“En los contextos africanos o latinoamericanos las ONG son un brazo más del colonialismo”
Su creación es inseparable del activismo. Investiga y cuestiona el sistema de control migratorio de la Unión Europea, pero también el discurso político y mediático en relación con las personas migrantes. Daniela Ortiz es una artista peruana que reside en Barcelona y está cansada de tener que dar explicaciones de por qué está aquí.
Este miércoles se iba a desalojar el Espacio del Inmigrante del Raval, uno de los lugares de Barcelona donde, según Ortiz, se desarrollan actividades de vital importancia para las personas migrantes. Jaume Asens, Teniente de Alcalde del ayuntamiento de Barcelona, ha expresado su satisfacción por la prórroga del desalojo, recordando que el Espacio es un “proyecto valioso para la ciudad”. Ortiz ha recordado que muchos desalojos se producen en agosto porque así es más difícil movilizar a la población para que ofrezca resistencia. Mientras tanto, la ciudad se enfrenta a otras problemáticas que afectan directamente a la población migrante. Es el caso de la controversia alrededor del cierre del Centro de Internamiento de Inmigrantes (CIE) o la división de opiniones en relación a la venta ambulante.
El ayuntamiento de Barcelona está realizando algunas políticas directamente relacionadas con los derechos de los migrantes. ¿Llegarán a alguna parte?
Yo lo que siempre planteo a los grupos no mayoritarios de izquierda es que el camino para llegar a las grandes cosas como cerrar el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) está lleno de pequeños pasos. Me parece muy bien que digan que quieren cerrar el CIE, pero también me parece muy hipócrita que haya políticas de cambio que ellos podrían hacer de un día para otro y no las hagan.
¿Por ejemplo?
Hay muchos espacios de poder. Uno de ellos es la venta ambulante. Es insultante que ese ayuntamiento que pretende cerrar el CIE esté apoyando a la policía en operativos que implican pedir los papeles a estas personas que están en situación irregular. Toda la cuestión de la venta ambulante ha estado rodeada de una campaña publicitaria por parte de algunas asociaciones de vecinos que usaban argumentos netamente racistas. Una federación de comerciantes argumentaba que no se iba a sentar en la primera mesa de diálogo porque las personas del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes eran inmigrantes ilegales y no los consideraban un sujeto legítimo para negociar. El Ayuntamiento respetó ese argumento y recogió sus demandas.
¿Tiene derecho a voto?
No, en España hablan de democracia pero yo hace nueve años que vivo aquí y como mucho puedo votar en las elecciones municipales.
¿Y si pudiera votar en las próximas elecciones generales?
En Perú siempre funciona la lógica del “mal menor” pero, viendo la deriva de Podemos, posiblemente me abstendría. No obstante, mi derecho a voto siempre lo planteo como un cambio y no como una reivindicación personal. Creo que el hecho de que no tengamos derecho a voto facilita mucho el discurso racista y xenófobo. Hace que haya discurso sobre nosotros pero no hacia nosotros.
¿El ciudadano europeo decide sobre los derechos del migrante?
Cuando se habla del tema migrante se habla de ofrecer a ciudadanos de pleno derecho políticas en relación a los migrantes, pero nunca nos hablan a nosotros. Por parte de la izquierda blanca, siempre se habla de derechos humanos para los inmigrantes y refugiados y derechos civiles y políticos para los ciudadanos. ¿Por qué para nosotros derechos humanos y para ustedes todos los demás? Parece que todo se reduzca al derecho a que no te maten. Son pocos los colectivos que no reducen su discurso sobre los migrantes a los derechos humanos.
¿Hay alguno de esos colectivos que le genere más confianza?
En el ámbito catalán, yo personalmente confío más en la CUP. Creo que la posición que tienen respecto al tema de las políticas de control migratorio es más radical que la que se limita a los derechos humanos. Además desde la CUP creo que se entiende la identidad como algo no necesariamente negativo, no como en los partidos como En Comú Podem o Podemos, donde hay una negativa a hablar de la identidad. Se trata de una izquierda blanca universalista que cree que ser europeo no es una identidad. Aun así creo que la CUP debería trabajar algunas cosas.
Suele mencionar la exigencia de la lengua catalana para conseguir el permiso de residencia…
Sí, es una traba burocrática para las personas migrantes. No es un “aprende la lengua y sé parte de nosotros”, sino un “aprende la lengua o no vas a poder renovar tu permiso de residencia”. Grupos del parlamento catalán como ICV, ERC o la CUP podrían tener poder para cambiar eso.
Siempre calificas estos partidos de “izquierda”, pero “blanca”…
Es una noción que existe desde hace muchos años. Hay mucho escrito sobre la perspectiva casi procolonialista de Marx. Este discurso de “trabajadores del mundo, hay que unirse”… Es muy difícil que se una un campesino en Perú con un trabajador de la SEAT en España porque sus condiciones de vida y opresiones son completamente distintas. Ni siquiera desde un punto de vista marxista se entiende a los migrantes como parte de la clase trabajadora, cuando la Ley de Extranjería es una herramienta para crear una clase trabajadora mucho más precaria.
¿Los migrantes se conciben como un “problema” también desde la izquierda?
Vicenç Navarro, que ha hecho el programa económico de Podemos, defiende que quien paga el coste de la integración de la población migrante es la clase trabajadora y entonces por eso es visto por ellos como algo negativo.
Yo vivo aquí desde hace nueve años, pagando impuestos y trabajando, y todavía estoy bajo la Ley de Extranjería. Que saque la cuenta Navarro de cuánto dinero se queda Hacienda y la Seguridad Social de trabajadores migrantes a los cuales se les retira el permiso de residencia y no tienen derecho a nada más que a una deportación. Que saque la cuenta de cuánto dinero se ha quedado el estado español de gente deportada, o de cuántos impuestos pagamos relacionados con cosas a las que no tenemos derecho.
Tampoco se sintió identificada con el 15M.
Cuando digo que en los reclamos del 15M no existía nada que tuviera que ver con el sistema de control migratorio, la gente siempre me responde: “Bueno, pero en la acampada había una carpa”. Sí, había una carpa seguro en algún lado y alguien mencionaría el tema pero ¿cómo puede ser que habiendo 40.000 desaparecidos en las fronteras de Europa, 300 CIEs, un sistema brutal de deportación de inmigrantes, no haya en el 15M una verdadera denuncia de esta violencia?
¿El tema de los refugiados ha conseguido poner de relieve estas cuestiones?
Me parece como muy tarde. ¿Con 40 mil muertos encima te vas a poner a hablar de refugiados? En relación a los refugiados, hay que decir que sólo tienen protección internacional, y no asilo, y que están aún más controlados que los migrantes. La empresa Conceptivity, que hace un sistema de control a través de huellas dactilares para evitar que las personas refugiadas lleguen a los países del norte, recibió unos 40 millones de euros.
¿Es un negocio para estas empresas?
Para la constitución del sistema Eurosur, fueron unos cinco años de becas donde lobbies como el European Organization for Security organizaba eventos al que acudían la gente de la comisión europea, las empresas implicadas y Frontex, que es la bisagra de todo este tema. Y luego están las ONG. Gran parte del dinero para atender a los refugiados se lo han dado a Cruz Roja y a ACNUR, que son cómplices directos del sistema de control migratorio.
¿En qué sentido?
La Cruz Roja trabaja en el CIE y ACNUR pasa información a Frontex de forma directa desde hace años. Yo he visto a gente de esta ONG entrando en las oficinas de Frontex para trabajar allí a diario. Se trata de una industria de los derechos humanos. ACNUR, Cruz Roja, Cáritas o Amnistía Internacional colaboran directamente con el sistema de control migratorio para realizar un lavado de imagen de Frontex. Por otro lado, hacen una utilización de la población refugiada-migrante racializada donde se genera una imagen de inferioridad.
La publicidad que podemos ver en la televisión o en el metro, ¿por ejemplo?
Sí, siempre sitúan al ciudadano blanco como el sujeto del cambio, “todo depende de ti” y el otro es un sujeto pasivo. Las propagandas de niños que muestran al ciudadano que él tiene todo el poder para cambiar el futuro de esa persona. Hay una especie de delegación mediante un pago de la culpa del ciudadano europeo. En los contextos africanos o latinoamericanos, las ONG son un brazo más del colonialismo. Aquí, sin embargo, siempre se ha visto bien todo esto de la cooperación…
¿Entiende la cooperación como algo negativo?
Me da risa cuando hablan de la cooperación, porque no se trata de que estemos bien en nuestros países para que no vengamos, se trata de que nosotros tengamos derecho a la libre circulación. En un mundo globalizado como el actual, eso genera dinero. Hay un monopolio de la economía que se genera a través de la movilidad. Así que, en vez de venir con cooperaciones, lucha para que tengamos el mismo derecho que los europeos a movernos. A veces, algunos creen que por el hecho de ser de izquierdas ya no son racistas y no es así.
¿La izquierda europea asumirá algún día las demandas de las personas migrantes?
Puede ser una aliada, pero no creo que vaya a solucionar nuestros problemas. Ni quiero. Queremos reivindicarnos a nosotros como sujeto político y buscar nuestras propias soluciones. En las zonas de la frontera entre Grecia y Turquía, por ejemplo, está empezando a haber una resistencia que no se reconoce como tal. No sé cuántas veces han quemado Centros de Internamiento de Inmigrantes en Italia o se han hecho acciones de resistencia contra procesos de deportación… todas esas son formas de resistencia política organizada, pero no se entienden como tal. En cambio, el activista blanco que va a Lesbos sí que aparece como el gran revolucionario. Hay un hiperreconocimiento tanto a nivel social como institucional de todo lo que se hace con el tema migrante. Muchas veces me produce vergüenza ajena.
Andrea Pérez | El Diario
TOMADO DE: http://www.librered.net/
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