martes, 2 de febrero de 2021

Repercusiones negativas de las “sanciones”


Repercusiones negativas de las “sanciones”

Las medidas coercitivas unilaterales iniciaron el año 2013 y no el 2017 como algunos afirman.

Con prácticas encubiertas, el gobierno de EEUU obstaculizó, desde el 2013, las transacciones de Venezuela con el sistema financiero internacional, incluyendo el acceso a créditos.

 Pasqualina Curcio

·         Febrero 1, 2021

Atendiendo a la invitación hecha por el presidente Nicolás Maduro, la doctora Alena Douhan visitará nuestra Nación.

La doctora Douhan es la Relatora Especial sobre la Repercusión Negativa de las Medidas Coercitivas Unilaterales en el disfrute de los Derechos Humanos.

Viene a recabar la información relacionada con la afectación de las mal denominadas sanciones impuestas por Estados Unidos contra el pueblo venezolano.

A propósito de su visita consideramos pertinente realizar algunas precisiones.

Los tiempos. 

Las medidas coercitivas unilaterales iniciaron el año 2013 y no el 2017 como algunos afirman.

Con prácticas encubiertas, el gobierno de EEUU obstaculizó, desde el 2013, las transacciones de Venezuela con el sistema financiero internacional, incluyendo el acceso a créditos.

La manipulación del índice de riesgo financiero del país fue una de las acciones que emprendieron.

De repente éste pasó de 768 en 2012 a 2.625 en 2016.

Varió, inexplicablemente 242% en un contexto en el que nuestro país contaba con US$ 30.000 millones de reservas internacionales, ingresaban alrededor de US$ 88.000 millones anuales por exportaciones y cumplíamos puntualmente con los compromisos de deuda externa: solo entre 2013 y 2015 pagamos unos US$ 60.000 millones.

En 2016, Commerzbank de Alemania cerró las cuentas de Pdvsa.

Citibank hizo lo propio y el Novo Banco de Portugal informó la imposibilidad de realizar operaciones en dólares con Venezuela. Estos son solo algunos ejemplos.

El bloqueo financiero comenzó mucho antes de que Obama emitiese la Orden Ejecutiva mediante la cual nos declaró como una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de EEUU”.

No son solo las “sanciones”. 

Las agresiones de EEUU contra los venezolanos no se limitan a las “sanciones”.

 

Entre el 2013 y el 2016 los venezolanos padecimos una escasez programada e inducida de productos esenciales que derivó en largas filas y racionamientos
consecuencia de la alteración de los canales de distribución por parte de los monopolios transnacionales.

Una escasez inexplicable en un país que, para ese período registraba el PIB más alto en 30 años y 70% mayor que el de 2020.

 

Silenciosamente en 2013 el gobierno de EEUU comenzó a atacar nuestra moneda induciendo una escalada en los precios.

Entre 2013 y 2020 EEUU ha inducido una depreciación del bolívar por el orden de 234.009.360.274% derivando en una variación de 30.700.127.469% de los precios.

En un primer momento lo hicieron de manera encubierta hasta que, en diciembre de 2019, el senador republicano Richard Black confesó que han sido ellos quienes han desmonetizado el bolívar.

No son solo números, son rostros, nombres y apellidos.

El bloqueo económico y financiero no solo ha dificultado la importación de bienes esenciales, también ha afectado la producción petrolera y por consiguiente el abastecimiento interno de combustible, así como la exportación de hidrocarburos que nos generan el 90% de los ingresos en divisas.

La producción de petróleo ha caído 82% entre 2013 y 2020, mientras que las exportaciones han disminuido 76%.

Paralelamente, el ataque al bolívar no solo ha inducido una escalada de los precios, sino que también ha afectado la producción nacional debido a la pérdida del poder adquisitivo.

 

Como consecuencia del bloqueo a Pdvsa y del ataque al bolívar, los venezolanos hemos dejado de producir alrededor de US$ 170.000 millones solo entre 2016 y 2019.

Cifra que, para los venezolanos, equivale a la importación de medicinas y alimentos para 40 años, o el equivalente a los recursos necesarios para la prestación de los servicios de salud, público y privado, durante 25 años, o para la educación en todos sus niveles durante 20 años.

A estas pérdidas económicas debemos sumar los casi US$ 25.000 millones que nos tienen retenidos en la banca internacional o que nos han robado en activos, como es el caso de Citgo, filial de Pdvsa.

Estos grandes números tienen rostros, nombres y apellidos.

En 2019 y como consecuencia de las “sanciones” 12 niños con leucemia no pudieron recibir el trasplante de médula ósea porque los bancos se negaron a hacer las transferencias.

Lotes de medicamentos han sido retenidos por el bloqueo económico, así como han sido retenidos alimentos.

En pandemia no ha sido diferente, por el contrario, intensificaron las “sanciones” y bloquearon el combustible imprescindible para trasladar alimentos, medicamentos y pacientes.

Una joven de 18 años en pleno trabajo de parto falleció en Maturín porque la ambulancia no tenía gasolina.

También falleció un joven en Táchira por falta de gasolina.

Testimonios como estos hay muchos.

A confesión de parte… son crímenes de lesa humanidad.

 Lo que en 2013 comenzó de manera encubierta, poco a poco ha sido formalizado mediante leyes y órdenes ejecutivas por parte de los gobiernos de EEUU.

También ha sido descaradamente confesado por los voceros de la Casa Blanca quienes no solo han manifestado que nos han estado bloqueando, atacando nuestra moneda y que el blanco principal es Pdvsa, sino que además han reconocido públicamente el sufrimiento que estas acciones implicarán para todo el pueblo venezolano.

William Brownfield dijo que las “sanciones” contra Pdvsa tendrían un impacto en el pueblo entero y que era necesario acelerar el colapso aunque ello implicara sufrimiento de meses o años.

Los crímenes de lesa humanidad son, según el Estatuto de Roma, “aquellos que se cometen como parte de un ataque generalizado y sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque”.

Las excusas. 

Creyéndose los policías del mundo, de manera unilateral y violando el derecho internacional humanitario, EEUU ha intentado justificar las medidas coercitivas con el discurso de supuesta dictadura y narcoestado en Venezuela.

Los últimos 8 años se han realizado 8 elecciones en Venezuela con un sistema electoral automatizado que en menos de 24 horas arroja resultados irreversibles y que además ha sido auditado por todas las partes que participan en la contienda electoral.

Sin ninguna prueba, como han solido hacer para justificar injerencias (recordemos la guerra en Irak) nos han acusado de narcoestado.

Es el caso que, en los informes publicados por Naciones Unidas, Venezuela ni siquiera figura como país productor, consumidor, ni distribuidor de drogas.

La verdadera razón detrás de las agresiones de EEUU contra el pueblo venezolano las expuso Elliot Abrams ante la Cámara de Representantes de ese país, dijo: “Nosotros, que somos los campeones de la democracia en el mundo, siempre hemos probado que el socialismo ha sido un fracaso en todos los lugares en donde ha tratado de imponerse, y por lo tanto no podemos permitir que en Venezuela eso sea la excepción.

Respuesta del gobierno bolivariano, del pueblo y de su Fuerza Armada. 

Cómo el pueblo venezolano, el gobierno y la fuerza armada hemos resistido democrática y pacíficamente durante 8 años ante tamaña embestida es información valiosísima que la doctora Douhan debería recabar en su visita. Quizás agendar reuniones con el pueblo de a pie podría aportar a esta importante tarea que le fue encomendada.

 

Tomado de: https://ultimasnoticias.com.ve/

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