se debe, entre otras razones, al deterioro y falta de mantenimiento de la única planta de fraccionamiento de GLP que está activa en el país: Jose.
José Bodas, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), detalló que el criogénico de Jose tiene dos fuentes: una que viene de San Joaquín-Anaco (Anzoátegui), de donde provienen los LGN y la otra, que es la extracción de crudo de petróleo en Monagas. Esas dos fuentes alimentan las plantas compresoras de gas en Jose. En 2014 había cuatro trenes para producir el GLP y demás hidrocarburos, al día de hoy funcionan dos pero a 50 % de su capacidad y la producción está por el orden de 40 %. El tren de procesamiento de gas es donde llega el GLP en estado natural, o sea en LGN. Ese tren lo que hace es procesar el LGN y produce las diferentes partículas de propano, butano, isobutano, normalbutano, pentano, hexano, metano, hetano y sus derivados. La importancia del normal funcionamiento de estos trenes radica en que cuando uno entra en mantenimiento, el otro garantiza la producción.
Detalló que también hay problemas en las líneas o gasoductos por donde se transporta el gas, y problemas en las válvulas, por ello deben bajar la producción para evitar accidentes. De hecho, a principios de mayo de este año hubo una explosión en el tanque 7 de la planta; la rotura de una tubería de 26 pulgadas que transporta gas desde Monagas hasta el criogénico y un escape de gas en la ciudad de Anaco.

En la planta de Jose hay problemas con trenes; compresores; y las torres, que es por donde entra el gas liviano. El criogénico funciona con baja temperatura y mediante la presión convierte gases en gasolina, y se sacan los otros gases por el tope de esa torre. Esa torre tiene problemas de electricidad”, detalló Bodas.

Un trabajador de la planta de fraccionamiento de Jose, que pidió no ser mencionado por temor a represalias, informó que para el 7 de julio, de cuatro trenes de proceso, solo había uno operativo y a medias.

Se despacharon 6887 barriles de propano para consumo doméstico en 15 gandolas por el llenadero en Jose. El poco despacho de gandolas se debe a que se dañó la bomba de transferencia desde los tanques refrigerados para despacho presurizado en el llenadero de camiones, su respaldo o bomba auxiliar por desidia, tiene más de 10 años con el motor dañado. Hace mucho tiempo esta bomba fue llevada a un taller externo para su reparación y no ha aparecido”, reveló.

Mari Carmen López vive en La Dolorita, Petare, relató que hasta no hace mucho debían madrugar para esperar el camión de Pdvsa Gas Comunal que abastece a su sector.

Había que salir a las cuatro de la mañana a hacer cola abajo en la entrada a esperar el camión traído por el consejo comunal, si tenías suerte y conocías a alguien, te lo podían vender; si no estabas en un listado, no te lo vendían. Tenía que recorrer 15 minutos a pie desde mi casa para llegar al centro de acopio y luego volver con mi bombona, detalló.

López es una de las ciudadanas que compone al 89 % de la población que cocina con gas GLP y que debe recurrir al uso de cocinas eléctricas, leña o kerosén ante la falta del carburante. Tan severa es la escasez que ya se formó un negocio informal alrededor de la leña, y la venden en comercios en algunos estados como Bolívar, una de las entidades más golpeadas por la falta de este hidrocarburo.
El consumo diario de GLP en el país es de 44.000 barriles diarios, mientras que la producción no supera los 20.000 barriles diarios.
Eudis Girot, director ejecutivo de la Futpv, agregó que también las plantas de extracción y compresión de gas están en malas condiciones y abandonadas. “En las plantas de Monagas: Santa Bárbara y Jusepín y en Santa Rosa y San Joaquín  (Anaco, Anzoátegui) dejaron de hacer mantenimiento y sustitución. Los equipos son obsoletos, hay turbinas paradas, de los cuatro trenes de procesamiento de gas sólo funcionan dos”, denunció.
la guerra del gas
El factor humano
El gremialista Girot también explica que otra de las razones por la cual escasea el GLP son las fallas en la distribución del gas, pues las gandolas que llegan a Jose —y viajan desde Zulia y Táchira para cargar el carburante— fueron compradas en 2010 y su vida útil ya terminó (tienen una duración de ocho años). “Esas cisternas son bombas de tiempo ambulantes, por eso hay tantos accidentes con gandolas de gas en las autopistas del país”, dijo.
Añadió que un trabajador que va del Zulia a Anzoátegui llega agotado al llenadero de gas.

Trabajan como esclavos; no tienen seguro médico, no tienen sitio donde descansar. Cuando llegan a Jose deben esperar uno o dos días para cargar el GLP, y luego poder viajar de nuevo. Ganan 400.000 bolívares a la semana. Las colas de gandolas para llenar GLP en Jose son interminables.

Y los trabajadores dentro de Jose la tienen muy difícil. De acuerdo con testimonios de los empleados, debido a la pandemia de la COVID-19 muchos no tienen cómo transportarse desde sus casas hasta la planta, y los pocos que llegan, trabajan hasta las 11:00 a. m. porque el comedor está cerrado y nadie les garantiza la comida para continuar laborando.
Pdvsa Gas Comunal nunca fue negocio
Un exdirectivo de Pdvsa Gas Comunal, que solicitó la reserva de su nombre, explicó que “históricamente Venezuela ha sido un país petrolero y el gas era un estorbo. Se han hecho campañas para buscar petróleo, pero no para buscar, producir y exportar gas. Por eso, aunque el país cuenta con la octava reserva probada de gas natural del mundo, no es una potencia gasífera. Nosotros pudiéramos ser autosuficientes”.
Añadió que la mayoría de los recursos se destinaron a la producción y refinación de crudo, y nunca hubo recursos para el gas. “¿El Estado venezolano puede en este momento desarrollar la industria del gas? No, porque se necesita el desarrollo e inversión de 200.000 millones de dólares para, al menos, volver a los niveles del año 2013”.
Alvarado, experto en gas y director regional para Venezuela de Gas Energy Latin America, enfatizó que la filial Pdvsa Gas Comunal “nunca ha sido negocio para Pdvsa. El negocio de Pdvsa es aumentar la producción de crudo, lo del gas lo hacen como labor social, nunca fue prioridad, nunca hubo regulación y se olvidaron del negocio del gas. En cualquier país del mundo ese es un negocio rentable”, afirmó.
Se desconoce cuál es la base sobre la cual Pdvsa Gas Comunal estima los costos del GLP. El artículo 12 de la Ley de Hidrocarburos Gaseosos, promulgada en 1999, reza: “El Ministerio de Energía y Minas queda facultado para determinar los precios de los hidrocarburos gaseosos desde los centros de producción y procesamiento, atendiendo principios de equidad. Los Ministerios de Energía y Minas y de la Producción y el Comercio, conjuntamente, fijarán las tarifas que se aplicarán a los consumidores finales y a los servicios que se presten de conformidad con esta Ley. El Ente Nacional del Gas elaborará las bases para el establecimiento de dichas tarifas”.
Sin embargo, durante años tanto el GLP como el gas metano —que llega vía directa a edificios y residencias a solo 7 % de la población—, ha estado subsidiado por el Estado desde que se creó Pdvsa Gas Comunal en 2007, y aunque las gobernaciones ahora se encargan de distribuir el hidrocarburo, y muchos estados han aumentado los precios, estos oscilan entre $0,10 y $1 para una bombona de 10 kg, calculada al precio del Banco Central de Venezuela al 9 de julio a Bs. 214.000 por dólar; mientras que en el mercado internacional cuesta $15.

Foto: Consejo Comunal de Altavista. Cortesía Ángel Cacique

Foto: Cortesía Puerto Gas (Anzoátegui)

Foto: Cortesía Puerto Gas (Anzoátegui)
La crisis llegó para quedarse
Para Girot, la ausencia del gas doméstico es más “terrible” que la falta de gasolina, porque el vehículo se usa para movilizarse, pero 89 % de la población usa gas doméstico en bombonas para cocinar sus alimentos.

El problema afecta a casi toda Venezuela. Por eso la gente pasa días y meses sin conseguir el hidrocarburo. Ya estamos llegando a un nivel en el cual la gente se va a las estaciones de llenado de GLP, persiguen a los camiones y hay conatos de violencia. Creo que el presidente Maduro debe decretar un estado de emergencia por el tema de la escasez de gas, advirtió.

Sobre esta crisis, Alvarado puntualizó que “Pdvsa no tiene dinero para importar GLP, entonces va distribuyendo la escasez, y ya después cómo lo hace va en función de los consejos comunales y de su afiliación política”.

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