De amos a capataces (que a veces creen ser
amos) Vladimir Acosta
Si el gobierno de Venezuela, guste o no guste, se niega a aceptar imposiciones y sanciones del amo que es Estados Unidos, ¿Cómo creen los gobiernos españoles que aceptará imposiciones y sanciones suyas, de esa España que siendo el payaso se cree dueña del circo, cuando este año nuestro país celebra Carabobo y en tres años celebrará la gloriosa victoria de Ayacucho?
Vladimir Acosta
Europa occidental,
esa Europa imperialista y colonialista que fue dueña del mundo a lo largo del
siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, confronta desde hace tiempo un serio
problema.
No me refiero al
coronavirus ni a la crisis asociada a esa pandemia.
Es algo de lo que no
se habla pero que se manifiesta a menudo sin que se lo mencione.
Ese serio problema tiene raíces profundas en la
mentalidad europea occidental, deriva de su larga historia de dominio y se liga
de forma estrecha a su propia identidad.
Es el caso de un amo
rico y poderoso, ya envejecido, dueño secular de siervos, voluntades, tierras,
y de capataces que manejan sus colonias y a los que desprecia y trata como
tales.
Ese amo, por sus
guerras y errores, acaba un día perdiendo todos sus poderes.
Estos pasan a manos
de un nuevo amo, para ese entonces más rico y poderoso, joven y dinámico,
creativo y bien armado, al que, por no poder evitarlo, el decadente y viejo amo
se debe someter, resignándose a que se lo deje al frente, pero solo como
capataz, y al que ese nuevo amo, como hacen todos los amos, ya sea con sutileza
o con brutalidad, lo trata como se trata a fin de cuentas a los capataces, como
subordinados dóciles que deben siempre obedecer.
Es lo que le ocurre a esa Europa occidental hoy
sometida a Estados Unidos como servil capataz suya.
No entiende que
perdió su poder mundial y sus colonias, que hoy es apenas un débil poder de
escaso peso, subordinado al amo actual, Estados Unidos.
Pero no siempre se
resigna a ese triste rol de capataz obediente, porque no olvida su pasado y
sueña a veces que todavía es el amo, al menos para tratar como tal a países que
fueron suyos pero que hace dos siglos se sacudieron su dominio armas en mano.
Es lo que en vano
intentan hacer los capataces que se creen amos.
Pero esos sueños
trasnochados generan solo poluciones estériles y terminan siempre mal, en
regaños del amo verdadero, que no acepta competencia y los vuelve a su sitio;
o, peor aún, en pesadillas, cuando los países que se liberaron de su poder y no
aceptan capataces les hacen ver que ese poder pasó y les recuerdan que en la
actualidad ya no son amos sino capataces serviles del amo actual de lo que
antes fuera suyo.
De esos países,
Alemania acabó siendo el más sensato.
Pero le costó.
Tarde se hizo país,
en 1871, y pese a su poder militar y enorme desarrollo, llegó también tarde al
reparto de colonias, monopolizadas entonces por Gran Bretaña y Francia.
Provocó la Gran
guerra europea buscando un mejor reparto.
Perdió.
Ingleses y franceses
le quitaron las pocas colonias que tenía y le impusieron pagos ruinosos.
Pero se recuperó.
Y vestida de nazi
provocó la Segunda guerra mundial desatando una barbarie horrenda.
De nuevo fue
derrotada, esta vez por la Rusia comunista y su heroico pueblo.
Desde entonces se
calmó, se sometió a Estados Unidos, que le dio ayuda económica y la llenó de bases
militares, y se dedicó con éxito a crecer de nuevo.
Hoy es la primera
potencia de esa Europa y quiere gobernarla creando y dirigiendo un ejército
europeo.
Conoce sus límites,
mantiene en la penumbra sus diferencias con Estados Unidos y quizá las muestre
luego.
Mientras tanto se
distrae entrometiéndose en la política venezolana.
Gran Bretaña, ex
principal país colonial, se rindió pronto, al acabar la Segunda guerra, al
nuevo amo, a su exitosa ex colonia americana.
En la Guerra la
bombardearon los nazis, con los que su clase dominante simpatizaba.
La ayuda envenenada
que le dio Estados Unidos la dejó endeudada y en la ruina.
Débil y cansada, se
rindió y en 1947 Churchill le cedió el bastón de mando al bombardero Truman.
Hoy Gran Bretaña es un dócil y obediente
protectorado de Estados Unidos y se siente orgullosa de serlo.
Es potencia nuclear y
al menos algo le queda de su enorme poder financiero de otra época.
Holanda (hoy Países
Bajos) y Bélgica fueron potencias coloniales.
Bien brutales, por
cierto.
Pese a esa violencia,
Holanda perdió Indonesia y Bélgica el Congo, donde el criminal rey Leopoldo II
mató e hizo cortar manos de congoleses a diestra y siniestra.
Holanda suele entrometerse en
la política venezolana.
Mientras disfrutan de
sus ricas cervezas, los belgas actuales fingen ignorar que la verdadera capital de
Europa no es Bruselas sino Washington y que, para que no haya duda de ello, Bruselas es la sede de
la OTAN.
Italia tampoco tiene
sueños imperiales.
El Imperio romano
está muy lejos y reconstruirlo es tan absurdo como imposible.
Bastó con la payasada
fascista y grotesca de Mussolini y haber logrado en 1935 vengar la vieja
derrota de Adua asesinando en masa a los etíopes, entonces llamados abisinios.
El poder italiano es
hoy dócil capataz de Estados Unidos y de sus bases militares salen barcos y
aviones yankees a agredir países asiáticos y norafricanos.
Francia sí mantiene
solapados o abiertos sueños imperiales.
O sub imperiales.
Es potencia nuclear y
planea compartir con Alemania esa futura dominación o sub dominación de Europa
que ambas creen posible.
Pese a su debilidad y
sus problemas, conserva una suerte de periferia ex colonial africana que
intenta controlar, aunque el fundamentalismo islámico de grupos como Boko Haram
y otros viene golpeando duro ese proyecto.
También se entromete a menudo
en la política venezolana.
Portugal y España
fueron desde el siglo XVI las primeras grandes potencias coloniales de Europa.
El pequeño Portugal
fue amo del futuro Brasil, es decir, de media América del Sur, estableció bases
esclavistas en las costas occidental y oriental de África, en el sur de India y
de China y se adueñó de las estratégicas Islas de las especias.
En los siglos
siguientes fue perdiendo sus colonias, primero Brasil, convertido en Imperio,
luego las otras.
Pero en la segunda
mitad del siglo XX se aferró a lo que le quedaba en África: a Angola y
Mozambique, para perderlas al final también.
Hoy es un país sin
colonias, tranquilo, sujeto al predominio yankee y carente de sueños
imperiales.
El caso más patético
es el de España, capataz de segunda, acomplejada con Alemania y Francia y cuya obsesión imperial con
Latinoamérica linda ya con la demencia.
Guerras, soberbia y
derroches ayudaron a su potente Imperio del siglo XVI a entrar en decadencia.
Ya en el siglo XIX,
no pudo impedir la liberación de sus colonias americanas.
Armas en mano,
nuestros países se libraron de su dominio hiriendo su orgullo colonial.
Y cuando a fines de
ese siglo empezaba a resignarse, Estados Unidos la humilló a fondo en una corta
guerra y la despojó de Filipinas, Puerto Rico y Cuba.
Se consoló en el
norte africano, pero también perdió.
Acabó en manos de un franquismo que aún vive.
Y se rindió sin
reserva a Estados Unidos.
Pero su clase dominante se
niega a aceptar que desde hace dos siglos nuestros países no son colonias suyas
y que su Imperio americano se acabó para siempre.
Por eso su injerencia
cotidiana, por eso su obsesión actual con Venezuela.
España es refugio de
derechistas, golpistas y prófugos huidos del país.
PP o PSOE, sus
gobiernos los apoyan.
Y en la Unión Europea
España arrastra para esa injerencia a Alemania, Francia y Holanda a fin de tomar así cualquier decisión
contra Venezuela sin consultar a los otros miembros.
Es el caso de estas últimas
sanciones con las que el capataz imitador de Estados Unidos sueña ser amo de
Venezuela.
España debería
pensarlo bien y evitar el ridículo.
Si el gobierno de Venezuela, guste o no guste, se niega a aceptar
imposiciones y sanciones del amo que es Estados Unidos, ¿cómo creen los
gobiernos españoles que aceptará imposiciones y sanciones suyas, de esa España
que siendo el payaso se cree dueña del circo, cuando este año nuestro país
celebra Carabobo y en tres años celebrará la gloriosa victoria de Ayacucho?
Tomado de: https://ultimasnoticias.com.ve/
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