"Nos
encontramos en un período de extinciones masivas"
La inminencia de la extinción es uno de los ejes centrales que aglutina al activismo del siglo XXI.
Los niveles de carbono en la atmósfera, más elevados que en cualquier punto anterior de la historia humana
Noam Chomsky
23
de mayo de 2021
Se publicó su libro más reciente, "Cooperación
o extinción"
Para el lingüista, filósofo y
politólogo estadounidense, la clave reside en la movilización popular y
constante. “El activismo puede llegar a ser muy influyente",
sostiene.
"Nos
encontramos en un período de extinciones masivas"
Chomsky pone el foco en algunos aspectos
La inminencia de la extinción es uno de los ejes centrales que aglutina
al activismo del siglo XXI.
Los niveles de carbono en la
atmósfera, más elevados que en cualquier punto anterior de la historia humana, aumentaron con celeridad
hasta más de cuatrocientas partes por millón, muy por encima de las trescientas
cincuenta partes por millón hasta las que se considera que el nivel es seguro.
La destrucción de la vida en
la Tierra no es un relato apocalíptico, producto de la desmesurada imaginación
medioambientalista o de un grupúsculo perturbado de la comunidad científica.
“Cada año, cerca de treinta millones y medio de personas se ven obligadas a
desplazarse por causas de desastres naturales como inundaciones y tormentas; se trata de
una de las consecuencias vaticinadas del calentamiento global y significa casi una persona
por segundo, es decir muchísimas más de las que huyen por causa de la guerra y
el terrorismo.
A medida que los glaciares se
derritan y el nivel del mar aumente, algo que hará peligrar los suministros de
agua de un vasto número de personas, estas cifras seguirán aumentando”, advierte Noam
Chomsky, lingüista, filósofo y politólogo estadounidense, uno de los
activistas más influyentes del mundo, en Cooperación o extinción (Ediciones B).
El libro --que se puede leer
junto a En llamas de Naomi Klein—despliega
una recopilación de textos que surgieron a partir del “Encuentro con Chomsky”, celebrado en Boston
a mediados de octubre de 2016, en el exterior de la histórica
iglesia de Old South, donde se congregó una multitud de jóvenes que
se extendió a lo largo de dos manzanas.
La charla de aquella tarde tenía el título de
“Internacionalismo o extinción”.
El cuerpo principal del libro
lo constituye el discurso original del autor de Hegemonía o supervivencia, Estados
fallidos y ¿Quién domina al
mundo?
Entre los materiales se
incluye la transcripción de una conversación en el mismo encuentro con Wallace
Shawn, un activista comprometido, más conocido como dramaturgo y actor; y las
preguntas que formularon los que asistieron al encuentro con las respuestas de
Chomsky.
Además de la emergencia
climática, los otros dos temas
fundamentales fueron la amenaza nuclear y el peligro que entraña el
debilitamiento del sistema democrático en todo el mundo.
Chomsky, que nació en
Filadelfia el 7 de diciembre de 1928, adquirió su primera conciencia política estimulada
por las lecturas en las librerías de los anarquistas españoles exiliados en
Nueva York.
Tenía once años cuando
publicó su primer artículo sobre la caída de Barcelona y la expansión del
fascismo en Europa.
Su activismo político arrancó
con la movilización contra la guerra de Vietnam.
Si entonces llamó la
atención, fue porque como profesor de lingüística en el Instituto Tecnológico
de Massachusetts (MIT), él pertenecía a una universidad que investigó bombas
inteligentes y técnicas de contrainsurgencia para la guerra de Vietnam.
Para Chomsky extinción e internacionalismo están
asociados en “un funesto abrazo” desde una fecha precisa: 6 de agosto de 1945,
cuando el presidente de Estados Unidos
ordenó los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
A partir de aquel fatídico
día la humanidad entró en una nueva era: la era atómica.
“Lo que no se percibió
entonces es que surgía una nueva época geológica que hoy conocemos con el
nombre de Antropoceno, la cual viene definida por un nivel extremo de impacto
humano sobre el entorno”, explica el lingüista estadounidense y agrega que la
era atómica y el Antropoceno constituyen una amenaza dual para la perpetuación
de la vida humana organizada.
“Está ampliamente reconocido que nos
encontramos en un sexto período de extinciones masivas; el quinto, hace sesenta y
seis millones de años, se atribuye por lo general al impacto de un gigantesco
asteroide contra la superficie de la Tierra, lo que supuso el final del 75 por
ciento de las especies del planeta.
Este acontecimiento puso fin
a la era de los dinosaurios y allanó el camino al apogeo de los pequeños
mamíferos y, en última instancia, de los humanos, hace unos doscientos mil
años”.
Hace tiempo que la capacidad
de los seres humanos para destruirse unos a otros a escala masiva está fuera de
duda.
El Anthropocene
Working Group confirma que las emisiones a la atmósfera de CO2
(dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero de origen humano)
están aumentando a la tasa más elevada existente en sesenta y seis millones de
años.
Aunque Chomsky no se detiene a analizar cada uno de
los datos disponibles, pone el foco en algunos aspectos alarmantes.
“El deshielo de los glaciares del Himalaya podría acabar con las
reservas de agua de toda Asia Meridional, es decir, de varios millones de
personas.
Solo en Bangladesh se espera que en las próximas
décadas emigren decenas de millones por la única razón del aumento del nivel
del mar, debido a que se trata de una planicie litoral costera.
Será una crisis de refugiados
que hará insignificantes las cotas actuales, y se trata nada más que del
comienzo”, aclara el lingüista estadounidense y recuerda que los Acuerdos de
París, alcanzados en la COP 21, en 2015, supusieron un desarrollo a los
esfuerzos internacionales por evitar la catástrofe.
Debería haber entrado en vigencia en octubre de 2016, pero la mayoría
republicana en el congreso, conocida por su sistemático negacionismo, no estuvo
dispuesta a aceptar ningún compromiso vinculante.
Entonces acabó saliendo un
acuerdo voluntario que Chomsky califica como “mucho más flojo” por el cual se
llegó a una resolución para reducir de forma gradual el uso de
hidrofluorocarburos (HFC), gases de efecto invernadero
supercontaminantes.
El Partido Republicano es la organización “más peligrosa en toda la
historia de la humanidad” para el lingüista estadounidense.
La envergadura de la ceguera
es tan preocupante que Chomsky elige un fragmento para estimular el debate y a
la vez sorprender: “No puedo
imaginar límites a la osada depravación de los tiempos que corren, en tanto los
agentes del mercado se erigen en guardia pretoriana del Gobierno, en su
herramienta y en su tirano a la misma vez, sobornándolo con liberalidad e
intimándolo con sus estrategias de opciones y exigencias”.
Esta cita la pronunció James
Madison en 1791, varios años antes de convertirse en el cuarto presidente de
Estados Unidos (1809-1817).
No se puede esperar que las
soluciones lleguen de los sistemas de poder organizados, estatales o
privados.
Para Chomsky la clave reside en la movilización
popular y un activismo constante.
“El activismo popular puede
llegar a ser muy influyente, lo hemos visto una y otra vez; el compromiso de
los activistas desde hace cuarenta años ha puesto los problemas
medioambientales en la agenda política, quizá no lo suficiente pero, con todo,
de forma crucial y significativa”, reconoce Chomsky en una parte de Cooperación
o extinción.
Claro que del dicho al hecho
hay un largo trecho.
El propio autor revela cómo a pesar del
cambio drástico en el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial una gran
parte de la población se mantuvo como antes: tradicional en lo cultural y
premoderna en muchos sentidos.
“Para el 40 por ciento de los ciudadanos estadounidenses, el
trascendental problema de la supervivencia de la especie no es demasiado
relevante, ya que Cristo va a regresar entre nosotros en un par de décadas, de
manera que todo quedará resuelto.
Insisto; hablamos de un
40 por ciento”, resalta Chomsky para no perder de vista la importancia que tiene la
religión en una porción significativa de la ciudadanía estadounidense.
Chomsky comenta un libro de
Arlie Hobschild (Strangers in Their Own Land), una socióloga que se fue
a vivir a un área pauperizada de Luisiana durante seis años para estudiar a los
habitantes desde dentro.
Se trata de la zona profunda
pro-Trump del país.
“Los productos químicos
y otros elementos contaminantes derivados de la industria petroquímica están
causándoles graves daños, pero se oponen por completo a la Agencia de
Protección Medioambiental (…)
Ven a la Agencia como un
grupo de gente de ciudad con un doctorado, que va hasta allí y les dice cosas
como que no pueden pescar, pero que a la industria petroquímica ni le
chistan.
Así que, ¿qué utilidad
tiene? No les gusta que les quiten el trabajo y les digan con su acento culto
lo que pueden y no pueden hacer, mientras que ellos se ven asediados por toda
la situación”, plantea Chomsky como ejemplo para que los activistas conozcan
las profundas razones y reticencias que tendrán que vencer.
En el reto sin precedentes por la supervivencia de
la civilización no hay tiempo que perder.
Tomado de: https://www.pagina12.com.ar/
Y Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En Fecebook: adolfo
Leon libertad
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