Paro nacional:
El baile de los que «sobran»
La manipulación mediática del genocidio israelí contra el pueblo palestino solo puede dar indignación, tristeza e impotencia, el mundo no ha podido ni querido hacer nada para impedir tanta injusticia y crimen desde hace 70 años, jugada del poder hegemónico nacido en la posguerra, crear un nuevo país de la nada ocupando el territorio de otro, en un sitio estratégico del oriente medio que le permita al nuevo hegemón mundial, EEUU, tener el control de esa región aprovechándose del fanatismo criminal sionista dispuesto a exterminar a los legítimos dueños de ese territorio, los palestinos que les estorban, les sobran.
Y desde esa misma época inicia esta última escalada de violencia sostenida en Colombia, no olvidar que la OEA imperialista nació en la misma fecha en que asesinaron al más claro líder popular colombiano: Jorge Eliecer Gaitán y se desató la más feroz persecución a los líderes gremiales y políticos que desafiaban a los poderosos terratenientes, los traidores del pueblo firmaron una componenda conocida como Frente Nacional, con genocidas como Laureano Gómez.
Se originó entonces lo que determinó la Comisión de la Verdad nacida de los acuerdos de paz, que hubo, entre otros, 6402 falsos positivos durante los gobiernos uribistas sin contar con este último de Duque, tal vez la expresión más cruel de una guerra contra el pueblo colombiano mantenida por las oligarquías nacionales y extranjeras y sus defensores armados: Ejército, Policía y paramilitares y toda la parafernalia jurídica desde hace alrededor de 100 años, que pasa por hornos crematorios como aprendieron de los nazis, asesinatos selectivos de líderes sociales, comunitarios, ambientalistas, etc.
Pero el efecto más grande sigue siendo la afectación de varios millones de desplazados para quedarse con sus tierras, la mayor motivación de la violencia en Colombia, negándole con ello todos sus derechos, algunos miles exiliados forzados por la brutal represión del Estado, pero muchos desplazados económicos ante la imposibilidad de encontrar oportunidades en su propio país, aproximadamente 10 millones: 6 millones en Venezuela, 500 mil en Ecuador, 500 mil en Panamá y Centroamérica, un millón regados en el resto de Suramérica, incluida Cuba, un millón en EEUU y Canadá, un millón en Europa.
Pareciera que es un tema que a pocos les importa, ni siquiera a los que padecemos el desarraigo, lo hemos normalizado e incluso folklorizado, pareciera que también somos de los que sobramos, como los millones de jóvenes que ahora han salido a las calles, que llevan aguantando décadas de reducción de derechos sociales y de oportunidades mientras ven como surgen centros comerciales y el alborozo de la economía de las multinacionales, de los hijos y amigos del patrón, de los vivos y los traquetos, mientras que la política publica del gobierno uribista decide que la crisis de la pandemia deben pagarla los que menos ganan, aplastando a la clase media y de ahí para abajo.
Son esos millones de jóvenes y sus familias los que siguen saliendo a sostener el paro nacional, tienen poco que perder además del miedo, el neoliberalismo les ha acabado de negar todo, ahora pretenden chantajearlos ofreciéndoles becas si se convierten en policías, ahora pretenden ofrecerles educación gratuita, pero solo el primer año, ahora pretenden ofrecerles trabajo subsidiado, pero solo para sueldo mínimo, veremos qué tienen para ofrecerles a los jubilados que los enriquecieron y ahora les sobran, y al personal de salud, profesores, etc.
Veremos cuáles son las propuestas para los indígenas que reclaman su derecho a sus tierras ancestrales y respeto por sus saberes y organizaciones propias, veremos si la uribista Paloma Valencia seguirá proponiendo dividir en dos el Cauca, donde las mejores tierras sigan con los terratenientes y señoritos y que los indios regresen y se queden calladitos en sus paramos y resguardos coloniales.
El poder hegemónico de los que se apoderaron del país y del Estado confían en que el pueblo se canse, en que no logre organizarse para transformar en legislación constituyente toda esta dura lucha, en que se dividan y se peleen los que aparecen como lideres temporales, en que reine el caos y la anarquía acrecentada por los medios hegemónicos de manipulación de la opinión pública y que no dejan de mentir y crear focos de distracción, en que aparezcan grupos armados que justifiquen la militarización total y el rompimiento del estado de derecho para imponernos un estado de excepción, que no duden que usarán si se sienten perdidos aun si no apareciera la guerrilla, pueden inventarse también una agresión extranjera desde Venezuela, es un viejo truco que ha funcionado para replantear los enemigos.
Los poderosos aun se sienten cómodos a pesar de 24 días consecutivo de paro, solo hay que ver a Uribe riéndose o a los señoritos y sus traquetos disparando impunemente y con protección policial, aun tienen todo el poder de guerra del ejército luego del desgaste de la policía, pero la protesta sigue creciendo y organizándose, aprendiendo en minga cómo enfrentar a los infiltrados y a los violentos enemigos.
El 28 de abril salieron alrededor de un millón de colombianos y en la convocatoria del pasado 19 de mayo ya fueron alrededor de 8 millones en todo Colombia y el exterior.
Es hora de pasar de la protesta a la propuesta, a reorganizar el contrato social, comenzar a hacer efectivos los cambios que boicotearon los uribistas guerreristas contra el Acuerdo de Paz, escuchar las propuestas de algunas universidades sobre una reforma tributaria más efectiva sin afectar a la clase media y menos aún a los más vulnerables históricos y coyunturales.
No hay duda que los uribistas querrán pescar en río revuelto y han demostrado que manejan muchas mañas y tienen grandes asesores desde el pentágono y el mosad, veremos si logran seguir encontrando modos para excluir otros millones más de colombianos, de matar otros miles más por abandono del Estado, desprotección social, criminalización, represión, con la justificación de los medios y los despistados y alienados que aun los aplauden, pero el nivel de lucha mostrado por el pueblo colombiano históricamente y ahora, nos devuelve las esperanzas de que por fin haremos efectivo el Proceso de Paz duradero, basado en la justicia social y la equidad, una sociedad donde quepamos todas las sociedades y nadie sobre, todos encontremos nuestro lugar y nuestro aporte sume a la comunidad, donde nos encontremos entre iguales con nuestros hermanos de toda América en un objetivo común: la mayor cuota de felicidad posible compartida entre todos.
Josermano.
Tomado de: http://www.psuv.org.ve/
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