11 frases feministas de John
Stuart Mill
El filósofo y teórico de la
economía británico trabajó mano a mano con su esposa, la también filósofa
Harriet Taylor Mill, que influyó notoriamente su pensamiento sobre la libertad
de las mujeres.
Hulton Archive.
London Stereoscopic Company
Muy Negocios y Economía
19/02/2021
John Stuart Mill (Londres, 1806-Aviñón, 1873) fue uno de los filósofos y teóricos de
la economía más
reputados del siglo XIX.
Su pensamiento está enmarcado dentro de la Escuela de Economía Clásica y
se le considera discípulo de Jeremy Bentham, así como uno de los grandes exponentes del utilitarismo.
Quizá su obra
más famosa en nuestros tiempos sea Sobre la libertad, ensayo en el
que aborda los asuntos más diversos, defendiendo, sobre todo, la importancia de
crear un contexto social en convivencia tal que no coarte el desarrollo de los
individuos.
Y es por esto
que a Stuart Mill se le reconoce como padre del socioliberalismo.
Pero, además, el británico goza de una importante fama entre
los círculos feministas y los estudios de género.
En pleno siglo XIX, Mill trabajó mano a mano con la filósofa y defensora
de los derechos de las mujeres Harriet Taylor (Londres,1807-Aviñón,
1858), con quien contraería matrimonio.
Las ideas sufragistas y feministas de Taylor influirían notablemente el
pensamiento de su marido, quien basándose en las ideas de ella, escribiría en
1869 La esclavitud de las mujeres.
Se trató de un texto revolucionario que criticaba y analizaba
exhaustivamente todas las opresiones a las que las mujeres se veían
sometidas en aquella época, cuestionando desde los atributos esenciales de la
feminidad hasta la institución del matrimonio.
Stuart Mill creía que nada diferenciaba a mujeres de hombres a la hora
de poder desarrollar su inteligencia y servir a la sociedad en asuntos
públicos, políticos, económicos o artísticos.
Sin embargo, había un punto en el que disentía con Taylor.
Él pensaba que, por una cuestión pragmática, las mujeres casadas y
con una familia a su cargo no debían incorporarse al mercado laboral, puesto
que ambas actividades resultaban incompatibles en la dedicación que requerían.
En cualquier caso, el texto de Mill sigue siendo uno de los más citados
para hablar del feminismo ilustrado.
Aquí os dejamos algunas de sus frases más revolucionarias:
1. Creo que las relaciones sociales entre ambos
sexos,-aquellas que hacen depender a un sexo del otro, en nombre de la ley,-son
malas en sí mismas, y forman hoy uno de los principales obstáculos para el
progreso de la humanidad.
2. Así se
explica el sentimiento de los hombres que muestran antipatía a la libertad y la
igualdad de la mujer. Esos esclavistas temen [...] que exijan en el
matrimonio condiciones de igualdad: temen que toda mujer de talento y de
carácter prefiera otra cosa que no te parezca tan degradante como el casarse,
si al casarse no hace más que tomar un amo, entregándole cuanto posee en la
tierra.
3. [En el]
arreglo que se conoce con el nombre de régimen de la separación de bienes:
es preciso que la renta pase por manos de la esposa; pero si el marido se la
arranca con la violencia, no incurre en ninguna pena, y no se le puede obligar
a la devolución. ¡Esta es la protección que las leyes de Inglaterra conceden a
los miembros de la más alta nobleza, al casar a sus hijas!
4. No tengo
esperanzas de que este escrito cause impresión alguna sobre las personas a
quienes sería preciso demostrar que los bienes que la mujer hereda o que
son fruto de su trabajo, deben pertenecerle después del matrimonio, como le
hubiesen pertenecido antes.
5. Todo el
mundo, en el estado actual de la opinión en materias políticas y económicas,
reconocería lo injusto de excluir a la mitad de la raza humana del mayor número
de ocupaciones lucrativas y de casi toda elevada posición, y decretar que
por el hecho de su nacimiento las mujeres no son ni pueden llegar a ser capaces
de desempeñar cargos legalmente accesibles a los miembros más estúpidos y más
viles del otro sexo.
6. En efecto,
toda mujer que sale adelante en la profesión que se le ha permitido
abrazar, prueba, ipso facto, que es capaz de desempeñarla.
7. Examinemos
ahora otra superioridad ya reconocida en las mujeres inteligentes: una
prontitud y viveza para la resolución mayor que la del hombre. ¿Acaso el
predominio de esta cualidad no hace a las personas muy aptas para los
negocios?
8. Si un hombre
ejerce una profesión que le defiende contra los entremetidos o solamente una
ocupación, a nadie ofende consagrándola su tiempo; puede encastillarse en el
trabajo para excusarse de no atender a las exigencias de los extraños. ¿De
cuándo acá las ocupaciones de una mujer, sobre todo las que
voluntariamente escoge, la sirven de excusa para prescindir de los deberes
sociales?
9. El
matrimonio es la única forma de servidumbre admitida ya por nuestras leyes. No
hay más esclavos legalmente reconocidos sino las amas de casa.
10. [La libertad
concedida a la mujer] duplicaría la cifra actual de las personas que trabajan
en bien de la especie humana y fomentan el progreso general de
la enseñanza pública, de la administración, de todo ramo de los negocios
públicos o sociales.
11. Lo que le
debo yo a ella [su mujer Harriet Taylor], incluso en un orden
intelectual, es, analizándolo con detalle, casi infinito.
Tomado de: https://www.muynegociosyeconomia.es/
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