Miércoles, 14 Julio
2021 06:36
Colombia:
un peligro para la región
Por ahora Colombia fue transformada en un riesgo para América Latina exportando lo que más sabe crear, grupos mercenarios, paramilitares vendidos al mejor postor.
Escrito por Yani Vallejo Duque y Alfonso Insuasty Rodríguez
Colombia,
gracias al apoyo de los Estados Unidos no solo realiza la formación de las
Fuerzas Militares que hoy ostenta el mayor número de violaciones a los derechos
humanos y una simbiótica relación con grupos Paramilitares, sino que prepara
así, un ejército de Matones Globalizados que obedecen al mejor postor.
El mercenarismo, otro lastre que
potenció el Plan Colombia
El informe entregado a la
Comisión de la Verdad “Desde
el inicio hasta el final. Estados Unidos en el Conflicto Armado Colombiano”
deja ver cómo la presencia del apoyo militar norteamericano ha estado asociado
al incremento de acciones militares violatorias de derechos humanos, al uso de
la guerra sucia, al incremento del paramilitarismo y a la formación bajo esta
misma doctrina y lógica a las fuerzas militares de la región, exportando un
producto esencial para la inestabilidad y la guerra sucia [FOR20].
Vale recordar que durante la
década de los 60 el ejército estadounidense ya enviaba misiones y equipos de
entrenamiento militar a Colombia.
En 1962, por ejemplo, la misión
en Colombia dirigida por el General William Yarborough, instruyó al ejército
sobre la conformación de grupos mixtos de civiles y militares (paramilitares):
“Consideramos que […] debe
realizarse un esfuerzo concertado por todo el Equipo del País [Colombia] a fin de seleccionar personal civil y
militar con miras a un entrenamiento
clandestino en operaciones de resistencia y, en la medida en que sea necesario,
ejecutar actividades paramilitares, de sabotaje y/o terroristas, contra
partidarios del comunismo conocidos.
Los Estados Unidos deben apoyar
esto’’ [Veg142].
El
papel de la Escuela de las Américas (SOA) operativa entre 1946 y 2000, ha sido
decisiva, en 2001 cambió de nombre por, Instituto de Cooperación para la
Seguridad del Hemisferio Occidental (WHINSEC) esto,
tras las innumerables denuncias documentadas ampliamente de su incidencia en la
comisión de múltiples homicidios, violaciones a Derechos Humanos, fomento de
estrategias de tortura, métodos criminales, etc., entre otras acciones
difundidas y promovidas gracias a sus manuales de instrucción.
De esta realidad da cuenta el
análisis de siete manuales desclasificados que fueron usados en la SOA y
distribuidos en Colombia y otros países latinoamericanos.
Más de 18.000 militares colombianos fueron entrenados en dicha
escuela, incluyendo más de 1.300 durante 1965-1976 y 4.000 durante 1982-1991,
los períodos en que el Pentágono ha reconocido que los manuales o contenido
similar estuvieron en uso en la escuela [Sch20].
A finales de los años 90, hace su
presencia el Plan Colombia devenido de este un contexto de militarización y
doctrina del enemigo interno, una estrategia con la que EE.UU aumenta su presencia (entrenamiento, asesores, tecnología) interviniendo directamente en el
conflicto armado colombiano.
El investigador John
Lindsay-Poland en su libro Plan Colombia: Atrocidades,
aliados de Estados Unidos y activismo comunitario, referencia que:
“entre 2000 y 2010, Estados Unidos
financió el entrenamiento militar de 77.276 colombianos La mayoría de los oficiales del ejército colombiano” (Lindsay-Poland,
2020).
En esta etapa, el enemigo interno
se amplía a las organizaciones sociales, populares, étnicas, comunitarias.
Ahora bien, existe un
claro patrón de conducta derivada de esta formación y política militar
norteamericana:
·
Militares formados en la SOA y
WHINSEC vinculados con graves violaciones de derechos humanos.
·
Militares y policías vinculados
con graves violaciones de derechos humanos.
·
Militares violadores de derechos
humanos protegidos y hasta
ascendidos, premiados, por sus vínculos con la SOA
WHINSEC, u otras escuelas militares de los Estados Unidos, promoviendo así, la impunidad y generando un mensaje como
ejemplo a seguir [FOR20].
·
Muchos de los violadores de
derechos humanos más destacados en América Latina fueron entrenados por SOA –
WHINSEC [Sch19].
Vale señalar este ejemplo: de los
veintiún instructores colombianos en WHINSEC entre 2001-2003 y de los ocho
oficiales colombianos que tomaron el importante curso de comando y estado mayor
en el mismo periodo, se resalta que:
De los veinticinco instructores y
graduados colombianos de WHINSEC sobre quienes hay información posterior
disponible, doce de ellos, esto es, el 48%, fueron
acusados de un delito grave o comandaron unidades cuyos miembros, según
informes, habían cometido múltiples ejecuciones extrajudiciales después del período del oficial
en WHINSEC.
Para determinar si este
porcentaje de oficiales colombianos implicados en violaciones o que tenían bajo
su mando unidades acusadas de cometer múltiples ejecuciones era
desproporcionado, examiné una muestra aleatoria de veinticinco oficiales de
aproximadamente el mismo período, con la misma combinación de rango y rama
militar que los instructores y egresados de WHINSEC.
De estos veinticinco, cuatro
dirigieron unidades con múltiples presuntas ejecuciones extrajudiciales bajo su
mando.
Otros tres lideraron unidades con
una sola ejecución cometida bajo su mando. ¿Cómo es que pudo haber ocurrido
todo eso? (Lindsay Poland, 2020, p 383-385).
Todo este contexto le deja muy buenos resultados a las empresas de
seguridad de Estados Unidos que han presionado en su país la aprobación de
apoyos militares y políticas de intervención como el Plan Colombia con todo y
sus complejidades, como la empresa Lockheed que
produce la aeronave de radar P-3, empresas fabricantes de helicópteros Sikorsky
Aircraft Corporation y Bell Textron, entre otras, y también el sector
extractivo, la Asociación Empresarial EE.UU.-Colombia compuesta por once
compañías multinacionales, La Occidental Oil y un largo etcétera [FOR20], y
lógico, entre estos negocios se encuentra uno muy lucrativo por todo el mercado
que gira de manera directa e indirecta: el
mercado y tráfico de drogas.
Estas estrategias de formación
militar bajo la doctrina del enemigo interno, enfocado en el resultado y de
aplicación de toda forma de terror incluyendo la más delirante psicología de
guerra y manipulación a todo nivel, ha echado raíces en Colombia como su alumno avanzado, nada más estudiar a fondo el caso Falsos Positivos cuyo concepto da
cuenta de una manera de hacer política exterior y política nacional, hacer de
la guerra sucia, la mentira, la manipulación y el crimen su mayor fortaleza
[Roj202].
Ahora bien, junto al interés
empresarial está el interés político de control de la región a favor de dichos
intereses, es así que hoy desde Colombia se viene preparando dicha asistencia
militar para el control regional que incluye la creación funcional de una
constante inestabilidad regional a la medida de intereses económicos y
políticos, como un producto de
exportación.
Colombia así, exporta formalmente
entrenamiento militar a otros países [Lin20] y a la par brinda servicios a
empresas privadas en calidad de mercenarios, el paquete completo y a bajo costo.
El general Kelly, excomandante
del Comando Sur de los EEUU, en el año 2014 sugería que los
EUA utilizara a las fuerzas de seguridad colombianas para entrenar a terceros
países precisamente para evitar restricciones de derechos humanos.
No nos estamos enfocando de la
misma manera en países que están, hoy, muy cerca de ir al límite, donde estaba
Colombia en los 90.
Están a solo unos centímetros de
caer por el precipicio.
Sin embargo, estamos restringidos
de trabajar con ellos, por pasados – ‘pecados’, en los 80.
La belleza de tener una Colombia
– son tan buenos socios, particularmente en el ámbito militar, son tan buenos socios con nosotros.
Cuando les pedimos que vayan a
otro lugar y capaciten a los mexicanos, hondureños, guatemaltecos, los
panameños, lo harán casi sin
pedirlo.
Y lo harán solos.
Están muy agradecidos de lo que
hicimos por ellos.
Y lo que hicimos por ellos fue,
de verdad, animarlos por 20 años y ellos
han hecho un trabajo magnífico.
Pero es por eso que es importante
que se vayan ellos, porque yo, al menos en el lado militar, estoy restringido
de trabajar con algunos de estos países debido a limitaciones que se basan
realmente en pecados pasados.
Y lo dejaré así [Sec14].
Hoy notamos el aumento de ese proceso de
exportación de prácticas violatorias de derechos humanos de las fuerzas de
seguridad colombianas a la región, generando esa funcional inestabilidad.
Es así que, en el marco del Plan
de Acción Estados Unidos-Colombia para la Seguridad Regional (USCAP), entre
2013 y 2017, Colombia entrenó:
17.000 efectivos de Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala y la
República Dominicana.
En el 2011, 7.000 mexicanos
habían recibido entrenamiento por colombianos con financiamiento de los EUA.
Destaca la formación de la
policía colombiana, con el apoyo de los EUA, a los TIGRES de Honduras,
estructura policial implicada en la brutal represión a las protestas masivas
que se sucedieron tras el fraude en las elecciones de noviembre 2017 [FOR20].
Un exacerbado extractivismo de muerte
Después de los 90 luego de la
caída del muro de Berlín, se crean ejércitos privados para liberar guerras en
las que los Estados no quieren verse directamente implicados saltando
exigencias del Derecho Internacional Humanitario, de Derechos Humanos,
escándalos, crisis diplomáticas e impacto en futuras elecciones para personas y
grupos de interés.
No han sido pocos los escándalos
de empresas como: G4S, DynCorp, Blackwater, entre otras, por gestar dolor,
sufrimiento y destrucción de la base social, son múltiples los bombardeos,
asesinatos, ejecuciones masivas, exterminios, etcétera a su favor.
En los años 2000, en el marco del
Plan Colombia, soldados y policías comenzaron a ser entrenados por estas empresas
que llegaron al país a brindar entrenamiento en inteligencia, seguridad,
contrainteligencia y operaciones antinarcóticos, entre otras.
Una vez se intensificó la guerra
contra el terrorismo en Irak y Afganistán, luego del ataque contra las Torres
Gemelas (2001), estas empresas decidieron recurrir
a mano de obra colombiana, porque era más barata que
contratar a exmilitares estadounidenses.
Por unos miles de dólares se los
llevaban con unos contratos poco claros que terminaron poniéndolos en el campo
de batalla cuando la promesa había sido solo hacer tareas de vigilancia
[ElE213].
En Irak, Libia, Afganistán, Yemen
e incluso en la lucha contra el Estado Islámico se ha constatado la presencia de exmilitares colombianos contratados por empresas de
seguridad privadas.
Tabla
1: Algunos casos de presencia de exmilitares en guerras externas.
País |
Año |
Descripción |
Irak |
2006 |
El 23 de agosto, la BBC, y varios medios locales,
informaron que unos 35 exsoldados colombianos se quejaron de haber sido
engañados por una compañía que los contrató en Bogotá para brindar servicios
de seguridad en Irak. |
Emiratos Árabes |
2011 |
El 14 de mayo el New York Times informó que un
avión que transportaba a decenas de colombianos aterrizó en Emiratos Árabes,
habrían entrado a la región haciéndose pasar por trabajadores de la
construcción. “De hecho, eran soldados de un ejército mercenario secreto
liderado por Estados Unidos que estaba construyendo Erik Prince, el
multimillonario fundador de Blackwater Worldwide” “Tales tropas podrían
desplegarse si los Emiratos se enfrentaran a disturbios en sus abarrotados
campos de trabajo o si fueran desafiados por protestas a favor de la
democracia”, informó el Times. |
|
|
La BBC informó en ese año que una firma que se
hacía llamar Thor reclutaba por Internet soldados, suboficiales y oficiales
de las Fuerzas Militares, entre 25 y 45 años de edad, que estuvieran
interesados en prestar servicios de seguridad en el exterior. |
Yemen |
2015 |
El 25 de noviembre, la prensa estadounidense
informó que Emiratos Árabes envió en secreto a cientos
de mercenarios colombianos a Yemen para luchar en el conflicto de ese
país. “Es el primer despliegue de combate para un ejército extranjero que los
Emiratos han construido silenciosamente en el desierto durante los últimos
cinco años, según varias personas involucradas actualmente o anteriormente en
el proyecto”, informó el Times. |
Fuente: elaboración propia con
datos de [Ret21]
En Libia (2011) la prensa
relacionó que en la invasión que terminó con el cruento asesinato por
mercenarios de Maumar el Gadaffi, se reportó que “ebeldes ejecutaron a
mercenarios, entre ellos 10
colombianos.
«Los que no murieron en la
batalla, fueron condenados de inmediato.
Una bala en la cabeza y adiós.
Eran asesinos,
carniceros, no un grupo de soldados, eran hombres sin alma que mataban por
dinero», sostuvo la fuente [Chi11].
Afirma Andrés Macías,
investigador del CIPE, de la Universidad Externado de Colombia:
Hay una convención de Naciones
Unidas que criminaliza el reclutamiento, utilización, financiación y
entrenamiento de mercenarios (1989”, pero Colombia y muchos países no la han
firmado, dejando un terreno fértil para que estas empresas contraten mercenarios,
de acuerdo con la definición legal individuos reclutados para participar en un
conflicto o un acto de violencia como derrocar un gobierno o socavar la
integridad territorial de un Estado a cambio de una retribución material
[ElE213].
En la región se evidencian hoy
escándalos de militares implicados de manera directa o a modo de contratistas,
en las redes logísticas y de protección de intereses
norteamericanos en alianza con grandes carteles de la droga, paramilitarismo y
sectores políticos altamente corruptos, es un
fenómeno ya constante.
Vale recordar un caso emblemático
y famoso del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) desmantelado ante
los grandes escándalos de corrupción, tráfico de drogas, apoyo al
paramilitarismo, asesinato de líderes sociales, la planeación e intento frustrado de asesinato del entonces Presidente
de Venezuela Hugo Chávez, entre otras [Cep09].
Los ataques desde
Colombia a Venezuela son constantes por medio de comandos tipo mercenarios,
paramilitares y narcotraficantes, a la par de una política exterior
basada en engaños y agresiones hacia el vecino país, también contra Cuba,
ataques a los que se suman el Gobierno, su partido y los medios de cobertura
nacional.
Se gestan así redes en
alianza con Estados Unidos por medio de empresas de seguridad para atacar, intervenir y
desestabilizar, es el caso de la
Operación Gedeón cuyo objetivo era el de secuestrar y/o asesinar al presidente
Nicolás Maduro, acción gestada con apoyos desde Colombia y según la declaración del
Militar Venezolano en retiro Mayor General Cliver Alcalá quien lideró este
ataque y que en entrevista al medio Nacional La W confirmó la articulación para
tales fines entre altos funcionarios
Colombianos, asesores norteamericanos, funcionarios Venezolanos, el liderazgo
del ciudadano Venezolano Juan Gauidó, el asesor JJ Rendón y al apoyo de narcos
en Colombia así, se entrenó y gestó toda esta
operación, afirmó demás que de esto tenía pleno conocimiento de la Agencia
Nacional de Inteligencia (antes DAS), a tal punto que el General en cuestión
vivía en Barranquilla y desde allí montó y proyectó este plan [LaW201].
Luego de fracasada esta operación
y de la captura de varios mercenarios por el gobierno de Venezuela, se supo de
la vinculación incluso de la empresa de seguridad Norteamericana Sylvercorp y
de nuevo se reafirma la
participación del Gobierno de Colombia
[Par201].
Estas incursiones siguen
realizándose de manera reiterada, como es el caso de la llamada Operación Cacique Guaicaipuro realizada en la Cota
905 (julio de
2021) y que neutralizó una nueva incursión armada contra Venezuela, allí fueron
capturados paramilitares de Colombia con abundante y potente armamento
colombiano y norteamericano, el objetivo desestabilizar el Gobierno y a la par
ampliar las rutas del narcotráfico de Colombia desde Venezuela, detalles
emitido en declaraciones de la vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez.
Rodríguez recordó que previo a
los sucesos registrados en Caracas, el jefe de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) de EEUU, William Burns, visitó Colombia y Brasil.
La funcionaria manifestó que el
presidente Nicolás Maduro había denunciado que la CIA y el Comando Sur de EEUU
preparaban un plan contra Venezuela [Spu21].
En simultánea a este hecho,
ocurre el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en Haití, en donde se hace
pública la supuesta participación de 26
colombianos.
Son 26 los colombianos que
estarían presuntamente implicados en el asesinato del presidente haitiano
Jovenel Moïse, de los cuales 18 fueron capturados por vecinos y la Policía
Nacional haitiana, mientras que tres fueron abatidos y cinco continuaban
prófugos según fuentes oficiales [Spu211].
Ahora bien, se hace más delicado
aún porque no todos se reportan como exmilitares, sino que 6 se referencian como militares activos, lo que complejiza aún más la situación y deja mal parado al gobierno
de Colombia.
Con relación de la infiltración
de militares de Colombia aseguró que es novedosa y grave porque han confirmado
que «se trataría por lo menos en el caso de 6 de ellos, ya no de militares
retirados como afirmó el ministro de defensa, Diego Molano, sino incluso de militares activos
y 2 de ellos con el rango de Sargentos en las
Fuerzas armadas colombianas».
Por su parte, es pública la
noticia que la policía de Colombia asesoraba a Haití sobre cómo afrontar la
crisis de los secuestros, allí un grupo de oficiales se encargó en terreno, del
análisis de marzo a mayo de 2021 [Mar21] y según avanza la investigación los
capturados ingresaron al país en el mes de mayo.
De los militares o exmilitares
detenidos en Haití se encuentran casos particulares, por ejemplo, Francisco
Eladio Uribe quien tiene cuentas pendientes ante el organismo de justicia
transicional de Colombia -JEP- por su participación en ejecuciones
extrajudiciales de civiles (falsos positivos) la pregunta es cómo logra que la Cancillería le otorgue
pasaporte y Migración le concede permiso para salir del país.
Así mismo otro de los militares o
exmilitares detenidos Manuel Antonio Groso Guarín es primo de Rafael Guarín
Cotrino, consejero presidencial para la Seguridad Nacional de Colombia, quien
negó conocer a su familiar luego de hacerse pública la noticia [Por21].
La información fluye muy rápido,
los niveles de confusión mediática tal vez como estrategia de distracción
también, ya se sabe de la Participación de la empresa de seguridad CTU con sede
en Miami, desde donde se gestó el reclutamiento de algunos militares
implicados, capturados, dicha empresa es
dirigida por Antonio Intriago de nacionalidad venezolana, opositor y cercano al
ciudadano Juan Guaidó, una empresa registrada en el año 2019, también está relacionado con
otras empresas de seguridad de la Florida: la Academia Federal de la Unidad
Contra el Terrorismo, el Consejo Nacional Venezolano Americano y Doral Food.
La pregunta sigue siendo ¿quiénes
están detrás de los mercenarios que mataron al presidente y cuales los
intereses que se tejen internacionales y nacionales allí?
Existen muchos intereses
entrecruzados, como dice un dicho popular: si hay un muerto, sigue la ruta del
dinero.
Intereses de todo orden, desde
reforma del sector eléctrico del país, la relación estrecha con Venezuela en temas de envío de petróleo a bajo
costo, el interés de EE.UU. de mantener vigilado y bloqueado a Venezuela, petróleo que es un importante
sector de la resquebrajada economía del país, los contratos a través de ayuda
internacional ONGs que suma un gran porcentaje del producto interno bruto, y
terminan siendo sectores más poderosos que el mismo Estado, acá un dato
particular, el ciudadano norteamericano James Solages uno de los capturados y
sindicados del asesinato del presidente de Haití, fue jefe de guardaespaldas de
la embajada de Canadá en Puerto Príncipe, director de la ONG Save the Children,
con sede en La Florida, Estados Unidos, a estos intereses se suma el
narcotráfico, el mercado ilegal de armas, entre otras [Sga21].
En últimas, es lamentable lo bajo
e indigno que ha caído la Fuerza Pública de Colombia, al punto que la han
llevado los Gobiernos recientes y el actual, acabando con su soberanía,
denigrando y mancillando su honor, destruyendo todo atisbo de ética, haciendo
trizas su lealtad constitucional, reduciéndoles a un grupo de matones a sueldo
al servicio de intereses mercantiles y políticas mezquinas a favor de
extranjeros o de reducidos grupos de interés, movidos solo por el fin de lucro,
sin consciencia alguna, mercenarios a sueldo.
Es necesario un cambio profundo
en la estructura, doctrina y formación de la fuerza, gestar desde la misma
sociedad cambios reales, propender por elegir líderes guiados por el bien
común, articular bloques regionales que detenga esta estrategia global que
utiliza a Colombia como
plataforma de guerra sucia, fortalecer la articulación de medios alternativos que rompan el cerco
mediático y la articulación de centros de investigación autónomos a modo de
centros de pensamientos desde abajo, que puedan ahondar en estos fenómenos y
tracen apuestas de cambio.
Por ahora Colombia fue
transformada en un riesgo para América Latina exportando lo que más sabe crear,
grupos mercenarios, paramilitares vendidos al mejor postor.
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* Abogado, especialista en derecho penal, defensor público e
investigador Grupo Kavilando. Contacto: yaniw6@gmail.com
** Docente Investigador Universidad de San Buenaventura Medellín, Integrante Red Interuniversitaria por la Paz, actual consejero de Paz Conpaz Medellín sector Universidades, e Integrante grupo Autónomo Kavilando. Contacto: Alfonso.insuasty@gmail.com
Tomado
de: https://www.desdeabajo.info/
Y
Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
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