Biden afirma que Israel tiene derecho a
defenderse de los ataques
Pero tras
una conversación telefónica con Benjamín Netanyahu, primer ministro en
funciones de Israel, el presidente de EE UU ha dicho este miércoles que confía
en que la espiral de violencia termine “más pronto que tarde”, a la vez que mostraba
su “inquebrantable apoyo” al legítimo derecho a la seguridad y la defensa de
Israel
EE UU envía
a un mediador a la zona mientras frena la adopción de una resolución en el
Consejo de Seguridad de la ONU
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habla en
conferencia de prensa en la Casa Blanca en Washington.(EFE)
Nueva York - 12 MAY 2021 - 00:22 CEST
Los apuros que Ned Price, portavoz del Departamento
de Estado, pasó este lunes intentando explicar a los periodistas la postura de
la Casa Blanca ante la nueva escalada de tensión en Oriente Próximo son un ejemplo revelador de las
dudas que asaltan a la Administración de Joe Biden.
Las reticencias del presidente demócrata, que hasta
ahora había evitado implicarse en un conflicto de difícil resolución a corto
plazo, y en el que ninguno de sus predecesores alcanzó ningún logro, han frenado la adopción
de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, que esta semana
se ha reunido dos veces a puerta cerrada.
Pero tras una conversación telefónica con Benjamín Netanyahu, primer
ministro en funciones de Israel, el presidente de EE UU ha dicho este
miércoles que confía en que la
espiral de violencia termine “más pronto que tarde”, a la vez que mostraba su
“inquebrantable apoyo” al legítimo derecho a la seguridad y la defensa de
Israel “cuando ha recibido
miles de cohetes en su territorio”.
A iniciativa de Noruega, el borrador de un
comunicado conjunto que satisfaga a los 15 miembros del Consejo sigue esperando
ver la luz, ya que Washington teme que pueda resultar contraproducente, si no
perjudicial, para los esfuerzos diplomáticos en curso, según fuentes de la
misión de EE UU ante la ONU citadas por la agencia Reuters.
El borrador ha incorporado, a instancias de EE UU y
el Reino Unido, enmiendas para reflejar una condena sin paliativos al
lanzamiento de cohetes desde Gaza.
El Departamento de Estado ha anunciado este
miércoles el viaje a la zona, la semana próxima, de Hady Amr, subsecretario
adjunto para Asuntos de Israel y Palestina.
Pero el claro mensaje de Biden ha servido para
disipar algunas dudas, también las relativas a la implicación diplomática de
Washington, que está en contacto con Egipto, Qatar y Jordania, así como con
representantes palestinos, para “el restablecimiento de una calma sostenible” en la zona.
A medida que la violencia se recrudece, el intento de seguir al margen,
o mantener una pretendida equidistancia, resultaba cada vez más difícil
para Biden entre sus propias filas, dado el creciente coro de voces que le
exigen un papel más proactivo.
En definición de Martin S. Indyk, que fue embajador
en Israel y enviado especial a la región, la postura de Biden se ha limitado,
hasta ahora, a “la gestión del conflicto, en vez de [a intentar] la resolución del
mismo”, según declaraciones recogidas por The New York Times.
Es decir, a amortizar el statu quo y eludir cualquier
protagonismo para no comprometer capital político o contrarrestar esfuerzos
enfocados a otras partes del mundo.
Detonante de la crisis
La Casa Blanca ya había afirmado este martes que Israel tiene
derecho legítimo a defenderse de los ataques con cohetes lanzados desde Gaza, pero también que
Jerusalén debe ser un lugar de coexistencia pacífica, en alusión al
proyectado desalojo de familias palestinas del distrito de Sheij Yarrah, al
norte de la ciudad y uno de los
detonantes de la peor crisis entre israelíes y palestinos desde la guerra de
2014.
Price, el portavoz del Departamento de Estado, fue
objeto de un bombardeo de preguntas el lunes, muchas de ellas de periodistas de
origen árabe, que cuestionaron
su equidistancia -pidió “contención a ambas partes”.
También lo han hecho prominentes miembros de la facción progresista de
los demócratas, como la congresista Ilhan Omar.
“Hasta que
podamos defender los derechos de los palestinos como hacemos con los de los
israelíes, no tenemos base sobre la que apoyarnos en lo que
respecta a la justicia o la paz”, tuiteó Omar sobre la azorada intervención de
portavoz.
En abril, la Administración demócrata anunció el restablecimiento de relaciones
con la Autoridad Palestina, más de dos años después de que el proisraelí
Donald Trump pusiera fin a las mismas, y por extensión franqueó la reanudación
de la ayuda, además de los 15 millones de dólares para combatir la pandemia
prometidos en marzo.
También
reiteró el apoyo a la solución de dos Estados, pero, según los más críticos, no fue suficientemente tajante a la
hora de condenar la
actividad de los asentamientos judíos, la cuestión, junto con
la de Jerusalén, en la que encalla cualquier intento de diálogo.
Pero el desplazamiento del eje de la política
exterior hacia Oriente -para
frenar la competencia de China- no ayuda ante esta nueva crisis, arguyen
la mayoría de los analistas, como tampoco el vacío de
poder -y la falta de interlocutor- instalado en Israel tras la celebración de
las cuartas elecciones no concluyentes en dos años.
La opción de sostener o apuntalar una situación
enquistada se ve cuestionada incluso por parte de grupos de presión proisraelíes como J Street,
radicado en Washington, que apoya una solución negociada al conflicto y urge a
Biden a “hacer todo lo posible para rebajar la tensión”.
“Instamos a la
Administración de Biden a manifestar públicamente que los esfuerzos israelíes
para desalojar y desplazar a familias palestinas en Jerusalén Este y
Cisjordania son completamente inaceptables para EE UU, al igual que el uso continuado de fuerza violenta y
excesiva contra
manifestantes palestinos y fieles, especialmente durante el Ramadán.
Nos ha animado ver muchos llamamientos similares de
miembros del Congreso”, como el de la congresista Omar, señalaba el grupo en un
comunicado publicado el lunes.
Un día después, el lobby pedía a Biden “pasos urgentes,
proactivos y decisivos para rebajar la tensión y asegurar un urgente alto el
fuego”.
El nombramiento de Antony Blinken
como secretario de Estado fue bien recibido en Israel por su condición de judío.
Blinken ha reiterado en numerosas ocasiones su
apoyo a la solución de los dos Estados aunque es consciente de que las partes siguen lejos de estar
preparadas para negociar un acuerdo permanente.
Este martes, habló con su homólogo israelí, Gabi
Ashkenazi, a quien manifestó su preocupación por los ataques de Hamás y sus
condolencias por la pérdida de vidas, a la vez que instaba a las dos partes a
cesar en la violencia.
Esa nueva muestra de equidistancia, equiparando
acciones y entidades -el Estado de Israel frente a un grupo armado como las
brigadas de Hamás, con la población civil en medio, además del énfasis en el derecho a
defenderse de Israel-, ha añadido más críticas a la actitud de Washington.
Tomado de: https://elpais.com/
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