Repercusiones negativas de las “sanciones”
Las medidas coercitivas unilaterales iniciaron el año 2013 y no el 2017 como algunos afirman.
Con prácticas encubiertas, el gobierno de EEUU obstaculizó, desde el 2013, las transacciones de Venezuela con el sistema financiero internacional, incluyendo el acceso a créditos.
Pasqualina Curcio
Atendiendo a la
invitación hecha por el presidente Nicolás Maduro, la doctora Alena Douhan
visitará nuestra Nación.
La doctora Douhan es
la Relatora Especial sobre la Repercusión Negativa de las Medidas Coercitivas
Unilaterales en el disfrute de los Derechos Humanos.
Viene a recabar la
información relacionada con la afectación de las mal denominadas sanciones
impuestas por Estados Unidos contra el pueblo venezolano.
A propósito de su
visita consideramos pertinente realizar algunas precisiones.
Los
tiempos.
Las medidas coercitivas
unilaterales iniciaron el año 2013 y no el 2017 como algunos afirman.
Con
prácticas encubiertas, el gobierno de EEUU obstaculizó, desde el 2013, las
transacciones de Venezuela con el sistema financiero internacional, incluyendo
el acceso a créditos.
La
manipulación del índice de riesgo financiero del país fue una de las acciones
que emprendieron.
De repente éste pasó de 768 en
2012 a 2.625 en 2016.
Varió, inexplicablemente 242% en un contexto en el
que nuestro país contaba con US$ 30.000 millones de reservas internacionales,
ingresaban alrededor de US$ 88.000 millones anuales por exportaciones y cumplíamos
puntualmente con los compromisos de deuda externa: solo entre 2013 y 2015
pagamos unos US$ 60.000 millones.
En 2016, Commerzbank
de Alemania cerró las cuentas de Pdvsa.
Citibank hizo lo
propio y el Novo Banco de Portugal informó la imposibilidad de realizar
operaciones en dólares con Venezuela. Estos son solo algunos ejemplos.
El bloqueo financiero
comenzó mucho antes de que Obama emitiese la Orden Ejecutiva mediante la cual
nos declaró como una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política
exterior de EEUU”.
No
son solo las “sanciones”.
Las
agresiones de EEUU contra los venezolanos no se limitan a las “sanciones”.
Entre
el 2013 y el 2016 los venezolanos padecimos una escasez programada e inducida
de productos esenciales que derivó en largas filas y racionamientos
consecuencia de la alteración de los canales de distribución por parte de los
monopolios transnacionales.
Una
escasez inexplicable en un país que, para ese período registraba el PIB más
alto en 30 años y 70% mayor que el de 2020.
Silenciosamente en
2013 el gobierno de EEUU comenzó a atacar nuestra moneda induciendo una
escalada en los precios.
Entre 2013 y 2020 EEUU ha inducido una depreciación del bolívar por el orden de 234.009.360.274% derivando
en una variación de 30.700.127.469% de los precios.
En un primer momento lo hicieron de manera
encubierta hasta que, en diciembre de 2019, el senador republicano Richard
Black confesó que han sido ellos quienes han desmonetizado el bolívar.
No
son solo números, son rostros, nombres y apellidos.
El
bloqueo económico y financiero no solo ha dificultado la importación de bienes
esenciales, también ha afectado la producción petrolera y por consiguiente el
abastecimiento interno de combustible, así como la exportación de hidrocarburos
que nos generan el 90% de los ingresos en divisas.
La
producción de petróleo ha caído 82% entre 2013 y 2020, mientras que las exportaciones
han disminuido 76%.
Paralelamente,
el ataque al bolívar no solo ha inducido una escalada de los precios, sino que también
ha afectado la producción nacional debido a la pérdida del poder adquisitivo.
Como consecuencia del
bloqueo a Pdvsa y del ataque al bolívar, los venezolanos hemos dejado de producir alrededor
de US$ 170.000 millones solo entre 2016 y 2019.
Cifra que, para los
venezolanos, equivale a la importación de medicinas y alimentos para 40 años, o
el equivalente a los recursos necesarios para la prestación de los servicios de
salud, público y privado, durante 25 años, o para la educación en todos sus
niveles durante 20 años.
A estas pérdidas
económicas debemos sumar los casi US$ 25.000 millones que nos tienen retenidos en la banca internacional
o que nos han robado en activos, como es el caso de Citgo, filial de Pdvsa.
Estos grandes números
tienen rostros, nombres y apellidos.
En 2019 y como
consecuencia de las “sanciones” 12 niños con leucemia no pudieron recibir el
trasplante de médula ósea porque los bancos se negaron a hacer las
transferencias.
Lotes de medicamentos
han sido retenidos por el bloqueo económico, así como han sido retenidos
alimentos.
En pandemia no ha
sido diferente, por el contrario, intensificaron las “sanciones” y bloquearon el combustible imprescindible para
trasladar alimentos, medicamentos y pacientes.
Una joven de 18 años
en pleno trabajo de parto falleció en Maturín porque la ambulancia no tenía
gasolina.
También falleció un
joven en Táchira por falta de gasolina.
Testimonios como
estos hay muchos.
A
confesión de parte… son crímenes de lesa humanidad.
Lo
que en 2013 comenzó de manera encubierta, poco a poco ha sido formalizado
mediante leyes y órdenes ejecutivas por parte de los gobiernos de EEUU.
También
ha sido descaradamente confesado por los voceros de la Casa Blanca quienes no
solo han manifestado que nos han estado bloqueando, atacando nuestra moneda y
que el blanco principal es Pdvsa, sino que además han reconocido públicamente
el sufrimiento que estas acciones implicarán para todo el pueblo venezolano.
William
Brownfield dijo que las “sanciones” contra Pdvsa tendrían un impacto en el pueblo
entero y que era necesario acelerar el colapso aunque ello implicara sufrimiento de meses o años.
Los crímenes de lesa
humanidad son, según el Estatuto de Roma, “aquellos que se cometen como parte de un ataque
generalizado y sistemático contra una población civil y con conocimiento de
dicho ataque”.
Las
excusas.
Creyéndose
los policías del mundo, de manera unilateral y violando el derecho
internacional humanitario, EEUU ha intentado justificar las medidas coercitivas
con el discurso de supuesta dictadura y narcoestado en Venezuela.
Los últimos 8 años se han
realizado 8 elecciones en Venezuela con un sistema electoral automatizado que
en menos de 24 horas arroja resultados irreversibles y que además ha sido
auditado por todas las partes que participan en la contienda electoral.
Sin ninguna prueba, como han
solido hacer para justificar injerencias (recordemos la
guerra en Irak) nos han acusado de narcoestado.
Es el caso que, en los informes
publicados por Naciones Unidas, Venezuela ni siquiera figura como país
productor, consumidor, ni distribuidor de drogas.
La verdadera razón detrás de las
agresiones de EEUU contra el pueblo venezolano las expuso Elliot Abrams ante la Cámara de Representantes de ese
país, dijo: “Nosotros, que
somos los campeones de la democracia en el mundo, siempre hemos probado que el
socialismo ha sido un fracaso en todos los lugares en donde ha tratado de
imponerse, y por lo tanto no podemos permitir que en Venezuela eso sea la
excepción.
Respuesta
del gobierno bolivariano, del pueblo y de su Fuerza Armada.
Cómo el pueblo venezolano, el gobierno y la fuerza
armada hemos resistido democrática y pacíficamente durante 8 años ante tamaña
embestida es información valiosísima que la doctora Douhan debería recabar en
su visita. Quizás agendar reuniones con el pueblo de a pie podría aportar a
esta importante tarea que le fue encomendada.
Tomado
de: https://ultimasnoticias.com.ve/
Y
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