Democracia y el contrabando de mercenarios
By Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
11
Julio, 2021
En estos últimos días Bolsonaro expresó que sólo aceptaría el
resultado de las últimas elecciones presidenciales si él ganaba frente Luiz
Inácio Lula da Silva
El
vocablo democracia puede emplearse en cualquier régimen político: la dictadura
de Bolsonaro en Brasil, por ejemplo, es aceptada por los Organismos
internacionales como una democracia, y aún el país conserva el papel de líder
en América Latina; La RDA, antes de la caída del “muro”
(1989), también se hacía llamar democracia; en Chile, hasta el mismo
dictador chileno, Augusto Pinochet, algunas veces usaba traje de civil y
llamaba a su régimen “democracia
protegida” o “dictablanda”, y así en otros países, en que basta convocar a elecciones
que, en ocasiones es fraudulenta, y se sigue autodenominando democracia.
En
estos últimos días Bolsonaro expresó que sólo aceptaría el resultado de las
últimas elecciones presidenciales si él ganaba frente Luiz Inácio Lula da Silva; en Perú, estando claro el triunfo del maestro y
candidato electo, Pedro Castillo, Keiko Fujimori se niega a aceptar su derrota,
(suele ocurrir que Premios Nobeles, como es el caso del escritor Mario Vargas
Llosa, osan defender la tesis del triunfo de la hija del ex dictador,
Alberto Fujimori, inventando un fraude electoral, ´Vargas Llosa es un excelente escritor, pero
moralmente es un degenerado neoliberal, carente de principios éticos´).
En
Colombia, Álvaro Uribe e Iván Duque pudieron haber sido elegidos como
Presidentes por mayoría de votos, sin embargo, Colombia está a la cabeza del
comercio mercenario, e invade, sin escrúpulo alguno, a países vecinos.
Haití,
(1804), fue el escenario del triunfo de un ejército de esclavos contra el más
famoso y preparado de Europa, las tropas napoleónicas.
Las democracias, cuyos cimientos son los
derechos del hombre y de los pueblos, podían convivir con la esclavitud, y
grandes héroes, (Washington, Jefferson…), fueron dueños de esclavos, y no
experimentaban ninguna contradicción entre “el gobierno del pueblo, con el pueblo y para el pueblo”, y la práctica de la
trata esclavos; en América Latina, la iglesia católica, cuyo mandamiento
principal después del
amor a Dios es amar al prójimo, apoyaba
la esclavitud de los indígenas, sosteniendo que carecían de alma, y que sólo
había que leerles la Biblia, a fin de que fueran más sumisos.
San
Pedro Claver y el Padre Bartolomé de las Casas propusieron el reconocimiento de
la existencia del alma en el cuerpo de los esclavos.
Los
esclavistas reemplazaron la mano de obra indígena por la de los negros, traídos
forzosamente del África.
Dos noticias de actualidad prueban que en el
mundo de hoy aún reina la esclavitud, esta vez, reemplazada por los mercenarios
colombianos y norteamericanos, que asesinaron al Presidente de Haití, Jovenel
Moïse; en el fondo, actualmente,
el comercio de mercenarios , sea individualmente o como ejército, están
ocupando la atención del centro de la geopolítica.
Turquía
también emplea ejércitos mercenarios en Libia y en el norte de Siria.
En Canadá, se ha sabido que escuelas católicas
donde se torturaba y mataba a niños indígenas, bajo la justificación de que a
través de la educación católica se les expulsara a los demonios que llevaban
consigo, pero el fin
consistía el exterminio de las tribus del Canadá francés.
La democracia supone el mando de las mayorías
y el respeto de las minorías, y no es solamente el derecho a voto, sino la
fiscalización permanente entre las instituciones y el mandato popular.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
11/07/2021
Tomado de: https://www.elclarin.cl/
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