sábado, 29 de agosto de 2015

01.- Cuando el sionismo quiso crear Israel en Kenia

Día 29/08/2015 - 13.58h

El proyecto nació hace 112 años y fue presentado por Theodor Herzl en agosto de 1903 durante un congreso en Basilea, Suiza

Kenia pudo acoger a la patria de los judíos según un proyecto planeado hace 112 años. 
Así lo cuenta el diario israelí «Haaretz» y el francés «Le Monde Afrique», que recuerdan cómo el fundador del sionismo, Theodor Herzl, proyectó el establecimiento de su pueblo en territorio africano el 26 agosto de 1903
El anuncio oficial se produjo en el sexto congreso de la Organización Sionista Mundial en Basilea, Suiza, y la iniciativa recibió el nombre de «Proyecto Uganda».
La idea de Herzl era crear un Estado israelí en una extensión de 13.000 km2 sobre el valle del Rift, en una región situada en la actual Kenia. Las mesetas y la temperatura templada motivaron la elección de ese territorio, dado que las condiciones climáticas eran idóneas para que los judíos europeos se trasladaran allí
Pero las virtudes medioambientales de la zona no fueron el único incentivo. Como indica el diario «Haaretz», el proyecto perseguía «proteger a los judíos del antisemitismo y la violencia, hasta que el sueño sionista de un hogar en Palestina pudiera lograrse».
El «Proyecto Uganda» sustituía el deseo sionista de establecerse en Oriente Medio, un proyecto rechazado por las autoridades británicas. 
Herzl expresó este deseo a Joseph Chamberlain, secretario de Estado para las Colonias, sin éxito. Los ingleses propusieron entonces que el asentamiento judío se situase en África oriental
Sin embargo, la mayor parte de los miembros del movimiento sionista rechazaron la idea, que consideraron una claudicación frente a su anhelo por llegar a Palestina.
A pesar de que el «Proyecto Uganda» finalmente cayó en saco roto,unas cuantas familias judías procedentes de Polonia y de Rusia llegaron a Kenia en 1904
En 2012, la sinagoga de Nairobi, capital del país africano, celebró su centenario.
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02.- Neturei Karta, la secta judía que odia a Israel

Día 09/05/2013 - 04.04h

Los Neturei Karta ahora están pidiendo apoyo financiero para enviar ambulancias a Gaza, territorio palestino gobernado por Hamás. La razón de la «campaña humanitaria» de los Guardianes de la Ciudad, traducción del nombre arameo de esta secta judía ultraortodoxa, es que comparten con los terroristas islámicos una misma meta: la aniquilación de Israel. 
Claro que los motivos de ambas organizaciones son algo diferentes. Los Guardianes defienden que la propia existencia del Estado hebreo ofende a Dios porque es contraria a la Torá, ley suprema del judaísmo que se corresponde con los cinco primeros libros de la Biblia o Pentateuco. 
En su opinión, sólo el Mesías en su venida puede establecer el reino del «pueblo elegido», sólo Él pondrá fin al«periodo de exilio» en el que deben vivir los judíos.
En su propaganda aseguran con insistencia que no son cuatro gatos y que son muchos, «cientos de miles», los judíos que piensan como ellos. Pero se estima que en todo el mundo habrá unos 10.000 Neturei Karta, la mitad de ellos residentes en Jerusalén y el resto en Londres y Nueva York. En sus concentraciones fuera de Israel suele participar como mucho una docena de miembros. Definitivamente, son pocos. 
No son los únicos hebreos que odian al
 Estado de Israel, pero sí son los más exóticos: sus levitas negras, tirabuzones y carteles con lemas como «los sionistas no son judíos, los judíos no son sionistas» llaman la atención.
La secta fue fundada en Jerusalén en 1938 como escisión de Agudat Israel, un partido político jaredí o ultraortodoxo que se oponía a la causa sionista, esto es, la del establecimiento en Palestina de la patria judía. 
Según cuentan los Guardianes de la Ciudad, se vieron obligados a abandonar la formación cuando ésta, «tentada por el dinero, se vendió al Becerro de Oro». Ciertamente, Agudat Israel modificó entonces su postura original, tanto, que incluso llegó a formar parte de varios gobiernos israelíes. 
Efectivamente, aunque jaredíes y Estado hebreo no mantuvieron inicialmente buenas relaciones, con el tiempo muchos de estos fieles se han integrado en el país fundado en 1948. 
Pero los Neturei Karta residentes en Israel siguen en sus trece: se niegan a votar en las elecciones y a recibir subvenciones estatales de ningún tipo.
Neturei Karta, la secta judía que odia a Israel
AFP
Hirsch y Arafat





Los Guardianes de la Ciudad -la mayoría descendiente de judíos húngaros que emigraron a la Ciudad Vieja de Jerusalén en el siglo XIX- argumentan contra el Estado de Israel que su creación viola uno de los conocidos como Tres Juramentos entre Dios, el pueblo hebreo y el resto de naciones del mundo. 
En este acuerdo sagrado que recoge el Talmud, libro que contiene la tradición oral judía, los gentiles prometieron no maltratar a los judíos, y estos prometieron por su parte no rebelarse contra los pueblos que los acogieran ni emigrar en masa a la Tierra de Israel. 
Tal es el odio que los Neturei Karta sienten por Israel que muchos de ellos se niegan a tocar monedas y billetes que contengan símbolos del Estado hebreo, como las imágenes de Theodor Herzl, padre del sionismo político, o de Chaim Weizmann, primer presidente israelí.
Los Guardianes, que defienden el establecimiento en Tierra Santa de un Estado palestino y la devolución a los árabes de los territorios ocupados por Israel, han hecho amistad con la racista Nación del Islam, una organización musulmana sui géneris sólo para negros radicada en Estados Unidos. 
También han hecho buenas migas con líderes políticos como Mahmud Ahmadineyad. De hecho, el presidente iraní -que en su día hizo público su deseo de «borrar del mapa a Israel»- los invitó en 2006 a una conferencia en Teherán que tenía como objetivo demostrar que el Holocausto judío es sólo una invención sionista. 
La asistencia al polémico congreso llevó a que el Gran Rabino ashkenazi de Israel,Yona Metzger, los excomulgase. Claro que para los Naturei Karta el Gran Rabí «colaboracionista» carece de autoridad religiosa alguna.
Entre los líderes de esta secta jaredí cabe destacar a Moshe Hirsch. Pese a residir en Jerusalén, nunca aceptó la ciudadanía israelí. 
Creía que con el Holocausto los nazis cumplieron con la voluntad de Dios, y que el Estado hebreo cometía atentados por todo el mundo para que creciese la inmigración judía a Israel. 
Fue ministro de Asuntos Judíos del «rais» palestino Yaser Arafat, y probablemente, el más antisionista de los miembros de aquel Ejecutivo. Cuando en 1998 la Autoridad Nacional Palestina decidió apostar por la coexistencia con los israelíes, Hirsch afirmó: «En mi opinión, debemos echarlos al mar».

El origen del nombre

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