El drama de Cuba
By Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
14
Julio, 2021
A
finales de los años 50 del siglo pasado un periodista norteamericano dio a
conocer al mundo las hazañas de un grupo de “barbudos”, que se empeñaban en liberar la Isla de Cuba del yugo de
tirano, el sargento Batista.
Cuba era, en ese entonces, el paraíso de
los casinos y de los pedófilos norteamericanos, que aprovechaban la cercanía de
Miami a la Isla para gozar de las bacanales.
La hazaña de estos revolucionarios semejaba la
gran novela del siglo XX, y personajes como los hermanos Castro y el Che
Guevara eran catalogados como héroes románticos por las “calcetineras”.
Estados Unidos, durante el siglo XIX,
había colocado a tiranos en distintos países del Caribe, (Rafael Leonidas
Trujillo, en República Dominicana; los Somoza, en Nicaragua; los Duvalier, papá
y Baby Doc, en Haití); ´un Presidente norteamericano dijo: “son unos
hijos de puta- los dictadores – pero son nuestros hijos de puta”´.
Cuba era
llamada “la puta de América” y Estados Unidos,
además, estaba interesado en mantener las empresas imperialistas en la Isla.
A comienzos de 1959, los “barbudos” derrocaron al dictador
y sanguinario, Fulgencio Batista, y una de las polémicas que se suscitó se refería al dilema de si el nuevo
gobierno cubano sería el modelo del progresismo norteamericano de “La Alianza para el Progreso”, o bien, se entregaba a la URSS, y colaborara con
la revolución.
Fidel
Castro visitó Estados Unidos, donde tuvo buena acogida, y fue aplaudido por los
habitantes del Barrio Latino, en Nueva York.
“La Alianza para el
Congreso”, creada durante el gobierno de J.F. Kennedy, había decidido
abandonar la ayuda económica a las dictaduras militares y apoyar a gobiernos
democráticos y progresistas.
El rival
de Cuba era, por ese entonces, el gobierno democratacristiano chileno, (1964),
Partido que pretendía realizar una reforma agraria, con el sello de “La revolución en Libertad”, lema del gobierno del
Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva.
Un
diputado democratacristiano (Hurtado se atrevió a visitar Cuba y fue, de
inmediato, expulsado de sus filas.
Unos
meses después del triunfo, Fidel Castro se declaró marxista-leninista, por
consiguiente, el panorama político de América Latina cambió radicalmente, y
países como Venezuela, que venía saliendo de la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez, tuvo que enfrentar un foco guerrillero, en la región del Falcón, y se
encendió en algunos países del área la teoría del “foco
guerrillero”, sumado al liderazgo de Ernesto Che Guevara.
En esa época pocos analistas políticos
apostarían a que la revolución cubana, (parte del
campo soviético), duraría más de 50 años, y ahora completa cerca de 60
decenios, vaticinio probado de que la revolución tenía para largo período.
La
revolución cubana ha superado los años de vida de su líder, Fidel Castro,
incluso, ha superado la existencia de la Unión Soviética.
Por otra
parte, el derrumbe del Muro de Berlín, como también el fin de la Guerra Fría,
no ha significado, hasta ahora, un cambio de régimen en Cuba.
Cuba ha tenido que sobrevivir a situaciones
que han marcado la historia, como el derrumbe de la URSS y, posteriormente, el
aislamiento de Venezuela que, por medio del petróleo a precios muy rebajados,
tuvo que cesar su suministro.
Cuba ha sobrevivido por más de 60 años, a
uno de los bloqueos más brutales e inhumanos que haya podido afrontar cualquier
país del mundo.
Cuba se ha visto obligada a reinventarse
tratando de sobrevivir gracias al aporte del turismo y, además, por las
misiones de apoyo de este país a naciones necesitadas de sus competencias y
científicas y técnicas, especialmente en África y América Latina.
La
actual pandemia del Covid-19 ha sido fatal para Cuba, pues si a la crisis
económica la restricción del turismo se suman, además los cortes eléctricos,
que a veces duran más de seis horas, ha provocado una hambruna, muy similar a
la ocurrida con ocasión de la caída del Muro de Berlín: lo que antes era
considerada la “Perla del Caribe”, hoy se
encuentra con sus coloniales palacios y monumentos destruidos, y un bloqueo
cada vez más brutal que, en tiempos de pandemia como el actual, recrudece el
hambre, las enfermedades y la pobreza de la gente.
La
hipocresía humanitaria de los países occidentales, que se dicen democráticos, y
que osan afirmar el respeto irrestricto a los derechos humanos, sólo se han
dedicado, durante más de siete décadas, a condenar, con declaraciones
rimbombantes, el criminal bloqueo norteamericano, sin embargo, en la práctica, no han propiciado ninguna acción tendiente a
enviar misiones humanitarias que pudieran terminar con el bloqueo por parte de
Estados Unidos, y encabezar una cruzada solidaria, a fin de evitar la guerra
civil, o bien, la condenación a muerte a su pueblo por inanición y por
enfermedades.
A mi modo de ver, Cancilleres hipócritas,
entre ellos el de Chile y Colombia, como también senadores norteamericanos,
como Rubio y Menéndez, en nombre de los derechos humanos, se han dedicado a
radicalizar las medidas de aislamiento, con la intención de derrocar el régimen
cubano y, en el caso de los cancilleres mencionadas, que en Chile y Colombia, cuyos países presentan un
récord de atropello a los derechos humanos, especialmente durante las
protestas, y se atreven a predicar el respecto constitucional a
manifestarse y protestar: ni Chile, ni Colombia, tienen el derecho moral de
pedir respeto al derecho de protesta.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El
Viejo)
Tomado de: https://www.elclarin.cl/
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