Por qué
EE.UU. fue la única potencia que rechazó la atención médica universal tras la
II Guerra Mundial
En 1945, Harry
Truman se convirtió en el primer presidente estadounidense en respaldar un plan
nacional de seguro médico que el gobierno pagaría mediante impuestos... ¿por
qué fracasó?
¿Qué pasó para que terminara siendo en ese entonces (y todavía) la única democracia rica sin atención médica universal?
En el cuadro
'Truman's Battery' de Dominic D'Andrea, Truman aparece dando instrucciones a
las tropas.
26 de Septiembre 2020
Después de las
devastadoras guerras de las primeras décadas del siglo XX, las naciones ricas
se aseguraron de que todos sus ciudadanos tuvieran acceso a la salud, a
excepción de Estados Unidos, donde todos los esfuerzos fracasaron.
¿Qué pasó para que
terminara siendo en ese entonces (y todavía) la única democracia rica sin
atención médica universal?
Harry Truman se
convirtió en presidente en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial,
reemplazando a su predecesor, Franklin Delano Roosevelt (FDR),
quien había muerto en el cargo.
Cuando la guerra
llegó a su fin, Truman se empezó a ocupar de los asuntos internos.
Roosevelt había
invertido millones de dólares en programas públicos para ayudar a rescatar a
Estados Unidos de la ruina financiera de la Gran Depresión. Pero el llamado
“nuevo acuerdo” de FDR había dejado un elemento fuera: Harry Truman
trató de arreglarlo.
“Al pensar en la
salud de la nación, debemos reconocer un hecho básico: el costo del cuidado
médico es prohibitivo para muchos millones de nuestra gente“, declaró, en
ese entonces, Truman.
“Reemplazó el ‘nuevo acuerdo’ con uno que
llamó el ‘acuerdo justo’ y, como parte de su agenda, se convirtió en el
primer presidente de EE.UU. en respaldar un plan nacional de seguro médico y
le envió al Congreso el mensaje de que apoyaba la legislación para crearlo”, le
dijo a BBC Witness el profesor de medicina social Jonathan Oberlander de la
Universidad de Carolina del Norte.
Truman era el vicepresidente en el gobierno de FDR; cuando este último murió en el cargo, Truman lo sucedió.
“No estoy hablando
solamente de los muy pobres ni tampoco de los muy ricos sino de todos los
millones en medio“, aclaró Truman.
“Esa gente está
condenada a veces a la muerte sencillamente porque no son ni lo suficientemente
ricos ni pobres para ajustarse al esquema que tenemos en este país en el campo
de la medicina moderna“.
No como el aliado
En ese momento, el
aliado de Estados Unidos en tiempos de guerra, Reino Unido, estaba finiquitando
los detalles para poner en marcha un nuevo y ambicioso sistema nacional de
salud basada en asistencia impartida gratuitamente.
Como anunciaba la
agencia de noticias Pathe, “Los doctores, centros de salud y hospitales
británicos quedarán bajo control del Estado en Servicio Nacional de Salud (NHS,
por sus siglas en inglés)…”.
A partir del 5 de
julio de 1948, “todo hombre, mujer y niño podrá obtener atención médica. No
habrán más cuentas de pago de los doctores“, explicaba en el reportaje un
funcionario británico.
Aunque a los
asesores de Truman les interesó el plan de Reino Unido, el presidente fue claro
en que no quería nacionalizar la atención médica, solo quería cambiar
el sistema de pago.
Su plan
“Enfatizó que los médicos permanecerían en sus consultorios privados, que el gobierno no iba a nacionalizar los hospitales ni a administrarlos.
Lo único que Truman quería que
el gobierno hiciera era organizar el pago por el cuidado médico a través de un
programa de seguro”, señala el profesor Oberlander.
Después de la guerra, los ciudadanos de muchos países involucrados quisieron asegurar el bienestar de todos. En EE.UU. no fue así.
El programa de
seguro sería obligatorio: por ley, todos los trabajadores pagarían su
atención médica mediante una tarifa o impuesto mensual, que sería
aproximadamente un 4% de sus ganancias.
La compañía de
seguros le pagaría a los hospitales, repartiendo los costos entre la población
para que los más desfavorecidos no fueran penalizados por enfermarse.
“Hay 110 millones de personas en este país que no pueden pagar atención médica adecuada.
Eso es una vergüenza en el país más rico
del mundo“,
denunció el presidente.
Sensato pero no
atractivo
De hecho, los
reformadores estadounidenses habían estado tratando de impulsar un plan de
seguro médico obligatorio desde 1915, en esa ocasión también
influenciados por Reino Unido y Alemania, que ofrecían paga por enfermedad y
tratamiento médico gratuito a algunos trabajadores.
“Asumían que
ganarían porque estaban en lo correcto… y esa actitud definió la manera de
pensar de los reformadores del sistema de salud del siglo XX.
“Pensaban que era
lógico adoptar el plan de seguro de salud, que pagaría por el costo de los
trabajadores que estaban enfermos, les daría acceso a atención médica y haría
que la población fuera más saludable”, apunta el experto en medicina social.
“Creían que su
argumento era tan razonable que persuadiría a todo el mundo, pero resulta
que las argumentaciones sensatas a menudo no prevalecen“
Y una de las
principales razones por las cuales no prevalecieron en Estados Unidos fue
que los médicos estaban en contra.
A los doctores, la idea les parecía terrible.
“Les preocupaba su
autonomía, la capacidad de practicar la medicina a su antojo y querían mantener
su autonomía financiera -fijar sus propios términos para los pagos-, no estar
subordinados a firmas aseguradoras ni privadas ni públicas: querían trabajar independientemente”.
Salud, riqueza y
paz
Era común que los
médicos se opusieran a tales planes, y en 1946 tuvieron suerte pues el partido
de oposición, el republicano, tomó el control del Congreso y el proyecto de ley
no llegó a ninguna parte.
Pero en 1948 Truman
hizo una dura campaña para recuperar el Congreso y un nuevo mandato como
presidente.
Y vinculó la salud
con la riqueza y la paz.
“Mejor salud
implicará más prosperidad y una nación más poderosa. Es nuestra responsabilidad
liderar al mundo hacia una paz duradera.
“Estados Unidos pierde $27,000 millones al año de la riqueza nacional en enfermedad y discapacidad.
Yo creo que estos hechos evidencian la necesidad del
programa de salud nacional que he estado urgiendo al Congreso que adopte“,
explicó el presidente.
Getty ImagesTruman luchó por quedarse en la Casa Blanca, y lo logró.
“Él ganó esa elección y fue una gran sorpresa, y los demócratas obtuvieron la mayoría en el Congreso, así que para 1949 Truman tenía todas las intenciones de impulsar el seguro nacional de salud.
Para la Asociación Médica Estadounidense, era
como la llegada de Armagedón“, cuenta Oberlander.
“Lenin dijo…”
Espantada, la
Asociación Médica Estadounidense contrató a una empresa de relaciones públicas.
En ese entonces
estaba comenzando la Guerra Fría entre el este comunista y el oeste
capitalista, y la campaña de los médicos vinculó el seguro médico
nacional con el socialismo.
“Circuló una cita
que fue reproducida por esa firma de relaciones públicas que decía: ‘Lenin
declaró que la medicina socializada es la clave del arco del Estado
socialista'”, dice Oberlander.
“¡Parecía que la medicina socializada era parte de plan para volver comunista a EE.UU.!
La
verdad es que Lenin nunca había dicho eso, lo que no significa que
se usara ampliamente.
“Así que mucho de
la campaña -que era la campaña de lobby más costosa en ese momento- se enfocó
en esa idea de tornar el debate sobre la atención médica en uno sobre
socialismo”.
La administración
Truman no tenía una estrategia para contrarrestar el efecto de la campaña de
relaciones públicas, excepto decir “están mintiendo“.
Coalición
Pero, según el
profesor Oberlander, lo más fundamental para el fracaso en la aprobación de la
legislación fue el hecho de que el Congreso, aunque dominado por demócratas,
era impulsado por un grupo más grande de alianza tradicionalista entre
partidos.
Truman, a la derecha, tendría que esperar hasta 1965 para
ver al menos parte de su sueño realizarse cuando el presidente Lyndon Johnson
firmó Medicare Bill, dándole protección a los ancianos.
“La coalición
conservadora era una alianza de republicanos y demócratas sureños en el
Congreso. Como los afroamericanos no estaban representados, muchos de
los demócratas que eran elegidos para el Congreso eran de hecho muy
conservadores.
“Esa coalición frenó no sólo el seguro de salud nacional sino todo el resto de los planes de Truman.
Como en tantas ocasiones, cuando explicas la historia estadounidense, el
rol del racismo es parte de esa historia“.
La batalla estaba
perdida.
Pasarían años antes
de que en 1965 se aprobara el primer plan de seguro parcial del gobierno,
Medicare, para los ancianos.
Pero el profesor
Oberlander dice que la visión de Truman de la cobertura universal, de la
salud como un derecho humano, todavía está lejos.
“Lo que tenemos en
EE.UU. no es un sistema de seguro de salud sino un no sistema, y hay
accionistas en esa cobija de retazos, incluyendo decenas de millones de
estadounidenses que están contentos con el seguro de salud que tienen, y se
resisten a cambiar.
“Lo que perdemos de
vista es el costo humano: si a una persona trabajadora se le enferma un
familiar de cáncer, puede terminar en la bancarrota… ¿Cómo puede pasar eso en
un país tan rico?
“No debería ser
así”, concluye Jonathan Oberlander.
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