Las Malvinas a cambio de vacunas y otros Hit's de la ultraderecha
argentina
Juntos por el Cambio, el
partido liderado por el ex presidente argentino, Mauricio Macri, promueve la
bolsonarización de la pandemia mediante el uso de un discurso político de
negación persistente, irradiado desde los medios hegemónicos,
Patricia Bullrich,
Ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri encabeza marcha opositora
disfrazada de presa
1 DE MAYO DE 2021,
Los argumentos de la
derecha más reaccionaria argentina se sustentan en acusaciones y denuncias para las que no existe
el respaldo de la prueba.
Desde el inicio de la
pandemia los argumentos refutadores esgrimidos por el cuadro político que
perdió las elecciones en diciembre de 2019, han sido expuestos sin la mínima
coherencia, aunque con la férrea voluntad de transformarse en sentido común
mediante el respaldo y la difusión de los medios de
comunicación hegemónicos.
La decisión del Jefe
de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, de desacatar el Decreto de
Necesidad y Urgencia que suspendía las clases presenciales por quince días en
las escuelas de la ciudad de Buenos Aires, dio pie a una nueva batería de
incongruencias reforzadas por las elites del poder
económico que ostentan en el país la hegemonía comunicacional.
Clarín y La
Nación, voceros de la ultraderecha, no
dudaron en replicar las falacias con las que Larreta enfrentó al gobierno
nacional con la clara intención de presentarse como el oponente de mayor peso
de esa derecha descalabrada, manifiestamente decidida a batallar contra la
democracia.
Detrás de los
micrófonos y en los platós de las cadenas televisivas de más audiencia, los “comunicadores” del poder real
inoculan diariamente el veneno con el que sazonan la guerra que han iniciado
contra el gobierno de Alberto Fernández.
“La democracia no es para cualquier país.
Vamos a tener que formatear a la Argentina de un modo más
autoritario para poder manejar semejante descalabro”, sostuvo esta semana en el aire de Radio Mitre el
periodista de derechas Marcelo Longobardi.
“Se acabó la
paciencia de los mansos.
Te metiste
con la educación de nuestros hijos.
Ni olvido ni perdón”,
twiteó Pablo Avelluto, Ministro de Cultura durante la presidencia de Mauricio
Macri.
La línea argumental
de la ultraderecha argentina va en sintonía con la que exhiben los referentes
del liberalismo de otras regiones del mundo.
En esta
bolzonarización de la política la derecha es consciente de que, en el marco del
debate, la ciencia y los argumentos que de ella se desprenden debilitan sus
posiciones de privilegio; y es por ello que pretende desterrarla de la agenda y
de la opinión pública utilizando las herramientas de la confrontación sin valides argumentativa.
Donald Trump y Jair Bolsonaro fueron los primeros
mandatarios que menospreciaron la gravedad de la pandemia, que negaron su existencia o que sostuvieron sin
sonrojarse que el virus era una “excusa para la
dominación y control de las voluntades de los individuos bajo diversos
intereses”.
En este marco la
ultraderecha argentina sumó las voces de sus miembros más reaccionarios para
contradecir a la mismísima ciencia y de esta manera convencer a esa facción de
la sociedad que no logra
comprender que está siendo víctima de una maquiavélica manipulación.
“El populismo es
mucho más peligroso que el coronavirus”, dijo Mauricio Macri ni bien se declaró
la pandemia, provocando la avalancha de negacionistas que marcharon por las
calles de la capital argentina esgrimiendo consignas de “libertad” y “democracia”, como si las restricciones de circulación
decididas por el gobierno fuesen anticonstitucionales.
La llegada al país de
la primera tanda de vacunas propició la acusación de “envenenadores”
a quienes convocaron a iniciar las inoculaciones en la población.
De dicho adjetivo se
pasó en poco tiempo al de “asesinos”.
“A mi nadie va a obligarme a inyectarme veneno ruso”, sostenían en
los medios del poder real los manifestantes anticuarentena que, pocos días más tarde, acusaron
al gobierno por la demora en la llegada de la segunda tanda de vacunas.
En su enemistad con la democracia,
y teniendo vía libre de expresión en los medios que
diariamente forman la opinión de millones de argentinos, la derecha se permite el lujo de apostar a la muerte en pos
de la obtención de votos.
Cuanto más muertos sume el gobierno de Alberto Fernández
–que accionó a tiempo los resortes de una sanidad
desgastada por los recortes sufridos durante la presidencia de Macri-,
más probabilidades tendrá en las encuestas de cara a las próximas
elecciones.
Lo sabe Horacio Rodríguez Larreta, quien ha optado por
incumplir el DNU del gobierno nacional que pretendía bajar el promedio de
contagio suspendiendo la presencialidad de las clases.
Lo sabe Patricia Bullrich, ex Ministra de Seguridad que
sugirió entregar las Islas Malvinas a cambio de dosis de la vacuna Pfizer, que se disfrazó de presa para encabezar una marcha
opositora, que llama a desobedecer al gobierno elegido democráticamente para “cuidar la República”, etc .
Y lo sabe Mauricio Macri, que comenzó su carrera política
la noche del 30 de diciembre de 2004, tras la muerte de 194 jóvenes en el
incendio de la disco Cromañón, una “oportunidad” que
el candidato del establishment supo aprovechar, y que decantaría luego en el mayor saqueo perpetrado en la
Argentina desde la última dictadura militar
Tomado de: https://nuevatribuna.publico.es/
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