Sobre
arrecheras y pataletas (de los chavistas)
Por: Juan Carlos Villegas F.
Chávez, nuestro amado Chávez, debe estar revolcándose en su
tumba del Cuartel de la Montaña.
La “democracia participativa y protagónica”,
por la cual luchó duramente junto a todos nosotros, se ha ido convirtiendo,
para algunos, en un fangoso pantano donde prevalece la confusión ideológica, el
desespero propio de mentes inmaduras y el inmediatismo.
Hay que recordar lo que dijo Oscar Schemel hace apenas unas
horas: hay una guerra psico-social, engendrada en laboratorios de manipulación
psicológicas, la cual intenta “caotizar” y “neurotizar” la sociedad venezolana.
Y los chavistas no escapan de esa situación; y constituyen, de hecho, el blanco
principal y predilecto de esta arremetida comunicacional.
“El pueblo al poder” no es sólo una consigna, es una norma de
vida por la cual aceptamos asumir directamente y con todas sus
responsabilidades el ejercicio de lo público, estemos o no estemos investidos
de autoridad, estemos o no estemos en el gobierno, nuestro gobierno
¿Que hay ineficiencia o negligencia en determinados entes y oficinas del
Estado? Si. Y por las propias leyes que hemos impulsado para proteger el
trabajo, se hace cuesta arriba despedir a los quintacolumnas, los infiltrados y
los saboteadores de todo pelaje
¿Que se me subió la bilirrubina cuando tuve
que hacer cola por leche en polvo, un trámite burocrático o cobrar la pensión
en el banco, y unos ineptos (e ineptas) ralentizaron el proceso? A todos nos
puede pasar, pero eso no nos autoriza, como revolucionarios, donde se supone
hemos desarrollado altos niveles de conciencia política; a perder los papeles,
entrar en histeria e inducir en otros angustia, desespero y pérdida de fe en la
revolución bolivariana. Por supuesto, está demás decirlo, porque es contrario
al espíritu irreverente del chavismo, que eso no significa decirle amén a todo.
Cuando veas algún chavista perdiendo los estribos, aullando
improperios, denostando de la vida, estamos probablemente ante la presencia de
una especie de “disociación psicótica reversa” (JCVF dixit): No han
interiorizado la pérdida del padre (Chávez) y no han asumido que sobre sus
hombros (no sólo sobre los de Chávez, Maduro o Diosdado) está el destino de la
patria.
Quisieran deshacerse de esa dura carga proyectando sobre los demás sus
limitaciones, miedos y fobias, tratando de construir un parapeto intelectual
que los separe artificialmente de los (supuestos) desaciertos del gobierno,
pero no lo suficientemente fuertes como para se les vea como traidores al
chavismo.
Hablemos con esos compas. Seamos solidarios con sus sentimientos,
aunque sean confusos y estén momentáneamente confundidos. No es con
recriminaciones cómo se logra la unidad. Pero, también, es necesario una
generosa dosis de claridad intelectual e ideológica para neutralizar el
derrotismo y la desesperanza.
Las crisis engendran soluciones o tumbas. Las crisis poseen el
poder de fortalecer o destruir el espíritu. Es bueno releer de cuando en cuando
a Nietzsche (Ecce Homo): “...un
hombre bien constituido beneficia a nuestros sentidos, en que está tallado de
una madera que es, a la vez, dura, suave y olorosa....Adivina remedios
curativos contra los daños, saca ventaja de sus contrariedades; lo que no le
mata le hace más fuerte".
Lo que no le mata le hace más fuerte !coño, sólo Chávez lo
hubiese podido decir mejor!
juanvillegas.febres@gmail.com
TOMADO DE: http://www.aporrea.org/
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