viernes, 11 de septiembre de 2015

“Luz verde” para la ilegalidad

ISABEL RIVERO DE ARMAS


Con el amparo de la Constitución de 1991, los departamentos y alcaldías de Colombia pueden dirigir sus territorios sin importar la manera según sus intereses. Por ello, el departamento Norte de Santander, específicamente en la Alcaldía de Cúcuta, tiene “luz verde” para legalizar los productos venezolanos que entran por vía del contrabando mientras se benefician con sus impuestos.
De igual manera, con el amparo de una resolución promulgada en el año 2000, bajo la presidencia de Andrés Pastrana, en su artículo 70, referido a la compra y venta de divisas, las casas de cambio también tienen “luz verde” para devaluar el bolívar.
Para entender esta praxis de la economía colombiana hay que advertir que opera desde el más obstinado neoliberalismo, cuya premisa es que todos tienen igual oportunidad de acción, entiéndase libertad económica. Sin embargo, la supervivencia es de quien resista, y esa resistencia se mide por la legalidad de la corrupción, de las mafias, y hasta la misma muerte, representada en los falsos positivos.
Es claro que el Gobierno colombiano no produce. Su economía responde a la última fase del sistema neoliberal, identificada por la destrucción del aparato económico que desencadena la generación de un Estado incapaz de garantizar condiciones mínimas de subsistencia para un individuo.
En definitiva, una política de la depredación, representada en la figura de Uribe Vélez, el discurso guabinoso de Santos y las acusaciones del alcalde de Cúcuta, además de la manipulación de medios al estilo Caracol para justificar la ilegalidad hasta legalizarla.
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Uribe-Santos: máscaras neoliberales

JOAQUÍN LÓPEZ MUJICA


No es sorprendente el discurso de hace 24 horas de Santos ni la actitud. Una metamorfosis “progresiva” se veía, hasta ser la reencarnación del “Alien” del paramilitarismo: Álvaro Uribe Vélez.
La historia ha sido así, opciones y disputas. Desde el freno de una emancipación política; la promoción del liberalismo económico; la erosión de los valores de aquella heroicidad y el sacrificio de la independencia y el desdén ante el significado de la liberación de los esclavos. Desvalorizada la gesta zamorana, donde el trabajo, la propiedad, la educación y la inclusión social que profetizaba este movimiento campesino como banderas, se truncó con ataques y disminuciones. La reapropiación de las condiciones objetivas para al menos “subsistir” fueron devastadas por las afecciones de aparato estatal, orientado al gasto desproporcionado y la burocracia. Esas anomalías que han sido ocultadas por historiadores e intelectuales ideologizados, aquellas “luces del gomecismo” y la academia hasta llegar a Lusinchi y Caldera II, construyeron “el imaginario del poder” que Bolívar ya había denunciado y Chávez había combatido. El presidente Maduro continúa desnudando el “sistema colombiano” que es: falsa prosperidad; imbricaciones con las élites internacionales y narcotráfico, “mexicanización” del país, el contrabando colombiano como eslabón central de la “guerra económica” y los ataques a la moneda venezolana. La caída del imperio global es inminente, Estados Unidos, aún sin legislación bancaria no tiene “dinero sucio”, quiere tapar su déficit y sed por nuestros recursos naturales, la debilidad del dólar y la insostenibilidad de sus estándares de vida consumista. En la dupla Uribe-Santos esta clave, un neoliberalismo en “caída libre” y con ello la derecha del país.
TOMADOS DE:  http://www.ciudadccs.info/

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