Cuando
la actividad productiva crea una deuda social
26/07/2021
por Héctor Vega
La ganancia virtual del empresario.
En la presentación neoclásica de la economía académica acerca de los
bienes públicos se estima que todos aquellos que gozan de un bien público lo
hacen sin un pago previo y por tanto se les designa como bienes “no excusables”.
A ello, se agrega, que su goce no se da a costa de otros por lo cual
serían “no contenciosos”.
De aquí la economía académica de tendencias neoclásicas concluye que se
trata de bienes sin precio, por tanto se les considera como una falla de
mercado.
En mi teoría la identidad de los Bienes Públicos se confunde con el
mercado en un acto expropiatorio, o Cuasi-renta, que conlleva costos sociales
cuya sumatoria constituye la Deuda Social.
Alfred Marshall aborda en sus Principles la noción de
Cuasi-renta.
Su repercusión en mi interpretación de los Bienes Públicos y la crisis
me obliga a hacerme cargo de su teoría.
En mi teoría la
Cuasi-renta, es una suerte de ganancia virtual del empresario, cuyo origen es
el no pago de los costos sociales, traducidos en Bienes Públicos involucrados
en el acto productivo.
En la generación de dicha ganancia existe una relación de apropiación de
Bienes Públicos, la cual se perfecciona en las transacciones del mercado, pues los
costos bajan y las ganancias se incrementan.
Por su magnitud e importancia
en las relaciones sociales de producción este balance constituye un factor
fundamental en la transición hacia una economía social en la medida que la
Deuda Social deviene insostenible y la conciencia sobre la inevitabilidad del
cambio es abrumadora.
Cuando el Bien Público –salud, educación, vivienda, pensiones, sanidad y
abastecimiento de agua potable…– forma parte de la remuneración de los trabajadores
se ha recuperado parte central del patrimonio nacional
Ninguno de los costos sociales, sean estos humanos o ecológicos, es
ajeno al acto productivo.
Su manifestación es a través de las externalidades negativas las que se traducen en Deuda Social.
La apropiación crea potencial de crisis.
Por eso la deuda se desenvuelve en un proceso continuo de
negociación/administración, cuando vía impuestos y gasto público el Estado
intenta asumir aquellos Bienes Públicos cuya contraparte constituye la
Cuasi-renta es decir, mejores condiciones de trabajo en faenas de la minería,
la pesca, políticas urbanas en las grandes ciudades, seguridad social,
etcétera.
Por ello llamaremos a ese proceso como de recuperación/conversión de la
Cuasi-renta.
En sus Principles Alfred Marshall (1961 p. 352)[i] precisa
su noción de cuasi-renta como una ganancia innecesaria en relación a períodos
cortos en la economía, por cuanto ningún costo primo o especial debe incurrirse
para la producción de una maquinaria que por hipótesis ya existe y está
realizando su trabajo.
Al proponer esta definición aclara que en el corto plazo se trata sólo
de la oportunidad de lograr un ingreso el que será concretado en el largo
plazo.
Consecuente con la Escuela Neoclásica Marshall retiene que la
cuasi-renta es “una
ganancia que le pertenece (al empresario capitalista) cuando tiene un excedente
en el corto plazo” (Ibidem).
“La cuasi-renta puede describirse correctamente como una ganancia futura
en relación a períodos cortos, por cuanto no se involucran costos primos en la
producción de una máquina, pues por hipótesis la máquina ya está fabricada y a
la espera de operar”…
“Sin embargo se trata de una ganancia necesaria si se toman en cuenta
otros costos suplementarios que deben incurrirse en un período largo en adición
a los costos primos; y que en algunas industrias, por ejemplo el cable
submarino del telégrafo, son mucho más importantes que los costos primos”.
En el largo plazo, situación típica de una inversión financiera, o
título de deuda, Marshall fiel a su teoría del interés, como recompensa a
la espera de una ganancia futura (waiting), percibe la
ganancia como una tasa normal de interés en el capital –, “si contaran las
rentas provenientes de la gestión, entonces se trataría de una ganancia”.
En ese caso el capital estaría
“representado por la suma de dinero que se invirtió en su producción”.
“Una vez más una cuasi-renta ha sido descrito como una especie de
‘coyuntura’ u ‘oportunidad de ganar’; y casi en el mismo aliento, como si no se
tratara de ganancia o interés en absoluto, pero sólo de una renta.
Por el momento, es una coyuntura u oportunidad de ingresos: mientras que
en el largo plazo se espera, y generalmente es así, que rinda una tasa normal
de interés (o si se contaran las rentas provenientes de la gestión, entonces se
trataría de una ganancia) en el capital, representado por la suma de dinero que
se invirtió en su producción” (Ibidem, p. 352, mi traducción, HV)
En conclusión es un asunto claro que mi teoría de la Cuasi-renta y la
cuasi-renta marshalliana no tienen relación alguna.
En mi teoría se trata de una ganancia virtual que se deriva del costo
impago del Bien Público. Surge de una externalidad negativa, no contabilizada
en la empresa, por lo cual afirma su carácter de ganancia virtual en
contrapartida a aquellos que la resienten como costo por haberse escatimado un
Bien Público necesario.
Por ello la Cuasi-renta constituye un problema social inherente a la
producción que se realiza en el mercado, percibida por las externalidades
sociales negativas que genera.
Esa situación es el origen de los impuestos con que el Estado busca
resolver, vía gasto público, la situación de Deuda Social.
En mi teoría la Cuasi-renta, a partir de las externalidades negativas
que representa podría reconvertirse en un excedente económico real à la
Baran.[ii]
Externalidades que en el presente se traducen en niveles de desempleo
(déficit de inversiones) y consumo dispendioso (producto de la mala
distribución del ingreso) que en última instancia generan un mal
crecimiento.
En definitiva la Cuasi-renta
deviene un método de apropiación.
En el siglo XXI la ingeniería de la Deuda, es decir su titularización y
triangulación de actores (comprador-banca-vendedor) hace imposible eludir la
macroeconomía del excedente y menos aún su carácter expropiatorio tanto en el
corto como en el largo plazo.
En Cuentas Nacionales forma parte de la ganancia empresarial, la cual no
se habría producido si no existiera esa subcuenta de ganancias
virtuales que denominamos Cuasi-renta.
Ignorando el Bien Público.
Quien en su emprendimiento omite –o con su actividad depredadora termina el Bien Público que lo
conlleva– no sólo ahorra un costo sino que obtiene una ganancia virtual.
Es el caso de la explotación minera que seca la napa freática de la que
se sirve el villorrio cercano, relaves mineros, faenas de matadero sin medidas
de mitigación para preservar el medio ambiente, o pesca o caza marina en zonas
de sacrificio, vertederos con escasas medidas de sanidad, etcétera.
En esos ejemplos las carencias sociales y de infraestructura es decir,
de capital
social, se traducen en Deuda Social.
Deuda que asume el conjunto de
externalidades negativas de la explotación económica.
Se da el contrasentido que el financiamiento de las empresas y por tanto
su capital y sus activos financieros, se encuentran al origen de una Deuda social corporativa.
Un crecimiento depredador y acumulativo.
Parte importante del capital en operación se trata de activos
monetarios, los que se ponen a disposición de los inversores a través del
sistema bancario que sirve de garante de las operaciones de crédito.
Recordemos que el proceso de
producción y crecimiento ha ignorado una serie de costos con efectos nocivos sobre el trabajo y su
reproducción social a saber, la contaminación, la degradación del medio
ambiente, el cambio climático, entre muchos otros.
La característica esencial de esos costos es su calidad de Bienes
Públicos.
Al omitir preservarlos resulta una ganancia virtual o Cuasi-renta,
proceso de la economía real que por sus características se traduce en un crecimiento
depredador y acumulativo.
Este crecimiento debe ser recuperado en las externalidades negativas que
comporta.
Es decir, en términos de inversiones, remuneraciones y actividades de
conservación.
Imaginando una economía social-solidaria.
Hemos dicho que cuando se atenta contra un Bien Público, la Cuasi-renta
provocada se deriva en menos oferta de salud, menos educación, menos vivienda,
menos agua potable, menos conservación de la naturaleza, del clima, de la flora
y la fauna, menos pensiones, menos seguridad social, etcétera.
Ante fallas previsibles de mercado una economía solidaria debe velar por
la vida y volverse contra los atentados que la asechan, recuperar para así esa
Cuasi-renta.
Por eso la vocación de la economía es necesariamente social y solidaria.
La Deuda Social se recupera a partir del acto productivo y su relación
con el mercado.
¿Cómo se concibe la remuneración del
trabajador en una economía social-solidaria?
1.
La productividad del trabajo se resuelve en un salario social expresado
en un precio de mercado y, que tiene en cuenta el costo de formación del
trabajador.
2. Un bien sin vigencia en el
mercado tiene un precio de liquidación o simplemente no se transa;
·
La recuperación de la Cuasi-renta capitalista, se concretiza en un acto
de mercado y consiguientemente en nuevas inversiones;
·
La recuperación o minimización de la Cuasi-renta es un proceso
esencialmente socio-político cuyo fundamento es la valorización de Bienes
Públicos;
·
Los niveles de inversión se incrementan a una tasa de descuento r (t).
Qr, es la Cuasi-renta
La recuperación de Bienes Públicos para la economía es una decisión
esencialmente política y social. El proceso de conversión/recuperación de las
externalidades negativas exige cambios estructurales en la economía.
La nueva economía basada en los servicios plantea dramáticos desafíos.
La mano de obra desplazada conlleva costos sociales importantes.
Por esto se impone una drástica recuperación del potencial de la
economía y como consecuencia de ello la posibilidad material de abordar el
salario social de los trabajadores.
El mercado laboral del siglo XXI es la base material sobre la cual
deberá construirse la economía de los Bienes Públicos.
Atenazados por nuevas rutinas laborales los trabajadores enfrentan altas
tasas de desempleo.
El conjunto de desarrollos tecnológicos, las innovaciones en la economía
de la información, la robotización y el desempleo subsiguiente han modificado
sustancialmente el mercado laboral y la legitimación de lo social.
De allí se derivan su
precariedad, sistemas de pensiones insuficientes, impuestos regresivos,
flexibilidad laboral, vulnerabilidad de los hogares y su endeudamiento.
Las fluctuaciones en el precio de los commodities agregan
otros ingredientes de fragilidad a economías mono exportadoras.
Si en un país minero, caso de Chile, la explotación del cobre, agota el
uso del agua en el altiplano, eliminando de esa manera la actividad agrícola de
las comunidades de la zona, se habrá creado una externalidad negativa.
El establecimiento de un impuesto territorial o un royalty
podría considerarse como compensación a la comunidad afectada, sin embargo eso no
restituye el agua utilizada; tampoco es seguro que se restablezca la agricultura o el hábitat de la
población altiplánica.
En el mismo plano de situaciones se generan movimientos contra la
contaminación, la degradación del medio ambiente y el hábitat humano.
La participación de la comunidad en el mundo ha sido especialmente
activa en casos de contaminación o prácticas que llevan al cambio climático.
Casos que no siempre llegan a
tribunales y que revelan un lobby industrial y transnacional global poderoso.
Por sus características el escenario así planteado supera el ámbito
entre particulares.
Ronald Coase (1960, The problema of social cost)[iii] en su
escrito seminal plantea el caso de conflictos de externalidades entre
particulares donde, escribe, “los
economistas que estudian los problemas de la empresa habitualmente usan un
enfoque de costo de oportunidad y comparan los ingresos obtenidos de una
combinación de factores dada con otros usos alternativos”.
Por eso cuando se someten ante tribunales conflictos entre particulares
se busca resolver la externalidad mediante la búsqueda de la estabilidad
social.
En más de sesenta años de vigencia de estas teorías, Coase y su costo
social, Pigou y sus impuestos al servicio del bienestar, la globalidad del
costo social se ha transmutado en un costo social financiero, donde la cantidad
de dinero, la tasa de interés, el crecimiento del PIB y el tipo de cambio real
determinan la estabilidad del mercado y con ello la fragilidad de las
soluciones que propone Coase.
Julio
5, 2021
[i]Alfred
Marshall (1961). Principles of Economics. 8ª edition. London. RU: Papermac
Mac-Millan & Co Ltd.
[ii] Baran,
Paul A. (1964). La economía política del crecimiento. 3ª edición. México: Fondo
de Cultura Económica.
[iii] Ronald
Coase, (1960 octubre). The Problem of Social Cost. The Journal of Law
and Economics 3, pp. 1-44. R. Coase, Premio Nóbel de Economía 1991, fue
profesor del London School of Economics (UK) y en las universidades de Buffalo
y Virginia en Estados Unidos. Fue profesor Emérito en la cátedra Clifton R.
Musser de la universidad de Chicago. Falleció en 2013.
Tomado de: https://socialismorevolucionario.cl/
Y
Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En Fecebook: adolfo
Leon libertad
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