Los genocidios más
terribles del siglo XX
29/01/2021
Un genocidio es el
exterminio sistemático de un grupo social o etnia.
Por desgracia, el
siglo XX nos ha dejado demasiados ejemplos y demasiadas víctimas
Las imágenes pueden resultar desagradables y duras,
‘El hombre es un lobo para el hombre’, decía Thomas Hobbes.
La historia nos
demuestra que, desde nuestra propia aparición como especie (incluso un poquito
antes), esa afirmación es totalmente correcta.
El ser humano posee
en su interior una tendencia autodestructiva y odiosa que lo empuja a enfrentarse a sus semejantes
y no hablamos de escenarios en los que se esté disputando la supervivencia,
sino en una tendencia general que nuestras capacidades intelectuales justifican
escudándose en motivos vacíos y retorcidos.
Cuando
esa tendencia es llevada a su máximo exponente, pasamos a hablar de genocidios.
El término
‘genocidio’ hace referencia a la persecución y aniquilación sistematizada de
un grupo social o colectivo amparándose en toda clase de razones políticas, religiosas o étnicas.
Fue utilizada por
primera vez en 1944 por Raphael Lemkin, un abogado judeopolaco que abandonó Europa
huyendo del nazismo y se refugió en los Estados Unidos.
El término surge de
la unión del griego ‘genos’ (raza o tribu) y del latín ‘cide’
(matar).
Pero lo cierto es
que, aunque no se le llamara así, el genocidio ha sido una práctica habitual desde
la Antigüedad e incluso la Prehistoria (muchos investigadores creen que fue la extrema violencia lo que
provocó la desaparición del Homo neanderthalensis).
Otro ejemplo que
demuestra su presencia en el pasado es el caso de la destrucción de Melos en el
año 416 a.C.; una ciudad griega que los atenienses asediaron y en la que, una
vez consiguieron su rendición, entraron a sangre y fuego para matar a
los hombres y esclavizar a las mujeres.
Fue durante el
siglo XX cuando surgió un interés en definir qué debía ser
considerado un genocidio, cuáles eran las causas para que este se produjera y
cómo se podía evitar o, si se
llegaba tarde, castigar.
En 1948, las Naciones
Unidas crearon la Convención para la Prevención y Castigo de los Crímenes de
Genocidio (CPPCG por sus siglas en inglés), un organismo cuyos principios han
sido ratificados en más de 130 países pero cuya efectividad sigue siendo cuestionada.
Tras su entrada en
funcionamiento en 1951 han sido muchos los casos de genocidios que han pasado
de largo para la convención y no solo aquellos llevados a cabo a través de
métodos más ‘discretos’ (deshumanización, pérdida de derechos, mensajes
belicistas que promueven la violencia y el rechazo, políticas de hostigamiento)
sino también aquellos con tácticas directas como masacres, secuestros o
desplazamientos forzosos.
En esta galería
recopilamos algunos
de los casos de genocidios más espeluznantes y sonados que han tenido lugar en
todo el mundo a lo largo del siglo XX.
Las imágenes pueden
resultar desagradables y duras, pero son necesarias si queremos concienciarnos
como sociedad y que este tipo de prácticas queden en el pasado.
Imagen: Wikimedia
Commons
Genocidio herero y
namaqua
Considerado
como el
primer genocidio del siglo XX, tuvo lugar en África del Suroeste (actual Namibia)
entre 1904 y 1907.
El conflicto
comenzó cuando los herero y los namaqua se rebelaron contra los
colonos alemanes que habían tomado el control del territorio y
estalló una guerra entre la potencia europea y la población local.
Los alemanes,
superiores en número y en armamento, masacraron a hereros y namaquas tanto en
el campo de batalla como fuera de él; obligaban a los prisioneros a realizar
trabajos forzados y los mataban de hambre, envenenaron pozos y fuentes de agua y los
arrinconaron en el desierto, donde muchos murieron de deshidratación.
Se estima que murieron entre
25 000 y 60 000 hereros (50-70% de la población) y unos 10 000 namaquas (50% de
la población).
Imagen: Getty Images
Genocidio aborigen en
Australia
Desde comienzos del
siglo XX hasta 1969, el gobierno australiano llevó a cabo un nuevo plan para
diezmar y acabar con la población aborigen (que se sumaba a todos los planes
anteriores que ya habían perpetrado).
Decenas de miles de
niños aborígenes, especialmente aquellos que eran mestizos, fueron secuestrados por el
gobierno australiano y apartados de sus familias, obligados a trabajar como sirvientes en casas o labriegos en el campo
y forzados a rechazar su
legado histórico, su idioma y sus costumbres.
Con esta táctica lo
que se pretendía era la desaparición del pueblo aborigen pues no solo se les
arrebataba a sus futuras generaciones, sino que también se vivía un olvido forzoso
de toda su cultura.
magen: Wikimedia Commons
Genocidio armenio
Se trata de uno de
los casos más estudiados y conocidos a nivel internacional.
El
Genocidio armenio tuvo lugar entre 1915 y 1923, en el contexto de la Primera Guerra
Mundial y el inmediatamente posterior.
El por entonces
Imperio otomano se dedicó a llevar a cabo una persecución y
exterminio sistemático de la población armenia en sus territorios, dejando un reguero de cadáveres
que superaba el millón de muertos y que provocó una diáspora cuyos efectos
todavía siguen presentes.
A las masacres
inmediatas y deportaciones habría que sumar las violaciones, torturas y marchas
que los turcos obligaban a realizar durante cientos de kilómetros sin
proporcionar comida ni agua.
La
población de origen griego o asirio también fue víctima de estas prácticas.
A pesar del tiempo
que ha pasado y de las irrefutables pruebas que existen y sirven para
documentar estos hechos, Turquía nunca ha reconocido que se
llevara a cabo un genocidio contra los
armenios y sigue sin hacerlo.
Imagen: Wikimedia Commons
Holodomor
El Holodomor (literalmente, ‘matar de hambre’ en ucraniano) fue una de las jugadas más crueles de Iósif
Stalin y eso ya es decir.
Con el fin de eliminar
a los granjeros y agricultores que se negaban a los procesos de expropiación y
colectivización y queriendo debilitar cualquier posible movimiento nacionalista
ucraniano, Stalin aprovechó una
situación de hambruna y escasez ya existente y la acentuó endureciendo las
condiciones de las granjas, cerrando las fronteras para bloquear importaciones
e impedir que la gente saliera del país y creando brigadas especiales que entraban a las casas
e incautaban el alimento.
El
Holodomor se desarrolló entre 1932 y 1934 y se estima que provocó la muerte de cuatro millones de
personas.
Hasta la década de
los 80, esta brutal hambruna forzada fue algo desconocido para el resto del
mundo.
Imagen: Getty Images
Holocausto
Es
por estos hechos por lo que contamos con la palabra ‘genocidio’ en nuestros
diccionarios.
Desde antes de la
llegada al poder del Partido Nazi en
Alemania, los judíos fueron denigrados y convertidos en enemigos públicos para
la sociedad, hasta el punto de que todo el odio que había contra ellos y los
mensajes propagandísticos tuvieron su efecto en la Noche de los Cristales Rotos.
Las deportaciones a
campos de concentración y trabajos forzados y, desde 1942, la sistematización
de un sistema de exterminio masivo estructurado bajo la llamada Solución Final
provocaron la muerte de seis millones de judíos en toda Europa.
El régimen nazi
dejó, en total, más de 17 millones de víctimas mortales entre lo que ellos llamaban ‘untermensch’ o ‘subhumano’.
Imagen: Wikimedia Commons
Samudaripen o Porraimos
Bajo estos nombres
se conoce a la persecución y exterminio que los nazis llevaron a cabo contra
las personas de
etnia gitana o romaní en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
El proceso fue
similar al llevado a cabo en el resto de casos del Holocausto: discriminación
en la propia sociedad, pérdida de derechos, reclusión en guetos,
deportación a campos de concentración y trabajos forzados, esterilización y
exterminio.
La principal
diferencia entre el Porraimos y otros casos enmarcados en el Holocausto es que
la persecución contra los
gitanos fue ignorada y silenciada, en gran parte debido al recelo y
desprecio que gran parte de Europa arrastra desde hace siglos contra el pueblo
romaní.
Imagen: Wikimedia Commons
Gran Terror
El Gran Terror, o Gran Purga, es un ejemplo
perfecto de genocidio político.
Se desarrolló en la
Unión Soviética desde 1934 hasta finales de la década y fue ordenada por Iósif
Stalin para quitarse de en medio a aquellos altos cargos de la
política y del ejército que pudieran molestar o amenazar (dentro de su
retorcida y paranoica visión del mundo) al líder de la URSS, así como reprimir cualquier
posible disidencia proveniente de las clases populares, concretamente de obreros, artistas, sindicalistas
o intelectuales.
Durante los años
del Gran Terror, cientos de miles de personas fueron arrestadas por agentes del
NKVD (antecedente del KGB), se realizaron juicios públicos manipulados para que sirvieran de ejemplo y, o bien eran
directamente ejecutados, o bien eran enviados a los campos de concentración de Siberia, los
famosos gulags.
Imagen: Wikimedia Commons
Revolución Cultural
Bajo el pretexto de
acabar con los elementos burgueses y subversivos ocultos en la sociedad china
(o así lo argumentó el gobierno de Mao Zedong), el régimen chino y su ‘Gran Timonel’
abrieron las puertas a una década de persecuciones, adoctrinamiento y
asesinatos que concluyeron con entre uno y veinte millones de
muertos.
Mao buscaba
reafirmar su poder y remover el fantasma de la guerra civil y la revolución que
había encabezado y, para ello, declaró la guerra a todo aquello que pudiera
interpretarse como una desviación del pensamiento del partido, promoviendo algo
similar al ‘pensamiento único’ del que escribió Orwell.
Imagen: Wikimedia Commons
Genocidio camboyano
Entre 1975 y 1979,
inspirado en la Revolución Cultural de
Mao Zedong, el
dictador camboyano Pol Pot llevó a cabo
una limpieza étnica del país persiguiendo, encerrando y erradicando a las
minorías de Camboya (vietnamitas, musulmanes, chinos, etc.), así como a todo
atisbo de intelectualidad u oposición dentro de su régimen.
Tras su llegada al
poder, Pol Pot desarrolló en Camboya su propia visión de una utopía campesina en la que forzó a la población a abandonar
las ciudades y trasladarse al campo, donde muchos fueron internados en los
llamados Campos de la Muerte.
El régimen de Pol Pot provocó la
muerte de alrededor de dos millones de personas.
Imagen: Wikimedia Commons
Genocidio en Ruanda
El Genocidio de
Ruanda responde a un nuevo caso de limpieza étnica.
Tuvo lugar en 1994,
y durante unos pocos meses la población hutu exterminó al 75 % de los
tutsis del país.
Estas dos etnias
presentaban numerosas diferencias sociales, religiosas y tribales desde hacía
mucho tiempo, cuando el país todavía estaba bajo el control de las potencias
europeas, y los tutsis pertenecían a una minoría geográfica favorecida por
estas.
Las
muertes estimadas durante la masacre tutsi fueron de alrededor de 800 000
personas, entre las que
también había hutus moderados u opositores políticos y a las que habría que
sumar los casos de violación, tortura y los desplazados.
Imagen: Wikimedia Commons
Masacre de Srebrenica
Declarada como
genocidio por el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, la masacre de Srebrenica tuvo
lugar en julio de 1995 en medio de una serie de conflictos que tuvieron lugar
en los Balcanes desde la disolución de la Unión
Soviética y la desaparición de Yugoslavia.
La ciudad, donde se había levantado un campo de refugiados con mayoría
bosnia musulmana, había sido declarada ‘zona
segura’ por la ONU en 1993, pero eso no impidió que un gran contingente
de paramilitares serbios comandados por Ratko Mladić rodearan el
campamento, irrumpieran en él y aniquilaran a 8 000 personas sin
hacer distinción entre hombres, mujeres o niños.
#Crímenes históricos #Historia
Tomado de: https://www.muyhistoria.es/
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