viernes, 5 de junio de 2015

Movilización popular permanente

1
Movilización, sumatoria de decisiones que culmina en acción. 
El acto de una persona o de un colectivo tiene por objeto progresar de una 
situación indeseable a otra deseable. Por ejemplo, de la miseria al bienestar. 
Ambas se califican en gran medida a través de valores, que son construcciones 
culturales. Digamos que el detonante de la rebelión popular venezolana del 27 
de febrero de 1989 fue la abrupta desaparición de los valores con los cuales 
pretendía legitimarse el sistema. El detonante de toda movilización es un juicio 
cultural.
2
No aniquilamos una situación indeseable sin una imagen de lo que queremos 
conquistar. Movilización sin proyecto es dispersión de esfuerzos. 
La ausencia de un plan disipó temporalmente el formidable poder del Caracazo.
 La articulación de un proyecto es una operación cultural.
3
La movilización individual es acción, la acción colectiva es movilización. 
Un colectivo es un conjunto de personas que comparten creencias, valores, 
actitudes, conductas y proyectos. Su constitución requiere una compleja trama 
de comunicaciones que entretejen relaciones. El Caracazo a la postre devino 
bandera simbólica que aglutinó a la mayoría de los venezolanos, hasta entonces 
dispersos en la persecución de objetivos particulares. La agregación de individuos 
sueltos a fin de que se sientan integrantes conscientes de comunidades, comunas, 
sociedades, naciones, géneros, clases, partidos, es una labor cultural. La rebelión 
puede ser una pedagogía.
4
Resumamos. La movilización popular requiere conciencia de un estado de carencia
 que se quiere sobrepasar; representación de un bien o estado positivo al cual se 
desea acceder; sistemas de comunicación para difundir el proyecto; conocimiento 
de que estas percepciones son compartidas por uno o varios colectivos, sean grupos,
 movimientos, clases sociales, comunidades de género, etarias, laborales o de otra 
índole; un plan articulado sobre las acciones a cumplir para el logro del objetivo; 
el consenso para la participación en dichas acciones y un acuerdo sobre la 
complementariedad y la sucesión o sincronía de ellas ¿Arriesgaremos la 
redundancia al recalcar que estas iniciativas son elaboraciones culturales? 
El Bolivarianismo en parte realiza el proyecto de la intelectualidad de izquierda de 
los años sesenta, que fue reducido a sangre y fuego tras un cuarto de siglo de lucha. 
La Revolución es una cultura.
5
¿Hay que esperar la milagrosa conjunción espontánea de los mencionados elementos
 para que se produzca un cambio? La civilización humana se establece y avanza 
gracias a la consciente y premeditada preparación, planificación y agregación de 
ellos. El animal o el homínido desean que el azar los guarezca de la lluvia. 
El ser humano construye albergues o sistemas civilizatorios que erigen ciudades. 
Cada modo de producción se instaura gracias a una planificada concatenación de
 movilizaciones dirigidas a hacerlo funcionar y perdurar, y es sustituido por otro 
nuevo gracias a otra novedosa coordinación de actos planificados. Pongamos por 
caso, el capitalismo y el socialismo. La génesis de civilizaciones es un procedimiento
 cultural.
6
Toma la palabra el simplismo para proponer que los modos de producción crean
 superestructuras culturales que son algo así como su pasiva decoración. 
Una visión más amplia discierne que cada modo de producción germina a partir de 
una embrionaria superestructura cultural que inspira y coordina las acciones
 tendientes a destruir y suplantar el modelo caduco, e imponer uno nuevo que 
perdura gracias 
a ella. Los intelectuales son los trabajadores de las superestructuras; los aparatos 
ideológicos sus empresas; la comunicación, las ideologías y las prácticas simbólicas 
su producción. Así como hay intelectuales orgánicos que trabajan para asegurar la 
inmovilidad de los sistemas, los hay libertadores que prefiguran y proponen los 
saltos de un modo de producción a otro..
7
Entonces, la movilización popular puede excepcionalmente ser un fenómeno 
espontáneo, pero también puede y debe ser planeada, provocada y dirigida para 
una finalidad concreta, vale decir, para la Revolución. Pero Revolución no es 
saciedad, sino eterna renovación y resurrección del Objeto del Deseo. En tal sentido,
 la movilización no puede ni debe ser un fenómeno espasmódico, una erupción que 
revienta para dar paso a períodos de estancamiento hasta que la insoportabilidad 
de éstos haga inevitable el próximo estallido. Todo organismo viviente subsiste 
gracias al incesante desecho de sus componentes corruptos y la regeneración de sus 
estructuras vitales. Lo único que puede mantener viva a una Revolución es la 
Movilización Social Permanente, que a través de una dinámica cultural infatigable 
progrese de lo indeseable a lo deseable, de la corrupción a la pulcritud, de la 
dispersión a la coherencia, de la crítica al acto, de la Política Real a la Utopía.
TOMADO DE: http://www.aporrea.org/

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