GENOCIDIO EN PALESTINA, APARTHEID EN EL SIGLO XXI
“Duele e
indigna que quienes padecieron uno de los peores genocidios de la historia se hayan
convertido en verdugos del pueblo palestino: duele e indigna que la herencia
del Holocausto sea la Nakba.
E indigna, a secas, que el
sionismo siga haciendo uso del chantaje del antisemitismo contra quienes se
oponen a sus atropellos y a sus crímenes.
Israel ha
instrumentalizado e instrumentaliza, con descaro y vileza, la memoria de las
víctimas.
Y lo hace para actuar, con total impunidad,
contra Palestina.
De paso, no es ocioso precisar que el antisemitismo es una miseria occidental, europea, de la que no participan los árabes.
No
olvidemos, además, que es el pueblo semita palestino el que padece la limpieza
étnica practicada por el Estado colonialista israelí.”
COMANDANTE HUGO CHÁVEZ
Carta a Ban Ki-Moon Secretario General
Organización de las Naciones Unidas.
Miraflores, 17
de septiembre de 2011.
-O-O-
La entidad genocida israelí, proyecto del
sionismo internacional en complicidad con los imperialismos occidentales,
asegura un enclave geopolítico, garante de sus intereses en Oriente Próximo,
constituyó además una solución práctica para el racismo del supremacismo
europeo.
Desde
la Declaración Balfour hasta nuestros días, han estado en actitud complaciente
ante los desmanes criminales.
La
instalación de este ente, con el objetivo de acometer colonialismo de población,
es el germen de una sistemática política de violación de derechos humanos del
Pueblo Palestino.
Basta con mirar el mapa de la Palestina
histórica, para dimensionar la amenaza del ocupante, progresivamente han
practicado un gigantesco despojo del territorio, desplazado a millones de
palestinos, ejecutando una
atroz limpieza étnica, se les asesina, encarcela, usurpa sus viviendas,
recursos, cultivos.
Se les pretende negar el derecho a existir.
Posterior
a la segunda guerra imperialista y las atrocidades de la bestia nazifascista,
en contra el pueblo judío.
Europa
acelera su solución a las contradicciones surgidas.
conmemoramos
recientemente el 73 aniversario de la Nakba o
catástrofe, aquel 15 de
mayo, el terrorismo sionista expulsó a más de 800 mil palestinos, asesinó 13
mil y destruyó 500 aldeas en sus territorios históricos, como parte de
la materialización de lo señalado en la resolución Nro. 181 de la Organización
de Naciones Unidas, la partición del territorio palestino y creación del Estado
israelí.
Desde entonces, las masacres se perpetúan con absoluta impunidad.
La propaganda sionista, apalancada en los
medios de comunicación disemina falacias, cómo aquella de que
se trataba de una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra, atribuyendo
a sus razones geopolíticas, falsas motivaciones religiosas; intentando argumentar un carácter milenario a una
realidad contemporánea; atribuyéndose un inexistente derecho, construyendo
una narrativa manipuladora, cuyo máxima expresión pudiese ser, el calificativo
de antisemita atribuido a cualquiera que denuncie semejante oprobio.
Cometiendo el abuso de intentar asimilar sionismo
con judaísmo, desoyendo voces intelectuales judías como Albert
Einstein y Erich Fromm.
Negando la existencia de un pueblo, justifica su exterminio, violentando el derecho
internacional.
Palestina y su pueblo son víctimas de
un régimen de apartheid, sometidos a brutal represión, sistemático exterminio,
por todos los medios disponibles se intenta la destrucción de ese heroico
ejemplo de resistencia.
El
ocupante recrudeció su brutalidad represiva, en la previa a los ataques contra
la franja de Gaza, fueron expulsados de sus hogares, bajo acciones de terror,
cientos de palestinos en la localidad de Sheikh Jarrah, en Jerusalén ocupada, con el propósito de ser entregadas a colonos israelíes.
Muchos
de los cuales jamás habían estado en esas tierras,
el cinismo con el que actúan resulta grotesco.
Su
accionar terrorista contempla un uso desmedido de la fuerza por parte de los
elementos ocupantes, arrestos caracterizados por la
brutalidad, mujeres, niñas y niños golpeados, vejados, con menoscabo de sus
derechos y condición humana.
Asesinatos con absoluta impunidad.
El
pasado 7 de mayo, día Internacional de Al Quds, una importante movilización se
desarrolló en Jerusalén, la lucha de los palestinos frente al opresor y sus pretensiones de limpieza étnica no cesa.
Destruir
los símbolos culturales de la resistencia, esfuerzo en el que los colonizadores
se concentran, la mezquita de Al-Aqsa, lugar sagrado para los musulmanes, fue
objeto de atentados por parte de las fuerzas israelíes, luego, Irrumpieron
disparando, provocando cerca del millar de heridos, apuntan a los ojos.
Práctica que esas fuerzas han extendido
como brutal método en sus entrenamientos a fuerzas públicas del mundo.
Léase Colombia y Chile, por mencionar dos
ejemplos.
En
una asqueante muestra de fanatismo, colonos sionistas celebraban
frente al muro de los lamentos el ataque a la mezquita.
En
el marco de la resistencia frente al ignominioso accionar, Palestina se
levanta, contundentes movilizaciones populares culminan en masacres perpetradas
por las fuerzas de ocupación israelíes en Jerusalén, Hebrón, Nablus, Qalnswa,
Cisjordania, Haifa, Nazareth y Gaza.
La
oprobiosa represión sistémica contra las valientes heroínas palestinas es
registrada una vez más, el abuso a los infantes como política
criminal, también está a la orden del día, los
asesinatos aumentan lamentablemente.
Aviones
cazas israelíes, portando el terror sobrevuelan Gaza e inician la operación de bombardeo
contra el campo de concentración más grande del mundo, bloqueado
desde hace quince años, millones de seres humanos sometidos a la precarización
de su existencia, nuevamente víctimas de una despiadada limpieza étnica.
El
extremismo sionista, incluso
muestra soldados y colonos, bailando, cantando, mientras colocan mensajes a las
bombas que acabarán con la vida de seres humanos inocentes.
Asqueante episodio.
La
respuesta de la resistencia Palestina, mediante el lanzamiento de cohetes no
tarda en ser calificada como “terrorismo”, con
absoluta hipocresía se argumenta el derecho del
ocupante a “defenderse”, esa es la talla moral del orden internacional,
impostura, silencio cómplice e incluso apoyo y financiamiento para que
continúen con su genocida accionar, exterminando al valiente pueblo palestino.
Al
terror del continuo y masivo bombardeo, se le suman misiles disparados desde
embarcaciones, unidades blindadas apostadas en la frontera, incursión terrestre
de tropas a la Franja de Gaza por Jabalia.
El
ataque asesina a los hijos de ese noble pueblo, destruye infraestructuras,
exterminio e inviabilidad de la vida sus principales objetivos.
Viviendas, hospitales, servicios, medios de
comunicación, todo, absolutamente todo en Gaza es un blanco.
Familias
enteras, durmiendo en una habitación para, en caso de recibir una de esas
malditas bombas, nadie sobreviva y cargue con semejante dolor.
Pasar
la noche en vela, vestidos y calzados, bolsas de emergencia colocadas en las
puertas, en vilo aguardando otro ataque brutal de la ocupación, forzándoles a
salir en medio de la oscurana.
Servicios
de rescate, desesperados en la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros;
hospitales a oscuras y sin anestesia, intentando salvar vidas; padres cargando
sus hijos masacrados; niñas y niños aterrorizados, convertidos en objetivo
militar, aquella dantesca realidad es la vergüenza de la
humanidad.
La
voluntad inquebrantable de un pueblo se nos muestra con estoica heroicidad,
rescatados de los escombros emergen haciendo la señal de Victoria.
Padres
que abrazan a sus hijos e hijas, en medio de la destrucción, jurando defender
sus tierras ante aquella barbarie.
Aquellas
ruinas, atestiguan una familia, celebrando un cumpleaños, porque esperanza y
vida, les sobran.
Presos
de iracunda locura y fanatismo, bombardearon con fósforo blanco algunas zonas,
ahora atacan con misiles de una tonelada desde cazas F16 y F35 en la zona
Central y Este de la franja de Gaza, un territorio con altísima
densidad poblacional, cercado por una valla llena de tanques, torretas y
minas.
No hay salida ni refugio,
sólo horror.
Emplean un misil de cien mil dólares,
lanzado por un avión que asciende a veinte millones de dólares, realizando un
viaje a un costo de seis mil dólares por hora, para matar seres humanos que
sobreviven con menos de 1 dólar por día en la situada franja.
A
la fecha ascienden a 230 los Palestinos asesinados de forma cobarde, ruin y
alevosa por la entidad Israelí, entre los cuales hay 65 niños, 39 mujeres y 17
ancianos.
1.710
heridos, de los cuales muchos padecen mutilaciones de miembros.
Ante
la inacción de los organismos internacionales, bajo el rechazo de los pueblos
libres y dignos del mundo.
Los
invasores exacerban los bombardeos, en los centros asistenciales ya no cuentan
con bolsas para transfusiones, anestesia, ni insumos médicos, se impide la
entrada de ayuda.
La rabia e indignación que provoca tal
barbarie, debe movilizarnos en la denuncia y solidaridad.
En
medio de tan cruda realidad, con
absoluto cinismo, el presidente estadounidense Joe Biden se atreve a señalar el
supuesto “derecho legítimo a
defenderse” del que goza la
entidad israelí, expresa un apoyo “inquebrantable”.
Es
una histórica complicidad, EE.UU. constituye el primer financista del
ente genocida, miles de millones de dólares alimentan esa asesina maquinaria,
cuyo aparato bélico está al servicio de sus propósitos en la región y el mundo,
un bastión criminal occidental.
Cómo lo comprueba el asesinato del
Mayor General Iraní Qassem Soleimani, artífice de la derrota del terrorismo
sionista-takfirí, perpetrado por el Mossad, la CIA y el Pentágono, por orden de
la Casa Blanca.
Sólo esta semana ejercieron
su derecho a veto para frenar en tres oportunidades una declaración del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas en relación al tema.
Palestina,
condensa hoy la bestialidad del imperialismo.
No estamos ante una guerra, presenciamos un genocidio.
No
llames conflicto a semejante salvajismo.
Resulta
imperativo detener el exterminio sistemático, la política de bloqueo y cerco,
la ocupación del territorio palestino, el supremacista apartheid y
militarización sionista.
Aunque
infligen atroz daño y dolor al Pueblo Palestino, no lograrán doblegarle, mucho
menos destruirle como pretenden, por el contrario se erige como un valiente
símbolo de Resistencia.
Cantemos
con el poeta Mahmud Darwish en su célebre poema Sobre esta Tierra: «Sobre esta tierra hay algo que
merece vivir: sobre esta tierra está la señora de/ la tierra, la madre de los
comienzos, la madre de los finales.
Se llamaba Palestina.
Se sigue llamando/ Palestina.
Señora: yo merezco, porque tú eres mi
dama, yo merezco vivir».
Palestina, como el olivo, perdurará.
Denunciemos los crímenes
de lesa humanidad del sionismo y su entidad terrorista, presionemos en los organismos
internacionales y practiquemos una solidaridad militante, reclamemos el
reconocimiento pleno del derecho del pueblo palestino, sobre las fronteras
anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, su autodeterminación
y derecho a retornar a sus tierras.
Sigamos
luchando por hacer más humana la humanidad. “(...)
Es
una causa justa, yo invito a todo el pueblo venezolano sin distingos de
corrientes políticas internas, no, todos debemos apoyar esta causa, la causa
del pueblo palestino es apoyar la causa de la humanidad, la causa de la
justicia y de la paz. (...)”
Comandante Hugo Chávez.
Palacio de
Miraflores
11 de octubre
de 2011
BOLETÍN N° 250 DEL PARTIDO SOCIALISTA UNIDO DE VENEZUELA
Tomado de: http://www.psuv.org.ve/
Y Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En Fecebook: adolfo Leon libertad
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