¿Es viable un Plan Marshall pos-COVID-19 para América Latina?
Ante las propuestas de crear un Plan Marshall que ayude a los países de Latinoamérica a recuperarse de la pandemia, el doctor en Economía, Guillermo Oglietti, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), comentó a Sputnik la viabilidad de esta iniciativa, los riesgos que conlleva y su posible alternativa.
Latinoamérica es una de las regiones del mundo más afectadas por la pandemia del coronavirus y la que ya está sufriendo unas de las mayores consecuencias económicas, con una caída promedio del PIB regional de casi un 8 % en 2020, según las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (Cepal).
En este contexto, se celebró el pasado 29 de enero un debate bajo el título: ‘¿Cómo lograr que América Latina tenga su ‘Plan Marshall’ pos-COVID-19?’ como parte del Foro de Davos virtual.
El vicepresidente del Banco Mundial (BM) para la región de América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo, valoró en 150.000 millones de dólares las necesidades de la región para cubrir solo los costes de salud relacionados con COVID-19.
La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, advirtió que «América Latina no saldrá sola de la crisis».
Según el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, el FMI tiene una importante capacidad para seguir apoyando a la región, pero lamentó una baja demanda de recursos.
El Plan Marshall original fue una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial con una ayuda económica estadounidense valorada en unos 12.000 millones de dólares de la época.
Falta de un líder
El doctor en Economía Guillermo Oglietti y subdirector del Centro estratégico latinoamericano de geopolítica (Celag), consultado por Sputnik, señaló que «sería posible y conveniente crear un Plan Marshall, siempre y cuando no se transforme en deuda para los países de la región».
Sin embargo, «frente a la falta de liderazgos generosos internacionales y las dificultades que implica negociar una salida cooperativa que requiere un apoyo generoso de las grandes potencias, la más probable y única alternativa al alcance son las salidas o soluciones individuales o regionales a las que puedan recurrir los países de la región», opinó.
Para Oglietti, no hay muestra más lastimosa de la falta de liderazgo benefactor internacional, que «la pelea de las grandes potencias europeas y de EEUU para apropiarse de recursos sanitarios como mascarillas y respiradores al inicio de la pandemia y la competencia actual para ver quién consigue más vacunas primero sin importar qué le pasa al país vecino».
«Es una vergüenza que, a ojos de cualquier extraterrestre, sin duda, sería un casus belli para invadir la tierra sin piedad», comentó.
El analista recordó que el Plan Marshall fue creado en un contexto demasiado diferente, un momento de reconstrucción de Europa devastada por la guerra. Lo que motivó el apoyo de EEUU fue el miedo a la creciente influencia del comunismo proveniente de la URSS.
«El Plan Marshall fue impulsado por un país que aspiraba a ser hegemónico y estaba dispuesto a invertir para ello. (…) Por otro lado, fue un muy buen negocio para EEUU porque redundó en beneficios de exportaciones desde EEUU a los países europeos».
Según Oglietti, EEUU carece actualmente de liderazgo e intención de iniciar un Plan Marshall, tampoco en las instituciones financieras que controla directa o indirectamente.
«EEUU en la actualidad está más preocupado mirándose su propio ombligo —con una feroz disputa interna que no está acabada—, que proyectando su imagen y liderazgo internacional.
Es un país altamente endeudado y el dólar sigue siendo una moneda dominante en el comercio global».
Al mismo tiempo, el analista admitió que «la hegemonía del dólar sin duda está amenazada por otras divisas internacionales como el renminbi chino, la libra, el yen y el euro, así como por instrumentos monetarios privados como las criptomonedas».
Por otro lado, los países en desarrollo ya tienen suficiente deuda, observó Oglietti y añadió que «un Plan Marshall en forma de deuda solo agravaría la situación financiera y debilitaría la confianza en sus monedas».
Los DEG como alternativa
El economista opinó que un mecanismo al que podría recurrir EEUU y el mundo, sin necesidad de generar más deuda, es impulsar al FMI para que expanda la emisión de Derechos especiales de giro (DEG).
«Esta es una divisa internacional que los países pueden cambiar por cualquier moneda y no necesita el respaldo de una sola economía. Podría crear dinero suficiente de la nada», explicó.
Las asignaciones de DEG de 2009, por un total de DEG 182.600 millones, desempeñaron un papel crucial para proporcionar liquidez al sistema económico mundial y complementar las reservas oficiales de los países miembros en medio de la crisis financiera mundial, según un comunicado del FMI.
«Una emisión mayor podría utilizarse en esta oportunidad. Los DEG se distribuyen a cada país según la cuota que cada país tiene en el FMI».
No obstante, el analista comentó que «las herramientas monetarias disponibles en la actualidad son insuficientes para enfrentar problemas globales».
Oglietti señaló que «el propio EEUU y Alemania se opusieron en abril 2020 a la emisión de DEG argumentando que más de un 80% iría a parar a manos de los países desarrollados que tienen la mayor proporción de la cuota en el FMI en lugar de ir a parar a quienes más lo necesitan».
«Obviamente, sin proponer una alternativa, la posición a favor de no hacer nada de Alemania y EEUU es hipócrita e inaceptable.
Es obvio que no aumentar la emisión de DEG beneficia en términos relativos a quienes pueden recurrir a sus propias monedas, el euro y el dólar».
«La estrategia del sálvese quien pueda no contribuye a que la humanidad solvente esta grave situación», lamentó.
Momento de reformar el sistema monetario global
De acuerdo con Oglietti, «la dolarización de la economía global, impulsada en forma depredadora por sus beneficiarios, le ha impuesto un límite a la capacidad de la humanidad para enfrentar la pandemia».
«No creo que estos países hegemónicos que controlan las dos principales divisas, el dólar y el euro, puedan salir de este modelo de liderazgo egoísta y apoyar una salida más eficaz que las disponibles».
De acuerdo con Oglietti, «es momento de reformar el sistema monetario global».
«Una medida eficaz, alternativa a nuevo financiamiento, sería cambiar el sistema monetario internacional, para que le permita a los países desinvertir esas enormes masas de dinero en reservas internacionales», lo que permitiría generar un gran impulso para la economía.
Sputnik
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